El mundo de Libid

La odisea de Hinata en el mundo del libid:
Los derechos de los personajes y de las obra original pertenecen a sus debidos autores en el caso de esta a masashi kishimoto yo no poseo a naruto ni a ninguno de sus personajes. Esta es solo una adaptación para fines de entretenimiento.
Era una tarde tranquila en konoha y hinata hyuga una chica de apenas 17 años con un gran peso sobre sus hombros pues era de la rama principal de la familia hyuga y por ende la heredera de todo su clan; a pesar de esto hinata no dejaba de ser una chica con necesidades humanas y comunes una de ellas era el amor de su vida: naruto uzumaki; hinata suspiraba por naruto todo lo que la mente de hinata generaba era poder algún día ser la esposa de naruto, lo que ella nunca imagino era que su sueño jamás podría ser cumplido por hechos inesperados de la vida.
Hinata como cada tarde entrenaba entrena en el campo de entrenamientos de konoha ella intensamente golpeaba el poste de madera frente a ella -¡ah! –decía con cada golpe al pobre poste que estaba todo magullado y maltratado, de esa forma pasaron 3 horas hasta que el cielo se nublo y súbitamente comenzó una intensa lluvia.
-debo volver a casa pronto –pensó hinata mientras corría.
Se detuvo debajo de un toldo frente a una tienda ya cerrada, la calle estaba totalmente vacía no se sentía una sola alma en esta y la pobre chica empapada y con frio. Pasaron unos minutos cuando de repente en el horizonte apareció una sombra, hinata la miraba intrigada hasta que con el tiempo esta se hizo divisible mostrando la figura de un hombre ya anciano cubierto por una sombrilla.
-disculpe –vocifero hinata.
El anciano se detuvo frente a hinata.
-¿si?, pequeña –sonriendo con amabilidad.
-¿podría llevarme a otro lugar? Es que no tengo sombrilla y no quisiera mojarme más de lo debido.
-por supuesto, querida –le hizo una seña con la mano invitándola.
El camino hasta un hotel de aspecto dudoso y tenebroso, la chica le miraba con desconfianza pero el rápidamente la tranquiliza.
-no había visto este lugar antes.
-aquí sirven la mejor tempura de toda konoha –exclama-. Debe ser porque es nuevo.
Ambos entran y de inmediato les recibe un olor a pan recién horneado con chocolate. Hinata sonríe y de inmediato se calman sus inquietudes.
-no te preocupes este lugar es increíble.
El anciano va a la recepción y toma una llave de una pared que se encuentra a un lado de esta, volviendo luego a la chica.
-nos toca la habitación 303 –sonríe a hinata que se sonroja.
-¿h-habitación? –dudosa y alarmada.
-no te preocupes no haremos nada de eso por el estilo, nosotros solo descansaremos y comeremos la especialidad.
Hinata ya más tranquila le sigue hasta la habitación. Al entrar se encuentran con un ambiente hermoso y bien elegante hinata asombrada y emocionada no puede evitar abrir sus ojos y mostrar una expresión de asombro.
-es hermoso –dice.
-si eso decía mi esposa, por eso veníamos muy seguido.
-¿usted está casado? –pregunta ingenua.
-no, ya no –se entristece-. Ella falleció hace un año.
-lamento oír eso –baja la mirada.
-¡no es tiempo de lamentarse!, quítate esa ropa mojada y date una ducha yo pediré servicio a la habitación si nos quedaremos hasta que deje de llover quiero que estés cómoda.
-gracias –dijo antes de cerrar la puerta del baño.
El viejo tomo el teléfono y llamo a la recepción.
-tengo a una nueva candidata, tiene buen cuerpo y es joven; envíame un especial y un contrato –colgó el teléfono y sonriendo de forma maquiavélica se acostó sobre la cama.
Hinata por su lado se quitaba su abrigo dejándolo tirado en el suelo del baño, se quito las sandalias con agilidad y rapidez tirándolas a un lado, se desabrocho el pantalón empapado y dejándolo caer revelaba sus blancas y cuidadas piernas, que lucían cual fina porcelana; se quita la blusa mostrando en el proceso sus axilas sin depilar y con abundante vello color azul oscuro igual que su pelo largo y mojado hasta la cintura; retira su sostén rosado dejando caer sus abundantes senos con una aureola tostada que rebotan levemente por último se despoja de sus bragas con diseño de ositos de goma mostrando una abundante cantidad de vello púbico azul oscuro que incluso llegaba a hacer un leve caminito de unos poco centímetros por encima de su pubis mejor conocido como el ´´caminito del amor´´. Entra a la ducha y abriendo la llave deja que el agua recorra su suave piel; toma el jabón entre sus delicadas manos y lo frota contra su piel pasando desde su cuello, por sus blancos senos masajeándolos para limpiarlos, baja por su vientre hasta su coño el cual frota enjabonando el abundante vello de este y pasando su dedo medio por entre la raja vaginal de la chica, lo mismo hace con su ano abundante también de vello; baja por sus piernas con suavidad y delicadeza luego levanta su pierna derecha para poder lavar bien su pie y repite el proceso con el siguiente ya cuando siente que está lo suficientemente enjabonada abre la llave y deja correr el agua por su piel y lavando también su pelo.
Al finalizar su baño se envuelve con la toalla y sale a la habitación donde encuentra al anciano sentado comiendo un pan relleno de chocolate.
-disculpe –dice tímidamente-, no tengo un cambio de ropa ¿podría ver si la recepción puede enviar uno?
-esto es un hotel no una tienda de ropa, querida –responde el hombre-. Pero de seguro pueden hacer algo, pero antes, quiero algo de ti.
Hinata siente un escalofrío recorrer su cuerpo y de inmediato se atemoriza –no, no puedo hacer esas cosas… –responde apresurada.
-no te preocupes –la interrumpe, no soy la clase de hombre que se aprovecha de una jovencita en apuros.
-lo siento, ¿Cuál es su petición? –sonrojada lo que la hace ver más mona.
-solo quiero que una linda jovencita como tu comparta una comida con un anciano como yo, a mi edad eso es un privilegio de pocos –extiende un pan a la sonrojada chica.
Hinata ingenuamente acepta la proposición de aquel hombre sentándose vestida tan solo con una toalla al lado de este; toma un pan en su mano y lo mira por un momento mientras su boca se hace agua.
-no te preocupes, tiene buen sabor confía en mí.
Da un bocado a aquel bollo y en su oca se mezclan los sabores del recién horneado pan y el sabroso chocolate negro. Ella dibuja en su rostro una expresión de satisfacción y deleite inmenso había encontrado su nueva comida favorita.
-¿te gusta? –pregunta el sujeto.
-hmf… -responde hinata con la boca llena.
-me alegro –sirve un vaso de una bebida color rosa claro y se la entrega.
-¿Qué es? –pregunta.
-es licor de fresa –responde el.
-lo siento aun no puedo beber soy menor de edad –rechaza con una mano en la otra sostiene el bollo.
-no te preocupes –sonríe-, es perfectamente legal el grado de alcohol que posee es mínimo y es alcohol de fresa técnicamente no es alcohol sino jugo, vieja receta de la casa.
Hinata aun dudosa pero presionada por la invitación de aquel hombre acepta la bebida y dando un trago a esta saca la lengua y aprieta fuerte los ojos – ¡es muy fuerte! –exclama.
-no te preocupes es normal, la primera vez también me paso, solo pruébala más y ya se te pasa.
Ella sigue su consejo y efectivamente la sensación se torna placentera como un cosquilleo en su garganta y lengua. –esta bueno.
-me alegra que te guste –sonríe.
Hinata dejando la timidez a un lado a causa de la bebida come con más energía sin saber lo que en realidad tramaba su compañero de cuarto, pasan unos minutos desde que la chica dio el primer trago al vaso y ya comienza a sentir su cabeza dar vueltas, sus pezones se endurecen y su coño por si solo comienza a mojar la toalla y la cama.
-tienes algo de chocolate ahí –señala con el dedo.
-¿Dónde? –dice la jovencita.
Él se acerca a ella y con su lengua limpia el chocolate de la cara de la chica –ahí.
Hinata se tambalea a causa de la sustancia y el anciano aprovecha l circunstancia tomándola entre los brazos y recostándola. –tengo algo que pedirte.
-si… -dice levemente hinata casi como un susurro.
-¿quisieras tener sexo conmigo?
-no… puedo…
El anciano despoja de la toalla a hinata y con un rostro pervertido e intenciones lascivas comienza a tocar el coño de la chica excitándola más y más arrancándole gemidos sinceros y profundos a la pobre chica.
-¿deseas mi polla? –pregunta.
Ella jadeando, sudada y con un deseo inmenso responde: -si deseo tu polla.
-cerremos el trato –se levanta de la cama y saca de un bolsillo un extraño condón con muchos garabatos extraños, se lo coloca y colocando su grueso y erecto pene en medio de los labios vaginales de la chica, la mira a los ojos y sonríe con malicia enterrando su pene dentro de la vagina virgen de hinata esta siente un intenso dolor pero debido a su condición no es capaz de expresarlo.
-cuando llegues diles que Yeron te envía.
Él entierra su pene hasta el cérvix de hinata y al momento en que la punta de su pene hace contacto con el pene de hinata esta suelta un último y agudo gemido antes de desaparecer siendo absorbida por un portal que se abre justo dentro del útero de hinata.
Antes de desmayarse logra ver un bosque de luces verdes y amarillas. Se despierta al cabo de unas horas encontrándose en una jaula de madera en medio de lo que parecía ser una tribu, se mira a si misma dándose cuenta de su desnudez y de un peculiar tatuaje que le había aparecido en el área de su estomago este tenía forma de un circulo atravesado por una lanza y múltiples líneas onduladas alrededor. Se oye una música de tambores en el aire y todos los machos comienzan a salir de las chozas y mirándola…
Fin del capítulo 1.

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