La mujer del tío de mi novio

Siguiendo con el fin de semana en la casa de Fernando, el tío de mi novio Pepe, les comento que la mañana siguiente al pete que le hice por la noche a Fer fue extraña.
Sandra, la mujer del tío, me miraba con picardía. Ella me había escuchado gemir porque mi novio me la noche anterior me había hecho unas sesión de sexo oral, y también sabía que yo la había escuchado gemir y gozar a ella mientras Fernando se la daba. Las habitaciones estaban pegadas, era imposible no oírnos.
- ¿Dormiste bien? – me consultó con una leve sonrisa mientras la ayudaba a preparar el almuerzo.
- Si, re bien por suerte.
Luego del almuerzo Pepe dijo que se iría a visitar a unos amigos. Yo estaba cansada y elegí quedarme a dormir una buena siesta, sola. Pero fue algo que no pude hacer. Pasadas las tres de la tarde volvieron los gemidos desde la habitación de al lado. Esta vez no pude soportar la curiosidad, solo vestida con mi ropa interior y sin hacer ruido y en puntitas de pie caminé hasta la puerta, que como era de esperarse estaba entre abierta.
Allí pude ver como Fernando de rodillas lamía los muslos internos de Sandra, que se encontraba de pie, con uno apoyado en el suelo y el otro apoyado sobre la cama, con las piernas separadas dejando bien a la vista su vulva. Le miré la vagina y me excitó mucho ver que su vello púbico era amplio, bien depilado desde la prolijidad, pero el triángulo que sus pelos formaban era perfecto, y a medida que su pareja se acercaba más y más al clítoris ella se pellizcaba esos pelos, tirándolos.
Fernando llegó a su vagina. Yo solo podía ver su nuca y como movía su cabeza en círculos y de atrás hacia adelante. Una de sus manos pasaba por debajo de las piernas de ella, y supuse que le estaba estimulando la entrada del ano. Tanto me concentré en ver esa imagen que cuando subí la mirada para ver la cara y expresión de placer de Sandra vi que ella me estaba mirando, con una mirada fogosa, intensa, bien de trola, le gustaba y disfrutaba que yo estuviese viendo eso. Llevó sus dedos a su boca, sacó la lengua y los lamió, luego pellizcó sus pezones, los redondeó con sus dedos, y sin retirarme los ojos de encima empezó a lanzar jadeos, poniendo su mejor cara de puta. Se besó la palma de su mano, la dirigió hacia a mí y sopló. Yo respondí con un piquito al aire.
Ella se recostó en la cama, con sus nalgas pegadas al borde. Fernando seguía arrodillado chupando su concha. Sandra tenía las dos piernas hacia arriba y bien abiertas. Arqueaba su espalda y gemía con los ojos entrecerrados. Su mano colgaba por la cama. Veo como levanta su codo y me señala con su dedo índice, que comienza a moverse en el gesto internacional para que me acercara. Me asusté y di un par de pasos hacia atrás, ella sonrió y gimió con fuerzas, solo para intimarme más. Pasó su lengua por sus labios para humedecerlos y volvió a llamarme. Esta vez caminé lentamente hacia ellos. Fernando parecía no darse cuenta y continuaba chupándole la concha a su mujer.
Una vez que estuve al lado de ellos sentí como una mano comenzaba a tocarme los glúteos, en círculos, era la mano de Fernando. Demostrando su experiencia retiró mi diminuta bombacha con una sola mano. Sandra me sujetó del brazo invitándome a sentarme sobre su cara. Obedecí y ella no tardó en comenzar a lamer toda la rayita de mi vagina como entrada en calor hasta que esta se abriera. Con un poco de timidez empecé a moverme, como si estuviese cabalgando un buen pedazo, solo que esta vez le estaba haciendo el amor a su boca. Uno de los dedos de Fernando, a quien yo le estaba dando la espalda, no tardó en llegar a la entrada de mi ano, lo tenía húmedo con el flujo vaginal de Sandra, y así comenzó a abrirme el culo de a poquito. No soporté la pasión ni la calentura, los nervios y el miedo me superaron y lancé mi primer gemido.
Sentí como en mi culo eran ahora dos los dedos que ingresaban, y también sentía como mis muslos comenzaban a mojarse con mi propio flujo. De a ratitos me levantaba un poco para ver la cara de Sandra brillante de mis jugos y mezcla de su saliva, cada vez que yo hacía esto ella aprovechaba para sacarse algún pelo de mi vagina de su boca que había quedado allí, estiraba su lengua y con la punta de los dedos lo retiraba. Yo bajaba y ella me chupaba de nuevo, lo hacía bien, utilizando toda la carnosidad de su lengua, sabiendo cómo mover los labios, en ningún momento me raspó con los dientes, cosa que los que no saben chupar siempre hacen. Además con sus manos separaba mis nalgas para que los dedos de Fernando me cogieran con más fuerza, y para que los pudiera ir metiendo cada vez más adentro.
Fernando me sujetó de las caderas y me empujó hacia atrás, dejándome cara a cara con su pareja, que no dudó en comerme la boca. Su lengua tenía un sabor a concha impresionante, era mi propio sabor y hasta tuve que tragarme un par de mis propios pelos que estaban dando vueltas en sus labios. Su saliva era espesa. Cuando nuestras bocas se separaban un hilo de baba mezclado con mi flujo se estiraba hasta cortarse, esa era la señal para que nuestras bocas volvieran a pegarse.
En medio de una buena transa ella jadeó y arqueó su espalda. Sus pechos comenzaron a moverse y su cara cambió, sus ojos estaba cerrados y su frente fruncida. Fernando la había penetrado, yo la abracé por la nuca y la acaricié a la vez que le daba besos en las mejillas, como consolándola.
Luego de un par de minutos fui yo quien lanzó el gemido. Sin previo aviso Fernando me la metió. Gracias a que su pene ya estaba bien lubricado con la acabada de Sandra y que mi vagina estaba bien lubricada y abierta por la chupada de Sandra, el miembro entró de una hasta el fondo.
- ¿Te gusta putita? – me preguntó Sandra desde abajo con esa misma mirada de trola que me había mostrado antes.
- Ahhh, ahhh – no pude responder.
- Como te gusta guachita – dijo nuevamente - ¿Te gusto chupársela anoche?
La miré y traté de explicar, me sentí avergonzada.
- No pasa nada putita – me dijo – Vas a ser nuestra esclava mientras estés acá, y tu novio no se va a enterar.
Se acercó a mi oído y me susurró que me iba a querer matar por haberle chupado la pija a su pareja.
- Dásela por el culo ahora – ordenó Sandra desde abajo.
- No, no, pará – traté de defenderme.
Sandra me sujetó de los brazos y Fernando fue muy veloz, la sacó de mi concha y de una, con mi culo en seco, la metió de una hasta el fondo, dejándola allí para que la sintiera.
- Aaaahhhhhhhhh……. – grité.
Me dolió, pero a la vez me gustó. Su pija era muy gruesa por lo que mi culo se abrió mucho provocando ardor. Por suerte no era muy larga.
- Mirame – dijo Sandra – Mirame y decime que sos una putita.
- Soy – dije, pero justo allí Fernando se movió hacia atrás y arremetió contra mi culo, impidiéndome finalizar la frase – AAHHhhh….
Sandra sonrió.
- ¿Sos qué?
- Soy…AHHH, soy una… ahh, despacio, soy …ahhhh – no me dejaban terminar la frase – me está matando, que pare por favor – rogué.
- Rompele el culo mi amor.
Fernando no tuvo piedad. Me cogió como nunca antes me habían cogido. Sacaba su pija hasta la punta, dejándola apenas apoyada en la entrada de mi ano que se cerraba cada vez que la sacaba, y desde ahí con toda la fuerza de sus muslos y glúteos, entraba en mí lo más adentro que podía. Una vez dentro de mi culo se movía en círculos, revolviéndome el interior de mi culo con su pija, haciendo que mi agujero sea cada vez más grande. Llegó un momento que mis muslos temblaron y el ardor desapareció, producto del dolor el culo se me durmió. Su pija entraba y salía de mí sin dificultad alguna. Me resigné.
- Dale putita, decilo – insistió Sandra.
- Soy una putita – dije.
Apenas sonaron mis palabras mi culo rebalsó de leche. Me empujaron hacia un costado de la cama y comenzaron a coger entre ellos. Cuando terminaron Fernando se retiró y dijo que se iría a trabajar.
- Mirame – ordenó Sandra – Mirame y decime que no te gustó.
No pude decir eso, me había gustado mucho la verdad.
- Me gustó mucho – le dije.
- Ves que sos una putita hermosa. Chúpamela un poquito amor – pidió – Tenemos toda la tarde para nosotras.
Y así, durante mi estadía en su casa, todas las tardes nos lamiamos la concha mutuamente y hacíamos el amor mientras esperábamos a nuestras parejas.

4 comentarios - La mujer del tío de mi novio

nachoalvamayor
la verdad que experiencia!!!!, mas rica!!!!, me encanato!!!!
me la dejaste bien durita!!!!
felicitaciones!!!
Neotete
se me puso como un matafuegos de 2 kg la verga!
javitofer
Me encantó el relato, se me puso dura como un mastil.
EL_PROFE25
Muy bueno
Gracias por compartir