Mi mujer con el hijo del albañil

No había pasado una semana de nuestro acuerdo, cuando ya entrando la noche, como a las 7:30 pm, vi que entró mi mujer toda respirando toda acelerada. 
Que pasa - le pregunté. - Callate, dijo. Vengo de ver al hijo del albañil. Ayno.  
- Solo de verlo? 
- Ya nos encontraba su mujer. Me la estaba mamando en su jardín.
- No mamasita, dije. Ahora me cuentas como me fue el agarrón. 


Y ella me relató lo siguiente. 
Pues hace unos días que lo ví, le dije hola wapo, que galán estas, mientras le sonreía. 
- Me respondió que muchas gracias, y que que yo estaba bien hermosota. Miresela no más, me dijo, si Usted viera lo que yo cuando la veo caminar. 
- Y que ves cuando yo camino guapo?, pregunté. 
- Todo, me dijo, de los pies a la cabeza, y bueno, principalmente esa cinturita. Qué rico la mueve por Dios! 
- Ay atrevido, le dije. Si sabes donde poner los ojos. Si, me dijo, y también se poner otra cosa. 
- Ay chiquito, te va a encontrar tu mujer y te va a regañar. Y pues me fuí. 


Pero justo hoy, hace unos 40 minutos, cuando pasé por donde vive, justo estaba frente a su casa. 
- Buenas noches, me dijo. 
- Buenas noches chiquito le respondí, qué cortes eres. 
- Una dama como Usted se lo merece. 
- Entonces me detuve frente a él, Ay gracias, dije,  y en verdad crees que soy una dama? 
- Pues si no lo es, lo aparenta muy bien, dijo el atrevido. 
- Mire pues, le repliqué, por estarme diciendo eso lo van a venir a regañar. - Pues no está mi mujer, así que no hay problema. Nos podemos portar mal. 
- En serio? qué tan hombresito eres. Y diciéndole eso y le acarició el rostro, le miré a los ojos, y le digo, que bonitos los tienes. 
- Estabamos tan cerca que el cabrón me rodeó con sus brazos, me prensó a la pared y me va pegando un gran beso el condenado. Pues lo dejé hacer y le fui correspondiendo. Sentí como me besaba de a poco, me iba abriendo los labios con los suyos, saber que había chupado que tenía un sabor dulce en la boca, uf que rico. Sentí el borde interiro de sus labios, y de ahí vino su lengua tú. Uf, que rico me la metió en la boca. Ya no nos despegamos. O ya no lo dejé. Con las ganas que tenía de ese cabrón. Me dije a mi misma, hoy es cuando. Asi que mientras nos seguíamos besando, lo abracé para que no se despegara. Yo me derretía sintiendo su lengua con la mía. Pero no fue solo eso. Cuando me empezó a besar me rodeó con sus brazos y puso sus manos sobre mi espalda. Pero cuando se dió cuenta que sus besos me gustaron, el cabrón empezó a bajar las manos y a agarrar mis nalgas y sus costados. 
Poqquito a poco dejó de besarme la boca y me empezo a mordisquear el mentón, y a besarme el cuello, a chupetear, puta yo estaba que me estremecía. Siguió dando besitos por todo el cuello hasta la nuca. Yo sentía mi piel como se erizaba, y no podía evitar que me salieran unos gemidos. El cabrón seguía comiendome el cuello, me mordisqueó las orejas de un lado, del otro, y en una de esas me levantó la falda y metió las manos tú. 
Uuuuta que cabrón. Me tenía de tal manera que mientras me besaba arriba, aquí abajo me metió uno de sus manos por delante en el calzón, y atras me empezó a sobar con su otra mano todas las pompas. Puta, qué cabrón. Me pelliscaba los bordes de mis nalgas con una de sus manos, y con la otra sobaba toda mi conchita, me la abría, y me restregaba sus dedos. Uf yo estaba super mojada, y el cabrón no se detenía ni arriba, ni abajo, ni adelante ni atras. 
Me volvió a besar y a meter la lengua en la boca. Yo le correspondía. Y abajo el cabrón me metió dos de sus dedos en la concha, o tal vez metió tres. Lo cierto es que me los metía y me los sacaba, me los metía y me los sacaba, y alla atras sentí como deslizó su dedo medio entre mis nalgas tú, hasta ponerlo en la entrada de mi culo donde me empezó a masajear. Yo me estremecía tú, gemía, me movía, levanté las piernas para que metiera mejor sus dedos en mi concha. La verdad quería estar más cómoda. 
Fue entonces, cuando el cabrón me dijo. 
-Sabes de que tengo ganas? De meter mi lengua en tu concha y chupartela. 
- Papasito, le dije, hazlo que quieras, hoy soy tu mujer. 
- No vas a ser mi mujer, dijo, vas a ser mi puta. Mi puta preferida. 
- Un ratito después ví como se puso en ccuclillas frente a mí, me bajó el calzón de un romplón, hizo que le pusiera una de mis piernas en su hombro, y el infeliz metió su cabeza en mi concha. Por Dios, me mordisqueo los labios de la concha, los mamoneó, y después su lengua empezó a trabar. Ay Dios mío, pensaba yo, porque hiciste cosas tan ricas. 
UUUUta que mamada de concha me dió ese cabrón. Yo estaba punto de pedirle que mejor me cogiera, cuando oimos pasos de dos personas, y que venían hablando a lo lejos. Y conforme se fueron acercando, escuchamos tú, era su mujer. Uf nos separamos y nos fuimos arrinconar en el jardinsito que tienen ahí. Vimos que ella abrio la puerta, se metió. Puta que miedo más increíble, y la cabrona no nos vió. Bueno, tal vez porque ya estaba oscuro. Pero te juro que así como sentí tan rico su lengua metiéndose en mi concha, mientras la mujer abría la puerta sentí que la mujer en cualquier rato nos miraba y el alma se me iba no se hasta donde. Entró y cerró. 
- Mejor se va, putita, me dijo el hijo del albañil. Salimos, el hizo que venía llegando, y mientras empezaba a tocar la puerta, yo me vení corriendito. 


- Les confieso que en lo que mi mujer me contaba todo eso, la verga se me fue poniendo dura, y me fuí abriendo el pantaló de a poco. Cuando me terminó de tocar, le dije. 
-Ey putita, asi que te faltó la leche del hijo del albañil. Ven para acá. Y mientras me bajaba el pantalón y me sacaba la verga le dije que se pusiera en cuatro, le levanté la falta, le corrí un poco el calzón y me la clavé como no se la clavó el hijo del albañil. Siente perra, - asi te hubiera cogido el hijo del albañil. Qué tal? Qué tal? te gusta perra. Le agarraba la cintura de mi mujer y me la clavaba hasta que mis pelos rozaran su ano de lo que le abría las nalgas de las empalmadas que le daba. Eh putita, coge rico el hijo del albañil? y me la seguía cogiendo. 
Le dije que la quería arriba, asi que cambiamos de posición y cuando empezaba a hacer sus sentadillas sobre mi verga, le dije. Ahora imagina que estas cogiendo con el albañil perra, qué tal, y le agarraba la cintura de mi mujer, la subía y la baja, la subía y la bajaba, mientras le decía: -qué te parece la verga del albañil. 
Después de un rato le dije que le iba a dar mi leche en su boca. Asi que mientras nos levantamos y se puso en cuclillas para mamarmela, le dije. Y este es tu marido cabrona, quien te da sus huevos, carne y leche para que estes bien alimentada y bien buena cada día. No se cuantas veces metí y saque mi verga en su boca, hasta que sentí esa sensación tan rica que es venirse en la deliciosa boca de mi mujer. 


Despues de un rato de descanso, la vi a los ojos. Si que eras una perra, le dije, y como que me gustas mas asi. Ella me sonrió, y pícara me dijo: - Me falta hacer algo con el hijo del albañil. Y parece que tengo que probar al albañil. 


Esas serán otras hisotorias...







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