Eres tú...

¿Cómo le hago para que me entiendas? ¿Cómo le hago para ya no querer? ¿Qué putas hago aquí escribiendo cuando debería estar hablándote?

Temo ese día, porque ese día acabará, debo mirarte y decirte que todo lo que hago es por tu bien, por nuestro bien. Me duele decirlo y sé que me arrepentiré en cuanto me dé la vuelta ¿Pero que hago? ¿Qué puedo hacer yo?

Tú no eres lo que debo hacer, no eres lo que me conviene, pero me duele tanto saber que eres lo que quiero, eres lo que quiero ver cuando despierte, cuando coma y cuando me acueste, eres quien me hace reír y que me hace gritar de la emoción al verlo, ese por el que mis mariposas han vuelto a la vida…

Eres ese a quien quiero tener, aquel que me toque, ese a quien quiero tener dentro mío cada noche, ese que pruebe mi ser y me lleve al mismo cielo con cada uno de sus dedos, el que me penetre y me vea a los ojos, que me vea de esa forma en la que solo tu sabes hacerlo, que me enciende y que por más que quiera no puedo olvidar; no puedo olvidar esos momentos, donde me tomas siendo tan dulce y desnudas lenta pero firmemente…

Me besas, me besas tan tierno que no puedo evitar suspirar y tocarte, tocarte y desnudarte; dejar que me toques, que toques mis pechos y los beses sabiendo que eso me derrite y me hace pedirte más… Sin rodeos pasas a mis labios y pruebas mi ser y te excita verme así; gimiendo, pidiendo porque me penetres y poder sentirte dentro mío…

Y me penetras, te siento y me sientes tan húmeda que en cada arrebato llegas más profundo haciéndome gritar… Y me dejas, me dejas sentir tu miembro en mis manos, besarlo, acariciarlo y tomarlo…

Hasta que nuestras miradas ya no nos dan para más, donde me miras y te miro y nos vamos, nos vamos y llegamos tan alto, en un placer indescriptible que solo nos permite terminar, terminar aún más unidos y más devotos uno del otro…

Pero ahora lloro, lloro al tener que decirte esto, al pensar que solo lo escribo y lo dejo porque no soy tan fuerte como para dejarte, como para terminarlo… Lloro al escribirlo, por qué es lo único que me mantiene cuerda, que me recuerda que sin ti… llorar ya no valdría la pena.