Segunda vez con mi madre ebria

Pasaron muchos meses antes de tener una segunda oportunidad de coger a mi madre.  Todos esos meses los disfruté con la puta que se parecía a ella, pero esa es otra historia.
Quizás 8 o 10 meses después que la cogiera ebria por primera vez, mi padre y mi madre organizaron una parrillada en casa, donde invitaron a muchos de sus amigos. Estuvimos en la misma mis dos hermanos menores y yo. Ellos, hacia las 11 pm, se fueron a una fiesta y yo me retiré a mi cuarto a dormir.
Mis padres y sus amigos siguieron en reunión, bebiendo, comiendo, bailando, divirtiéndose. Como a las 2 am, mi padre me despertó y me dijo que lo ayude a subir a mi madre que se había embriagado. En ese momento ya sólo quedaban mi papá, sus dos mejores amigos y mi mamá durmiendo en el sofá. Lo ayude a subirla por las escaleras. Estaba realmente ebria. No reaccionaba. Mientras ayudaba a mi padre, tuve una erección. Felizmente él no se dio cuenta.
La acomodamos en la cama. Él le saco los zapatos. Como había calor, la dejó durmiendo así, encima de la colcha. Me agradeció y bajó a seguir bebiendo con sus amigos. En esos instantes, mi madre se acomodó como suele dormir, al borde de la cama, de semi costado, con una pierna recogida y la otra extendida. Antes que mi padre salga de la habitación fui a la mía, pero igual pude ver algo de su nalga, pues su vestido se había recogido un poco al acostarla.
No pude dejar de pensar en ella. La tenía atravesada en la mente. Pude aguantar unos 10 minutos sin ir a su habitación. Escuchaba las risotadas de mi padre y sus amigos y tenía la certeza que seguirían bebiendo una hora o más. Sabía que mis hermanos volverían al amanecer. Decidí arriesgarme.
Mi madre seguía durmiendo en la misma posición. De costado al borde de la cama. Con la cara mirando hacia dentro de ella y el culo casi en el borde. Su vestido se le había subido un poco más y dejaba ver media nalga al aire. Me arrodillé a su lado, a la altura de sus nalgas y con cuidado levanté más su vestido, dejando su culo complemente al aire.
Como de costumbre, tenía una sexy tanga negra, que hacía juego con su vestido del mismo color. Me quede mirándola un rato, sus nalgas me hechizaban, sólo verlas tan cerca me tenía ya al palo. Al igual que la primera vez, sólo puse de lado su tanga. La forma en la que ella dormía me permitía hacerlo con facilidad, dejando su vagina descubierta para mí. Encontré en ella un pedazo de papel higiénico, seguro de la última vez que fue al baño ya mareada o ebria y no se limpió bien, ese descubrimiento me excitó aún más.
Retiré el pedazo de papel higiénico y sólo se me ocurrió olerlo, a orines y hembra. No me resistí y un impulso me hizo meterlo en mi boca y comerlo. Introduje dos dedos en su coño y empecé a masturbarla. Su sueño era tan pesado que gemía ligeramente, pero sin moverse. Sólo aceleró un poco el ritmo de su respiración. Tomé valor y me acomodé en forma tal que mientras la masturbaba podía lamerle el culo.
Tenía un ligero sabor que se me hacía a mierda, no se había limpiado completamente bien. Se había ocupado seguro ya ebria y no había sido pulcra al asearse. Eso, en lugar de repelerme, me hizo sentir un momento aún más sucio y excitante. La limpiaba con mi lengua mientras la masturbaba ya con tres dedos en la vagina. Sentía como poco a poco, a cada lengüetazo su culo se abría y palpitaba. Decidí empezar a masturbarla por el culo.
Tuve un poco de temor al inicio y le metí sólo un dedo. Ella seguía gimiendo ligeramente. Mi dedo entró tan fácil que decidí meterle un segundo dedo, que igualmente bailó dentro de ella. Con la otra mano me empezaba a masturbar y decidí poseerla. Me acomodé junto a ella, yo parado junto a la cama y ella de costado al borde. La penetré por la vagina por la que me parió y ella tuvo un orgasmo casi instantáneo, ebria y dormida sus flujos humedecieron a mil mi verga.
Seguí poseyéndola. Sabía que ella no despertaría y comencé a poseerla con mi verga por su vagina y con dos dedos por su culo. Ella tuvo un segundo orgasmo y seguía dilatando su culo en una forma que me hizo irresistible el deseo de poseerla por allí.
Saqué mi verga de su coño, me arrodillé a su lado. Puse mi lengua entre sus nalgas y juró que sentí como su ano la succionaba. Puse toda la saliva que pude. Me levanté y la penetré. Despacito. Poco a poco. No tuvo ninguna reacción hasta que toda mi verga estuvo dentro.
En ese momento suspiró, balbuceó algo que no entendí. Yo me quedé quieto, hasta sin respirar y, cuando ella volvió a su estado normal de ebria dormida, seguí cogiéndola. En sólo esa posición pues no me atrevía a moverla, era un riesgo innecesario. Estuve gozando su culo unos minutos, que fueron quizás de los mejores minutos de mi vida, hasta que me vine dentro de ella. Toda mi leche se la dejé en lo más profundo de su ano.
Lentamente saqué mi verga. Esperé un par de minutos y cuando vi que su culo se había cerrado bien y no chorreaba semen, le acomodé la tanga, le bajé el vestido y me fui a mi cuarto. Mi segunda vez con mi madre tome su coño y su culo. Mientras me iba quedado dormido, seguía escuchando las risotadas de mi padre y sus amigos.

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