Atada.

A raiz de una propuesta de los amigos de @adnaloal escribo éste texto basado en un post de su autoria http://www.poringa.net/posts/imagenes/2991211/Mi-mujer-atada.html, Todo lo que pasa en el relato es ficción. No los conozco, no sé nada más que lo que se ve en las fotos. Me da un placer enorme hacer ésto y además meterme de alguna manera en el mundo del fetichismo del pie y al bdsm a mi modo. Ojala les guste. 




Exequiel tiene 57 años. Maneja su auto en medio de un mar de otros miles de autos por una autopista abarrotada de gente como él que quieren volver a su casa. Viste traje gris, camisa celeste sin corbata, escucha las noticias en una radio am local. Son las seis y veinte de la tarde. Sabe que su mujer lo espera desde las tres y eso lo calienta. Intercambiaron mensajes al mediodía y él le dió las órdenes. Ella se sacó una foto en la postura indicada y obedecería quedándose así hasta que llegue. 
Exequiel es alto, de pelo canoso. Grande, mantiene todavía parte de la musculatura de su época de rugbier. Viene de la oficina donde ocupa un cargo importante en una empresa multinacional. De a poco se va alejando de la  ancha avenida metiéndose en caminos menos concurridos hasta que llega a la puerta de ingreso a un country. Saluda al guardia bajando el vidrio polarizado del auto. Hace dos cuadras por las calles internas y para frente a un chalet estilo ingles con un cuidado parque con rosales en el frente. Toca dos veces la bocina antes de bajar del coche. 
Abre la puerta principal y ve a Ana, su mujer, completamente desnuda, arrodillada y con la frente apoyada en el piso. Su culo peludo y abierto apunta directamente a la puerta. Tiene puesto un arnés en la boca similar a los frenos que usan los caballos, como un hierro cruzando su boca que no permite cerrarla. Tiene el pelo largo y ensortijado. Su cuerpo moreno no denota sus más de cincuenta años de edad. Las plantas de sus pies desnudos apuntan también a la puerta. Están llenas de barro y basura. Exequiel cierra tras de sí la puerta con llave, agarra un bastón blanco de un paragüero de mimbre y se acerca a Ana en silencio. Ella lo escuchó entrar y sus movimientos, pero no levantó en ningún momento la frente del piso. Su respiración entrecortada y el movimiento apenas circulas de su culo dicen una sola cosa, está muy caliente. Poco a poco al acercarse, él ve un charco de meada entre las piernas de Ana. 
-Muy bien puta, no te moviste. Te ganaste tu premio.- Le dice con su profunda voz de barítono y sin mediar más le da un fuerte golpe con la varilla en la nalga izquierda. Ana se sacude por el golpe que deja una marca roja en su culo. Da un gemido mezcla de placer y dolor. El enseguida le da otro fortísimo golpe en la otra nalga. Ella vuelve a gemir, esta vez casi gritando, pero sin moverse de la posición indicada. Dos gruesas lágrimas caen por sus cachetes. 
- Podes pajearte puta.- Le dice él y ella desliza rápido su mano derecha entre sus piernas manteniendo la posición hasta frotárse frenéticamente el clítoris. Exequiel se arrodilla frente al culo de su mujer que se pajea enloquecida, saca la verga del pantalón abriéndose solo el cierre y se empieza a pajear él también. Lo hace rápido y mirando fijamente la mano de Ana acariciándose hasta acabár derramando la leche espesa sobre los pies sucios de su mujer. Vuelve a guardar la pija en su lugar y le dice: 
- Podes acabar- a lo que Ana apuró mucho más el ritmo de su masturbación hasta llegar al orgasmo deseado.

Atada.

El se levanta lentamente mirandola fijo. Le saca el freno de la boca y se se saca el cinturón atándolo de manera rústica en el cuello de Ana, la hace levantar y caminar como una mascota a su lado. En la mano izquierda lleva el palo blanco. Llegan hasta una habitación cerrada con llave. Exequiel busca el llavero en su bolsillo derecho y destraba la cerradura con la llave correspondiente. Dentro, lo que antes era una biblioteca hoy se ha convertido en su "mazmorra". Paredes pintadas de colores oscuros. Una sola bombilla cuelga de un cable de manera primitiva. En el centro y debajo de la luz una mesa y en los costados, sobre la pared sogas, algunos arneses y palos son todo el mobiliario que hay dentro. El hace entrar a Ana, la hace levantar y acostar sobre la mesa. Cierra la puerta tras de sí con llave.
Una vez acostada sobre la mesa, Exequiel se acerca y con una soga que se encontraba tirada en el piso ata sus tobillos a las puntas del palo blanco que traía desde la puerta. Con soltura y reciamente, ella queda inmovilizada y desnuda, a su merced, rogando internamente por esa caricia deseada.

atada

La hace levantar los pies hasta dejar su sexo expuesto. El ve su concha todavía húmeda de los flujos que salieron hace minutos. Se baja el cierre y acerca la verga dura nuevamente a la entrada de su cajeta. Peluda y húmeda se abre y cierra en espasmos de calentura esperando la penetración. El empuja el palo hasta hacer quedar las rodillas casi contra sus tetas. Le mete la verga de un empujón fuerte, rudo, primitivo. Ella lanza una especie de gemido mezcla de grito gutural. El la coge con fuerza casi brutal, metiendo y sacandola chocando sus huevos enormes contra el culo de su mujer que se revuelve de calentura en cada embate de la poronga.

bdsm

El para de repente y le ordena darse vuelta. Ella queda boca abajo. El toma otro pedazo de cuerda y ata sus manos a los tobillos, quedando inmovilizada de piernas y manos con la cabeza colgando en el borde de la mesa.

fetiches

Viendo su obra Exequiel da una vuelta completa alrededor de la mesa con pasos firmes y un poco marciales hasta quedar frente a la cara de Ana. Allí, acerca su poronga y empieza a cogerla por la boca con la misma intensidad que le cogia la concha unos segundos antes. Ella hacía arcadas y lagrimeaba pero respirando agitada de la excitación que le producía ser el juguete sexual de su marido, que a pesar de estarla cogiendo hace como una hora todavía no se sacó ni la camisa ni el pantalón. Sin ningún tipo de indulgencia Exequiel penetra la boca de su mujer con pretendida y hasta sobreactuada brutalidad. Quiere hacerle sentir el rigor de su poder, hacerla sentir su puta, su muñeca, su objeto. Quiere que muera de placer entre sus manos autoritarias y verla revolcarse suplicando por su poronga.
Vuelve a cortar para cambiar. Con precisión aprendida con ahinco va atando sus pies por los pulgares. Esto lo vuelve loco de calentura. Sus pies son su perdición. Lo vuelven loco. Los chupa, los acaricia, se hace pajear con ellos. Eso es lo que hace en éste momento. Metiendo la verga entre los pies atados, bambea la verga sintiendo que vuela de placer incomparable. Ana gime a su lado viéndolo gozar de esa manera.

pies

El se siente cada vez más poderoso, ella cada vez mas su basura preferida y ambos gozan del momento juntos.
Es hora de las tetas, piensa el arrancando la verga de entre los pies atados y empieza a atarle las mamas de manera ruda. Ahorcándolas firmemente. produciéndole un gozocísimo dolor de tetas a Ana que no para de calentarse.

Atada.

Así atada, desnuda, humillada y caliente, Ana recibe como el más jugoso manjar del cielo los dedos llenos de saliva de Exequiel que buscan el agujero de su ojete para abrirlo. Tampoco muestra ninguna contemplación en éste momento. Mete los dedos brutalmente hasta hacer abrir a la fuerza el agujero del orto. Además va tocándole el clítoris todo junto y escupiéndole la cara y las tetas al mismo tiempo.
- Goza puta, goza perra que para eso te tengo. Goza, así, así, así. Te reviento el ojete perra, goza, dale, seguí así.- le va diciendo, casi gritándole hasta que la hace caer en un orgasmo intenso, fortísimo, aniquilador que la deja exhausta y casi sin fuerzas ni siguiera para levantarse.
Exequiel lentamente la va desatando. Cariñosamente le acaricia el pelo de vez en cuando. Finalmente cuando la libera de todas sus ataduras, la lleva en brazos como recién casados hasta la cama matrimonial. La deja suavemente sobre las sábanas recién lavadas con aroma a jazmines. Se desnuda él también y se acuesta a su lado. Después de unos minutos de silencio empiezan a charlar sobre el trabajo y las novedades del día.
El matrimonio vuelve a la normalidad de todos sus días.

4 comentarios - Atada.

Pervberto +1
¡Y la pasión desatada!
paspadohastalos
Y que vuelen los angeles!
cyntia_ +1
Me encanta!
paspadohastalos
Gracias. Me encanta encantarte...😉
Lady_GodivaII +1
muy buen ejercicio!!!!
paspadohastalos +1
Todo sea para mantenerse en forma!
adnalolal +1
excelente! me gustarona las fotos de la modelo...
paspadohastalos
hay amor en esas fotos