El Festival de las Flores Rojas

Hoy, para variar les traigo una historia erótica y gore, espero les guste, de ser asi subiré más.


San José del Bosque es un poblado de no más de 200 personas, un lugar casi paradisíaco ubicado entre montañas. Un pequeño centro turístico al que se llegaba solo con una invitación de alguien que viviera dentro. La estancia de los turistas no podía ser de más de una semana, cumplido ese lapso o se iba el turista o se iba el que lo había invitado. Una regla que también debía cumplirse era la de que no estaba permitido tomar fotos dentro del pueblo, el castigo era la destrucción del dispositivo con el que se habían tomado las fotos y la expulsión de la persona. Eran muy celosos en ese sentido.
El lugar contaba un hotel de 3 estrellas, dos bares, un pequeño banco, una discoteca y tres restaurantes. 
Ese fue el destino elegido por Cassandra para visitar junto con una pareja amiga, Vera y Dani, dos amigos suyos que estuvieron durante la recuperación de Cassandra luego de un accidente que la tuvo en coma durante varios meses. Accidente que aún no estaba del todo claro quien había provocado. 
 El accidente había dejado inconsciente a Cassandra luego de un golpe fuerte en la cabeza mientras los tres caminaban en un sendero algo alejado de un bosque cercano. Según dijo Vera una rama seca le había caído a su amiga golpeándola en la cabeza. Pero Cassandra sabía la verdad, la recordó luego de despertar y notó un cambio notorio en su comportamiento, por alguna razón ahora disfrutaba del dolor ajeno, le encantaba despedazar pequeños insectos, verlos retorcerse de dolor y agonizar, sentía cierto placer casi sexual al ver a esas pequeñas criaturas sufriendo. Ese placer que experimentaba con el sufrimiento ajeno y la necesidad de venganza la llevaron a idear un plan macabro. Les haría pagar a ambos por lo que le hicieron. Sabía que Vera fue quien la golpeó en la cabeza luego de acusarla de querer quedarse con Dani y sabía que éste la encubrió porque Vera decía que había sido por accidente y que no quería ir a la cárcel. En su tiempo en coma Cassandra escuchó cada conversación que tuvieron, como Vera decía sentirlo, como Dani le decía que se quedara tranquila que ella no recordaría nada y escuchó cuando en un momento que ambas quedaron solas Vera le dijo que esperaba no verla despertar, que se arrepentía de haberla conocido y que esperaba pronto tener que verla en un cementerio. 
Al despertar Cassandra Vera actuaba preocupada, afligida y solicita en todo momento. Luego de su alta y recuperación total la misma Cassandra sugirió el viaje y les dijo su destino, pero no el secreto que ese pueblo perdido y paradisíaco ocultaba. 
 Al llegar y registrarse en el lugar conocieron a Pedro, un muchacho que llevaba ahí unos años y según aseguraba fervientemente dos cosas la primera es que no se imaginaba viviendo en otro lado del mundo y otra que la carne del lugar era la mejor que había probado jamás. Eso sin contar las miradas que le dedicaba a las manos y el cuello de Vera, tanto que en un momento empezó a sentirse incómoda por lo que Dani tuvo que intervenir diciendo que ya debían ir a llevar sus cosas a la habitación. Cassandra sonreía en silencio.
 Luego de acomodarse y de darse un baño juntos la pareja salió del baño y encontró una nota en la cama que decía "Están cordialmente invitados al banquete por el festival del turista, en honor de los recién llegados y para conmemorar la inauguración de nuestro amado pueblo. Será hoy a las 22 horas en el restaurante Flores Rojas, los esperamos!"
 Ambos se pusieron muy contentos por la invitación y pensaban agradecerle a Cassandra cuando la vieran. Se encontraron para recorrer el pueblo y todos los miraban con una extraña expresión de deseo, más que nada a la pareja. Luego de media hora caminando y ya incómodos le sugirieron a Cassie de volver al hotel con la excusa de prepararse para la fiesta de la noche. La chica estuvo de acuerdo y almorzaron en sus habitaciones. Dani le dijo a Vera que algo no le gustaba del pueblo, que era demasiado extraño y esas miradas lo dejaron con un estremecimiento que aún no se le había ido. Vera estaba aterrada.
Golpearon la puerta y Cassie entro, estaba vestida con un vestido rojo, labios del mismo color y un peinado recogido. Le sugirió a ambos que usaran prendas de ese color ya que era una tradición local y las mujeres debían usar el pelo recogido. Los tres se prepararon y salieron, algo que notaron era que todas las luces del lugar de cada casa, negocio  e incluso las farolas tenían luces rojas. Dani bromeó diciendo que se tomaban demasiado en serio el asunto del festival. Llegaron y el lugar por dentro era más espacioso de lo que parecía, habían mesas y sillas casi hasta donde llegaba la vista y en medio una gran mesa de gala para los recién llegados, había al menos 20 sillas alrededor. Los tres se sentaron allí y las demás personas fueron llegando. Las luces se apagaron y el alcalde del lugar preguntó quienes eran los turistas y de entre ellos quienes fueron los que tuvieron la idea de ir allí, Cassandra junto con otras 6 personas se pararon de sus sillas y el alcalde les agradeció por su gesto y por aportar alimentos para esa gran noche. Todos se rieron, incluso Cassandra pero Dani, Vera y las otras 10 personas no, sintieron pánico. Vera le preguntaba por lo bajo a Cassie de qué se trataba todo y ella solo le dijo 
- Recuerdas que me deseaste la muerte mientras estaba en coma? Bueno, digamos que esta es mi venganza. Hoy serán torturados hasta la muerte y comidos por toda la gente del barrio, yo inclusive.
Los ojos parecieron salirse de sus cuencas, Vera estaba petrificada y Dani igual.
- Cassie no puedes hacernos esto! Perdoname por todo! Perdón por todo lo que dije y por haberte golpeado en el bosque. Tenía miedo y tú sabías lo que sentía por Dani, tenía miedo, tienes que entenderlo!
Las súplicas por lo bajo se tornaron en llanto, no podrían hacer mucho en un lugar lleno de personas dementes y alejados del resto del mundo. No tenían escapatoria, su destino estaba sellado.
Los murmullos y las súplicas en voz baja se extendieron a casi todos los que estaban sentados en la mesa redonda del centro. Una mujer entró en pánico y quiso irse corriendo pero la atraparon entre 3 de los comensales tomándola de los hombros y la llevaron de nuevo a su lugar. 
El maestro de ceremonias habló para todos los presentes.
- Mis queridos habitantes de José del Bosque, demos inicio al festival mensual del turista! Tomen la daga que les fue entregada al entrar y corten el cuello de la primera de sus víctimas. Si necesitan ayuda solamente pídanla. Y ahora...
Cassandra se había levantado y esperaba el permiso del maestro para hablar, una vez que le fue concedido dijo:
- éstas personas fueron en algún momento mis mejores amigos hasta que en una excursión la chica me golpeó en la cabeza con una roca y me dejó en coma por varios meses y él la encubrió y defendió. Los escuché burlarse de mi, desearme la muerte y hasta quisieron ahogarme con una almohada y lo hubieran logrado si mi madre no hubiera golpeado la puerta en ese momento. Así que pido, a la vista de todos el "Trato Especial" para ellos.
Los aplausos y vitoreos no se hicieron esperar y todos al unísono gritaban "Trato Especial". 
- Qué dicen? Le permitimos darles el "Trato Especial" a la pareja? 
Preguntó el maestro ya conociendo la respuesta. Todos gritaron "SÍ!".
- Que así sea!
Tres comensales se pararon y llevaron a empujones a Dani y Vera hasta un cubículo de 3m x 3m, aseguraron y amordazaron a la pareja en unas sillas de madera, gruesas y sin almohadas pero con hermosos ornamentos, cerraron la puerta con llave Cassandra quedó adentro. El pequeño cubículo tenía una mesa en medio, las dos sillas para las víctimas, una pequeña mesita con instrumental quirúrgico, en una de las paredes habían distintas herramientas eléctricas y manuales. Se decidió por un martillo y varios clavos de 5 pulgadas de 3 cms de ancho. Se puso frente a Vera y apoyó la punta del clavo en la muñeca de la chica, levantó el martillo y clavó. El hierro se enterró con facilidad en la piel de Vera, al segundo martillazo el clavó atravesó la carne y llegó a la madera de la silla. Al tercero se enterró en la silla. Los gritos ahogados de Vera llenaban el lugar y Dani forcejeaba queriendo liberarse. Ahora tocaba clavar la mano izquierda. Mientras empezaba su labor Cassandra comenzó a hablar
- Saben? Desde que volví del coma algo cambió en mí. Me excita el dolor ajeno. Lo descubrí de casualidad al pisar por error una cucaracha mientras caminaba descalza. Levanté el pie y al ver a ese repugnante insecto muerto sentí como algo aquí abajo muy caliente (dijo llevándose las manos a la entrepierna) luego de eso seguí pisando mientras me reía a carcajadas, solo pare cuando ya no quedaba nada para pisar y el bicho no era más que una mancha en el piso. Al acostarme me masturbé y tuve el mejor orgasmo de mi vida.
Al terminar de hablar dió un último golpe al segundo clavo. Vera ya estaba asegurada a la silla. Ahora menos ruidosa, por estar en shock. Cassie caminó hasta donde estaba Dani y le dijo 
- Tu! Sabandija! Parásito! A ti no voy a clavarte a ningún lado, tu vas a verlo todo y no podrás hacer nada. Para ti tengo guardado algo muy especial!
Fuera del cubículo el festival había comenzado. Varias de las víctimas fueron asesinadas y desmembradas, los miembros fueron a distintos destinos: la parrilla, la cocina del lugar para hacer comidas más elaboradas y algunos directamente a las mesas para ser consumidos por los comensales más impacientes. El cubículo contaba con televisores que transmitían lo que pasaba en el salón y Dani pudo ver todo de esa brutal carnicería. Si hubiera escuchado los gritos de agonía se habría vuelto loco. Ahora temblaba de pánico y desesperación.
Lo siguiente que tomó Cassandra de la pared de herramientas manuales fueron unos precintos plásticos, se los colocó a Vera en las muñecas y a la altura de los codos para hacer torniquetes. Luego tomó una cuchilla de cocina y con total naturalidad y lentamente comenzó a cortar la carne de los antebrazos de Vera en tiras. Ésta recuperó la consciencia y comenzó a gritar nuevamente. Dani lloraba impotente, se había orinado encima y ya no le quedaban fuerzas para forcejear. Solo esperaba la muerte. 
Cassandra descarnó brazos hasta los huesos. Separó la carne en una bandeja y la llevó al tizón, acercando una pequeña plancha comenzó a asar los pedazos de la carne de quien el algún momento fue su amiga. 
El aroma a carne asada llenaba el lugar, sacó un plato de uno de los anaqueles de la pared y sirvió las primeras piezas de carne asada. Se sentó y se puso a comerlas mientras miraba a Vera agonizar y a Dani llorar resignado. La excitación era tanta que mientras comía y los miraba llevó una mano dentro de su ropa interior y se masturbaba conforme el placer que sentía al probar cada bocado. Cuando terminó había tenido cinco orgasmos y se lamía los dedos con una mezcla de sus flujos vaginales, sangre y el jugo de la carne asada. Se sentía mejor que nunca. Pero aún faltaba más.
Ahora los nuevos precintos que tomó los puso debajo de las axilas de Vera, ella estaba saciada de carne pero se dio cuenta que su amigo no, "¿Por qué no darle algo de carne también a él?" Pensó divertida. Repitió el procedimiento de cortar tiras de carne de los brazos de Vera, poniendo especial énfasis en el tatuaje que tenía ella en el hombro derecho, un tatuaje que sabía era regalo de Dani por uno de sus aniversarios. A Vera le quedaba un hilo de vida y Cassandra la haría sufrir todo lo que pudiera. 
Afuera seguía ese lunático festín, los platos elaborados se sirvieron en porciones pequeñas con excelentes presentaciones, platos adornados con ramitas de romero, acompañados con puré, algunos con pastas y los más tradicionales consumían sopa que contenían ojos, dedos o incluso una lengua. La mesa principal fue para dejar los huesos y todo lo que no pudiera comerse, se formó una pila de al menos medio metro de restos de personas que habían cometido un gran error y el karma se los devolvía de manera brutal.


Con un plato lleno de porciones de carne asada y con trozo que tenía el tatuaje de Vera, Cassandra puso el plato frente a Dani.
- Ahora come!
Ordenó luego de quitarle la mordaza. Vera ya había perdido la consciencia y apenas podía sentir algo.
- Estás loca Cassie! 
Fueron las palabras que lo sentenciaron a recibir un hierro de grandes proporciones en la pierna izquierda, Dani tosió sangre, Cassie lo clavó con fuerza con una maza que apenas pudo levantar y al sentir que estaba clavado en su totalidad se sintió humedecerse de nuevo.
- DIJE QUE COMAS!
Gritó. 
Le soltó las sogas que lo mantenían atado y torpemente él tomó los cubiertos... Cassie se puso detrás suyo y con sus manos en los hombros comenzó a lamer el cuello de Dani. Sentir el sudor por el miedo y el dolor la motivaban a más, sintió a su amigo llorar mientras comía y eso la volvía más loca. Se puso frente a él y empezó a lamer su cara poniendo especial énfasis en pasar la lengua sobre sus mejillas para beber sus lágrimas.
- Dani no te das una idea de lo feliz que me estás haciendo. Espero tu mujercita te sepa tan bien como me lo pareció a mí. Tanto ejercicio y caminatas por el bosque le dejaron la piel más que tierna.
Bromeó Cassandra. Dani no aguantó las arcadas y vomitó todo lo que había consumido. 
- Por favor! Mátame! Ya no quiero más, no lo soporto. Mátame.
Suplicó Dani. 
- No, aún tienes que ayudarme con el postre. Y lo haces o te las verás con Los Hambrientos, las personas que se comen los restos del festival y créeme su nombre no es sólo metafórico.
Sin alternativa y sin fuerzas Dani solo bajó la cabeza.
- Bien!
Dijo Cassandra. Tomó una cierta de cirujano y con la paciencia que la caracterizaba inició un corte en la cabeza de Vera, por encima de sus cejas, que siguió todo alrededor de su cabeza. Con un poco de fuerza separó la superficie cortada y el cerebro quedó a la vista. Los ojos de Vera se desorientaban, ya no le quedaba mucho, debía aprovechar.
 Acercó la silla de Dani y le dió una cuchara.
- Ayúdame, no podré terminarlo yo sola, si lo haces podremos irnos juntos de aquí. Si te niegas pondré otro hierro en tu otra pierna y aparte serás comido vivo. 
Abatido Dani tomó la cuchara. La enterró en el cerebro de la persona a quien iba a convertir en su esposa y separó una porción. Con un esfuerzo sobrehumano y tratando de no desvanecerse se la llevó a la boca y tragó sin morder.
- Está bueno? 
Preguntó Cassie también comiendo de su "postre". Vera dejó caer su cabeza, ya había muerto. Con el cráneo abierto y los brazos ya sin carne. Solo sus manos estaban intactas.
 Dani dejó caer la cuchara, agachó la cabeza y lloró como nunca. 
- Ya te ayudé por favor ahora vámonos de aquí, quiero salir de toda esta locura! Por favor Cassandra!
Ella seguía comiendo con una mano y tocándose con la otra. Llegó al clímax tan fuerte que se desplomó en la mesa por casi cinco minutos recuperando el aliento. Su venganza estaba casi completa. 
Ya recuperada se levantó, se miró al espejo y se vio radiante. Se lavó las manos y la cara en un pequeño lavatorio y golpeó la puerta 3 veces. 
- Cassandra, tienes que desatarme, era lo que me prometiste! CASSANDRA!!
 Dani gritaba pero no era oído. El Maestro de Ceremonias se presentó y Cassandra dijo que ya estaba todo hecho. Que podían limpiar la sala si querían. Con una sonrisa afable el Maestro asintió y se fue.
- Dani solo uno puede salir vivo de aquí... Y no serás tú.
La puerta se abrió rápidamente y entraron 3 hombrecillos escuálidos pero con una fuerza increíble, ojos desorbitados y una euforia provocada por el hambre animal que sentían. Estaban semidesnudos y con unas uñas largas y afiladas. Los tres estaban sujetados con correas por un hombre moreno de casi dos metros y muy musculoso pero aún así le costaba sostenerlos. 
- Dani, te presento a Los Hambrientos.
El moreno soltó las correas y los 3 hombrecillos se liberaron. Fueron por Vera primero, y ante la atónita mirada de Dani se la devoraron cruda. Su pelo y sus ropas fueron echados a un lado. Solo les importaba la carne. En menos de 10 minutos solo quedaban huesos.
- Chicos, dejen todo limpio... Todo.
Dijo Cassandra, Los Hambrientos entendieron y pusieron su atención en Dani. Los 3 saltaron a la vez y Dani ni siquiera llegó a gritar. Cassandra en el suelo veía la escena extasiada.


El Festival de las Flores Rojas fue todo un éxito.

4 comentarios - El Festival de las Flores Rojas

luciferian000000
Yeah! Bueno y diferente! Deberian crear un grupo para relatos asi o de wasap de metaleros y metaleras
pacificlupus
Van 10 no es lo mio pero está muy bien escrito