Silueta vaporosa

La jornada de estudio y laboral había sido intensa, mi jefe todo un pesado como siempre. Estaba reventado quería volver a casa pero el frío era demasiado intenso y para complicarlo aún mas, había comenzado a llover. "Maldito día de porqueria" pensé.
Caminé más aprisa y llegue a un café, estaba empapado y congelado así que me lleve la mano al bolsillo y saqué lo suficiente para un café sencillo. Me puse en la fila y espere un par de minutos hasta que mi turno llegó
- adelante, que vas a llevar?
Preguntó la chica de la caja.
-dame un café sencillo y recomiendame un asiento tranquilo porfavor.
La chica tomó mi orden y me llevo a una mesa vacía a espaldas del mostrador. Al poco rato la chica llegó y me entregó mi cafe. Agradecí y comencé a beber, la chica se marchó pero inmediatamente llegó y dejó una pieza de pan en mi mesa, le aclaré que yo no lo había pedido a lo que ella respondió que era inaudito beber el café sin una buena pieza de pan. Extendió su mano y me entregó una toalla pequeña.
- no es mucho pero puedes quitarte el exceso de agua con esto.
Tome la toalla y respondí.
- esta cafeteria tiene un servicio ejemplar.
Ella correspondió mi rosa y sin darnos cuenta ya nos encontrábamos charlando, tanto que quedamos de vernos terminando su turno... Y así fue.
Una vez fuera volví a sentir el frío intenso, pero ella se acercó y me tomó del brazo diciendo
- será mejor ir a un lugar más cálido.
Todo siguió el rumbo pensado.
Ahora nos encontrábamos mirándonos el uno al otro sobre la cama de un hotel.
Se llevó las manos al pecho y la parte superior de su uniforme se fue al suelo de inmediato. Me aproxime a ella con intención de retirar su brasier y ella respondió.
-Se desabrocha por el frente y es complicado de desa...
No le permití terminar con solo dos dedos logré desabrocharle y fueron sus senos los que lo hicieron caer al momento de ser liberados. Una mirada de picardía se plantó en su rostro yo extendí mis manos y comencé a acariciar sus magníficos cenos, ella me miraba fijamente y mordía su labio inferior cada tanto, con mi dedo índice seguí sus pezones para posteriormente presionarlos hasta sumirlos, ella soltó un pequeño gemido y tomó mi mano derecha, luego introdujo dos de mis dedos en su boca y comenzó con la felación de a poco se aproximó a mí hasta que fue capaz de frotarse sobre mi rodilla, yo podía sentir como la temperatura de su entrepierna subia, la recosté sobre la cama y me coloqué sobre ella, se quedó con los brazos a los lados totalmente sumisa dándome autorización de hacer lo que quisiera. Saqué mis dedos de su boca y comencé a besarla, mientras tanto fui bajando mi mano y utilice esos dedos humedecidos insertandolos en su vagina, ella abrió la boca un poco y soltó un gemido sutil casi insonoro comenzó a subir y bajar su pelvis mientras yo recorría cada rincón de su interior, podía sentir los chorros brotando con fuerza y golpeando en mis dedos... Estaba lista.
Saque mis dedos y con mis manos aprecé las suyas, me miraba fijamente y con sus ojos me suplicaba que comenzará. Sus piernas se sujetaron de mi espalda me aproxime más a ella y procedí con la penetracion, primero suave, gentil fui entrando poco a poco hasta sentir el choque cadera con cadera, ella respiraba de manera entre cortada y movía lentamente su cuerpo, cada cierto momento bajaba mi cabeza para poder besar sus hermosos labios carmesí. Entonces luego de un rato ella me miró y mientras mordía su labio asintió con la cabeza, se libero de mi agarre y se sujeto de mi cuello a la par que hacía más fuerza en su agarre de piernas. Me sujete de la cama y comencé a penetrarla con más fuerza y rapidez, la cama se estremecía sus pecho se sacudía de arriba a abajo sin control y está vez no podía contener sus gemidos que se hiban intensificando cada vez más haciendo que yo implementará cada vez más velocidad.
Luego de un par de horas y totalmente bañados en sudor llegó mi momento de acabar, me disponía a hacerlo sobre la cama cuando ella me detuvo y con un tono muy firme dijo
-no
Me llevo a ponerme de pie sobre la cama ella se quedó sentada sobre sus piernas sujetándose de si misma mirándome fijamente con su boca bien abierta.
Finalmente acabé. Un poco en su boca sobre su lengua y el resto sobre su rostro. La luz de la luna la iluminaba, ella se veía completamente feliz, una imagen difícil de olvidar. Con el dedo se llevó a la boca el resto y tragó.

Mas tarde ya fuera del hotel se dispuso a subir al taxi no sin antes entregarme un papel doblado.
Una vez que se marchó abrí el papel y decía:
" vuelve a ir a tomar café cuando quieras, siempre voy a atenderte"

... Adivinen quien va por un café todos los días sin falta desde hace dos meses.

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