mi madre y el plomero 3

ultima parte

Los que hayáis leído mis anteriores relatos, (mi madre y el fontanero) en infidelidades, recordareis como descubrí la infidelidad de mi madre.
            Habían pasado varias semanas desde que descubrí la infidelidad de mi madre con Juan, el fontanero. Aunque había estado atento por si mi madre volvía a las andadas, no pude descubrirla en otra infidelidad. O tenían mucho cuidado, o es que no se habían vuelto a ver. Y me estaba desesperando, porque el plan que había trazado para follármela consistía pillarla en una nueva infidelidad. En esto que una tarde estando en casa con mis padres oí a mi madre gritar:
-       Vaya desastre, la que hay liada en el cuarto de la plancha
Fui corriendo a ver qué había pasado, y me encontré a mis padres mirando una fuga en un radiador que había inundado todo el cuarto. Mi padre cortó el agua del radiador y dijo:
-       Voy a llamar a Juan para que venga a reparar la fuga. A ver si puede venir mañana.
-       De acuerdo, dijo mi madre.
Y en ese momento la cambio la cara, y a mí también, y a ambos por motivos idénticos, o casi, a ella se la volvería a follar Juan, y yo pondría en marcha mi plan. Entre mi madre y yo  recogimos el agua. Mi madre canturreaba mientras tanto. Me quede embelesado mirando a mi madre fregar, su culo se movía de un lado al otro y como iba sin sujetador, sus pechos se la movían libremente, tenia los pezones erectos, supongo porque estaba caliente pensando en lo que la esperaba mañana.
-       Que contentas esta mama. Últimamente te veía un poco seria. ¿Te pasaba algo?
-       No cariño, ya sabes que las mujeres cambiamos de humor de un día a otro.
-       Y de un minuto a otro, y me reí.
-       ¿Vas mañana a la universidad?
-       Si, -dije  mintiendo- mañana iré a por unos apuntes y ya me quedo en el campus a ver a los compañeros.
-       Bien
Había oído decir a mi padre que el fontanero llegaría sobre las diez de la mañana, por lo tanto salí un rato antes y esperé escondido cerca de casa. Había cogido otra vez el altavoz del vigila bebes y había escondido el micrófono en la habitación de mis padres. Vi entrar al fontanero y me puse a escuchar atentamente, durante más de una hora apenas escuche unos ruidos lejanos, pero cuando oí claramente que habían entrado en la habitación me acerque a la puerta principal y sorpresa, no estaba echado el pestillo y pude entrar fácilmente.
Subí al piso superior y los vi, el fontanero encima de mi madre follándosela. La cama crujía a cada embestida, mi madre gemía y el bufaba. Cuando terminaron, me baje al salón y me senté en un sofá que daba la espalda a la puerta. Esperé a que el fontanero se fuera, en ese momento mi madre paso por delante de la puerta del comedor y dije:
-       Hola, mama
Mi madre dio un grito y me miro aterrorizada.
-       ¿Qué… que haces aquí? ¿Cuánto tiempo llevas…..? Dijo con voz entrecortada
-       El suficiente.
-       ¿Cómo es que has venido antes?
-       Quería ver como “trabajaba” Juan, y no creo que puedas quejarte. Ni él con la propina que le das cada vez que viene.
-       ¿Es que lo sabías?
-       Si, desde hace unas semanas. Os vi. ¿desde cuándo sois amantes?
-       Paso hace mucho tiempo, tú eras muy pequeño. Tu padre y yo estábamos muy distanciados, cuando Juan vino un día a hacer un trabajo a casa, empezamos a hablar, nos caímos bien y terminamos… bueno, puedes imaginártelo.
-       Ya me lo imagino ¿Cuánto duro?
-       Unas semanas, después le contrataron para hacer una obra en el norte, se caso y ya no le volví a ver hasta hace unas semanas, que nos llamo para decirnos que había vuelto y que si necesitábamos un fontanero, nos acordásemos de él.
Se cubrió la cara y empezó a llorar. Me acerque a ella y la abracé, ella también me abrazo, sollozaba. La di un beso en la mejilla
-       No le digas nada a papa, no sé lo que pasaría si se enterase.
-       No te preocupes mama, será nuestro secreto. Te quiero.
-       Gracias, amor mío. Yo también te quiero.
Continuamos abrazados, tenía el pene erecto y presionaba contra su estomago. Ella tenía que notarlo por fuerza. Durante unos momentos no se movió, cuando lo hizo, se separo de mí y la vista se le fue hacia mi paquete. No dijo nada, me dio un beso y se fue a su habitación.
            Estuvo llorando un buen rato, después escuche como se duchaba y al terminar bajo a la cocina. Estuvo haciendo la cena, sin decir palabra. Cuando llego mi padre, y vio a mi madre así, la pregunto:
-       ¿Qué te pasa? ¿Te encuentras mal?
-       No me pasa nada, tengo el estomago un poco revuelto. Hoy no voy a cenar.
-       ¿Ha venido Juan?
-       Si, dije yo para que mi madre no tuviera que contestar, ya está todo arreglado.
-       OK
Mi padre se subió a duchar, mi madre mientras tanto no decía palabra, me miro y me abrazo. Mi pene otra vez se puso erecto, ella no solo no se separo, sino que se apretó más a mí. La abrace y la empecé a besar en el cuello. Ella no se resistía, incluso me devolvió los besos. Se separo, se seco las lágrimas y se puso a colocar la mesa para cenar. Cuando  terminamos de cenar, nos sentamos en el salón a ver la tv, mi madre se sentó a mi lado y me cogió la mano, mi padre no se dio cuenta de nada porque estaba atento a la película. Cuando termino la película, decidimos irnos a dormir.
Al día siguiente, cuando mi padre se fue a trabajar, salí de mi habitación. Mi madre estaba en la cocina, me acerque a ella y la abrace por la espalda, ella se sorprendió pero no se movió ni dijo nada. Mi pene erecto presionaba contra sus nalgas, empecé a frotarlo contra ella, la bese en el cuello, se estremeció, Se dio la vuelta y nos comimos a besos. Bajo su mano y me agarro la polla, empezó a masajearla. Me cogió de la mano y me llevo a su cuarto.
Nos desnudamos, yo me quede extasiado viendo su cuerpo. La cogí sus pechos, chupe sus pezones, ella gemía. Me arrodille y empecé a besar su coño, le pasaba la lengua por la rajita y  ella gemía cada vez mas.  Se tumbo en la cama y abrió las piernas, me subí encima de ella y la penetre, me abrazo con las piernas, empezó a gemir, tenia cerrados los ojos, a cada embestida ella daba un gemido, sus pechos se movían al compas, me clavaba las uñas en la espalda. La cama crujía, yo resoplaba y ella gritaba cada vez más fuerte:
-       Más, más, no pares mi vida.
Al rato me corrí dentro de ella, baje el ritmo de las embestidas pero sin llegar a parar, dio un fuerte gemido, arqueo la espalda y se quedo quieta. Yo me tumbe al lado de ella y nos abrazamos, aguantamos mientras recuperábamos el resuello.
-       Ahora viene lo mejor, me dijo.
Me cogió la polla y se la introdujo en la boca, arriba y abajo, chupaba como una posesa, con frenesí. Yo estaba en la gloria, tenía cerrados los puños agarrándome a las sabanas, de improviso y sin avisar, me corrí en su boca. Ella se lo trago todo, me dio unos lametones en la punta del pene para limpiármela, me sonrió y se tumbo boca arriba.
-       Ahora a te toca a ti, la dije.
Abrió las piernas y empecé a lamerle el coño, se lo comía con ansia. Ella gemía, se retorcía de placer, gritaba, me agarraba la cabeza hasta que tuvo otro orgasmo. Nos quedamos acostados hasta bien entrada la tarde, nos levantamos para darnos una ducha juntos y esperamos en el salón a la llegada de mi padre.
-       ¿Que tal familia, como habéis pasado el día?
-       Bien, hemos estado atareados en la casa. ¿Y tú?
-       Aburrido en el trabajo, como siempre. Me voy a duchar.
Después de ese día, mi madre no tuvo necesidad de acostarse con Juan, de hecho, cada vez que venía a casa, estaba yo presente. Varias veces a la semana repetíamos e incluso, cuando mi padre estaba en el turno de noche, dormíamos juntos días.
La verdad, todavía estoy asombrado de lo fácil que fue que mi madre cayera en mis redes. Ya que fue ella la que prácticamente se hecho en mis brazos, yo solo la di un empujoncito. No se lo he preguntado, pero sospecho que ella también me deseaba, aunque no se atrevía a dar el paso. Cuando descubrí su infidelidad, supongo que ella decidió entregarse a mí y a si matar dos pájaros de un tiro, ella satisfacía sus deseos por mí y yo no hablaría. Sea como fuese, la verdad es que todo salió a pedir de boca.

1 comentario - mi madre y el plomero 3