Mis primeros cuernos (II)

Mis primeros cuernos (II)

Bueno aquí la segunda parte del relato, esperamos que les guste.

Luego a medida que me vaya sobrando tiempo de mis quehaceres domésticos y con el permiso y revisión de mí amada Moni y de Darío que me corrige, publicare otras anécdotas. Tanto a Mónica, como a Darío y a mí nos excitan las muestras de dominación-sumisión y también los juegos de humillación que, por suerte, fueron aumentando a medida que nos libramos de los tabúes y vergüenzas que la sociedad pone.

El hecho por ejemplo que, primero de a poco y tímidamente y luego con total desparpajo, nuestros familiares, amigos y vecinos se fueran enterando (o confirmando sospechas) de que Mónica tenía sus amanes y había ido tomando la rienda del hogar y de mis negocios, nos ponía a todos más calientes y con más ganas de ir acentuando y reafirmando cada vez más los roles.

De hecho con mucho placer intercambiamos con Mónica los roles del hogar, y todas las decisiones de la empresa que yo poseía se las transferí –de hecho como muestra de mi entrega y sumisión- no dejé nada a mi nombre y ella pasó a ser dueña de todo. No es que seamos ricos, pero tenemos un buen pasar.

Yo me fui haciendo cargo de las tareas que normalmente se le relegan a la esposa o al servicio doméstico. Por supuesto todo esto no sucedió de un día para el otro. Mónica con el tiempo fue volviéndose más segura de sí misma, con más confianza en todo, es increíble cómo cuanto más ahondábamos en la práctica de dominación sexual, más ella se volvía más segura en todos los ámbitos. Por otro lado mientras más sumiso yo me volvía, mas deseaba que ella me dominara o me humillara.

Como comenté en el anterior relato, hace catorce años que vivimos juntos y de ellos, once desde que comenzó nuestro viaje de dominación.

Mi amada ama Mónica, ahora con 39 años, verdaderamente es una mujer que fulmina con un aura de seguridad tal, que doy fe es deseada por varios hombres y mujeres.

Entonces retomo el relato anterior, donde hace más o menos once años tuve por fin mis primeros cuernos, y bien puestos por suerte.

Ese día, entonces, estábamos con Sebastián en la Cumbrecita y él iba a regresar con nosotros hasta las posadas en Villa Gral, Belgrano. Hasta ese momento, no lo habíamos “tenido en cuenta” quizás por su edad y quizás porque, si bien era un hombre grandote y varonil, se notaba fuera de estado y, principalmente tenía una barriga bastante prominente. Jajajja –disculpas Sebastián si lees esto-.

Pero lo cierto es que luego que se quedara con nosotros –quizás por el deseo que Mónica y yo teníamos para que por fin se diera el “evento”- comenzamos a lanzarnos miradas mutuas de que quizás con Sebastián se podía dar. Ese mediodía almorzamos y para nuestra frustración, la otra pareja también se nos “coló” así que hablamos como decimos por aquí de bueyes perdidos.

Si bien Moni no tenía puesto nada demasiado sensual, como siempre tuvo un cuerpo bien estilo atlético, los dos varones –Sebastián, y el otro- le miraban de vez en cuando. Moni la verdad no se daba mucha cuenta de ello y si, finalmente se daba cuenta, en esos tiempos la atrapaba la vergüenza y se ponía colorada como un tomate, pero yo –quicas por mi ferviente deseo de que por fin ella tuviera sexo como corresponde y yo mis cuernos, en todos veía miradas lascivas-

Recién por la tardecita, un rato antes de volvernos, fue que nos encontramos solos los tres tomando una cerveza regional –muy buena según recuerdo y pudimos repetir en otros viajes -, lo cierto fue que allí, pudimos –muy torpemente, pero efectivamente viéndolo en retrospectiva- comenzar a contar algo para que Sebastián recogiera el guante.

La charla iba y venía, hablamos de sus hijos, de su separación, de nosotros y en cierto momento Sebastián dijo algo así como

(Esta parte, como me dijo Darío, es mejor ponerla tipo diálogos, así que sepan disculpar si las puntuaciones no están bien ya que no soy escritor ni mucho menos :D)

-que linda pareja hacen ustedes, que linda vida deben tener juntos- dijo

-bueno, sí, siempre hay algún problema, pero en nuestro caso le estamos buscando la vuelta- dije esto y ya Moni se había puesto algo colorada (aunque no tanto como yo hubiese imaginado antes)

-eh, pero que problema van a tener ustedes dos- respondió

-es que yo no puedo tener hijos- apenas dije esto, me arrepentí de me torpeza y supe que, quizás inconscientemente, había distraído y perdido la oportunidad

-en realidad eso no es tan “problema”- dijo Moni, medio sonriendo pero medio retándome, yo en esos momentos aun no me daba cuenta de lo dominante que se iba a ir poniendo Mónica y lo bien y rápido que iba a aprender. Pensaba o tenía la fantasía o la ilusión de que era yo el que iba a marcar los pasos de como funcionaria la relación, o cuando ella iba a tener sexo, o elegir el amante, todas esas fantasías rápidamente se me esfumaron al entender no mucho tiempo después de este día que les estoy relatando, lo sencillo que iba a entregarme a la sumisión total y a mi entrega y obediencia.

-claro, en realidad, esteee, es que yo, o sea nosotros. No sé bien como decirlo- la verdad que mis titubeos inseguros hacían que Sebastián nos mirara alternadamente sin entender nada. Ahora era yo el que también estaba colorado como un tomate, con la voz temblorosa y tragando saliva

No sé si fue la cerveza (que a Moni la hace ponerse dicharachera) pero hizo un gesto con el dedo índice encorvándolo para abajo, dando a entender que yo no tenia buenas erecciones o algo así, pero Sebastián tampoco entendió o no vio el gesto, vaya uno a saber en ese momento.

-Es que yo fallo en la cama- dije todo rápido y cuando lo hice como que sentí un alivio más una excitación más vergüenza como todo junto. –y no es muy fácil encontrar alguien que ayude. No se si me explico- rematé

-Como no hay doctores, o sea hay especialistas y medicación para estos temas- dijo Sebastián, también medio tartamudeando y mostrándose o nervioso o excitado

-Si pero no. O sea ya este vimos médicos me entendes?- dijo Mónica, nerviosa también pero firme y ya casi sin vergüenza

-En realidad buscamos alguien de confianza, o sea alguien que, bueno, que este sepa como “hacer el trabajo”-

Sebastián se quedó como tildado con la boca medio abierta y a pesas de sus años y quizás experiencia, no sé, la verdad que parecía no iba a responder nada.

-ah, alguien que haga el trabajo, si, estem, si. Es todo un tema, no?- dijo al final

-Si, o sea, es difícil porque aún no pudimos bueno “iniciarnos” y bueno- le dije

-Lo que buscan es, digámoslo sin pelos en la lengua, alguien que este con vos Mónica?- Preguntó Sebastián

Moni se puso de nuevo muy colorada pero se animó y finalmente fue ella la que dijo sin pelos en la lengua:

-Antonio quiere que yo tenga buen sexo y yo también quiero en realidad-

Sebastián no respondió nada.

Después de ese momento como que la charla se diluyo. Moni como que se avergonzó y Sebastián empezó a hablar de las montañas de que ya podíamos ir regresando, etc. etc.

En el camino de vuelta, yo manejaba y Sebastián estaba al acompañante y Mónica en el asiento de atrás, el viaje en esos momentos era medio lento porque había ripio y la ruta no tenía pavimento. Ibamos todos pensativos, yo miraba a Moni por el retrovisor y ella como que estaba también defraudada o frustrada.

Cuando estábamos bastante cerca de Villa Gral. Belgrano, Sebastián nos dice:

-chicos, disculpen, pero no podemos parar un minuto a charlar, quiero, este, decirles o proponerles algo-

-Si claro- asentimos casi al unísono con Moni. Paramos y si bien estábamos todos nerviosos incluidos Sebastián nos dijo al toque

-Miren yo estuve pensando lo que hablamos hoy y, este, la verdad me gustaría ayudarlos, bueno en lo que buscan o sea iniciarlos yo no sé si ustedes…-Mónica nuevamente para mi sorpresa tomo el toro por las astas y dijo:
-A mí me gustaría, sí.

-si claro- respondí yo tragando saliva y sin mucho convencimiento. Me había sorprendido el aluvión totalmente desprevenido.

-Yo sé que esto no es fácil, de hecho yo no sé muy bien cómo avanzar, pero miren yo me estoy yendo pasado mañana así que este –hizo una pausa y se animó a decirlo – Antonio a vos te molesta esperarnos acá y que Mónica y yo caminemos un poco y charlemos? O sea para ver, viste?

- No claro, o sea dale nomas- dije y no termine de decirlo cuando ya Moni había bajado del auto.

Todo sucedía rápido que yo no tenía tiempo ni para respirar, fueron de a poco caminando y alejándose del auto y cuando más lejos los veía más excitado y nervioso y raro me sentía yo.
Paso maso una hora y ya estaba oscureciendo cuando volvieron, para mi había pasado un siglo, Moni se sentó adelante y saco una toalla de la mochila, y se la paso por la cintura tipo pollera. Yo en ese momento no entendí porque lo hizo.

-Bueno, vamos entonces, hablen ustedes después- dijo Sebastián
Mónica ni me dejo hablar o preguntar y me dijo

-vamos a la cabaña y te cuento amor, está todo bien- y levanto la toalla para mostrarme sus pantalones cortos totalmente humedecidos en sus genitales…

Bueno hasta aquí la segunda parte. Un beso a todos y gracias por la lectura

3 comentarios - Mis primeros cuernos (II)

josegroso +1
Exitante...segui contando
DualChanel
gracias, un beso!