La Ceremonia, parte 2 (relato)

La Ceremonia, parte 2 (relato)

Una semana después de aquel trío con Juli y el padre Ernesto, me encontraba en casa a punto de salir al encuentro de Ernesto nuevamente, pero esta vez, ataviado de lencería femenina (cosa que suelo vestir en el cine porno).
Al llegar, paso y Ernesto dice que lo espere que ya volvía. Pasaban los minutos y mi curiosidad me llevó hacia el pasillo que da al dormitorio. Allí estaba Ernesto con Elena, una rubia que daba catequesis y que estaba muy buena. Chiquita, buenas gomas, las de pajas que le dedicábamos con Julian eran incontables. Y ahí estaba, mamandole la poronga a Ernesto, dandome la espalda y mostrandome ese culo bien redondo y esa conchita. Aprovechando esa posición, entré y me acomodé en un rincón cortinado a ver el show. Unos instante más, y la putita cabalgó esa verga deliciosa mientras él le chupaba las tetas de una forma terrible, por momentos la mordía y ella respondía apretándole los huevos.
Yo me masturbaba a través de mi culotte muy suavemente, mi pija estaba a full. Las tetas de Elena se movían golpeando la cara y el pecho de Ernesto, luego ellase dió vuelta para que se la siguieran cojiendo por detrás. Su concha estaba coronada por un negrísimo triángulo de vello, lo que me excitó aun más. Ella no me veía.
El otro ya estaba por acabar, y ella, muy, pero muy puta, se sale y comienza a pajearlo, y el pobre acaba afuera, largando su leche al piso. Yo acabé también, con uno de los consoladores que había encontrado tras esa cortina bien metidito en mi cola. La rubia se vistió y se fue. ni un beso, ni nada.
El se quedó tirado en la cama, desnudo y su pija caída. Cuando estaba a punto de dormirse, me le aparezco, ya desnudo (aunque de portaligas) y pongo mi culo en su boca.

-Esa perra no lo hace del todo bien

No dijo nada. Solo sentí su lengua empezar a moverse para luego dar lugar a sus dedos.

relato
-Quiero probar el gusto de esa concha - dije antes de empezar a chuparle la verga.
Ya estábamos en un 69 lento, ya que su pija tardaría en ponerse dura de vuelta. Aun así le quedaba lechita del polvo anterior. Yo sin embargo le hacia una paja intensa, con lamiditas y mordisquitos en el glande. Y ahí lo puse loco. Esa verga empezaba a levanterse y él también. pero ya había cogido lo suficiente así que solo me dediqué a propinarle una chupara de poronga con acabada en la boca. Ahí si quedó como muerto. Lo dí vuelta, me puse un forrito y lo penetré dulcemente.

-¿Ves que ella no te coge?

Cuando ya sentía que estaba por explotar, me salí de su cuerpo y me masturbé delante de él, para su delicia. Luego me hablo de hacer otra orgía, pero con ella. Pero eso se los cuento después

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