Memorias de la buena leche

No soy un hombre que ha tenido muchas mujeres, por cierto, pero ello no significa que no haya conocido a algunas y sepa lo que mas me gusta.

En la medida que fui creciendo y supere la barrera de los treinta que me chupen la pija y acabar en la boca de la mujer fue para mi un verdadero placer.

Eso, se convirtió en mi primera búsqueda con lo femenino cuando tenía relaciones sexuales con una nueva mujer. Poder acabarle en la boca.

Pero me di cuenta que con eso no bastaba, sino que por el contrario a mi me gustaba, en especial, con aquellas que lo disfrutaban. Es decir que esperaran el semen en su boca y si era posible llegar ellas a su orgasmo.

Supe así, que había algunas que se negaban a chuparla, otras que se negaban a que les acabara en la boca. Este grupo tiene dos, las que se podían dar cuenta mientras chupaban que uno iba a acabar y aquellas que no. Sorprenderlas (cuando había confianza) era intentar hacerle superar el tabú.

Debo admitir que muy pocas habían tenido con sus parejas estables buenas participaciones bucales, aunque ninguna negó no haberlas tenido. Pero la habían abandonado por falta de gusto.

También debo referir que mi predilección proviene de una mujer madura para mí, en ese entonces, que estudiábamos juntos para la facultad.

Ella estaba casada y si tenía buen gusto por chupar y tragarse el semen. Cosa que debido a mi inexperiencia no podía valorar.

Así fue como aprendí con susto que era eso. Me la chupo y mi pija estallo en una acabada terrible dentro de su boca y se la trago toda, luego, me miro, me pidió disculpas y siguió jugando con la pija. Nuevamente me calenté, acariciaba mis huevos desde la virola de mi culo y volví a acabar con fuertes contracciones de mi miembro mientras ella estrujaba el mismo y no desaprovechando ni una gota de esperma.

Debo admitir que no sabia como pagarle y fue la primera concha que chupe, lo que termino en un prolijo sesenta y nueve que permaneció enterrado en su boca hasta que me fui, mientras ella tenia sus estertores en la punta de mi lengua frotando el clítoris.

Más allá que me puse muy descriptivo esto no lo sabía valorar adecuadamente.

Fue cuando vino Angie de Australia que aprendí a comprender mejor el fenómeno. Para ella el semen era su caramelo y realmente le importaba poco si me la cogía. Ella quería su semen y más, comérselo y como decía, more pearls on my chest.

Luego conocí a Ivana, que era una muchacha con la cual no me gustaba mucho salir, pero si añoraba la forma en que me hacia acabar con la boca.

Su boca se convertía en una verdadera concha, húmeda, aceitosa y ajustada que cuando se llegaba a ese estado, acabar no era un problema. Más, ese ritual de conversión era la verdadera invitación a irse. También disfrutaba tragarse la leche.

Mi más rara experiencia fue con Patricia, ella era bastante gordita y madura. Ella realmente comía la leche como si fuera una confitura. Era magnifico ver sus ojos golosos mirando el semen en sus dedos y como lo recogía de donde hubiera y se lo llevaba a la boca como una trufa de chocolate.

Un día le hice el culo, y bastante escatológica me di cuenta que cuando el semen salía de su culo lo hacia con mas gusto. Tampoco mi relación duro tanto tiempo.

Una sevillana más que permitir acabar adentro de su boca, lo que hacia era desde un poquito afuera dejarme ver como mi leche entraba en su boca, algo caía, algo se tragaba. Pero era todo muy elegante. Realmente guardo esto como un buen recuerdo.

Luego conocí a una ibicenca con quien debo suponer que ella ya madura aprendió a chupar conmigo. Acepto que todo le caía bien. El permitirme acabarle en su boca fue un placer y la cosa iba fantástica hasta que un día hube de tener una mala idea y le hice el culo. EL chupar pijas y dejarme acabar en su boca fue, a partir de ello, algo muy espaciado.

Con Aniuska fue también lo mismo. Ella solo quería llegar a su orgasmo con su pija bien dentro de su vagina. Eso si, una vez que lograba su objetivo el objetivo era dar placer a su compañía. Por lo tanto uno debía dejar que trabajara su miembro con su cavidad hasta que se estremeciera para sentir como luego se abalanzaba sobre mi pija y no paraba hasta que yo acabe.

Debo admitir que Aniuska siempre trabajo en penumbras, por lo que si se la tragaba toda, no se, pero con un verdadero deep trooath acabar en su garganta era fabuloso. La rusa tenía como predilección luego de tragarse todo y comerse todo lo que pudiera quedar en mi panza, besar en la boca. Al principio no me gustaba mucho la idea y contestaba el beso por no sentir que se ofendía.

Con el tiempo me gusto.

Margarita fue la más piola de todas cuando se dio cuenta mi juego. Desesperado en su boca quería terminar sin que me dijera nada. Salvo que paro, y dijo vas muy rápido, pero si así lo quieres así será, pero te perderás lo mejor de mi. Así que bastante irresponsable de mi parte, siguió chupando unos minutos y le inunde la boca con mi leche. Margarita muy gentilmente se la trago, fue al baño, se vistió y me pido que la lleve de nuevo a su casa.
Tenia claro lo que buscaba y que no haría nada por su placer. Senté un mal precedente y fue irremontable.

Con Graciela fue algo similar a lo de Aniuska, pero debo admitir que si le gustaba jugar con su lengua con el tronco. Era un verdadero ablande hasta que pedias que se la metiera entera en su boca. Unos masajes mas con la lengua en tu huevos con la pija bien dentro de su boca hacían el resto. Ahí te ibas sin poderlo retener.

Arcia una yorker era una descocada. Chupar pija era parte del juego, no se iba a detener nunca en pegarte un buen blow job. Pero si, le gustaba mas pajearme y ver como saltaba la leche de mi pija haciendo gala aquellos días donde salía como un cohete de Cabo Cañaveral el semen.

Jamás logre que lo tenga en su boca. Cuando franeleábamos tomaba la miel de mi verga y se la pasaba por los labios y cuando iba a hablar o quejarse le tapaba la boca con un beso lleno de saliva.

Ahora, en mi adultez, prefiero que me chupen la pija. No me gusta que no se la traguen, no me gusta que cierren la boca cuando uno eyacula, o traten de disparar cuando llega el momento.

No las voy a maltratar por ello. Pero este parámetro me sirve para asegurarme si puedo reincidir en tener sexo con ellas o no.

1 comentario - Memorias de la buena leche

pacificlupus
muy buen relato, van mas 10 de incentivo