En familia, mejor 3 y último

Tercero y último...

Pasaron varios días en que mi madre y yo follamos a diario. Ella parecía querer recuperar el tiempo perdido. Cada vez que teminábamos, rendidos pero satisfechos, se quejaba de que aquello estaba mal. Yo intentaba hacerle ver que no hacíamos daño a nadie, así que a nadie le importaba lo que hacíamos o dejábamos de hacer en nuestro hogar. Poco a poco fue convenciéndose de que tenía razón. En realidad deseaba más que nadie convencerse de que así era, así que no me fue difícil lograrlo.
Una semana después me acordé de lo que le había pedido. Así que en cuanto pude le pregunté.
-Mamá. ¿Hablaste con la tía Espe?
-Aún no, cariño. La verdad es que me da vergüenza -reconoció.
-¿Vergüenza? ¿Por qué?
-Con lo que estamos haciendo me parece el colmo de la hipocresía lo que hice.
-Tampoco tienes que explicarle lo que hacemos. Simplemente dile que ese día te pasaste y le pides perdón. No es tan mala persona como para no perdonarte.
-Lo sé, cielo. Lo haré. Te lo prometo.
Le di las gracias por hacerlo y como "recompensa" le di un ligero beso en los labios. Ella sonrió agradecida.
-Por cierto -pareció recordar algo-. Dentro de poco es tu cumpleaños. ¿Qué quieres de regalo?
-¿Lo qué quiera? -pregunté con una sonrisa lo más pícara posible. Ya tenía una idea muy clara de lo que deseaba aunque me daba cierto miedo pedírselo.
-Lo que quieras. Prometido -aseguró ella sonriendo al ver mi cara.
-¿Sabes que tienes un culo de lo más apetitoso...? -insinué. Aunque creo que estaba claro lo que quería.
-No sé... -contestó jugetona-. Nadie ha entrado por ahí. Si a eso te refieres. Y aunque debo reconocer que siempre tuve cierta curiosidad también debo confesar que me da un poco de miedo.
-¿Miedo? ¿Por qué?
-Hijo.. ¿Tú has visto la tranca que gastas? -alegó riendo.
-Bueno. Todo será cosa de ir despacio.
-Ya veremos. ¿No prefieres otra cosa más... normal?
-Me conformo con que llames a mi tía y hagas la paces con ella -aseguré dándole un piquito.
En realidad confiaba en conseguir las dos cosas. Pero no quería presionarla. Tenía miedo de que si intentaba presionarla y no le gustaba, nunca volvería a permitirme intentarlo. Así que tocaba ser paciente.
-Eso sí te lo prometo. ¿Sabes una cosa? Eres el mejor hijo que podía desear. Y el mejor amante también -añadió guiñando un ojo picaronamente.
La conversación quedó así y los días posteriores no le insistí en el tema. Preferí dejarla a su aire y no presionar. Hacíamos el amor por toda la casa. A veces aprovechaba que ella estaba ocupada en la cocina para agarrarla por detrás y masturbarla sin hacer caso de sus protestas que, por otra parte, tampoco duraban demasiado. Y que pasaban a ser gemidos de placer en cuanto su coño comenzaba a humedecerse. Otras veces era ella quien se tiraba sobre mi a hacerme una mamada cuando me encontraba dormido. Era maravilloso despertar de una siesta sintiendo el calor de su boca envolviendo mi polla.
Por fin el día anterior a mi cumpleaños recibí una llamada de mi tía.
-Hola Toni. ¿Cómo estás?
-Hola tía. Muy bien. ¿Y tú?
-Genial. Dentro de poco estás de cumpleaños. ¿Verdad?
-Pues sí. Me gustaría tomar algo contigo. Aunque no haga fiesta.
-Pues me pasaré a tomar café. ¿Te importa?
-¿Importarme? Lo estoy deseando -¿habría hablado mi madre con ella y habían hecho las paces? Estaba intrigado y temía que de no ser así se pudiese armar un follón-. ¿Has hablado con mi madre?
-Claro que sí. Me llamó hace unos días. De hecho fue ella quien me invitó.
-Me alegro de que hayáis hablado. ¿Está todo solucionado?
-Claro que sí. Somos hermanas y nos queremos. Creo que es la primera vez que discutimos. Por eso me dolió tanto. Pero siempre estuvimos muy unidas y compartimos todo -aseguró con un tono de voz que me dejó un tanto descolocado.
-Pues mejor así. Me jodía mucho veros peleadas. Mi madre lo pasó muy mal. Tal vez porque se sentía culpable.
-Pues no te preocupes. Está todo aclarado y volvemos a ser las mejores amigas del mundo mundial -rio.
-Me alegra oírlo. Te quiero tía. ¿Entonces nos vemos el sábado?
-Ahí estaré. Te quiero, cielo. Un besito.
Me alegró oír de boca de mi tía que todo había vuelto a la normalidad. Era cierto que mi madre había estado triste por la bronca con mi tía. Y aunque no me había dicho nada, caí en la cuenta de que desde hacía unos días se veía más alegre. Seguramente por haber hecho las paces con su hermana. La vida volvía a ser maravillosa.
Y llegó el sábado. Mi madre había comprado una pequeña tarta y entre los dos preparamos unos pinchos para merendar. Metimos unas botellas de vino en la nevera y después hicimos el amor en la ducha mientras nos preparábamos para esperar a mi tía.
Mi tía estaba impresionante cuando llegó. Lo cierto es que las dos estaban espectaculares. Mi madre se había puesto un vestido corto negro con un simple body por debajo y zapatos de tacón. Mi tía vestía una falda que llegaba justo por encima de sus rodillas y un corset muy elegante en color blanco. Estaban las dos para comérselas.
Los tres nos comportamos como si nunca hubiese pasado nada. Pero yo no podía quitarme de la cabeza que los dos monumentos de mujer que tenía delante me la habían chupado hasta correrme en sus bocas. Intenté pensar en otra cosa o acabaría con una erección de caballo que sería imposible de disimular.
Charlamos, bebimos, dimos cuenta de los pinchos y finalmente de la tarta. Las dos a coro me cantaron el "cumpleaños feliz" y los tres juntos brindamos. La tarde había resultado maravillosa y yo estaba encantado al ver a las hermanas reconciliadas y felices de estar juntas. Tras la tarta mi madre se levantó y tomó a su hermana de la mano.
-Creo que llegó el momento de darle su regalo a Toni. ¿No te parece?
-Claro que sí. Debe estar impaciente.
Para mi ya era bastante regalo tenerlas a las dos allí, reconciliadas. Me extraño verlas dirigirse las dos hacia el dormitorio de mi madre. ¿Tenían el regalo escondido allí? Me pareció raro pues aunque no lo había buscado tampoco había visto nada raro. Me relajé en el sofá mientras esperaba. Tomé mi copa y bebí un sorbo mientras me preguntaba que habían pensado.
Por suerte cuando al rato aparecieron de nuevo yo ya había dejado la copa. Ambas vestían un pequeño corpiño negro y tanga. En la cabeza llevaban una diadema con orejas de gata y al cuello un lazo rosa como si se tratase de un regalo. Sonreían satisfechas y alegres.
-¡Sorpresa! -gritaron a dúo.
-¿Q.. que....? -no me salían las palabras de la boca.
-¿No te gusta tu regalo? -preguntó mi madre con un mohín como de disgusto.
-No entiendo.. -logré balbucir.
-Tu regalo somos nosotras -explicó mi tía-. No me digas que nunca tuviste la fantasía de un trio.
-Pero no entiendo nada.. -yo estaba alucinado.
Se acercaron a mi y se sentaron una a cada lado, abrazándome. Fue mi tía quien tomó la palabra.
-Tu madre me llamó hace dos semanas y quedamos para tomar café. Me pidió perdón por la bronca y me explicó el porque de su enfado. Yo comprendí que era normal que se hubiese enfadado así que hicimos las paces. Después me contó lo que pasaba entre vosotros. Se sinceró conmigo y me lo contó todo. Sé lo mucho que le costó hacerlo y por eso se lo agradezco más.
-Ya te dije que siempre habíamos estado muy unidas. Nunca ha habido secretos entre nosotras y yo necesitaba sacarme ese peso de encima -confesó mi madre-. Sabía que si alguien podía escucharme sin juzgarme, esa era Espe.
-Y como estabas de cumpleaños y a estas alturas no creíamos que tuvieses ganas de una bicicleta, creímos que este sería tu mejor regalo. ¿No te dije que siempre compartimos todo?
-¡Joder! ¿Los ligues también?
-Alguna vez sí -reconoció mi madre riendo.
-Y ahora... ¿Qué vas a hacer? -preguntó Espe sonriendo pícaramente.
-Es que no sé por dónde empezar -reconocí mirándolas alternativamente.
Mi madre se colgó de mi cuello y me besó con pasión mientras Espe comenzaba a acariciar mi polla que en ese momento ya había alcanzado un buen tamaño. Mi madre separó su boca de la mía y comenzó a soltar los botones de mi camisa. Me miraba a los ojos sonriendo. Un brillo de lujuria brillaba en ellos. Cuando soltó el último botón comenzó a acaricia mi pecho. Yo llevé una mano a uno de sus pechos y le estrujé entre mis dedos arrancando un gemido de placer de sus labios entreabiertos.
Mientras tanto, mi tía había soltado mi pantalón y comenzaba a acariciar mi polla bajo el boxer que tenía todavía puesto. Un momento después me libró del bóxer y colocó mis piernas sobre el sofá al tiempo que mi madre me empujaba el torso para quedar totalmente estirado sobre el sofá.
Cuando me tuvieron totalmente estirado, mi tía comenzó a chupar mi polla metiéndola toda en la boca. Al mismo tiempo mi madre se subió sobre mi cabeza dejando su coño a la altura de mi boca. Con una mano apartó el tanga invitándome a saborear el dulce néctar que ya comenzaba a emanar de su jugosa vagina. No lo dudé un instante. Mientras sentía el calor de la boca de Espe, ataqué con ansia la golosina que se abría ante mi. Paseé la punta de la lengua por el clítoris de Sole arrancándole más gemidos de placer. Ella tomaba mi cabeza y la empujaba contra su coño como si quisiese que volviese a entrar por donde había salido. Yo ya casi estaba a punto de correrme por el cúmulo de sensaciones. Nunca habría imaginado que un trío podría proporcionar tanto placer.
Las dos mujeres se levantaron e intercambiaron posiciones. Ahora era mi tía la que se abrió de piernas sobre mi boca mientras frente a ella, mi madre se ensartaba mi polla hasta el fondo. Por un instante pude verlas besándose, lo que me encendió todavía más. Mi madre cabalgaba furiosa mi polla mientras Espe intentaba follarse mi lengua que hundía en su interior procurando proporcinarle el mayor placer posible. Un par de minutos después no podía más y me corrí como un loco mientras mi madre hacía lo propio y yo sentía como mi tía comenzaba a estremecerse con el inicio de un orgasmo.
Los tres caímos rendidos en el sofá. Increiblemente mi polla seguía estando dura como si ni hubiese pasado nada. Mi madre fue la primera en levantarse y tiró de mi para incorporarme.
-Vamos, sigamos en la cama. Estaremos más cómodos.
-No entiendo como sigo estando empalmado -reconocí.
-Nosotras sí -rio mi tía-. Es la viagra.
-¿Viagra? -pregunté extrañado.
-Sí. Te la echamos en el vino. Tienes que durarnos toda la tarde -se rió ahora mi madre.
-¿Pero para quién era el regalo? ¿Para mi o para vosotras?
-¿Qué más da? -contestó Espe-. ¿A ti te gusta? ¿Entonces que hay de malo en que nosotras también lo disfrutemos? -ambas se rieron satisfechas de su idea.
Ya en la cama, mi madre me chupó de nuevo la polla hasta dejarla limpia del todo. Mi tía se puso en cuatro mostrándome su soberbio culo mientras mi madre se quitaba el corpiño y quedaba totalmente desnuda. Me puso un pecho en la boca invitándome a chuparlo, cosa que hice inmediatamente, pero enseguida se retiró.
-Voy a lavarme. No hagáis nada que yo no haría -anunció riendo.
Yo aproveché para lamer desde el coño de Espe hasta el ojete del culo. Ella se estremecía esperando ser ensartada.
-Clávamela ya, cabrón. Necesito tenerla dentro.
No la hice esperar más. Clavando mis manos en sus nalgas embestí con mi polla su húmedo coño. Un grito de placer y sorpresa salió de su boca. Comencé a bombear su interior mientras ella desesperada empujaba sus caderas hacia atrás intentando que llegase hasta el fondo. Un minuto después Sole salió del baño sonriendo, hermosa como nunca. Se colocó delante de Espe y tumbada ante ella abrió sus piernas para que esta le comiese el coño mientras era penetrada desde atrás por su sobrino. Verlas así mientras yo seguía bombeando como un poseso era la imagen más morbosa que podía imaginar. Sole gemía de placer por las atenciones de Espe mientras me miraba directamente a los ojos, lujuriosa como nunca la había visto.
-¿Te gusta tu regalo, Toni? -me preguntó sonriente.
-Es el mejor regalo que podía imaginar. Os estoy muy agradecido. No imagináis cuanto.
-Agradécelo dándome más duro -dijo Espe moviendo sus caderas frenéticamente.
Espe se tumbó de espaldas y Sole se colocó sobre su cabeza para dejar que esta le siguiese comiendo el coño mientras me besaba y yo le masajeaba el pecho con una mano. Las manos de Sole bajaron para agarrar las tetas de su hermana. Pude ver como las amasaba y tiraba de sus pezones con ligeros pellizcos arracando gritos de placer de Espe. Enseguida Espe comenzó a gemir más fuerte y a encorvar la espalda anunciando que se corría. Yo incrementé el ritmo mientras Sole seguía acariciando las tetas de su hermana. Esta se corrió soltando un grito de placer mientras agarraba la colcha como si temiese salir disparada de la cama. Yo todavía no me había corrido y mi polla seguía igual de dura.
Fue Sole la que ahora me ofreció su culo en pompa y tras comprobar que estaba encharcada por la excitación y la saliva de su hermana ataqué aquel coño de una sola estocada. Ella la recibió feliz con un grito de placer. Espe se abrió de piernas ante ella.
-¿Quieres los fluidos de tu hijo y de tu hermana?
Sole no dudó ni un instante y se lanzó ávida sobre el coño abierto que se ofrecía ante ella. El espectáculo era maravilloso. Mientras mi madre le comía el coño a mi tía yo me la follaba desde atrás teniendo una vista privilegiada del coño de mi tía. Si aquello no era la gloria no me importaba como fuese. No podía haber nada mejor.
Al cabo de un par de minutos mi tía se incorporó y se puso detrás de mi. No podía ver que hacía, pero los gemidos de mi madre y su lengua acariciando mi polla me indicaron que estaba lamiendo a mi madre y a mi a la vez. Yo estaba a punto de reventar de nuevo cuando mi madre tuvo un nuevo e intenso orgasmo.
-¿Te has corrido, Toni? -preguntó Espe.
-Aún no. Pero estoy a punto -reconocí.
-Pues ven. Hazlo en mi boca -dijo girándome para ponerse ante mi polla a punto de explotar.
Se metió la polla entera en la boca de un solo empujón y comenzó a chupar como desesperaba por sacar hasta la última gota de mi. Sole se puso a su lado.
-Yo también quiero -Dijo agarrando mi polla.
Ambas se turnaron para lamer y chupar con ansia hasta que anuncié que me iba a correr. Entonces Sole se la metió entera y recibió la primera descarga directamente a la garganta. Luego le cedió el puesto a su hermana que no dudó en hacer lo mismo para recibir su parte. Una y otra se turnaron para acabar de exprimir todo cuanto mi pobre polla era capaz de soltar. Cuando ya no salía nada más, se fundieron en un beso intercambiando mi leche con sus lenguas. Así era imposible no seguir excitado, pero estaba rendido y caí como un fardo. Ellas decidieron dejarme descansar un rato y se enzarzaron en un frenético 69 del que obtuvieron sendos orgasmos mientras yo observaba. Sole me miraba con lascivia.
-¿Quieres tu otro regalo? -me preguntó soltando un momento el coño de su hermana.
-¿Otro? -pregunté sin saber a que se podía referir.
-Claro. ¿No querías mi culo? -preguntó guiñando un ojo.
Sin dudarlo ni un instante me coloqué tras aquel grandioso culo. Humedecí un dedo y lo metí despacio en el ano. Ella pareció apreciarlo empujando ligeramente hacia atrás. Durante un minuto estuve masajeando el esfínter, primero con uno y luego con dos dedos hasta que consideré que estaba listo. Mi tía se encargó de lubricar mi polla con su lengua. Entonces apunté al agujero que me estaba llamando a gritos. Apoyé mi rabo en la entrada y poco a poco fui empujando. Sole soltó un pequeño grito de dolor al notar que ya el glande estaba dentro, así que me detuve un momento.
-¿Quieres que la saque?
-No. Sólo espera un momento -contestó entre jadeos. La lengua de Espe seguía excitando su clítoris.
Enseguida fue ella quien empujó su culo hacia atrás para terminar de empalarse con mi polla. Yo me limité a dejar que fuese ella quien marcase el ritmo y la profundidad. Poco a poco sus gemidos pasaron de ser obra del esfuerzo por acomodar mi polla en su culo a ser fruto del placer. Entonces comencé yo también a bombear. Mi polla estaba aprisionada por aquel apretado agujero. Mi placer era indescriptible. El suyo, por los gemidos que emitía, también. Durante un par de minutos estuve bombeando hasta que ella obtuvo el mayor orgasmo de toda la tarde. Enterró completamente la boca en el coño de su hermana para acallar los gritos de placer mientras su culo se echaba hacia atrás como buscando que la penetrase más profundamente, pero ya mis pelotas chocaban con su perineo.
Yo me corrí enseguida también y Espe un segundo después gracias a las atenciones de Sole.
Acabamos rendidos sobre la cama. Yo ya no podía más. Sole subió hasta mi boca para besarme.
-Feliz cumpleaños cariño.
-Gracias. A las dos. Fue el mejor cumpleaños de mi vida. Estoy deseando repetirlo.
-No te aceleres -me reprochó Espe riendo-. Esto fue por tu cumpleaños. No va a ser así todos los días.
-Vaya -me quejé-. Y aún falta un año para el siguiente.
Sus risas celebraron mi comentario.
-Bueno. Dentro de un mes será el mío.. -dijo mi madre.
Los tres nos reímos. Pero creo que los tres esperábamos con ansia ese cumpleaños. Mientras tanto, seguí follando casi a diario. Unas veces con una y otras con la otra. Ninguna de las dos protestó esta vez. Ambas estaban bien atendidas.

Ahora sí. Fin
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