Abriendo la cola

Saludos gente P!

Decidí hacer un nuevo post, pero no quiero que se vuelva repetitivo. No quiero sólo mostrarles mi colita y cómo la disfruto, me gustaría hacer mi placer colectivo añadiéndole relatos personales de mi deleite.

Para empezar quiero platicarles cómo me nació la pasión por toquetearme el culito.

Todo empezó en mi muy temprana juventud con jueguitos entre mis primos y yo (evitaré dar edades para que no se me censure por escribir algo inapropiado o que viole las reglas; después de todo se trata de mi vida y todos los protagonistas en mis historias ya son mayores de edad pero digamos que entonces me faltaban once años para serlo) Debo decir que entonces sabía muy poco de lo que es el sexo, sólo había tenido un par de experiencias con algunas chicas a quienes pagaba mi madre por cuidarme cuando ella tenía que salir por las noches, pero de eso les contaré en otra ocasión.

Empezamos con retos, la idea era jugar un juego de tablero o cualquier otra cosa y, quien perdía, tenía que besarle la pinga y/o el culo al o los ganadores. A veces me tocaba perder, a veces ganaba, pero siempre tenía por dentro una sensación palpitante que llegaba a sofocarme cuando era momento de los premios. Bajarme los pantalones y la truza exponiendo mi pito paradito o darme la vuelta para abrirme las nalgas me secaba la boca de emoción y, por el contrario, cuando me tocaba perder, abrir la boca para chupar despacito la punta del pito paradito delante de mí acariciando la cabecita con la punta de la lengua o extender los labios para besar entre las nalgas que me ofrecían me hacía babear.

Otras tardes nos metíamos al jardín de una casa abandonada que había en el vecindario, mientras la oscuridad caía lentamente nosotros nos desnudábamos del vientre para abajo, frotando nuestros culitos contra cualquier superficie dura, paséandonos con nuestros pitos parados, acariciándonos mutuamente y riéndo nerviosamente de placer.

Después dejamos el pretexto de los juegos y castigos, sólo nos metíamos a la cama, nos quitábamos los pantalones de la pijama y los calzones, frotando nuestras pichas, paseandolas por los muslos, agarrándonos las nalgas y empezando a meternos los deditos. Llegamos a compartir la cama hasta tres primos al mismo tiempo, M..., que era de mi edad y A..., que era mayor por unos cuantos años.

Una tarde lluviosa, mientras yo acariciaba con la punta de los dedos el pito de M..., A... me acariciaba por detrás. Estaba yo tan concentrado en jugar la cabecita de M... entre mis dedos que la sensación dura y firme entre mis nalgas me sorprendió haciéndome jadear. A... fue metiéndose en mi colita despacito, agarrándome las nalguitas para separarlas y poder entrar mejor, después de todo él ya había visto películas porno y sabía un tanto mejor qué hacer que nosotros. Cuando estuvo totalmente dentro de mí y sentí su pubis presionando mis nalgas, comenzó a acariciarme el pecho mientras M... me tocaba la picha ¡Era tan rico!

Esa fue la primera vez, pero no fue la última. A... se turnaba a penetrarnos sin saber moverse aún, así que sólo se quedaba quieto por un rato, luego la sacaba toda y la volvía a meter; cuando su exitación crecía la sacaba y se mastubaba un poco para luego vaciarse en pequeños chorritos de leche tierna. Tanto se convirtió en nuestro "juego" favorito que, al volver a casa después de vacacionar con mis primos, quise volver a sentir algo duro y rico en mi colita. Fue entonces que empecé metiendo mis deditos y luego algún bolígrafo, lápiz o cualquier cosa dura, firme y larga que me consolara. Una vez con la colita picada, recortaba un par de hojas de papel en tiras y las pegaba sobre mi vientre como si fueran una falda hawaiiana, me encantaba mirarme en el espejo de cuerpo completo que tenía mi madre en su habitación, acariciándome las nalguitas y contemplando mi picha paradita asomándose entre las tiras de papel.

Así también empezó una etapa de promiscuidad que duraría dos años durante la cual cogí y me cogieron siete chicos distintos (incluídos mis dos primos). De las experiencias que tuve con cada uno, de las chupaditas que dí y me dieron, de los "juegos" y las posiciones que inventábamos para sentir más rico en la colita les platicaré en otra ocasión, por ahora, les dejo unas fotos de mi picha y mi culo ¡Que las disfruten!



P.D. Me encantaría encontrar algún amigo con quien compartir jueguitos, me doy cuenta que, realmente, no me gustan los hombres pero me fascina que me cojan. No busco romance o nada por el estilo, mi corazón está satisfecho y gozoso con mi vida de casado, pero me encantaría tener un amigo sexual, alguien con quien me lleve muy bien, que podamos platicar, compartir la afición por los juguetes anales y luego turnarnos para follar; con quien no me sintiera raro o comprometido una vez que el deseo pasara. Mi relación matrimonial es bastante abierta y ambos estamos de acuerdo en que tener sexo con otras personas no rompe ninguna de las emociones que tenemos ni el amor que compartimos. Si algún interesado que viva en México lee esto, que me mande un PM. Si las distancias no son muy grandes, quizá podamos encontrarnos 😉