El juego de Alina

El juego de Alina
culiada
A veces solíamos trabajar juntos en las cálidas tardes de primavera de Catamarca. Por allí teníamos oportunidad de compartir gratos momentos de charlas, caricias y arrumacos. Alina, esta hermosa chiquilla, me sometía a un juego que a veces resultado perverso. El juego consistía en adivinar el color de su ropa interior (tenia de todos los colores y le gustaba cambiarlos), cuando mas rápido acertaba, mas licencia tenia para acceder y disfrutar de su cuerpo. Muchas veces logré acertar y -por supuesto- me la cogía en el acto, como un burro desesperado, ella, como siempre me recibía con toda la ternura y sumisión que la caracterizaba. Si después de tres o cuatro intentos no acertaba, ella sólo me mostraba todo su cuerpo con la menor ropa posible, yo podía tocar, acariciar, besar, pero no practicar sexo. En esas oportunidades me quedaba con una calentura bárbara, de tal modo que salía dispuesto a cogerme a cualquier mina. En una de esas oportunidades me encontré con Dalíla, de quien ya tendré oportunidades de contarle.

Con preferencia lo hacíamos sobre mi escritorio, con su espalda en el mismo y apoyando sus piernas sobre mis hombres,nos acostumbramos tanto a esa comodidad, con aire acondicionado, que nos deleitabamos. Grande Alina !!

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