Un buen arranque

Estaba con mi esposa de luna de miel en el Atlántico andaluz, en Zahara de los Atunes en un hotel de la Cadena Von Steop que era nuevo y de arquitectura maravillosa. Una pileta enorme coronado su centro con un chiringuito hacía que los que querían tomar un trago fresco debían zambullirse para llegar a él.
Los días por allí eran de ensueño y sexo ya que es ese momento donde la pasión invade a las parejas.
Cerca de la pileta había un camino sobre la arena que llevaba a unos iglús (disculpen la comparación) de paja que hacían de carpas en la playa y permitían eludir el sol del tórrido agosto europeo.
Nos bañamos en el mar, nos tiramos a reposar bajo el iglú carpa y el viento y la arena rápidamente nos hizo picar todo el cuerpo así que con una toalla tapamos la entrada y nos denudamos para cercanos sin molestias.
Los senos de mi mujer y su pubis en ese contexto me volvieron loco por lo que mi pija se puso erección. Ella sin salir de su estado de somnolencia alargo su mano hasta su verga tiesa y empezó a masturbarme lentamente hasta que ambos, luego de una gran fellatio de ella, terminamos fundidos en esa continuidad de amor que por esos días nos tenía sumamente ocupados.
Así abrazados y con sus piernas abiertas en V para que la penetrara y ambos casi al borde de acabar, vimos como el iglú se inundó de luz y era un camarero, que lejos de cerrar rápidamente la toalla, ya que nos traía un poco de bebida, se nos quedó mirando, lo que ya era inevitable, mi acabada y el orgasmo prolongadísimo de mi mujer.
No dije nada, nos tapamos como pudimos y recibimos con cierta molestia las bebidas. AL comentarle con mi esposa lo ocurrido, no pude dejar de notar en su rostro su cara de transgresión peligrosa y puedo decir que hasta me provoco celos.
Luego de tomar y con mi leche en su pubis, dio un salto y salió a caminar desnuda. Está Claro que por esta playas ver caminar mujeres desnudas no es raro. Pero con el semen entre la pelambre de su pubis era increíble.
Los otros turistas que mostraban indiferencia ante otras desnudeces, no podían dejar de mirar la terrible acabada de mi mujer en su vientre que lucía con cierto orgullo e incitación.
Caminábamos a cuatro pasos de diferencia y empecé a notar como algunos se lanzaban con “piropos” bien guarros como dirían en ese país.
Sentí morbo y placer al que ella se mostrara así. Ahí quedo en la mañana.
Esa noche la cadena de hotel organizo una cena conmemorativa y fuimos a comer, departir y hacer sociales. Nos pusimos a bailar música movida en la pista de baile cuando otra pareja se acercó a ella y la mujer siguió conmigo y el hombre con mi esposa
Era sinceramente una belleza esta mujer de aspecto escandinavo, Sentí sus muslos y sus pechos y al carajo con toda la pasión que sentía con mi esposa, y vi también como mi esposa se ponía a apretar con el tipo.
La mujer me dijo que eran Swingers y si queríamos probar. Le explique que era nuestra luna de miel y que no deseábamos eso, cuando mi esposa muy sacada me venía a proponer a hacer un intercambio.
No pude resistir la tentación de cogerme a la rubia y no media mis celos ni mi situación conyugal. Creo que pasa en las lunas de miel que luego de cuatro y cinco días de sexo con tu esposa, te pones a mirar otras mujeres y esta lo había logrado. Creo que mi mujer estaría pasando por un problema similar así que huimos a nuestra habitación del hotel.
La rubia ere en pelotas espectacular el tipo bastante curvilíneo, pero carajo, que pedazo de poronga tenia. Me avergonzaba, cuando de golpe vi a mi mujer arrodillarse y como empezó a chupársela, así que con cierto odio le empecé a dar a mi partenaire.
Vamos por partes, yo le hice bien el culo a esta minita y le acabe adentro pero la chupada de pija que le dio mi mujer a este tipo, tenía la acabada en todo su pelo, su cara y chorreando la boca.
No me sentía del todo mal pero tampoco del todo bien. Por lo que imagine que terminaría todo ahí.
Lejos estaba mi imaginación al suponer que terminaba todo allí. La rubia se abalanzo sobre mi mujer y se pusieron a hacer una tortilla espectacular mientras le chupaba los labios con el semen del tipo, y se lo esparcía con un olor rancio que inundaba el ambiente por todo su cuerpo.
El tipo escupió su poronga nuevamente al palo, (seguro por viagra, aunque era joven) y con la ayuda de su pareja penetro por el orto a mi mujer.
La rubia dejo a su hombre en su tarea y me empezó a comer la pija que la dejo como un sable al poco tiempo.
Bien tiesa la acerco a la concha de mi mujer que tenía los ojos desorbitados de la poronga que se estaba comiendo por el orto y la ensarto en una doble penetración mientras a mí me chupaba el culo expuesto para facilitar la penetración y jugaba con su dedo en delicado masaje de próstata que me llevo a acabar profusamente.
Así seguimos por horas, en detalles que por ser de la intimidad, no vienen al caso.
Hoy quince años después de esta situación disfrutamos de swingerismo como cualquier pareja avanzada que se cuadre.
Todo empezó en la luna de miel…..

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