La Negra

Tenía 18 años por aquel entonces, ya había tenido sexo con varias mujeres, lo disfrutaba pero faltaba algo. Siempre lo hacía con chicas de mi edad y era genial pero sentía esa falta de experiencia en ellas que no me dejaba disfrutar al 100%. Hasta que llego ella; La Negra.

Era la típica petiza con buen culo y senos pequeños, su largo cabello y negro combinaba con sus enormes ojos y sus labios que con una de sus sonrisas picaras alcanzaba para volverte loco.
Tenía 26 años y desde hace 2 era madre soltera de una niña a la cual criaba sola. Joven, bella, madre e independiente, trabaja para mantenerse a ella misma y a su hija. No necesitaba de un hombre más que solamente para satisfacer sus deseos sexuales y eso me encantaba, la sensación de solo ser un objeto de placer de ella me volvía loco.

No teníamos mucho en común, la verdad poco y nada. Pero en un mundo de redes sociales alcanzaba y sobraba para que nos hiciéramos “amigos” y desde la primer charla pegamos onda, una química especial, no tardamos mucho en estar juntos en una cama, con ella se gozaba todo lo que no podía gozar con otra pero una de las tantas noches que pasamos juntos fue inolvidable.
Era viernes, a eso de las 21:30 salía de la facultad y le eche una ojeada al celular.

-“Veni, te espero” decía el mensaje, que contenía el numero de un cuarto y la dirección de un hotel muy importante de la ciudad.

No me quedaba lejos así que fui caminando aunque mi mente volaba con las miles de cosas que imaginaba. No tarde mucho en llegar al hotel y estar frente a la puerta de la habitación, golpee con ganas, casi con desespero pero también con mucha intriga.

La puerta se abrió y allí estaba ella, tenía unos zapatos con tacos bien altos y usaba un vestido negro muy corto y ajustado. Me tomo de la ropa con fuerza y me metió rápidamente la habitación.

La Negra

-“te estabas tardando, no sabes las ganas que tenia de que llegaras”. Me decía al mismo tiempo que sus brazos rodeaban mi cuello y nos fundíamos en un largo beso –“¿sabes que te voy a hacer hoy? Te voy a hacer pasar la mejor noche de tu vida”. Sin perder tiempo se arrodillo ante mí y me bajo los pantalones, no tardó mucho en poner mi pene lo más duro posible.

Con una de sus manos me tomaba con fuerza de una de mis nalgas mientras con la otra acariciaba suavemente mis testículos. Su boca se adueñó de mi sexo al instante, lo recorría de punta a punta, lo besaba, lo lamia, se lo metía por completo mientras me miraba con picardía. No necesitaba de sus manos para darme placer, sabia usar muy bien su boca y sacaba provecho de ello.



Estuvo así varios minutos hasta que se levanto

-“sácate todo y tírate en la cama.”

Me desnude rápidamente y me puse cómodo al mismo tiempo que ella se ponía a mi lado. –“Te toca a vos” me dijo mientras se levantaba su vestido se ponía encima mío, casi sentándose sobre mi rostro dejando su vagina y su ano al alcance de mi lengua. Debajo de el no tenia nada.



La tome de la cintura con fuerza mientras mi lengua recorría toda su vagina hasta llegar a su ano. Era delicioso y ella le encantaba que se lo lamieran. Mientras se lo hacia una de sus manos bajaba a su entrepierna para empezar a masturbarse mientras con la otra acariciaba suavemente mi verga. Sus gemidos aumentaba y conforme pasaban los minutos su vagina se ponía más deliciosa

-“Quiero que acabes para saborear toda tu conchita”

-“Dale mi amor, seguí así que voy lo voy a lograr” decía entre gemidos mientras sus dedos no dejaban de acaricia su clítoris

No tarde mucho sentir como su cuerpo se estremecía mientras soltaba un fuerte gemido y liberaba sobre mí su más dulce néctar. La saboree entera mientras disfrutaba sus caricias pero no todo había terminado. Apenas se recompuso se salió de encima de mi rostro y se puso de frente a mí.

Nos abrazamos y nos comimos la boca a besos mientras buscaba acomodarse para meter mi cuerpo en el suyo. De golpe y de un solo sentón sentí como mi pene recorría el interior de su conchita

Era mi debilidad, sabía que me encantaba esa posición y empezó a darme fuertes y rápidos sentones. Su cuerpo saltaba sobre el mío, y cada tanto paraba un poco y meneaba sus caderas para que mi verga no dejara espacio por recorrer.

Mis manos que la tomaban de la cintura fueron subiendo lentamente hasta hacer míos sus pechos, baje su vestido y se los deje al descubierto, eran hermosos, sus pezones estaban bien duros y firmes, no perdí la oportunidad de acariciarlo con las punta de mis dedos.

-“Dale putita, seguí cabalgando que eso me encanta”

-“Si mi amor!! Soy toda tu puta.” Gritaba al mismo tiempo que volvió a bajar su mano para masturbarse nuevamente

Me enloquecía y de a poco empecé a sentir como se aproximaba mi orgasmo pero aun no era el momento. Se detuvo y saco mi verga de su vagina, la tenía roja y estaba punto de explotar.
Frotaba la punta de mi pene por su clítoris, por entre sus labios, mientras sus manos la masturbaban rápidamente, no tardó mucho en volver a sentir ese delicioso estallido, tiempo suficiente para bajar mi calentura y ganar fuerzas para lo que seguía.



-“Ya sabes por donde quiero.” No hizo falta decir más para que se pusiera de espaldas a mí y se sacara por completo su vestido, pero esta vez apoyo suavemente la punta de mi verga en su ano y muy despacio fue introduciéndolo en ella.

-“Así es como te quiero llenar de leche putita.” Le decía al mismo tiempo que la nalgueaba con fuerza para que empezara con sus ricos sentones otra vez.

Sentir mi pene recorrer su ano era el mayor de los placeres, la idea de hacerla mía por ahí detrás me ponía aún más caliente y a ella parecía gustarle mucho más la idea.
Brincaba sobre mí, sentía el placentero sonido de sus nalgas chocando con mi cuerpo, sus gemidos entremezclados con los míos. Era todo perfecto y no quería detenerme hasta que la última gota de mi semen estuviera dentro suyo.

-“Dale mi amor, lléname entera de vos.” Gemía con fuerza a la vez daba sentones más rápidos y más fuertes, no me quise quedar atrás, la tome de la cintura y empecé a darle embestidas a ese ano tan acostumbrado a mi



Poco a poco sentía como llegaba el momento y no pude contenerme más. Soltamos un fuerte gemido mientras sentía como la llenaba de mi semen bien caliente. Seguimos moviéndonos estirando lo más posible ese orgasmo tan delicioso.

-“Que calentita que esta!” Decía la negra, con una mezcla de cansancio y placer.
De a poco fue parando hasta detenerse por completo y lentamente se fue levantando hasta sacar mi verga por completo de su interior, detrás de ella salía lentamente ese rico semen caliente.

-“Me lo quiero comer todo!” Dijo con mirada picara y tono seductor mientras con sus manos abría bien sus nalgas.

Haciendo un poco de fuerza expulso mi semen de su interior dejándolo todo sobre mi pene, testículos y vientre. Se volteo, me miro a los ojos con una lujuria increíble y lamió todo mi cuerpo, tragándose hasta la última gota de mí



Empezó a hacer un camino de besos desde mis partes íntimas, hasta mi pecho, pasando por mi cuello y llegando hasta mi boca. Mis labios, lo que habían saboreado su cuerpo se hacían uno con los suyos que recorrieron lo más íntimo de mí. Una mezcla de sabores deliciosa que lo transformó en uno de los besos más ricos que di en mi vida.

Nos quedamos en la cama, abrazos, acariciándonos suavemente, diciéndonos al oído lo mucho que disfrutábamos el uno del otro. De pronto se levantó y se dirigió hasta el baño, desde la puerta me hacía señas con su dedo para que fuera mientras se perdía por detrás de la pared.
Al llegar la veo sumergiéndose en las aguas de un cómodo yacusi.

-“Metete mi amor, la noche recién comienza….”

3 comentarios - La Negra

OliverioReyna +1
"Te voy a hacer pasar la mejor noche de tu vida",,, me puso a tope... excelente relato +10
The_Revelator +1
que bueno que te haya gustado!! lo leí y no estaba muy convencido, en mi mente se leía mejor jaja
kramalo +1
muy bueno....!!! una mina asi, te liquida a conchazos..ja!
The_Revelator
Adicta a los sentones la Negra! jaja gracias por pasar!