Visitando a mis tías III

Mis tías me agarraron cada una de una de un brazo y comenzamos a andar. No sabía hacia dónde íbamos, pero si lo que haríamos. Subimos por las escaleras de la casa de mi tía Isabel, donde estaban el cuarto de mis primos, el baño principal y la habitación de mis tíos, lugar donde estaríamos por 2 o 3 horas.
Cuando llegamos, mis tías me tumbaron en la cama. Cabe resaltar que yo ya estaba en calzones después de haber tenido sexo (anal) con mi tía Isabel en el trastero de la casa. Por otro lado, la última persona con la que había tenido sexo solo llevaba la una camisa y debajo de esta, su sostén. Mi otra tía llevaba la misma ropa de cuando salimos de su casa.
-Álvaro, ¿quieres follarnos a las dos?- Dijo mi tía Elena.
-Sí…
-Pues este es tu día de suerte… Pero antes, te vamos a deleitar con un baile.- Añadió mi tía Isabel.
Sin dejarme decir nada, pusieron música y empezaron a bailar muy pegadas, rozando sus cuerpos de manera muy sensual. Mientras seguían su baile, se iban quitando la ropa. Mi tía Isabel se quitó toda la ropa superior, dejando ver sus preciosos pechos. Por otra parte, mi tía Elena tardó un poco más en quitarse la ropa, pero cuando lo hizo, el nivel de excitación subió en la sala.
Empezaron a rozar sus pechos entre sí, tocándoselos con un muy buen ritmo, como si lo hubieran hecho antes. Esta idea no tardo en pasar por mi cabeza, asique pregunté:
-¿Habéis hecho esto más veces? Porque lo hacéis muy bien.
Mi tía Elena dijo, sin quitar su mirada de su hermana: -No, pero creo que tu tía y yo ya teníamos ganas de follarnos al mismo hombre.
Sin mediar palabra, se empezaron a besar y a tocarse sus culos mutuamente. Era una escena totalmente descabellada, a la par que erótica. Mis tías se estaban besando y tocándose delante de mí.
No pararon de morrearse y de tocarse hasta que acabó la canción, cosa que estaba deseando, porque sería la hora de poder hacer un trío con mis tías. Una vez finalizó la música, separaron sus bocas, y entre gemidos, mi tía Isabel dijo:
-Bueno… ha llegado tu hora Álvaro. Primero vamos a merendar tu polla.
Mi tía Elena sonrió y a pesar de estar rozando los cincuenta años, saltó hacia la cama con mucha agilidad. Supongo que pudo hacerlo gracias a la excitación. Las dos su pusieron a la altura de mis caderas, y la de castaño empezó a masturbarme de manera muy suave.
-Vamos a hacerlo muy despacio, vamos a disfrutar de esto, ¿de acuerdo?- Añadió mirándome a los ojos sin parar de pajearme.
-Me parece muy bien, pero quiero que sepáis una cosa: Os follaré solo si me dejáis hacerlo más veces.
Las dos se rieron, y mi tía Elena dijo:
-Álvaro, por supuesto que vamos a follar más veces, es más, yo voto por hacer esto cada día. Yo estoy en un gimnasio y creo que hago menos ejercicio allí que follando contigo, y encima, aparte de que follar contigo es gratis, es mucho más placentero.
Yo intentando contener mi excitación dije:
-Muy bien, ahora ven aquí, déjame comerte.
Haciendo caso a mis palabras, mi tía se puso encima de mí poniéndome su vagina cerca de la boca, así que sin más preámbulos empecé a comérselo.
Pude notar como mi tía se estremecía cada vez que lamía su coño de arriba abajo con mi lengua, que por cierto, sabía muy bien.
Mientras hacía esto, mis tías comenzaron a chuparme el pene. Mi tía Elena me comía el pene de manera muy suave pero dando mucho placer, jugando con su lengua. Mi tía Isabel lamía la base del pene mientras me acariciaba los testículos, dándome unas sensaciones nuevas en el sexo. Nunca antes había hecho un trío, menos con 2 mujeres experimentadas, y mucho menos con familiares míos.
Tras estar un par de minutos así, mis tías se cambiaron de posición, pero haciendo exactamente lo mismo. Pude ver la concha de mi tía Isabel, que era preciosa y sabía de escándalo. Ella la chupaba mejor que mi otra pariente, haciendo que esté a punto de correrme varias veces en el tiempo que duró su mamada.
-Álvaro, yo creo que sería bueno hacer que te corras ahora para después poder follarnos por más tiempo, asique Isabel, sácale toda la leche a este hombretón.
-Eso está hecho- Dijo mi tía Isabel mientras incrementaba el ritmo de su vaivén de cabeza.
Tras poco tiempo le agarré las nalgas más fuertes a mi tía mientras seguía comiéndole el coño para avisarle de que me iba a correr. Ella respiró más profundamente de lo normal y recibió todo mi líquido seminal en su boca.
Una vez acabé de correrme, separó su boca y con un gesto de aprobación son su mano se lo bebió.- Qué rico que está tu semen, pequeñín.
-Yo ya me lo he bebido y está delicioso- Dijo su hermana.
Ahora, quiero que hagáis un ejercicio mental, intentando poneros en mi lugar. Tras haberme corrido tres veces ese día, mi pene seguía erecto y yo aún tenía ganas de follar. Quiero que imaginéis el grado de excitación que se puede llegar a experimentar cuando tenéis sexo con familiares vuestros. Volviendo a la historia:
-Venga, que no pare la fiesta, ¿quién quiere ser follada primero?- dije mientras me iba incorporando.
-Yo por favor, que hace varias horas que no follamos- dijo la mujer con la que tuve mi primera relación incestuosa.
Sin más miramientos, se puso encima de mí y empezó a cabalgarme. Mi tía estaba mucho más caliente que la primera vez que follamos, lo que hacía que ella me cogiera con mucho más ímpetu.
Tras estar varios minutos así, mi otra tía apartó a la que actualmente me estaba follando para tomar su relevo. Antes de que introdujese mi pene en su vagina pregunté:
-Pero tía, ¿tu no querías metértela solo por tu culo?
-Me da igual ya, quiero que me folles por todos lados.
-Ella agarró mi pene y se lo metió hasta el fondo de su coño. Fue una sensación increíble, a la par que la que sentí al metérsela por su ano. Definitivamente estaba enamorado de mis dos tías.
Cuando acabó de tener su orgasmo, se bajó de encima de mí y sin apenas poder pronunciar palabra dijo: -bueno... ahora qué… hacemos…
-Poneros a cuatro patas, voy a follaros bien duro ahora.- Dije con voz autoritaria.
Ellas sin pensárselo dos veces se pusieron al filo de la cama y enseñaron sus hermosos traseros, poniéndolos en fila, listas para ser folladas por su sobrino.
-Primero me follaré el tuyo, tía Elena.
-Pero… yo nunca he tenido sexo anal… me vas a destrozar el culo…
-¿Acaso no quieres que te folle?
-Vale… hazlo…- Dijo con voz dubitativa.
Introduje mi pene muy lentamente dentro del ano de mi tía. Estaba muy prieto y se sentía mejor que su vagina, haciendo que me temblasen las piernas del placer. Mi tía, a cada centímetro que mi pene abría su recto gritaba más y más fuerte, hasta que soltó un gemido fortísimo que se escuchó en todo el vecindario.
-Ya está completamente dentro, ahora viene la mejor parte.
-Destrózame Álvaro, por favor…- Dijo ella con los ojos cerrados y relamiéndose de placer.
Mis tías estaban disfrutando como nunca, eran dos putas deseosas de sexo y yo, su sobrino, se lo estaba dando.
Cuando ya noté que el culo de mi tía se había acostumbrado al grosor de mi pene, lo saqué y se lo volví a meter, pero esta vez dentro de su vagina.
-Voy a coger un poco de lubricante para follarme el culo de tu hermana, ¿vale?- Dije en tono burlón.
Mi tía Ita se río a carcajadas pero la que estaba siendo follada en ese momento no pudo ni mediar palabra después de la tremenda penetración anal que se había llevado.
-Quiero que me folles mucho más duro que a ella, ¿de acuerdo?
-Tus deseos son órdenes- Dije mientras empezaba a penetrar el ano de mi tía. El suyo ya estaba más abierto después del encuentro en el trastero, pero se sentía igualmente increíble. Empecé a follarme el culo de mi familiar con una velocidad muy elevada y haciendo que mi pene entrase y saliese de su culo completamente. Definitivamente estaba reventando a mi tía.
-Dios no pares…. Sigue… que placeeee… aaaahhh…
Mi tía estaba gozándolo muchísimo, y mi otra tía y yo también.
Seguí así durante varios minutos hasta que dijo:
-Creo que ya es momento de acabar por hoy, tu marido puede llegar en cualquier momento.
-Es cierto, venga, Álvaro, déjanos chupártela por última vez hoy y recogemos este desastre.
Me senté en el lugar que estaban mis tías y estas se arrodillaron en el suelo para poder comerme el pene.
Las dos se veían hermosas con el pelo en la cara y exhaustas por el sexo que habíamos tenido. Se turnaban en intervalos de 10 segundos para ir chupando mi polla y, mientras una se comía mi glande, la otra lamía mis testículos.
Era la mejor vista que había tenido en toda mi vida, un momento único hasta aquel entonces.
Tras estar cerca de 5 minutos así, llegó el momento de dejarles mi semen encima por última vez ese día.
Me levante y empecé a masturbarme con ellas debajo de mi pene mirándome. Cuando sentí que me iba a correr, les acerqué el pene a su cara y les dejé todo el semen restante en sus caras. Era una cantidad importante de semen teniendo en cuenta que era la cuarta corrida del día.
-Mmmmm leche caliente… que rico…-Dijo mi tía Isabel.-Bueno, ha llegado el momento de recoger esto.
Después de sus palabras, nos vestimos y empezamos a recoger toda la casa para no dejar prueba de lo que había ocurrido. No sería agradable que alguien descubriera nuestro pequeño secreto.
Tras ese día, ya nada fue igual en mi vida. Habré quedado con mis tías más de un centenar de veces para follar, varias veces con ellas a la vez. Había nacido en mí el fetiche del incesto, algo único, del cual he disfrutado hasta el día de hoy, no sólo con mis tías, sino con más mujeres de mi familia, pero eso es harina de otro costal.

3 comentarios - Visitando a mis tías III

raa1980
Muy buen relato espero con ansias mas relatos