El micro (orgia)

Hola me llamo Samanta y tengo 25 años y según mi marido y mis amigos estoy buena. Antes de casarme únicamente me había acostado con tres novios que tuve y nunca se corrieron dentro de mi vagina pero si dentro de mi boca.
Como te digo, cuando para realizar un examen de oposiciones tuve que viajar a Barcelona. Mi marido que tiene 27 años, no podía llevarme con el coche por razones de trabajo, por lo que tuve que coger el expreso de noche de Valencia - Barcelona ya que el examen era a las 10,30 de la mañana y no podía irme antes porque tengo dos hijos.
Antes de seguir tengo que deciros que esa experiencia u otra parecida no la había tenido con nadie. Todo empezó cuando mi marido se despidió de mí en la estación. Había mucha gente que iba a pasar el fin de semana a Barcelona y lo primero que hice fue ir a ver mi litera y, cosa incomprensible para mí, vi que eran seis, tres y tres, y cuatro de ellas ya estaban ocupadas por hombres, unos chicos jóvenes muy alegres.
Al poco de salir, estos jóvenes uno creo que se llamaba Jaime y el otro Daniel. Manuel el tercero y el otro no recuerdo sacaron una botella de whisky y otra de cola y en unos vasos de papel empezaron a prepararse unos cubatas. Me invitaron a beber con ellos. Primero me negué pero luego accedí a acompañarles y creo que bebí más de la cuenta, como suelo hacer.
Transcurrida cosa de una hora Jaime y Daniel me invitaron a ir al bar con ellos para ver el ambiente. Nos sentamos en una de esas mesas tan antiguas, yo al lado de la ventanilla, Daniel a mi lado y Daniel enfrente. Y ya todo fue seguido. Yo empezaba a ponerme caliente por lo que ellos me explicaban que pensaban hacer en Barcelona, follar y cosas así, al rato y tras tres cubatas más, noté como una mano me rozaba el culo primero y luego se introducía lentamente bajo mi falda.
A pesar de que la cafetería estaba llena de gente y quizá precisamente por el morbo que eso me daba, no dije nada y dejé que aquella mano me sobara el muslo. Seguimos hablando como si no ocurriera nada hasta que la mano llegó a mi braga y me acarició el culo por encima de la tela.
Mi cara de satisfacción animó al otro para que también metiera sus manos bajo la mesa y así me sobaron los muslos y nalgas hasta que, poniéndome muy cachonda me levanté de golpe, me fui a mi litera y me acosté.
Al llegar Jaime y Daniel, sin perder tiempo, se sentaron en mi litera después de cerrar la puerta. Uno, a pesar de mis débiles protestas, me levantó la falda hasta la cintura mientras el otro me desabrochaba la blusa. Al poco rato tenía mis tetas al aire me las acariciaba y me besaba los pezones. En este momento Manuel y el otro también se acercaron a mi sacándome sus pollas del pantalón y me las pegaron a la cara diciéndome:
- ¡Venga, putita, chúpanos las colas, venga que te gusta…tienes la cara de caliente, zorrita, venga, chupa…!
No me explico aún el porque pero lo hice, me metí las dos pollas a la vez en la boca y empecé a succionarlas con mi mejor voluntad. Mientras las chupaba, Daniel me arrancó las bragas de un tirón tras romperme las medias, tiró de mis piernas hacia él abriéndomelas al máximo y me introdujo de un solo golpe su gran polla en mi coño dándome en el acto un placer inmenso y corriéndome instantáneamente de gusto.
Jaime, ante la situación, intervino de la única manera que me asustaba pues, sin dejarme reaccionar del placer que llenaba mi cuerpo, me hizo levantar el culo, se sentó debajo y sin preparación alguna, apretándome fuerte los pezones de modo que incluso me hizo daño, con un gran golpe de su polla me la introdujo por el agujero de mi culo que aun era virgen.
Lancé un gran grito, pero en el acto mi boca se vio llena de una polla que me obligó a chupar para no ahogarme. En aquella postura lo único que tenía libre, y muy al aire, era mi coño. El tercero dándose cuenta, me la metió allí follándome los tres a la vez. Me corrí no se cuantas veces.
Uno a uno se fueron sucediendo, inundándome de leche la boca, el coño y el culo. La juerga siguió durante casi toda la noche follándome los cuatro por los tres agujeros de mi cuerpo. Fue algo morboso y que me encantó pero que por respeto a mi marido creo que no lo volvería a hacer. Y eso que él no lo sabe.
A las seis de la mañana echamos todos una cabezadita llegando a Barcelona a las 8,30h. En este momento recogí todo lo mío rápidamente y salté al anden desapareciendo entre la gente.
Antes de dormirnos me habían pedido el teléfono o la dirección y yo me negué a dársela. Jaime me besó en la boca y me dijo:
- Eres la mejor putita que me he tirado últimamente. Pensaré en tu cuerpo y pasaré años recordando este viaje.
Excitada me fui al examen y naturalmente lo suspendí. Todo volvió a la normalidad. Hay muchas veces que, recordándolo, me masturbo y también gracias a ellos mi marido, algunas veces, me da por el culo pues ahora lo tengo muy abierto y me gusta mucho.
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