Gozando con una china de China

Esta historia ocurrió una vez que paseando por las orientales calles que hay en Buenos Aires quedé prendado ante la belleza de una oriental que trabajaba en el Supermercado. Era increíblemente delgada, usaba entonces una ropa de color azul excesivamente decorada y con algunos volados. Estuve días pensando en ella, y le dediqué varias acabadas en furiosas secciones masturbatorias de varios orgasmos. Obviamente la oriental me tenía tan loco que iba a diario a comprar y dejar que me cobrarán de más, sólo para recordarla y dedicarle toda una maratón de pajas a aquella figura. Lógicamente tenía que intentar cogerla como fuera. Quería hacerla mía y darle los placeres de un buen macho occidental.
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Decidí invitarla a salir, pero me rechazó. Sin embargo le insistí diciendo que la llevaría al lugar más caro que conocía (Lo que era mentira), y que le invitaría a conocer mi casa en una velada para saber un poco más sobre el grandioso País de China. A las mujeres extranjeras, muchas veces les gusta que alaben su País (Como a cualquier extranjero). Así se acordó una cita entre ambos.
Gozando con una china de China
La llevé al barrio chino a comer a un restaurante oriental. Le dije que me pareció una mejor idea llevarla a comer comida de su tierra natal, que yo pagaba, y que de paso podía enseñarme algo de cultura. En esa cena me la pase viendo su cabello. No sé que tiene el cabello de la mujer oriental que es tan brilloso y sedoso superando por mucho al de cualquier mujer con la que he estado. Supongo que soy un tipo raro confesando que el pelo de las mujeres es uno de mis fetiches, y ese irradiaba un brillo especial que superaba a cualquier falsa publicidad de Shampoo.
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Era como una diosa que parecía moldeada por el mejor de los Dioses cortesanos escultores. Una boquita tan pequeña y hermosa que era imposible no imaginarla comiendose un buen miembro. Con el mío usaría la lengua, porque daba la sensación que aunque uno no sea muy dotado las vergas que tenemos los Latinos son demasiado gordas para los pequeños labios orientales. Ni hablar de ese cuerpo de fídeo que pareciera partirse de un abrazo, o esas piernas tan largas y delgadas que pueden enloquecerte, pues dan la sensación de que podrían romperse de lo frágiles que son.
relato
Tan pura e indefensa se veía, que ya estaba apurado por terminar la cena y profanarla de todas las formas y posturas imaginables con los deseos más calientes que despertaban en mi aquella frágil figura celestial. Era un animal en celos que sólo quería buen sexo con una presa indefensa. Así me sentía en el fondo, pero las asiáticas no son tan abiertas como las occidentales, e igualmente estaba decidido que hoy me cogería a ese bombon como tantas veces me había preparado.asiaticas
La llevé a cas y hablamos un rato de varios temas, en una de esas le pregunté si le molestaba que la abrazara. En principio pareció asustarse, pero le dije que lo sentía que era muy bonita y eso me hacía decir tonterías. No sé si me entendió, pero se avergonzó un poco y me dijo que no importaba. La di un abrazo y le susurre "Te amo", ella dijo algunas cosas en Chino, y mi verga comenzó a endurecerse. Se lo repetí "Te amo", y puse mi mano en su cintura, y comencé a bajarla hasta sus nalgas. Las agarré y apreté entre sus manos, y le dije que deseaba tener hijos con una mujer tan hermosa. Nos besamos, y ambos nos desnudamos. mientras fogozamente nos acariciabamos.
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Sentí que tenía ante mí a la mujer más perfecta sobre la Tierra, una belleza insuperable digna de mi verga. Sabía que me la iba a mover como las mejores. Al verme desnudo ella se asustó ante la gran herramienta que poseemos los occidentales. Pero más aún cuando le confirmé que estaba por encima del tamaño promedio. Le dije que no se preocupara porque lo haría lentamente y con cuidado. Que solamente era ella la única mujer que quería en mi vida. Por algún motivo las mujeres no creen estas cosas cuando las decimos los hombres. Las chinas no son la excepción, pero les confieso que en ese momento realmente era lo que pensaba.
Gozando con una china de China
Al final le di unos besos de lengua, me lubriqué bien la verga, y le dí una penetración que la dejé gritando palabras incomprensibles que sólo servían para endurecerme aún más la verga.Creo que en el fondo ella esperaba que me la cogiera bien cogida como la Diosa que es ya que bajo sus prendas llevaba roma de encaje, con dibujos de mariposas cuya única belleza es estar hechos de agujeros. No entraré en el detalle de los encajes y los ligueros, porque no soy de los que le excitan esas cosas. Por contrario, me excitó más la blancura y suabidad de sus pies bien cuidados.
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He de confesar que nunca en la vida prové una buena concha como esa, tan apretada, y en la que sólo me entraba la mitad de la verga. Encima creo que o era virgen, o mi verga era muy grande, porque costó meterla y sangro en la primera embestida. Bese su cuello, mordí suavemente sus pezones, la tenía loca de placer, y yo sentía como mi verga crecía en grosor adentro de ella por lo excitante del espectaluco. Uno tiene que estar ahí, porque aquello era tan caliente que no podía expresarse con palabras. Esa cara de pasión que tenía la oriental, su piel tan clara, su lengua que cruse con la mía, la suavidad de sus labios, la dureza de sus pezones, y ver como al penetrarla de lo delgada y pequeña que era mi verga se sintiera más grande que el propio cuerpo de la china (Aunque sólo sea una ilusión)
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Después de bombearla en un tiempo que se sintió como una hora, empece a eyacularle dentro. Ella estaba cansada, pero yo sentía que no podía desperdiciar a semejante belleza, y quería ser el mejor hombre que se la moviera. Inmediatamente me las arregle para ponerla en cuatro con su culo bien parado, y comence a darle unas buenas embestidas de nievo, mientras ella sólo se límitaba a decir frases inentendibles en una voz tan sexy que sólo me hacían querer seguir reventandola. De hecho le dije que la amaba mientras no paraba de culearla, y ella sólo se limitaba a dejarse cojer por un macho latino bien potente.
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En algunos momentos ella se cansó tanto que ya no se movía. Así que la dejaba descansar un rato donde me limitaba sólo a besarla, y luego seguíamos cogiendo como animales. Yo era una bestia cargad de lujuria que simplemente no podía parar, y mis manos recorrieron todos los rincones de su cuerpo, y mi boca probo las partes más deliciosas. Y hasta llegue a lograr que me comiera la verga.
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La cosa iba bien, y sentí que me seguiría cogiendo a esa belleza. Ya no necesitaba de otra mujer mientras tuviera a esa adicta a la verga en todas las posiciones posibles. Que equivocado estaba. Al día siguiente llegó tarde al trabajo ya que estaba cansada de tanta cogida, además que terminó durmiéndose tarde y fallé en mi promesa de despertarla para llevarla a tiempo a su casa.

Rompimos desde entonces, y aunque dijo que era muy lindo y me quería, me dijo que mi energía le asustaba y prefería buscarse un novio oriental. Aquello me dolió tanto que me fui de CABA para nunca más volver. Pienso en ella todo el tiempo hasta el día de hoy, y siempre que me cojo a una mina todavía me imagino que es a ella a quien le doy toda mi verga.
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Sin duda la mujer más hermosa de todo el mundo, la única que amaré jamás, la reina de todas mis pajas, y la fantasía principal cuando estoy con otras mujeres. No quiero una relación seria, sólo sexo rápido pensando en aquella Diosa traída desde China.
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