Hay que ver el lado bueno

Siempre sostuve que hay que ver el lado bueno de las cosas.
Este año teníamos pocos días para salir de vacaciones. Melisa, mi mujer y yo, decidimos no perder tanto tiempo en viajes, y en lugar de trasladarnos hasta el mar, optamos por aprovechar esos días en un balneario a orillas de un río que estaba a 3 horas de nuestra casa.
Con mis 45 años, estaba bastante en forma, y mi mujer con 38, debo reconocer que era una verdadera belleza.
Por supuesto, no tuvimos en cuenta que la cercanía a una gran ciudad, hacía que no fuera fácil conseguir alojamiento, y como no reservamos con tiempo no teníamos donde parar.
Comenzamos a dar vueltas y mas vueltas. Al final pasamos por la oficina de turismo local y allí nos dieron unas cuantas direcciones. Volvimos a recorrer el pueblo de arriba a abajo.
Al final llegamos a un complejo de departamentos, donde tenían una habitación disponible.
Hablamos con una empleada que estaba a cargo y ella nos mostró la habitación. Era una suite hermosa, completa, con hidromasaje, kitchenette, sabanas de seda, en fin un verdadero sueño. Pero, claro, el precio excedía lo que estábamos dispuestos a pagar.
La empleada nos dijo que ella no podía cambiar el precio, que si queríamos habláramos con el dueño. Y mi esposa decidida preguntó por él y cuando le indicaron donde estaba fue hacia allí.
El propietario del complejo vivía en un departamento de planta baja ubicado al otro lado del patio donde estaba en el primer piso la habitación que queríamos alquilar.
Al rato regresó mi esposa junto con el dueño. Era un muchacho de unos 30 años, moreno, alto y muy simpático. Se presentó como Pablo, y me dijo que le había hecho a mi esposa la mejor oferta que podía.
Fuimos hasta el auto y Melisa me contó que había conseguido que le hiciera un descuento del 25 %, con lo que si bien no era barato, estaba dentro del presupuesto que podíamos permitirnos. Decidimos quedarnos allí los 6 días que teníamos de vacaciones, ya que no iba a ser fácil conseguir otro lugar y mas económico. Por lo demás, el lugar era muy agradable y moderno.
Volvimos con nuestros bolsos y le dije a Pablo que estábamos de acuerdo lo cual le alegró mucho. Nos acompañó hasta la habitación , le pagué toda la estadía y se fue, dejándonos solos.
Luego de que nos instalamos, ya era pasado el mediodía, así que decidimos ir a comer algo y luego ir a la playa. Mientras esperaba a Melisa, me asomé por la ventana del estar y lo ví a Pablo recostado en la cama de su departamento. Los vidrios polarizados de nuestro departamento impedía que se pudiera ver para adentro, pero en cambio, desde allí se veía perfectamente su cuarto. Pablo estaba recostado con un short de baño, y aparentemente mirando televisión. Tenía un cuerpo trabajado sin un gramo de grasa de mas, seguramente por la vida permanente al aire libre que hacía en ese lugar. Cuando mi esposa salió del baño, fui yo a terminar de prepararme. Cuando salí del baño, mi esposa se alejaba de la ventana, o eso me pareció. No comentó nada, y yo tampoco pregunté nada.
Fuimos a almorzar y luego volvimos a la habitación. Estaba cansado del viaje así que me dormí una siesta. Mi mujer prefirió salir a caminar por los alrededores para reconocer el lugar. Regresó dos horas mas tarde y me despertó.
Hicimos una tarde de playa hermosa, y por la noche, nos bañamos, cenamos y nos fuimos a la cama.
Mi esposa es una mujer muy atractiva como ya dije. 1.65, cabello castaño, cuello largo, hombros firmes, un par de tetas no demasiado grandes, pero firmes y con unos pezones pequeños, cintura plana, y unas caderas anchas que enmarcan un culo redondo y respingón. Dos piernas torneadas completan el cuadro. A pesar de los años que llevamos juntos, verla desnuda o semidesnuda me sigue excitando como la primera vez.
Esa noche la busqué para tener sexo y ella accedió complaciente. Estaba muy excitada. Nos besamos y acariciamos y luego la puse de costado y la monté de atrás, como es mi pose preferida, ya que puedo acariciar sus tetas, su cuello, y sobretodo usar sus hombros para impulsarme y penetrarla hasta el fondo. Ella puede separar las piernas y jugar con mis pelotas mientras tiramos, lo que me pone a mil. Pero nada es perfecto. Hay dos cosas que no le gustan, y que evita siempre que puede. El sexo oral. Ni hacerlo ni que se lo hagan, y las veces que lo exigí o lo intenté costó discusiones y enojos para terminar haciéndolo de muy mala gana y por apenas unos minutos. Con el tiempo ya me había acostumbrado a estas manías de ella, y si bien lo extrañaba por que no debe haber nada más placentero para un hombre que una buena fellatio, en el conjunto no podía quejarme.
Al día siguiente aprovechamos la mañana para ir a la playa, almorzamos, paseamos por la población, y luego a la noche luego de cenar llegamos de nuevo a la cama. Debo confesar que yo estaba muy excitado. Entre la visión del cuerpo de mi mujer y el de otras jovencitas que había en la playa, estaba siempre caliente y necesitando desfogarme. Me acosté y esperé con impaciencia que mi mujer hiciera lo mismo. Me ofreció un té que acepté y mientras lo tomaba acostado miraba un poco de televisión. Se ve que el día había sido mas pesado de lo que yo pensaba porque me dormí rápidamente, pero era tal la calentura que tuve sueños eróticos toda la noche y cuando me desperté al amanecer busqué a mi mujercita, la acaricié y descubrí que estaba tan caliente como yo, así que dormida y todo la penetré. Cuando se despertó yo ya la estaba bombeando sin pausa. Fue una relación excelente. Los dos alcanzamos el orgasmo y ella de inmediato se quedó nuevamente dormida. Yo me levanté y salí.
Abajo me encontré con Pablo, quien me saludó muy amablemente.
- Buenos días Sr. Ha madrugado, dijo sonriendo
- Si, el día esta precioso. Voy a aprovechar para caminar un poco, dijo satisfecho.
- Si no le molesta usar el auto, a unos kilómetros de aquí hay un paseo a la orilla del río muy bonito a esta hora, me dijo, a lo que acepté. Rápidamente me hizo un plano de como llegar y saqué el auto de la cochera que ubicada justo debajo de nuestra habitación me permitía tenerlo siempre a la vista. Por otra parte de esta manera no me molestaba el ruido de los autos, ya que solo se escuchaba el mío desde la habitación.
Salí y luego de unos 15 minutos llegué hasta el lugar. Era realmente bello, y me prometí venir con Melisa en otro momento. Caminé por la orilla del río, y cuando me descuidé habían pasado un par de horas, así que regresé al alojamiento. Estacioné el auto y subí a mi cuarto. Melisa ya estaba despierta , aunque todavía no se había vestido. Sus ojos brillantes mostraban que estaba de un muy buen humor, y no era para menos. Estábamos pasandola muy bien.
Esa noche, nuevamente me sentí muy cansado y me dormí. Soñé que mi mujer se acostaba a mi lado y que comenzaba a acariciarme, para luego comenzar a hacerme una mamada de campeonato. El sueño era tan real que me desperté. Estaba amaneciendo, y para mi sorpresa no era un sueño. Melisa tenía mi verga en la boca y la estaba succionando como si lo hubiera hecho toda la vida. Enloquecí de placer, acaricié su cabeza y la dejé que siguiera, y al final la separé y acostándome sobre ella la clave sin misericordia, comenzando a bombearla como un desesperado. En cuestión de minutos había acabado dentro de ella y rodé al costado, agotado.
Mi mujer se masturbó unos minutos y acabó también, quedándose nuevamente dormida, yo también volví a dormirme.
A media mañana me desperté y todavía no podía convencerme de que no había sido un sueño. Cuando Melisa se despertó no pude menos que preguntarle que había sido aquello.
- Querido, yo se que te encanta que te la chupe, y voy a tratar de complacerte, porque realmente te lo mereces, dijo dándome un beso en la boca, y se alejó a preparar el desayuno. Nunca me sentí más feliz. Ahora sí mi matrimonio estaba completo. Pasaron un par de días de ese estilo hasta el acontecimiento que relataré a continuación y que ocurrió una mañana.
Mientras desayunamos, encendí mi netbook en una mesita que había en un rincón de la habitación, y luego me puse a jugar con diversos programas. Uno de ellos era para hacer funcionar la camara web de la pc, y conseguí encenderla y estaba haciendo monigotadas frente a ella cuando mi esposa me pidió que fuera a buscar algo de fruta fresca. Me levanté y salí, olvidando apagar la netbook, que quedó con la pantalla negra pero con la web encendida.
Abajo, volví a cruzarme con Pablo. Le agradecí la excursión del día anterior y me preguntó adonde iba. Le dije que a buscar fruta.
- Pues si quieres un buen lugar y no te importa manejar un poco te doy una dirección. Acepté encantado y salí con el auto. Tardé diez minutos en llegar, unos 20 para que me atendieran y otros 10 para regresar. 40 ó 45 minutos en total. Subí con la compra y mi mujer, aun con su camisón corto, estaba en la cama mirando televisión. La apuré para ir a la playa, y mientras ella terminaba de arreglarse, descubrí que mi netbook estaba prendida. La apagué y cuando estuvo lista salimos.
Esa tarde ella decidió ir a la peluquería. Quería cortarse el cabello mas corto, y tal vez depilarse un poco. Yo me quedé solo.
Encendí la netbook y recordé que había quedado encendida esa mañana, así que busqué la peli para borrarla y que no me ocupara lugar. Había estado casi una hora prendida y eso eran muchos byte inútiles.
Encontré el archivo y lo ejecuté. Vi mis monigotadas. Escuché a mi esposa pedirme que fuera a buscar fruta y me ví saliendo de la habitación. Se escuchó de fondo el ruido de mi auto poniéndose en marcha y alejándose, iba a borrar el archivo cuando en el video se escucharon unos golpes en la puerta. Mi mujer se paró frente al espejo de la pared y se arregló sus cabellos, se acomodó el camisón negro corto y abrió la puerta. Allí estaba Pablo.
- Ya se fue, pero no tenemos tanto tiempo como ayer, así que solo quiero que me la chupes, dijo mientras cerraba la puerta y se bajaba la cremallera del pantalón. Una verga gruesa y morcillona asomó entre sus ropas. Mi mujer sin decir palabra se sentó en la cama y comenzó a masturbarlo, hasta conseguir que se empezar a empinar, momento en que se la metió toda en la boca.
- Ahh, como me gustas cuando la chupas, dijo Pablo con una cara de placer increíble. Mi mujercita mientras se esmeraba más y mas en su tarea.
- Hmm Ayer a la mañana estuvo lindo, pero anoche disfruté como nunca. Eres una zorra calentona.
Esa frase me dejó helado. Mientras yo caminaba por el río, el muy hijo de puta se había beneficiado a mi esposa y anoche mientras dormía también? . No podía creer lo que escuchaba.
- Bueno, ahí me viene Melisa. Vamos tomate todo, Ahggggg, dijo mientras se vaciaba por completo en la boca de mi mujer, que seguía chupando y ahora tragaba sin parar.
Se quedó allí dejando que ella terminara de limpiarlo y por fin la sacó de su boca.
- Bueno ¿ Esta noche podrás? Preguntó.
- Si , lo voy a sedar como siempre, e iré a tu departamento, pero no me dejés así, por favor, dame un rapidito, suplicaba mi esposa.
- Pero el cornudo va a volver en cualquier momento, dijo mirando el reloj. Bueno tenemos 20 minutos por lo menos.
- Si papito uno rapidito, por favor, suplicaba mi esposa
- Bueno si puedes empinarla de nuevo te la doy, dijo, y ella de inmediato volvió a metersela en la boca. En cinco minutos estaba dura como al principio.
- Cuando te hice precio por la habitación, vi en la cara que te imaginaste como ibas a pagar la diferencia, no? Y ella asintió sin dejar de chupar. Si no podías dejar de mirarme la verga, puta, dijo retirándose.
- Te quiero en cuatro sobre la cama, le dijo y ella obediente, tomó esa posición. Pablo se bajó los pantalones y el slip, sacó una pierna de ellos para tener más libertad y poniéndose detras de ella, la clavó hasta el fondo, haciéndola gemir de dolor.
- Vamos que no es para tanto. Que vas a decir cuando te encule, entonces, dijo mientras se reía y comenzaba a bombearla.
- Sigue papito, sigue, me enloqueces, sigue, sigue, decía mi esposa.
- Me gustaría verte con el cabello corto. Te sentaría bien. Te haría más juvenil y mas putita, le dijo mientras se la tiraba.
- Lo que quieras papito, lo que quieras, decía mi mujer luchando para llegar al clímax.
- Y te quiero bien depiladita esta noche. Una conchita de nenita, sin un pelito, ¿ me darás el gusto?
- Lo que quieras, ahhh, me viene, me viene, Ahhhhhhhhhh, gimió mi mujer acabando.
Pablo la esperó que terminara. Y luego la sacó.
- ¿ Qué haces? Preguntó mi esposa. Llename por favor.
- Ahora no hay tiempo. No te preocupes esta noche te voy a sacar leche por todos los poros, y rápidamente se vistió y arregló. Mi mujer quedó desmadejada sobre la cama, luego del orgasmo que había tenido. En eso se escucha el ruido de mi auto.
- Bueno, el cornudo ha regresado. Nos vemos esta noche, le dijo dándole una palmada en el culo. Rápidamente salió de la habitación. Mi mujer se acomodó como si mirara televisión, y yo, el inocente cornudo entré por la puerta trayendo frutas y unos cuernos de campeonato.
Quedé allí helado de furia, de decepción y de sorpresa. Nunca me hubiera imaginado que mi mujer pudiera engañarme de esa manera, y que lo disfrutara tanto. Ahora entendía su apuro por cortarse el cabello y depilarse. Su amante se lo había ordenado. Y también entendía su conducta de chuparme la verga. Se estaba entrenando y le había tomado el gustito. Por otro lado nuestras relaciones habían mejorado mucho, como consecuencia de que ella estaba permanentemente excitada. Pablo la tenía abierta de patas todo el día. Cada vez que yo salía por algún motivo el muy ladino la empernaba. Y ella feliz. Decidí, por supuesto, no borrar el video. Podía servir el día de mañana cuando las cosas se aclararan.
Al rato volvió mi mujer con el cabello corto tipo melenita que debí reconocer le sentaba muy bien. La hacía mas putita, o por lo menos mas sensual. No me mostró la depilación pero me imaginaba que sería un pelón.
Fuimos a la playa como siempre, y el día transcurrió normal. Yo pensaba en que momento me sedaba y llegué a la conclusión que era con el té, así que esa noche cuando me lo sirvió, esperé que se fuera al baño y lo tiré en el fregadero. Dejé la taza vacía en mi mesa de noche y seguí mirando televisión. Cuando mi esposa salió del baño, hice como que me quedaba dormido muy lentamente y terminé por simular un profundo sueño. Mi esposa dio vueltas un rato mas, se acercó a la cama para comprobar si estaba dormido, apagó el televisor y así como estaba con el camisón corto, se sacó la bombacha y tapándose con una campera larga, salió de la habitación. Fue cerrar la puerta y yo saltar de la cama. En el cuarto de Pablo había una lámpara en un rincón que daba una tenue luz, pero que en la noche cerrada era suficiente para ver en detalle lo que allí ocurría. Pablo estaba acostado en la cama vestido únicamente con un pantalón pijama corto de seda. Los ruidos no se escuchaban pero resultó evidente que alguien golpeaba la puerta y Pablo fue a abrir.
Cuando reapareció traía de la mano a mi mujer. Ella se quitó la campera y el la abrazó y comenzó a besarla, en la cara, el cuello, los hombros y volvió a su boca la que capturó por completo. Luego de un rato, la llevó hacia la cama, y la acostó suavemente. Luego separó sus piernas y se ubicó entre ellas, levantó su camisón y sonrió. Frente a el tenía un pubis totalmente depilado, se veía perfectamente la raja de mi mujer y sobre ella comenzó un cunnilingus espectacular. Mi esposa odiaba esta práctica pero de pronto allí estaba, con las piernas abiertas aferrada a la almohada, mientras un macho le metía la lengua en su sexo. En unos cuantos minutos la vi acabar como toda una puta.
Pablo subió a la cama y separando aún mas sus piernas, la clavó contra el colchón, de un solo empujón. El grito de mi mujer solo pude imaginarlo por su gestó. Abrió sus ojos como platos y su boca como si le faltara el aire. En unos minutos Pablo comenzó a remacharla con ganas. La aplastaba en el colchón con cada envión. Luego de un rato se puso de costado, dentro de sus piernas y siguió su mete y saca mientras la besaba en la boca y en las tetas. Mi mujer acariciaba su cabeza con deleite. Por fin, la sacó y la hizo poner de rodillas en el suelo, recostando su cuerpo sobre la cama. El se ubicó de rodillas detrás de ella y volvió a clavarla. Luego de un buen rato, aceleró y se vació dentro de ella, mientras ella alcanzaba un nuevo orgasmo.
Quedaron uno encima del otro por un buen rato hasta que Pablo se separó. Su verga se veía chorreante y morcillona. Pude ver que era bastante mas grande que la mía. Se levantó y se sentó en la cama.
Mi mujer se levantó despacio y se sentó sobre sus rodillas empezando a besarlo. Fue bajando por su pecho y por fin desde el suelo se metió su verga en la boca. Pablo tirado hacia atrás y apoyado en sus manos gozaba con este tratamiento. Mi mujer con la verga en la boca lo miraba a los ojos tratando de descubrir que le daba mas placer de su trabajo.
Una hora había pasado, y Pablo se había apoderado de mi esposa totalmente. Allí la tenía a sus pies homenajeando su verga como si fuera lo único que había en el mundo. Lentamente se fue empinando y a mi mujer empezó a costarle trabajo tenerla toda en la boca. Por fin Pablo la levantó del suelo y la acostó en la cama. Levantó sus piernas por encima de sus hombros y apuntó a su vagina. El brillo en su sexo mostraba no solo su lubricación sino también el semen que brotaba de ella luego de la salvaje acabada del macho. Ese liquido espeso corría por su concha y bajaba por su culo.
Pablo volvió a clavarla, esta vez mas suavemente, y es que en esa posición, podía partirle en dos si quería. Mi mujer con las piernas sobre los hombres del macho, envolvió con ella su cuello y se entregó. Pablo la bombeó un ratito y luego le dijo algo a lo que ella negó con la cabeza. Volvió a hablar y ella a negar. El la tomó del cuello haciendo gesto de asfixiarla y ella tiró la cabeza para atrás y de su boca salió un siiiiiiiii, largo y profundo. Cuando el la aferró del cuello, ella acabó nuevamente.
En ese momento noté algo que no había visto. Mientras la clavaba, una de sus manos jugueteaba con su culo. Dos de sus dedos habían atravesado el esfinter aprovechando la lubricación de su propio semen, y esa sensación fue la que hizo que mi mujercita acabara de esa manera. Quedó floja, colgada del cuello del macho y el lentamente se retiró y bajó su verga unos centímetros. Sacó sus dedos y apoyó su vara contra el ano de mi puta esposa. Con un pequeño movimiento, le clavó su cabeza. Ella gimió pero el la tenía del cuello y no la dejaba mover. Otro empujón, y otro, y otro, y el muy hijo de puta la enculó por completo y comenzó a sodomizarla salvajemente. Nunca mi mujer había tenido relaciones anales, y allí estaba con un desconocido ensartada hasta las cachas.
Siguieron en este trance un buen rato. Miré el reloj. Hacía dos horas que mi tierna mujercita había bajado al departamento de Pablo. Le habían hecho de todo y ella había hecho de todo. Para colmo yo estaba totalmente empalado de ver este show erótico. Cuando por fin el se volvió a vaciar en su culo, me alejé de la ventana y volví a la cama. No quería ver más nada.
Pasó otra media hora antes que la llave en la puerta indicara que mi fiel esposa volvía, y yo me hice el dormido. Fue al baño, seguramente a sacarse la leche que embarraba todo su cuerpo, y luego se acostó a mi lado. Se durmió un rato, seguramente agotada, y cuando despertó un par de horas después, buscó mi verga con desesperación. La muy hija de puta había quedado todavía caliente. No le había alcanzado con la forma en que la usaron y quería más. Con toda mi furia hice como que me despertaba y con mi verga dura como nunca la clave hasta el fondo y comencé a follarla. Era tal mi bronca y calentura que acabé y no se me bajó. Seguí bombeando hasta que mi tierna mujercita acabó y luego me volví a vaciar dentro suyo.
Al día siguiente nos ibamos del lugar. Cargué las cosas en el auto y Pablo se acercó a despedirse muy atento. Nos saludamos sin que yo mencionara nada de lo que sabía, y luego fue el turno de mi esposa quien le dio un casto beso en la mejilla. Subimos al auto y nos fuimos.
Tengo el video y no puedo borrar el recuerdo de lo que pasó. Mi mujer se merece un castigo, pero cual?

10 comentarios - Hay que ver el lado bueno

lalocadelpizarron +1
Que bien narrado!!! Me encanto, nunca doy 10 puntos de una, pero vos te los mereces. No le hagas nada vos aprovechas te su calentura
danymaguna
🔥 😉 🔥 😉 🔥 😉 🔥 😉 🔥 😉 🔥 😉 🔥 😉
JuanPalito0712
El mejor castigo q le puedes dar es ir de nuevo a ese lugar y q pida descuento de nuevo...
mimilau
Muy bueno! Relatado exquisitamente, me sentía que era yo la que estaba viendo por esa ventana...
Me voy ya a la segunda parte!
Gracias por compartir!
bbizcocho
¡Que calentura! Excelente relato