Compré bombacha, pintura, cena y me di duro

Y yo obvio que no me voy a quedar leyendo estos relatos en mediode mi gran verano en Mar del Plata. Ya conté que me bajé a Estela tres veces,pero no me quedé conforme. Eso sí, como ya le di mucho y no quiero joderlatanto con el marido, preferí buscar otra. Pero claro, su hija Belinda está consu marido e hijos, las otras allá en Buenos Aires, y hasta ahí no conocía otravagina que llenar.
 
¿Y entonces? Diego Cuero siempre sale, o mejor, se le sale supene. Una noche en mi departamento, de tan caliente que estaba y sin tenerdónde ponerla, resolví hacer yo mismo una jornada bien profusa de sexo. Al díasiguiente, apenas volví de la playa, me bañé y vestí, fui a recorrer negociospor Mardel porque quería comprar un buen calzoncillo, nuevito, que eso me excitonea.Y recorriendo, andando, encontré una linda lencería en un centro comercial. Charlécon la vendedora, tan copada como linda, pelirroja pituca de las que me sacan, memostró, agarré, toqué apenitas sus manos y al sentir su piel suave me creció elpene, que me rebotaba contra el mostrador. Me gustó, lo pagué y me lo llevé.Pero…
 
Pero ahí se me ocurrió otra, mirá si con un solciyonca solo iba apasar la noche. Sí, me atreví, se me saltó la térmica de sexo y le pedí ropitainterior… de mujer. Otra vez la boludez de que es para una amiga, toda lapavada. Y cómo hacer para que la mina no sospeche que yo la quería para mí. Comosoy gordo, dije que ella era media así rellenita. La mujer me trajo corpiño,bombacha y un camisón, me encantó, lo compré y me lo llevé, la otra nienterada.
 
Pero acá no termina la cosa: con la bolsa con toda lalencería, el calzón y la femenina, resolví otra idea y busqué una perfumería.Ahí en el centro comercial encontré una, entré y otra vez con la mentirita dela amiga gordita, me compré un lápiz de labios rojo, una cremita de las manos yun perfume rico de mujer. Y ahora sí, mientras Estela, María Teresa, MaríaClara, los hombres, todos cogían duro y parejo, yo hice lo mío: llegué chochoal depto, loco con las vendedoras me ratoneé. Y enseguida, bañito, cremita, perfume,bombacha, corpiño, camisón, mi bata, me pinté los labios, me puse pintura delabios en la cara como rubor. Y tras cenar sandwiches de fiambre con huevo ymucha mayonesa para estimularme, apagué las luces, me senté en el sofá, mequité todo suave, cual potra en bolas, y mientras pegaba jadeos y algún grititode placer, se me superparó el pene, me froté el salchichonazo tan grueso que lohice con las dos manos y acabé un torrente de semen, gritando, resoplando ybañando la ropa interior puesta delante mío. Tras limpiarme, quise más, me pusela bombacha, me estimulé, me di y eyaculé tremendo semen dentro de la bombacha.Luego me puse el camisón sobre la prenda mojada, me volví a dar y no sólomanché bien de semen la bombacha, sino que saqué mi pene y lo pasé por elcamisón. Luego otra frotada y ahora sí bañé directo al camisoncito. Y con todala lencería húmeda, me volví a dar para largar semen a chorro limpio, y así terminaruna noche a puro sexo. Está bien, no cogí a nadie, cogí una lencería, pero paramí es como si hubiera cogido una buena pelirroja.

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