Mi timidez y las mujeres de mi familia 29

Mi timidez y las mujeres de mi familia 29



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Mi  timidez y las mujeres de mi familia 28

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Mi timidez y mi responsabilidad guiaron mi juventud, hasta que mis tías, mi madre y mi prima y otras chicas me hicieron despertar, pero las circunstancias me abrieron los horizontes.


Fui a recoger a mi madre a la estación, cuando la vi bajar del vagón mi corazón saltó de alegría, le cogí el maletín que llevaba y abrazándola salimos a la calle, con un taxi fuimos a casa de Ana, las dos hermanas se fundieron en un abrazo, Jorge esperó a su turno y también la abrazó, después de los primeros momentos de euforia mi madre se interesó por todo el proceso, mi tío se adelantó a Ana y le contó que después de haber intentado todo cambiaron de táctica y gracias a una idea casual mía se había obrado el milagro, también le dijo que le habían hecho una ecografía y habían confirmado que era un chico y después de pararse y mirarnos a los dos continuó…


-        Y hemos pensado que le vamos a llamar… Manuel, en honor de su primo Manu, que es más que primo y va a ser su ahijado, se lo merece todo.


Mi madre y yo nos quedamos con los ojos como platos, asombrados y agradecidos por la noticia, mi tía le interrumpió…


-        Es un chico ideal, se lo merece todo, es muy atento con él, seguro que lo trata como a un hijo, le gustará darle los biberones calientes a cualquier hora.


Nos reímos los cuatro, cada uno por una cosa, luego mi madre abrió el maletín y sacó unas prendas que había comprado para el niño y otras de parte de su hermana Julia que no había podido venir, pero que le mandaba felicitaciones.


Mi tío Jorge en seguida organizó todo, llamó a un restaurante de lujo y reservó una mesa para cuatro, nos arreglamos y a la hora acordada estábamos sentados a la mesa.


La comida fue especial, a Jorge todo le parecía poco, pidió lo mejor sin reparar en gasto, cuando salimos mi tío se excusó, tenía que ir al despacho urgente, las dos hermanas pensaron ir de compras y yo pensé en volver a casa, pero mi madre dijo…


-        Como vas a estar solo, después de tanto tiempo sin vernos, vente con nosotras.


Lo cierto es que sí lo había pensado, pero no quería interrumpir las conversaciones que quisieran mantener, me fui con ellas.


Al verlas juntas, parecían gemelas, los años que se llevaban apenas se notaban, además tan contentas y animadas iban que cogidas del brazo que parecían dos crías.


Compraron de todo, zapatos, suéteres, perfumes, hasta que salió el tema del sujetador que le había regalado Ana ya hacía tiempo, mi madre le confesó que se lo ponía solo los días de fiesta, Ana le dijo que había que modernizarse y se metieron en una tienda de lencería, empezaron a ver cosas y el mostrador se iba llenando de varios modelos para elegir, yo me mantenía discretamente apartado mirando a la calle por el escaparate, era difícil abstraerse, pues hasta los maniquíes lucían verdaderas maravillas de todo tipo.


Se metieron las dos en el probador, estuvieron un rato, la dependienta les daba y sacaba varias prendas, parece que ya se decidían por eliminación cuando la dependiente me llamó y me dijo que querían mi opinión, me sorprendió, quien mejor que ellas para opinar?


El probador no era muy amplio pero lo suficiente para que nos moviéramos con soltura, estaba rodeado de espejos, cuando entré, detrás de la puerta estaba mi tía, llevaba la falda puesta pero se estaba probando un sujetador, necesitaba ya una talla más pues las tetas le estaban creciendo, mi madre me lo hizo saber cuándo se lo quitó para probarse otro…


-        Has visto a tu tía? ahora le crecen las tetas, pronto me va a alcanzar a mí, aunque tampoco tengo muchas.


Al decir esto le cogió una teta y la apretó para que me diera cuenta, mi tía se quitó la prenda y se la pasó a mi madre.


-        Toma, póntela tú ahora, a ver quién tiene más.


Mi madre un poco picada por Ana se quitó la blusa y se soltó el sujetador que llevaba, las dos tetas quedaron frente a frente a las de Ana, esta quiso desquitarse con Clara, mi madre, y me cogió una mano y se la puso en un pecho, la otra me la puso en una teta de mi madre…


-        Ahora te toca a ti juzgar, Manu quien las tiene más gordas?


Creo que este fue el momento más comprometido de mi vida, tener cogidas las tetas de mi madre y mi tía juntas a la vez, y pensar con la cabeza fría, pero la polla no era tan racional como la cabeza y pronto noté como se removía bajo el pantalón.


Ana se dio cuenta la primera al mirar al espejo y quiso presionarme más.


-        Ahora casi las tenemos iguales, pero mis pezones son más gruesos que los tuyos 


Clara, verdad Manu?


Yo rojo como un pimiento, no me decidía, pero mis dedos estaban retorciendo suavemente el pezón de cada una, Ana ganaba claramente, Clara lo sabía, pero no quería dejarse ganar.


-        Eso es en apariencia, pero los míos son más sensibles, Manu, tu sé imparcial, chúpame el mío y veréis la diferencia.


Quedé indeciso, pero mi madre sin soltar mi mano de su teta me ofreció la otra a mi boca, Ana por su parte no me soltaba mi otra mano de la suya, que endurecía el pezón por momentos al ver la situación.


Acerque la boca tímidamente y lamí el pezón de mi madre, esta dio un respingo de impresión de momento, le recordó tiempos pasados, pero se apretó contra mí y me lleno la boca de carne tierna, cuando pude espirar mi tía fingidamente airada dijo…


-        Eso no vale, así cualquiera gana, en ese plan yo también ganaría.


Me giró la cabeza e imitó a mi madre, me metió su pezón libre en la boca, lo sentía en el paladar, áspero, palpitante, esta vez fue mi madre la que vio reflejado el espejo el bulto que ya presentaba en la bragueta, aprovechando que mi cabeza pegada al pecho de Ana le ocultaba la visión, puso su mano sobre mi polla y la presionó, la recorrió de arriba abajo, estaba completamente horizontal, si la cremallera hubiera fallado estaría fuera ya, pero Clara no contaba con los demás espejos del probador y Ana estaba observando como mi madre me estaba amasando la polla.


-        Está visto que no eres capaz de decidirte, Manu te faltan elementos de juicio.


Diciendo esto se bajó la falda, bajo su incipiente vientre abultado quedó la braguita blanca de blonda que llevaba, en el pubis, se oscurecía y se marcaban los labios hinchados.


Mi madre se hizo la indignada y se bajó también su falda, sus bragas negras no trasparentaban pero marcaban el tupido manto de vello rizado, lo llevaba perfectamente depilado en forma de triángulo justo lo que le ocultaba la prenda.




-        Qué opinas ahora quien de las dos tiene mejor tipo?.


-        Yo no sabía qué hacer, mi cabeza me daba vueltas, el calor del probador, mis manos en las tetas de las dos hermanas, mi madre y mi tía, mi boca comiendo pezones sin parar y viendo los dos coños apenas cubiertos, me tuve que apoyar en una pared con espejo, las dos mujeres se asustaron, me vieron rojo y al momento pálido, mi madre le dijo a Ana.


-        Hermana le has agobiado mucho, aún es muy joven.


-        Yo? Y tú que le estabas sobando la polla?, pues menudo bulto se notaba, seguro que ha sido por eso.


-        Tú crees? Le habré excitado mucho? A ver si se pone enfermo.


-        Vamos a aliviarlo, sácasela con cuidado.


Mi madre bajó la cremallera, y apenas me despasó el botón del pantalón la polla saltó fuera, fue un alivio el poder expandirse, los huevos me dolían, mi tía la cogió y retirándole la piel evaluó los daños, estaba el capullo rojo, más bien morado, sin consultarle a mi madre empezó a agitarla, la cogió del tronco casi en los huevos, el prepucio tapaba y destapaba el glande, mi madre dijo…


-        Yo te ayudaré…


Me la cogió por la punta, su mano sobre el glande, escupió en la palma de la mano y entre las dos fueron pajeándome acompasadamente, se miraron, en el suelo había moqueta, con la mirada decidieron, le tocó a mi tía, cuando iba a correrme puso su boca frente a mi polla esperando los chorros, pero mi madre la apartó en el último momento…


-        Espera, es mi hijo.


Los chorros de leche cayeron sobre su cara y el ojo, alguno entró en la boca, cuando se apartó para limpiarse el ojo, Ana aprovecho y se metió la polla en la boca, aún recibió los últimos coletazos y me limpió todo el glande de semen, cuando abrió su boca, mi capullo estaba brillante y con un color rosado.


Al salir del probador el aire fresco del aire acondicionado fue mi salvación, mi madre le dio a la dependienta, que estaba atendiendo a otra señora, el conjunto que había elegido, mi tía por su cuenta le entregó dos.


Pagaron y salimos a la calle, cada una se colgó de mis brazos, casi ocupábamos toda la acera, pero yo parecía flotar.


CONTINUARA...

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