Amores y desamores en el Buenos Aires colonial. Cap.8 Final.

 Terminamos hoy con esta saga, si te perdiste los capitulos anteriores buscalos acá:
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Rafael Yañez se instaló en su nueva casa, la ex casa de Arnulfo y María. Mandó a traer sus pertenencias y ahorros de España. Tenía un buen grupo de esclavos "heredados" con la mansión.
El problema era que las cosas en la aldea no funcionarían porque él no tenía empleo ni un futuro en Buenos Aires.
Su unica solución sería casarse con María. El hizo toda esta movida por ella, la amaba de verdad y si su amor no era correspondido venderia la casa y partiría a España.
Despues de un tiempo y cuando las aguas estuvieron calmas, partió rumbo a las chacras donde estaba María, para contarle las novedades y pedirle matrimonio.
María tenía pocas noticias de Buenos Aires, confiaba en que Rafael hubiese arreglado los asuntos y esperaba su visita tal cual él lo había prometido.
Mientras tanto seguia de orgía en orgía con sus amigos morenos.

En ese entonces los esclavos tenían un doble problema. Primero, ser esclavos y segundo, si tenían la fortuna de ser libertos era muy dificil que consigan trabajo, eran muy muy mal pagos y en definitiva, la pasaban mejor siendo esclavos. ¡Todo un tema!
No fue lo mismo en el caso de los amigos de María. Todos fueron liberados y empleados en los cargos que les contara en el anterior capítulo.
Y los demás esclavos que trabajaban la tierra eran bien tratados y eso hizo que las chacras se volvieran prosperas.

El dia que llegó Rafael a las chacras todo fué fiesta, María y Rafael charlaron mucho, se contaron sus vidas desde que se separaron, Rafael le contó todo lo arreglado con las autoridades de Buenos Aires, y su decisión de quedarse en estas tierras si ella aceptaba ser su esposa.
María estaba feliz, pero dentro de su corazón sabia que muy probablemente debería elegir entre el amor de Rafael y sus fiestas con los negros. Amaba profundamente a Rafael pero también amaba su vida de placeres y sexo.
Por lo tanto esa noche despues de cenar, los morenos dejaron solos a María y Rafael sabiendo muy bien en que iba a terminar la cosa.
Por la mañana la cama de Rafael estaba intacta, en cambio la de María estaba revuelta y con los dos cuerpos desnudos durmiendo abrazados.
Es que mientras tomaban una copa de vino despues de cenar se habían besado, primero tiernamente y luego de que sus lenguas se buscasen, sus manos se recorrieron sus cuerpos tratando de recordar toda la anatomía soñada en innumerables noches de deseos frustrados.
María lo llevó a su cuarto y se quitó sus pesadas vestimentas regalandole su cuerpo totalmente desnudo, deseoso de calientes caricias, ardiente.
No tardó mucho Rafael en estar igualmente desnudo. María lo esperaba tumbada en la cama, el muchacho besó y lamió esos hermosos pechos y fue recorriendo con su lengua todo su cuerpo hasta llegar a su concha, muy mojada ya de por cierto.
Lamio, beso, mordió y bebió cada uno de los orgasmos que entre gritos le regaló María. Y luego fue el turno de ella, de demostrar todo lo aprendido con los morenos, de lamer cono nadie esa cabeza bien roja y caliente, de tragar toda la verga entre arcadas, de lamer sus huevos, de tomarse toda la cuantiosa leche derramada, de dejarla limpia y preparada para la garchada que se venía.
Y si, Rafael, con la verga nuevamente dura se acomodó entre las piernas de María y entró de una, fruto de lo bien lubricada que estaba y de las garchadas diarias de la joven. Bombeó sin mucha experiencia mientras que María, acostumbrada al placer supremo, jugaba con su clítoris para obtener orgasmos multiples mientras Rafael la garchaba.
Una nueva descarga de semen y otra pronta recuperación para un nuevo premio para el joven, María le regalaba su culo y Rafael se daba el gusto de su vida, comerse ese precioso culo que adoraba y llenarle de leche bien adentro de sus entrañas.
Garcharon un par de veces más y cayeron rendidos uno en brazos del otro.
En la mañana Rafael, entusiasmado, le contó sus proyectos a María, él se había criado en la campiña española y sabía mucho de como sacarle frutos a la tierra y esta tierra era muy buena y fertil.
María no estaba muy de acuerdo con vivir en la casona de Buenos Aires, solo malos recuerdos le traía. Podían venderla y tener otra. Quizas un poco más chica. Prefería vivir en el campo e ir a Buenos Aires solo cuando fuese necesario.
Rafael estaba dichoso y volvió con la pregunta de si aceptaba casarse con él.
María le respondió que eso lo decidiría despues de la próxima noche.
Llegaba el momento de saber si Rafael aceptaría la nueva vida sexual de María o si ella se podía adaptar a perderla por amor a él.

Fín.
( Epilogo en la próxima entrega. Perdón pero se hacía muy largo)

1 comentario - Amores y desamores en el Buenos Aires colonial. Cap.8 Final.

celta05 +1
Genial
masitasexxx +1
Gracias! Ya esta toda la historia completa publicada