La madurita que me enseñó lo que era el placer 4ta parte

Les dejo el link de la 3ra parte:
http://www.poringa.net/posts/relatos/2873711/La-madurita-que-me-enseno-lo-que-era-el-placer-3ra-parte.html

Después de tantos años, voy a continuar con la historia de la madurita que me enseñó a VIVIR el placer.

Ella se había ido de vacaciones y por unos 15 días, no nos vimos. Yo estaba que explotaba de calentura. Si bien me veía con una chica de mi edad, las sensaciones de estar con una mujer con mucha experiencia, hacía que mis ganas de sexo, no acaben nunca.

Además yo por ese entonces tenía unos 23 años, asique vivía prácticamente con la pija parada.
Pasaron esas 2 semanas, y finalmente ella regresó al trabajo. Nos cruzamos en unos de los pasillos, nos saludamos, intercambiamos 2 palabras y cada uno siguió su rumbo.

Yo volví a mi oficina, y no daba más de la excitación. Quería cogérmela ahí mismo en los pasillos.
Pasaron 2 hs y ella vino a la oficina, en un horario que sabía que por ahí estaba solo. Y como quien no quiere la cosa, justo unos minutos antes, mi compañero de oficina se levantó y me dijo que iba a hacer un trabajo en otro lugar.

Cuando ella entró, su cara y mi cara, eran como 2 sonrisas enormes. Ambos nos buscábamos, y los 2 queríamos lo mismo.

Se me acerca, mientras yo seguía sentado en mi silla, la abrazo, y mientras lo hago, muevo mi mano hacia su cola… En menos de un minuto ella bajó y nos comenzamos a besar, era un beso muy apasionado, esos besos de amantes , con mucha pasión y mucha lujuria.

Le comenté que la extrañé mucho y ella me relató que le pasaba lo mismo. Mientras yo seguía con mi mano acariciando su cola, y tratando de meter mi mano adentro de su pantalón, ella sin decir nada, se arrodilló, me abrió el cierre y me sacó la pija, que para ese entonces estaba re contra dura.

Empezó a chuparla, muy suave, con sus labios y con su lengua, me recorría toda la pija de arriba abajo. En ese momento de puro placer, me dejé llevar y la dejé que hiciera lo que quería.

Estuvo unos 10 minutos peteándome tan deliciosamente, que me hacía sentir en otra dimensión. Ella sabía cómo usar su boca, su lengua y por sobre todo, sabía bien en qué momentos acelerar o parar. El ritmo que imponía era el PERFECTO.

Como les contaba, en unos 10 minutos, me hizo acabar como 2 litros de leche. Se lo tragó todo. Lo que se le escapaba de su boca, o lo que quedaba en su mano y en mi pija, lo fue limpiando con su lengua. TODO quedó impecable.

Se levantó, se acomodó un poco, y me dijo:

´´gracias pendejo, necesitaba mucho sentirte en mí´´

Yo había quedado con los ojos blancos, de semejante peteada que había recibido.

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