Atendiendo una solicitud.

Dentro de mi trabajo con el municipio de la ciudad, atendía las solicitudes de las colonias para rehabilitar el alumbrado público, la mayoría de los presidentes eran hombres, pero siempre había algunas mujeres, una de ellas, cada vez que solicitaba algo, me decía que en atención cuando se fuera a su colonia, que pasara a su casa con mi personal, para que nos invitara un agua, un día le tome la palabra y lo que la gente bajaba las lámparas y las arreglaba, la fui a ver si efectivamente nos obsequió una gran jarra de agua, y a mí me ofreció cerveza bien fría, ella era una mujer normal. 1.50 De estatura, delgada, poco pecho, pocas nalgas, (creo que es la manera más fácil de describir a una mujer por parte de los hombres), unos 30 años, nada extraordinario, en la plática le agradecí la atención, y ella se disculpaba por no poder ofrecer algo más como una comida, o una botana, a lo que contestaba que no era necesario porque realmente ese era nuestro trabajo, por el cual ya nos pagaban, como insistía, le dije que para que no se sintiera tan mal, mejor yo la invitaba a comer algún día que pudiera y le di mi número de celular, y empezamos a salir de vez en cuando, una comida, un café, un agua, dependiendo de su tiempo, ya que tenía marido e hijos que atender, y además por las tardes estudia computación. Siempre en las pláticas salía a relucir a veces el doble sentido y me aventure a decirle que haber que tarde se escapa de su clase de cómputo y la llevaba a platicar a algún otro lado, un día sin esperarlo me llamo, y me dijo que tenía pensado no ir a su clase que si podía ir por ella, así que más veloz que un rayo, accedí, como su escuela estaba por la altura del tecnológico y no sabía a donde llevarla, me fui sobre las riberas rumbo a san Jacinto Amilpas, ella preguntaba, que a donde la llevaría, a lo que le respondí que pensaba ir a un lugar por ahí cerca para estar a solas y poder platicar a gusto, a menos que tuviera algún lugar en mente, como me dijo que no conocía ningún lugar a donde ir por ese rumbo, que la llevara a donde quisiera, ya está, pensé, así que enfile rumbo al motel Atenas, ya cerca le dije, me dijiste a donde quisiera verdad? A lo que dijo que sí. Bien, le dije, ya estamos aquí y entre, una vez adentro, me dijo Yo no dije que me trajeras a un motel, pero tú me dejaste escoger, que vamos a hacer? me dijo, era obvio, pero no podía contestar eso, quedamos en platicar tranquilamente y eso vamos a hacer, nos sentamos, me dijo que su marido iba a pasar por ella a la escuela en dos horas, que tenía que estar allí, aún hay tiempo le dije, y me le acerque, la abrace, a lo que no opuso resistencia, y empezó a besarla poco a poco, sin prisa, sus mejillas, su cuello, y cuando la ví de reojo tenía los ojos cerrados y de dejaba llevar, la empecé a desnudar mientras la seguía besando, le quite la blusa, baje su falda, llevaba un sostén con encajes rosas de media copa, que dejaba entrever sus pechos blancos, lo que excitaba bastante, no eran grandes pero me encantaba su presentación, sus calzones blancos eran estilo frances, le cubrían, bastante las nalgas, pero su corte en los costados hasta la cintura la hacía lucir bien, espera me dijo, desvístete mientras yo me quito esto, pues me da pena, se metió entre las sabanas y se despojó de su ropa interior, mientras yo me quitaba todo y lo dejaba en el sofá. Levante las sabanas y nos acostamos de frente, empezando el cachondeo, empezamos a besarnos, mientras lo le acariciaba los pechos, sus nalgas, los muslos, metía levemente mi mano entre sus piernas, rosaba su sexo, que se sentía ya bastante húmedo, ella me acariciaba la espalda, y me agarraba mi miembro masajeándolo, se dio media vuelta quedando de frente y aproveche para ponerme encima, le separe las piernas y me acomode entre ellas y con el pene bastante duro le rosaba su sexo, sentía como se mojaba y resbalaba por sus labios, metí las manos tras sus brazos y empecé a chupar sus pechos, blanco y sus pezones rosados, ella solo suspiraba con los ojos cerrados, sentía como su cadera se movía arriba y abajo, a los lados, para frotarse con mi pene, yo no quería penetrarla, me gustaba esa sensación y ver que ella intentaba encajárselo, pero no aguanto, metió su mano agarro mi miembro y se lo acomodo, se lo di todo hasta el fondo, lanzo un leve quejido y suspiro a la vez, y empezó a mover su cadera con bastante ritmo, muy rápido de arriba abajo, así que la tome de las caderas y me quede quieto, se movía con frenesí, estaba muy mojada, sentía como me escurrían sus jugos por mis muslos, la deje que se moviera a su antojo, jadeaba y se arremetía con fuerza, hasta que vi como apretaba las piernas y temblaba, las abría y apretaba a la vez, hasta que quedo quieta, me dejo bastante mojado, sigue así me dijo, así que agarramos la del misionero, y ahora empecé yo a moverme, adentro y afuera, estaba tan jugosa que me costó trabajo venirme, a cada rato preguntaba, ya te vas a venir? A lo que respondía que aun no, ya dámela decía, ya vente, y jadeaba cerraba los ojos lo que me excitaba más, así que la arremetí con todo y con fuerza, bastante rápido, ella daba pequeños gritos, cuando le dije me vengo mi amor, me vengo, ella solo balbuceo, si,si,si, muy rápido y se le solté mi leche, un gran chorro, me quede quieto, sintiendo que se lo había metido hasta el fondo, ella, se movía sus caderas muy levemente y se contraía. Terminamos, cuando que hice aun lado, había una gran mancha de humedad en las sabanas, ella era la primera mujer que conocía que se venía y se mojaba bastante. Se acurruco a mi lado y se puso a sollozar, que pase le dije, porque lloras? Me creerías si te dijera que nunca he engañado a mi esposo? Me entro el remordimiento, que va a pasar?, no pasara nada le dije, así pasa la primera vez, no tiene por qué enterarse, nadie le va a decir, se siente uno mal, pero se vuelve acostumbre, no te preocupes, la abrace, y le bese, en sus mejillas, y en los labios, nos quedamos un rato así, vámonos le dije, tengo que entregarte a tu esposo sana y salva, rio levemente, nos duchamos, salimos en silencio, no hablamos en todo el camino, solo cuando la deje cerca de la escuela al despedirse me dijo, gracias, espero verte otro día, cuídate y se fue.

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