La verba no

No se tome esta narración por una actitud soberbia, sino más bien como una de las tanta situaciones que uno pasa en la vida sexual a través de la vida.
Nadie me pregunte como, ni porque, pero habiendo contratado una puta de ocasión, esta mujer se entregó a tener sexo placentero para ella y me arrastro a mí también.
Deberé decir que por lo general la sexualidad paga y ocasional es distante y aparatosa. Difícilmente se pueda conseguir un buen polvo sin ablande. Pero esta situación me supero, por eso la cuento y con una gran incógnita que pasó a detallarla.
Hacia fin del año 1974 estaba trabajando para mi empresa en Rosario. Por ese entonces, ahora no se, era realmente para los que íbamos de Buenos Aires, una Sodoma y Gomorra. Recuerdo en la bajada a la aduana por la calle Maipú, por ejemplo de que había una local bailable donde se cubría con el personal femenino todo el espectro previsible para la demanda masculina. Desde una estudiante de psicología hasta una señora entrada en años y sin cintura más fácil de encontrarla en un supermercado que haciendo copas en la noche.
Por la Avenida Ovidio Lagos del Parque Independencia hacia el río en cada esquina se paraba un par de chicas que cuando uno pasaba con el auto mostraban sus encantos.
En realidad no estaba por ese entonces desesperado, pero me acompañaba una persona que si parecía exaltado por tener sexo esa noche.
Recorrimos la Avenida de arriba abajo y de abajo arriba. Hasta que había una chica que realmente me impacto, una belleza extraordinaria. Temiendo que la hubieran levantado, donde pude di la vuelta en U con el Auto y volví, y allí estaba con su amiga y compañera de noche.
Pactado el precio, me indico las calles a donde debía dirigirme que no era muy lejos de ahí, en una paralela a la Misma Óvido Lagos una o dos cuadras hacia la salida a Buenos Aires.
El pseudo hotel era una vieja casa con una luz mortecina en la entrada y con habitaciones acondicionadas para el sexo ocasional. Fuimos con mi compañero y con cada una de las participantes a dos piezas aisladas pero comunicadas arriba porque le faltaba la banderola a la puerta, así que se escuchaba perfectamente ambos lados y un baño que compartían estas dos tristes habitaciones.
Ya instalado en la habitación me puse en pelotas mientras la mujer hacia lo mismo y directamente le empecé a chupar las tetas. Al poco de estar alguien la llamaba a mi compañera y era su amiga que había hecho la faena con mi amigo muy rápido. Ahí contesto que esperara un poco.
Debo comentar que el acento de Córdoba Capital era importante, lo cual con su manera de hablar aumento mi excitación. Poco a poco nos fuimos abrazando y la penetre. Sus piernas como un arco apretaban mis nalgas y subían y bajaban hasta la cintura, mientras sus tetas eran deliberadamente frotadas con el suave pelo de mi pecho.
Casi sin darme cuenta, y creo que ella tampoco, nos estábamos echando un polvo de primera. Ninguno de los dos sentía esa prisa perentoria que le surge a las profesionales para que uno termine y se acaba todo , y que pase el que sigue. Por el contrario su vagina acariciaba mi pija diría, hasta de una manera amorosa, así tanto ella como yo nos quedamos como quince minutos serruchando hasta que ambos estábamos por acabar .
En este momento, puso su cara en mi cuello y al oído me decía:”….la verba no” y lo repetía mientras sentía como su vagina se llevaba toda mi leche a su interior.
Nos vestimos, se quedaron en la casa y con el auto mi amigo y yo marchamos raudamente al hotel, ya que al día siguiente el trabajo requería que nos levantáramos temprano.
Por años, y aunque había perdido el rostro la forma de su cuerpo, no había perdido sus palabras: “….La verba no. Cosa que no podía traducir y me impedía por desconocimiento poderle preguntar que le había sucedido.
Por años, repito, por años trate de descifrar que era lo que me quería decir. Al final me quedo la certeza de que se había entregado ella a disfrutar el sexo. La eventualidad que yo haya sido parte de esa decisión no es un mérito personal, sino más bien la propia elección de ella. Pero que aun así la disfrute mucho. Pero era evidente que es comportamiento era poco profesional y que para que hubiera sido perfecto debíamos haber acabado a la vez mientras nos besábamos en la boca. Insisto esto hubiera sido poco profesional, por lo que la chichi me pedía que no la besara con la lengua.”….La verba no”.
Sinceramente no sé si fue así, pero esta explicación calmo mi curiosidad ansiosa. Así me lo explico hoy y lo expongo ya que por casi diez años siempre me había preguntado el significado de la misma.

4 comentarios - La verba no

Saantii_millo
gran relato, buena historia lo mejor fue que te pegaste altoo polvoo jaja
fachelo1
no soy de leer relatos escritos por hombres debido a que, en su gran mayoria, se invoca al machismo sostenido. Tu relato está fantástico y has dejado en evidencia que sos un tipo muy sensible...gran relato!
Lady_GodivaII
evidentemente estaba necesitada de cariño, muy lindo!