La semilla inutil - Capitulo 21b: Me haces bien

Damas y caballeros, el final alternativo numero 2:

Aclaracion: Todos los personajes involucrados en actos sexuales son mayores de edad. Con respecto a los demas, se reserva la informacion.

Puede contener lenguaje ofensivo y situaciones maduras (ademas de las sexuales)

Capitulo anterior: http://www.poringa.net/posts/relatos/2857484/La-semilla-inutil---Capitulo-21a-Aquella-propuesta.html

Habían pasado varios años de mi graduación. Por aquel entonces me encontraba viviendo sólo, retornando de una gira por Cuba. Solía ir muy seguido. Quería ver si por casualidad la encontraba. Siempre que iba preguntaba por ella: nunca me dieron razón, pero ese año un amigo del Conservatorio de La Habana tenía una información:
- Fue a Suiza, según lo que me han dicho, maestro.
Busqué y fastidié a varios contactos del Ministerio de cultura y en los consulados respectivos para viajar a Suiza. Todas mis gestiones fueron en vano.
Luego de una infructuosa incursión al Ministerio, pasé por un supermercado, buscando una revista o libro. Encontré una publicación dedicada a la música, la revisé a la volada. Al no encontrar nada acerca de guitarra, la dejé en su lugar.
Llevé un libro de ciencia ficción cuando en caja me crucé con una chica que atrajo mi atención. No por su físico ni por su postura: llevaba la revista que había dejado, la tenía abierta en un artículo titulado «De Cuba a Suiza: un cajón por maleta».
Le quité la revista para mirarla, pero no pude ni verla un segundo. La chica se quejó, llegó la seguridad del establecimiento. Luego de dar las explicaciones, un muchacho trabajador me tendió un ejemplar que pagué gustoso, dejando el libro en su lugar.
Salí del supermercado y me senté en la puerta, mis manos temblaban..., acaso sería?
Ubiqué el artículo. En la mitad izquierda se veía la foto de una muchacha delgada, de ojos marrones, nariz pequeña, rostro triangular y pecosa, muy linda. Debajo del título se leía: «Olinda Zegarra, embajadora del cajón peruano».
Era una entrevista corta, pero el dato final me hizo decidirme: Olinda estaba en Lima, y ya sabía dónde.
Fue un día viernes, como a las 5 pm. Me encontraba en la puerta de la Municipalidad de La Victoria y subí los tres pisos que me separaban del salón a visitar. Llegué allí y toque la puerta.
- Adelante, aunque la clase de hoy ya terminó -escuché desde dentro.
La garganta se me seco. Dude un momento y casi di la media vuelta, pero cogi el picaporte y empuje la puerta.
Al entrar la vi. No había cambiado nada. Ella me miró y se notaba que estaba sorprendida.
- Juli...
- Hola, Oli - le dije, como si hubiera sido hace una semana que se fue - . Te estuve buscando.
Olinda se quedó estática, sin saber qué decir.
- Me aceptas un café?
Olinda y yo fuimos a un restaurante cercano. Al sentarnos en una de las mesas, ella empezó a olisquear el ambiente del lugar, moviendo su nariz como un conejito.
- Perdóname, Julián -dijo, al fin.
Tomé su mano entre las mías. Llevaba una sortija de plata conocida para mi.
- Todo está olvidado, Oli. Antes bien quiero que me cuentes qué ha sido de ti.
Ella bajó la mirada. Me di cuenta que lloraba.
- No llores, Olinda. Eres demasiado bella para llorar en público.
- Nunca debí perderte, Juli. Desde que me fui me odié todos los días. No hubo ni un solo momento en que no pensara en ti.
Le pregunté por qué no llamó o me escribió.
- Porque creí que me odiarías. Preferí que me olvidaras.
Me volvió a parecer tan frágil, tan dulce. Entendí que había sido ayer cuando abordó el bus y se marchó.
- Bueno, pero estas aquí y eso es lo importante.
Mientras caminábamos por la plaza, me contó su experiencia viajando. Yo, por mi parte, le conté todo acerca de las chicas y mujeres con las que estuve.
- No debiste llevarte a la cama a Caricia, aunque quién soy yo para juzgarte?
Le informé que había tratado de ubicarla, viajando a Cuba en reiteradas ocasiones.
- Allá sólo me dediqué a estudiar, Juli. Era rara la ocasión en que tocaba. Por eso ningún músico académico te pudo dar razón acerca de mí.
Le estábamos dando la vuelta número treinta cuando nos besamos.
- Cierta persona no ha perdido su tecnica -, me dijo, mientras abria los ojos.
Le retruque diciendo que ojala y ella tampoco hubiera perdido “su tecnica”. Se rio y su risa me sono al toque celestial de los angeles trompeteros: en que momento me iba a decir que Adam era un ganso terrible?
-Por lo visto tus compañeras no eran muy habiles, o me equivoco?
Le confese que algunas lo eran, pero que no solia venirme con mamadas nunca: solo con las suyas.
-Eres un zalamero. El peor que conoci en mi vida.
Caminabamos como dos locos: no se como pero pasamos por donde quedaba el hotel a donde la lleve hace años: ahora era una iglesia evangelica: nos reimos como dos locos al pasar por la puerta. Sabia que pensabamos lo mismo, pero aun no queria llevarla a la cama. Habia una cuestion pendiente y era el tal Carlos, el ex por el cual me dejo.
- No te deje por el, Juli: aclaremos. No estaba preparada para volver a estar con alguien.
Me comento que jamas lo volvio a ver. Una amiga que tenian en comun le dijo que Carlos estaba en la carcel por violencia domestica.
Ya estaba: tome una decision y se lo hice saber.
Fuimos hasta mi casa (me habia mudado a un departamento en Jesus Maria -distrito centrico de Lima- ). Ella estaba radiante, aprobó mí decoración de soltero y, echando sus brazos a mi cuello, me atrajo hacía la cama.
- Te amo, Juli. Te amo más que antes.
Nos desvestimos a medias, Olinda bajó a mí entrepierna e, introduciendo mí miembro en su boca, iniciamos la recuperación de lo nuestro.
- Chupa, que yo te aviso -le dije.
Era una delicia su técnica de mamar, seguía siendo una experta. Sentía su lengua jugando con mi glande, su boca era muy hábil.
Sentí mí habitual cosquilleo, le avisé y no me hizo caso: más bien se amarró su cabellera lo mejor que pudo y redobló su actividad, provocando mí venida, la cual tragó como un aperitivo.
Siguió con su menester oral hasta que consiguió una nueva erección. Velozmente se situó sobre mí, se dejó clavar por mi pene: su vagina estaba prácticamente babeando. En menos de un segundo mi glande se alojo entre sus sedosos labios vaginales y, al siguiente, sentia su ardiente conducto adoptando mi verga: Olinda se deslizaba en mi miembro y, cada vez que se dejaba caer, esperaba unos instantes para poder alzarse nuevamente.
- Ufff, Juli. Te he extrañado. Ufff, ufff... Tu me volviste una pajera, mierda. Ufff, que rica pinga. Lléname de ti, Julián.
La pasión me desbordó, Olinda se dejó caer sobre mí verga en el momento exacto del clímax, provocando que mí semen ingrese a su útero sin intermediarios.
- Ayyyyy, Juli: esta bien calientito…, hace cuanto que no cachas? Sí, eso es lo que me hace tanto bien…
Conversamos hasta altas horas de la noche: en mitad de nuestra tertulia, pregunte lo que habia deseado hacer desde hace muchos años:
- Oli, quieres ser mi enamorada?
- Si - dijo sin pestañear y mirandome a los ojos-, el viaje ha sido largo: y no refiero a mi periplo por Cuba y Suiza. Jamas debi irme de tu lado, Juli: jamas.
Se acurruco junto a mi y, con un beso, me deseo las buenas noches.
Desperté junto a Olinda cuando aún no amanecía. Me levanté sin hacer ruido y me quedé viéndola: verla dormida, tan bella, me hizo acercarme y acariciar sus cabellos.
Apareció el sol, y con él Olinda despertó.
- Buenos días, mi amor -me dijo, sonriente - Te amo.
- Buenos días. Te amo.
Ella miro el anillo que le mande a traves de su madre. Me comento que, desde que lo recibio, nunca se lo saco. Y que solia presentarlo como un anillo de compromiso.
A los pocos días, Olinda se fue.
Se fue de su casa, y se quedó a vivir conmigo.


FIN

Segundo final alternativo: este final lo hice debido a que hubo quien pensaba que la historia de Olinda y Julian no debio teminar como en el capitulo 12: asi que ya cumpli, fans de Olinda
El proximo capitulo es el final oficial, y lleva por titulo: "ella es". No les prometo un mal final, pero este sera agridulce.
La imagen en miniatura del post es el dibujo que hizo Julian basandose en Olinda: si no logran verlo, les recuerdo que estos apareceran en nuestro ultimo post
Desde ya, les agradezco el tiempo que se tomaron en leer mi relato. Y por supuesto gracias a todos los que me han acompañado hasta hoy.
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