El secreto de Martita. Parte 4.

Martita se acercó a la barra y pidió una cerveza, la joda todavía no había empezado. Los hombres desparramados por todo el salón esperaban, algunos hablaban entre ellos. Todos miraban a las chicas con las que iban a coger en algunos momentos. Todos miraban a Martita.  
Las dos chicas, una morocha pelo largo bien enrulado, un top rojo que dejaba su panza al aire, una mini escocesa tableada al tono y muy maquillada. La otra teñida de rubio, más bajita, con una musculosa beige y una mini blanca. Completaba con medias de red hasta los muslos. Muy perras las dos. Contrastaban mucho con Martita que llevaba un jean y una remera rosa medio larga que le cubría la cola.
Las chicas se le acercaron y le preguntaron si era la primera vez que venía.
- si! - dijo Martita - se nota mucho?
Las tres rieron.
- lo importante es que la pases bomba - dijo la rubia.
-si querés te podes cambiar arriba. Hay lockers. -dijo la morocha.
- No traje nada! - Dijo Martita. 
Pero la rubia le sugirió que se saque el Jean y se quede con la remera como un vestidito mini.
Martita se fue a cambiar, se sacó el jean y lo guardo en el locker, se miró a un espejo y se maquillo un poco para no ser menos que las otras. Guardo todo e iba a bajar pero volvió sobre sus pasos y se sacó la tanga y el corpiño y quedo sólo con la remera. Bajando la escalera sintió la humedad entre sus piernas. La situación la tenía un poco nerviosa y muy caliente.
Apenas bajo apareció una mujer de unos 50 años, peliroja, bastante robusta y también producida para garchar. Era la organizadora que saludando largo la fiesta. 
Había un rincón con sillones largos contra la pared y allí fue esta mujer y las dos chicas. Varios hombres las rodearon y las fueron besando mientras algunos sacaban sus pijas enfundadas en forros para darles a chupar. 
Un muchacho tomó de la mano a Martita y la llevo a uno de estos sillones. La beso y le metió una mano entre las piernas. Al darse cuenta de que no llevaba nada no tardó en meter dos dedos en su concha y hacerla estremecer. Se paró, saco su pija y le puso un forro y se la dio a Martita para chupar. Ella se la chupo un buen rato y el muchacho la hizo subirse en cuatro al sillón. Ya tenía tres más que se fueron acercando y mientras este le empezó a lamer la concha y el culo otro ocupó su puesto en la boca. 
Martita disfrutaba mientras los hombres habían liberado sus tetas dejandole la remera baja y se turnaban para darle sus pijas a chupar.
El que estaba abajo se incorporó y se la metió en la concha de una. Paro Martita de chupar una pija para suspirar y siguió. Ese muchacho no aguanto mucho y acabo en su boca con el forro puesto. La saco y ya estaba entrando otra pija en su lugar.
Sintió muchas manos que la magreaban, muchas pijas que la rozaban. Ella sólo gozaba y se dejaba hacer. No tardó en acabar y esto hizo acabar al que le estaba entrando por la concha que se retiró. 
Uno que estaba sentado al lado suyo chupandole una teta la corrió y se la sentó encima y se la enterró en la concha. Uno de atrás le empezó a rozar la pija por el culo y acercándose a su oído le dijo: - puedo?
Y ella le dijo que si con la cabeza dado que seguía con la boca ocupada. No le costó mucho entrar en su culo con la excitación que tenía Martita y lo lubricado que estaba la zona. Con dos pijas adentro, una en la boca y seis o siete manoseandola y esperando su turno, Martita estaba como loca. Su belleza los atraía, los habitue del lugar no estaban acostumbrados a una belleza así y la entrega de Martita mejoraba las cosas. 
Fueron pasando y quedando KO y en un momento reinó la calma.
Muchas pijas pasaron por su concha y varias también por su culo, todas pasaron por su boca, algunas estallando ahi nomas. Muchas manos la tocaron, muchas bocas lamieron sus tetas.
Esto hizo que Martita quedará en un Estado de excitación muy grande. Mayor y distinto a otras. 
Paro para descansar aprovechando que los muchachos se estaban reponiendo. Se acomodó la remera y se dirigió a la barra. Necesitaba tomar algo.
Se le acercó un hombre de unos 50 años, buen físico, pelo entrecano. Pintón. - Te puedo invitar un trago? Le dijo.
- Si, gracias. Dijo ella.
Pidió un fernet cola . Necesitaba 
algo fresco y a su vez poderoso.
- Mi nombre es Franco - le dijo el- te vi desenvolverte y me llevé una muy buena impresión. Y a la vez veo que sos una chica con clase. Yo organizo reuniones con gente de nivel que le gusta divertirse como a vos. Me encantaría que aceptes mi invitación para la próxima. Nos reunimos, hay sushi, champagne, bebidas, incluso sustancias para pasarla bien.
- Sustancias? Preguntó ella
- Si sustancias, pastillas, merca, incluso fasos si te gustan. Muchos los necesitan y a otros les gustan para pasarlo bien. Vos? Consumis algo?
- yo la única sustancia que necesito para pasarla bien es esta! -le dijo y se arrodilló delante de el, abrió su bragueta y saco su pija afuera metiendosela en la boca.
No era el lugar, al lado de la barra, asignado para el sexo pero ahí nadie le diría nada.
Chupo, lamio y trago esa pija hasta que el hombre le acabó toda su caliente leche en la boca.
Ella se paró y juntando con un dedo un chorrito que se había escapado y comiendoselo le dijo:
- Con esta sustancia en mi boca no necesito nada más. Le dio un pico y se volvió al área de acción.
Las escenas volvieron a repetirse.  Todos los hombres que estaban en el club volvieron a pasar por su cuerpo. Ella no paraba de acabar y hubiese querido que sus amantes la bañasen en leche, pero eso era una locura pensando en que eran perfectos desconocidos.
Tantas acabadas de su parte, tantas pijas entrando en su cuerpo....Martita estaba como en trance, sus ojos en blanco, un jadeo monótono en sus labios, siempre ocupados por una pija, totalmente desnuda y rodeada de hombres deseandola, cogiendola, lamiendola, manoseandola...
Todos los hombres que estaban en el lugar de sacaron las ganas con ella. La mayoría dos veces y algunos hasta tres. Y Martita se sintió feliz.
Ya se había acabado el tiempo y de a poco todos se fueron retirando. Ella se fue a cambiar, sus piernas le temblaban mientras subía por esa escalera.
Su remera estaba hecha un asco pero no había traído otra cosa. Se cambió y bajo y allí estaba Franco, el veterano que le había hablado antes.
- La pasaste bien? Le preguntó. 
- Te vi muy entretenida y vuelvo a decirte que me gusta tu actitud.
- Si, la pase bárbaro,  superó mis expectativas. No se si volvería pero encontré más de lo que buscaba.
- Te alcanzo a algún lado?
Le vino bárbaro la propuesta porque no le gustaba mostrarse tan desalineada así que aceptó.
Partieron rumbo a su casa y ella se quedó pensando que Franco iba a intentar seguir la fiesta y garcharla esta vez a solas ya que no se había acercado a cogerla en el club y excepto la mamada que ella le había dado, no lo vio en otra situación de sexo.
Ahora fue ella la que tomó la iniciativa. 
- No te vi divirtiendote con ninguna chica en el club.
- La verdad es que la única que me impactó fuiste vos, pero estabas muy ocupada.
Rieron los dos y ella le contestó 
- Bueno, pero ahora estoy más libre si querés seguirla en mi dpto. 
- Me encantaría... pensé que me iba a tener que conformar con lo que me hiciste en la barra pero obvio que la quiero seguir.
Bajaron los dos en el edificio y subieron por el ascensor matandose a besos. Martita queria más! 
Entraron y el la arrincono contra la puerta.
Ya la empezaba a desvestir cuando ella le suplicó que esperase, necesitaba una ducha bien caliente y sacarse de encima la sensación de pegoteo de la faena en el club.
-Servite algo que yo enseguida salgo.
El se sirvió un whisky y encontró un equipo para poner algo de música suave y así la esperó. 
Ella apareció envuelta en una bata de seda blanca y corta que resaltaba su no exuberante pero si hermoso cuerpo.
El estaba sentado en el sofá bebiendo su whisky, ella se acercó a el caminando muy sexy y se le sentó en sus piernas, bebió un sorbo de su whisky y lo besó profundamente. 
La niña que sólo quería experimentar había quedado en el pasado. Ahora era una joven mujer, segura de su misma, que aunque quería seguir viviendo cosas nuevas, ya sabía lo que quería. 
Las manos de Franco recorrían por encima de su suave bata la aún más suave piel de Martita despertando el deseo en ella.
Franco poco a poco fue perdiendo su ropa y no tardó en estar su pija dentro de la boca de ella.
El encuentro múltiple de la tarde había dejado a full a ella y muy deseoso a el.
El la cargo en sus brazos y la llevó hasta el cuarto, allí cayeron desplomados sobre la cama y el se dedicó a hacerle el amor. Con toda su experiencia fue marcando en Martita las pautas del goce supremo.
No todos los días un veterano puede acceder a tener sexo con semejante hermosa y joven mujer es por eso que puso toda su dedicación a disfrutar de ese momento. Y vaya si lo estaba disfrutando, su cabeza estaba hundida entre las piernas de ella dándole placer con su lengua y dos dedos.
Martita bañaba la cara de su amante y no tardó en regalarle un orgasmo tan fuerte que tuvo que pedirle que pare un momento para retomar el aire. 
Y ahí Franco se subió encima de ella y entró su dura pija para cogerla en la más hermosa y tradicional de las posturas, el misionero, y así poder besarse y tocarse, lamerle los pechos, los lóbulos de las orejas, su cuello. Y sin apuro darle dos orgasmos más a ella antes de descargar cuantiosamente el suyo.
Se quedaron charlando un rato y volvió sobre el tema de los encuentros sexuales. Le pidió disculpas por lo que le había dicho de las sustancias. En un primer momento supuso que ella las usaba y por eso había dicho eso, pero despues se había dado cuenta de su estupidez.
En realidad no podía afirmar que hubiese droga en los encuentros, por ahí alguien en forma privada las usase pero no era algo que se viera allí.
Así que la volvió a invitar y Martita le confirmó que iría. 
Ella no sabía que en esa fiesta conocería a las personas que le darían un vuelco a su vida. Sólo pensó en la linda experiencia y en el señor que compartía su cama y que ya era hora de volver a sentir su pija en la boca.
Hermosa chupada le dio y su pija volvió a reaccionar, ella supuso que para su edad habría tomado un viagra o algo, pero no le importó. 
Después de una buena chupada el la dio vuelta y la puso en cuatro. Comenzó a lamer su culo y a llenarselo de saliva con una sola intención. No imaginó todo lo que le gustaba esto a la chica que se meneaba de placer y no paro hasta sentir la pija de Franco que rompía la escasa resistencia de su esfínter y entraba sin dificultad hasta el fondo. 
Ese culito rosado y perfecto era el mejor de los placeres y sentir su pija moviéndose dentro de ese canal estrecho y caliente lo puso tan a full que no paso mucho tiempo en volver a acabar.
Ella también acabó porque mientras era culeada volvió a su viejo juego de tocarse, era una experta y todo se volvió placer para los dos.
Se fueron a bañar juntos, se tocaron y se volvieron a calentar y mientras se secaban ella volvió a chuparsela. 
- No te vas a ir hasta dejarme hasta la última gota de leche -le dijo y recibió la última descarga, no muy abundante, dentro de su boca.
Se despidieron no sin antes arreglar para ir a esa famosa reunión sexual.
Continuará. 

2 comentarios - El secreto de Martita. Parte 4.

mdqpablo +1
tremenda martita .muy bueno
masitasexxx +1
Seeee!!! Gracias!
SweetDragonfly_ +1
Increible lo que me calentaron las historias de Martita! 👏👏
masitasexxx +1
Que bueno!!! Tengo que terminar el ultimo capitulo. Estuve con mucho trabajo y me atrase. Gracias por pasar y comentarlo.