Detrás de la lente (parte 2)

Cuando llegaron a la altura donde ella estaba, y cerca de donde yo tenía mi punto de grabación, el mas joven detuvo a su padre.
- Mira eso, dijo señalando a Natalia. Desde allí se veía claramente la tanga desplazada y todo su sexo quedaba expuesto.
- Vaya con la señora, dijo el mayor.
- Y mira la botella. Esta puta se emborrachó y se quedó dormida. Tengo ganas de cobrarme alguno de sus desplantes, dijo el joven acariciandose la entrepierna.
- La verdad que se lo tendría merecido. Además está tan falta de verga que no creo que se enoje si le damos una buena ración. Por lo menos siempre se queja de que su marido no la atiende.
- ¿ Estará sola?, preguntó el joven
- El auto del cabrón no está así que debe estar trabajando. Ni sueña con los cuernos que están por salirle, dijo el viejo también bastante excitado.
- Toda tuya papá. Ve tú primero, dijo el joven.
El viejo se desnudó rápidamente de espaldas adonde yo estaba. Pude ver que a pesar de sus años, no tenía una pizca de grasa y su cuerpo era musculoso seguramente por el trabajo. Así de espaldas a la cámara, comenzó a masturbarse lentamente, como para ponerse en estado.
En ese momento mientras esto ocurría en el parque, escuché un auto que llegaba y vi a Richard entrar a la casa. Me quedé helada. Una tragedia estaba a punto de ocurrir y solo yo podía detenerla, pero como hacerlo?. Me limité a seguir filmando.
El viejo se acerco sigilosamente hasta la reposera. Una vez allí, comenzó lentamente a acariciar a Natalia. Primero las piernas y luego subiendo a contrapelo llegó hasta su sexo, que como dije estaba húmedo y una vez allí, uno de sus dedos comenzó a juguetear con sus labios vaginales y a separarlos. De inmediato detectó que la humedad era mas que suficiente para lo que quería hacer.
Natalia dormida y borracha, gemía ante las caricias cada vez mas posesivas del macho.
Un imperceptible movimiento de cortinas en la planta alta hizo que alejara un poco el zoom para incluir esa ventana en el cuadro. Allí se asomó Richard y su cara de sorpresa ante lo que veía fue para un cuadro. De inmediato se refugió detrás de la cortina para que no lo vieran asomando apenas sus ojos.
Luego de unos minutos de este tratamiento, el viejo tomó las piernas de Natalia y la atrajo hacia la punta de la reposera, haciendo que sus rodillas se apoyaran en el cesped, quedando así el centro de su cuerpo bien accesible para lo que seguía. En ese momento se dio vuelta y levantó el pulgar a su hijo como que todo estaba bien. Recién allí pude verlo completo. El animal tenía una verga de no menos de 20 cm. Y gruesa como un aerosol. Jamás había visto en directo semejante herramienta, y por supuesto, mucho menos había tenido una de esas adentro. No debía ser fácil de acomodar. Además estaba dura como un poste. Evidentemente no todos los hombres de mas de 50 tenían problemas de erección como Richard. Yo sentí como empezaba a mojarme ante la escena que ya me imaginaba.
Cuando la tuvo arrodillada y con el cuerpo acostado sobre la reposera, se arrodilló a su vez detrás de ella, con una mano tomó su verga y con la otra abrió sus labios vaginales para facilitar la entrada. Cuando todo estuvo listo simplemente avanzo unos centímetros.
Natalia dormida, gimió de dolor o de placer, eso no lo puedo asegurar.
- Volviste papito, dijo todavía dormida.
El viejo sin contestar nada, avanzó otro poco.
- Uhhh, parece que las pastillas hacen efecto, mi amor. Está dura como nunca, dijo
Otro avance y ahora ya era evidente que no era la verga miniatura de su marido. Debía sentirse llena como nunca. Esta vez simplemente gimió sin decir nada más.
El joven se acercó por el costado para no perder detalle de lo que pasaba, y lentamente comenzó él también a desnudarse.
El viejo ya con mas de la mitad de su verga dentro de mi amiga se adueñó de sus tetas, obligándola a arquear su cuerpo. En ese momento Natalia abrió los ojos y lo primero que vio fue al Joven que tenía puesto solo su slip abultado.
- Papi, el joven de la piscina nos está mirando, y en ese momento miró hacia abajo y vio dos manos negras que magreaban sus tetas. Allí comprendió que no era su esposo quien la estaba sometiendo.
- ¿ Qué hacen? Atinó a decir, justo antes que el viejo guardar su herramienta por completo en su pequeño cuerpo. El aullido de Natalia fue estremecedor.
- Ahhh, me partes, me partes, dijo justo antes de que el joven ya desnudo y con una verga heredada de su padre, se la metiera en la boca.
- Silencio señora. Chupe y disfrute, vamos que vergas así no se ven todos los días, dijo el muchacho con su típica sonrisa perversa, esta vez, plenamente justificada.
No se si Natalia intentó resistirse, porque el joven la presionaba de la nuca y la mitad de su verga entraba y salía de su boca, mientras el viejo comenzó un mete y saca bestial que la sometió por completo.
En ese momento hice foco en la ventana del primer piso y la imagen me paralizó. Richard asomado entre las cortinas, estaba masturbando su pequeña verga, gozando de la manera en que empalaban a su mujer. La cara de placer que tenía era evidente. Voyeurista, cornudo y consentidor. Todo en una sola persona.
El pleito se decidió a favor de los perpetradores mas que rápído. Apenas un par de minutos de pistoneó y Natalia acabó como una marrana, como seguramente hacía tiempo que no acababa, si es que alguna vez acabó de esa manera. El joven se retiró para dejarla disfrutar de su orgasmo.
Cuando se recuperó el viejo comenzó la aceleración final.
- No me llenes hijo de puta, dijo, Natalia.
- No hay Dios que me haga sacarla, puta, dijo el viejo metiéndose hasta el fondo y comenzando a eyacular como una bestia.
- No, no, no, decía Natalia que seguramente sentía como ese semen la quemaba por dentro.
Por fin, el viejo cayó sobre su espalda. Luego de un par de minutos se retiró. Se escuchó un ruido como si descorcharan una botella y por entre las piernas abiertas de Natalia comenzó a correr un río blanquecino y grumoso.
- Vaya con la señora, dijo el viejo
- Ahora ya está preparada, dijo el joven tomando posición.
La levantó del suelo y la acostó boca arriba sobre la reposera. Natalia todavía estaba en shock por lo ocurrido así que no opuso ninguna resistencia.
El joven le separó las piernas, las levantó y se ubicó entre ellas, apoyando sus manos al costado de su cabeza, y con los pies en el suelo. Su vara estaba apuntada correctamente hacia el sexo de Natalia. Por un minuto envidié lo que estaba por comerse.
Un temblor en la cortina hizo que acercara la imagen del primer piso. Un manchón que no dejaba dudas de su origen apareció en la cortina delante de Richard. El cornudo lo estaba disfrutando como un marrano.
Lentamente el joven se dejó caer sobre Natalia, hasta cubrirla por completo con su cuerpo. La conjunción fue total. Mi amiga se habia convertido rápidamente en una experta para alojar vergas colosales.
El viejo miraba mientras se masturbaba lentamente su morcillona verga, que mágicamente y de manera impensada empezaba a endurecerse nuevamente. Jamás lo hubiera imaginado de un viejo. Se ve que la escena era de alto voltaje no solo para mí y el cornudo del marido.
- Hazla girar ,dijo el viejo.
Su hijo lentamente con cada arremetida la iba girando sobre la reposera, hasta conseguir que por fin su cabeza quedara colgando. En ese momento el viejo se arrodilló y tomándola de la cabeza le zampó la cabeza de su verga en la boca. En la posición que estaba Natalia, en cada arremetida el viejo le llegaba hasta el fondo. Se veía claramente como por lo menos 15 cms. de verga entraban hasta el fondo de la garganta de mi amiga.
Eran dos máquinas las que la perforaban ahora rítmicamente. El joven se metía hasta las cachas y el viejo hacía otro tanto. Natalia apenas si podía respirar, y se notaba como sus orgasmos se encadenaban uno con otro, hasta que prácticamente perdió la conciencia ante la furia sexual que la estaba arrasando. No se si se dio cuenta cuando los sementales se vaciaron. No se cuanta le dio el viejo pero ella se tragó todo, mientras su sexo rebalsaba de leche de ese joven tan viril.
Por fin, los dos se retiraron, dejándola desparramada sobre la reposera.
Se vistieron y como si nada, se fueron a trabajar al parque.
Mi amiga demoró un rato en recomponerse.
En la ventana de la planta alta las cortinas estaban cerradas y el ruido de un auto indicaba que Richard se había marchado para no ser sorprendido mirando.
Natalia se zambulló en la piscina, seguramente para sacarse de encima el olor a macho que la envolvía y quitarse también el semen que rebozaba su cuerpo.
Me quedé allí esperando la reacción de Natalia. Seguramente algo iba a hacer en cuanto se le terminara de pasar el efecto del alcohol.

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