Asado con amigos

Asado con amigos



Ese domingo invitamos a los amantes de mi nena, a comer un asado hecho por mí, para agasajarlos y que ella disfrutara de sus vergas.

Empecé temprano a hacer el fuego, armamos una mesa en el patio, y ella preparó las ensaladas.

Se vistió bien putita, siguiendo mis deseos, con un shortcito de algodón, cortito, nalgas afuera y suelto, para que entraran las manos.

Y sin tanga.
Una remerita corta, sin brasier, una coleta en su pelo y una gargantilla, que a ella le gusta usar.

Ella estaba excitada desde que organizamos la reunión.

Se levantó temprano, se depiló con mucho esmero, preparó su cola, me besó muchas veces, mientras yo preparaba la parrilla, y esperó con impaciencia a que llegaran los invitados.

Ya lista empezó a llevar a la mesa los platos, los vasos y a organizar el lugar.

Cuando sonó el timbre al llegar el primero,corrió a la puerta.

Quedamos en que ella los recibiría y los besaría mucho cuando entraran.

El primero en llegar fue Abel. Uno de sus más recientes amantes, al que conoció en el bus, y lo invitó a coger un día en que quería hacerlo con un desconocido.

Luego llegaron juntos tres, que son amigos entre ellos, y los conoció en una fiesta, en la que tuvo sexo con los tres, en una pileta.

Yo miraba mientras ella los recibía.

Los besaba con intensidad, mientras la tocaban descaradamente.

El último en llegar fue Gerardo, el que tiene la leche más rica según ella.

Ella salía de la cocina con una fuente y unos aperitivos, cuando sonó el timbre.

Sin dejar lo que llevaba, se apuró a la puerta y la abrió usando su codo para jalar el picaporte.

Estaba ansiosa.

La puerta se abrió y él entró.

Cerró la puerta tras de sí y la abrazó, agarrándola de las nalgas, y besándola con pasión.

Metía sus manos debajo de la tela de sus shorts, amasaba sus glúteos, corría el short y le pasaba los dedos por el ano, diciéndole,

- “Te voy a comer este culo!”

Ella riendo le dijo,

- “Hacelo! Yo nunca me niego”…

Entonces, con brusquedad la hizo darse vuelta, le bajó el short de un tirón, abrió sus nalgas como si quisiera arrancárselas, y empezó a lamerla con voracidad y morderle las nalgas.

En eso, entré a la casa a buscar algo a la cocina, y los ví.

Ella riendo me dice,

- “Vino con hambre, Papito! Me está comiendo la cola! Jajaja! Le estoy dando un aperitivo. Jajajaja!"

Y yo me riéndome le contesté,

- “Apenas puse el fuego y él ya está tirando la carne!”

Nos reímos los dos, y eso lo avergonzó.
Se paró, le dio unas nalgadas tan fuertes que casi la hace caer, le subió el short confuerza y tironeó de él tanto, que le quedaron las nalgas rojas por los chirlos, totalmente afuera.

Ella fue al patio así, con la cola expuesta y roja, y la marca de una mordida que le había dado, y él entró detrás de ella,con la verga dura marcada y una gota que le manchaba el jean.

Uno de los otros le miró la cola mordida a mi nena y dijo,

- “Uh! Este ya se apuró y le dejó la cola marcada!”.

Todos rieron.

Y ella les dijo,

- “Él ya se ganó una cogida de mi cola! A ver si ustedes también se la ganan!”

- “Ah! Podemos empezar?”, preguntó otro.

Y yo les dije,

- “Acaso yo puse alguna regla?”

Entonces la agarró, la puso contra la mesa, le bajó el short, y empezó a lamerle la vagina y el ano.

Otro se paró a su lado y sacó su verga y se la puso en la cara, para que se la mame.

Luego otro la agarró y la sentó con las piernas abiertas de frente a él, le levantó la remerita y le chupó las tetas, mientras otros dos, sacaron sus vergas y ella las agarraba y mamaba una y masturbaba la otra.

El shortcito quedó tirado debajo de la mesa, ella se lo sacó y lo arrojó,

- “Igual, para que me lo bajen a cada rato, me quedo sin él”, dijo.

Pero decidieron esperar a almorzar y cojerla luego.

Así que empezamos a beber, y ella ya desnuda del todo, se sentaba en la falda de uno y otro, y se besaban mientras la manoseaban.

Hablamos de cómo surgió la idea de invitarlos, ellos contaron cómo la conocieron y cómo fueron sus primeros encuentros.

Todos comentaban lo increíble que es ella en el sexo, cómo aguanta las dobles anales, lo bien que hace oral.

Y ella aprovechó para contarles cuáles son sus zonas más sensibles y qué le gusta más.

Yo veía cómo la escuchaban y la miraban todos calientes y con asombro cuando les decía que ama los maltratos, los chirlos,que se la metan y le duela.

Cuando contaba los gangbangs que tuvo, y las aventuras exhibiéndose públicamente en la calle, en las discos, cómo se deja manosear en el bus, y cómo le gusta jugar con los tímidos.

Y cuando hablaba del sabor del semen, de las vergas, y cómo hay vergas que no le entran en la boca, pero a esas las quiere en la cola, y si es de a dos, mejor!

Todos estaban al borde de eyacular.

Entonces anuncié que el asado estaba listo, y nos sentamos a comer.

Ella hacía de mesera.

Servía las copas y la comida mientras le tocaban la cola y la chirleaban.

Ella les apoyaba las tetas en las caras, y los dejaba hacerle lo que quisieran.

El almuerzo fue breve, todos querían coger.

Para darle más calentura a la reunión, organicé unas partidas de truco por parejas.

A cada tanto ganado, se ganaban un beso de ella, o meterle el dedo donde quisieran, o una chupada de ano, clítoris o pezón.
Obviamente, ni llegamos a hacer los primeros quince tantos, y la cosa de desbocó!

Ella estaba muy caliente, sus feromonas hacían que su olor inhundara el ambiente.

Uno la agarró, la tiró sobre la mesa boca arriba, ella abrió las piernas, y la ensartó de una!

Su concha estaba empapada,latiendo.

La verga entró como si nada.

Los otros le agarraban las tetas, le daban cachetadas, le apretaban el cuello ahogándola.

Le metían las vergas en la boca con violencia y se la hacían tragar.

Otro la agarró del pelo y la bajó de la mesa, la dio vuelta,y la empujó para que quede boca abajo, con la cara contra la madera.

Le abrieron las piernas, le sujetaron las manos, y la cara contra la mesa, y la penetraron por la cola o por la concha de a uno.

Ella tenía orgasmos convulsivos, pero no paraban de darle.

No la dejaban recuperarse. Le temblaban las piernas, pero se aguantaba el maltrato.


Algunos le acabaron y le chorreaba el semen de la cola y de la vagina.

Gerardo la agarró del pelo y la hizo medio pararse.

La penetró por la cola y jalándole la coleta, ponía su cara contra la de ella diciéndole

- “Puta! Perra! Te gusta que te violen y te maltraten!”

Y ella gemía,

- “Siiiii!!!! Me gusta que me humillen y me maltraten! Dame duro! Quiero que me duela!”


Entonces él tironeaba sin piedad su pelo y la besaba y la escupía.

Otros le daban cachetadas, en la cara, en las tetas.


Entonces Gerardo se acostó en el piso, y les dijo a los otros,

- “Vamos a partirle el culo a esta puta!”

Lo hizo montarlo y ella metió la gorda verga en su culo.

Vino otro y le hicieron doble anal.

Eran las dos vergas más gordas!

Ella gritaba de dolor, y placer!

Le tapaban la boca, y casi la asfixiaban!

Le decían,

- “Puta! Van a venir los vecinos!”

Pero ella gritaba

- “Pártanme el culo! Destrócenme la cola!”

Le metían vergas en la boca para que no grite, se las metían hasta la garganta y la ahogaban.

Le acababan en la boca, en la cara, en las tetas.

Se cambiaban de lugar, pero seguían dándole doble penetración.
Ella montando o boca arriba.

Doble anal, doble vaginal, en la vagina y en la cola.

Mamando y tragando semen.

Por momentos, cuando habían acabado la mayoría, se tranquilizaban un poco.

Pero siempre había uno que la estaba cogiendo.

Cuando ella ya no daba más, la tiraban sobre la mesa, boca arriba o parada acostada sobre la madera, o en el piso.

Y cuando se recuperaban volvían a darle duro dobles penetraciones.

Fueron varias horas en las que ella no descansó.

Ya al final no le daban las piernas.

Perdí la cuenta de los orgasmos que tuvo.

Estaba bañada en sudor de ella y de sus amantes, leche saliendo de su ano y su vagina, la cara roja, con gotas de semen alrededor de su boca. Su pelo desmarañado, empapado.

Finalmente la sentaron en el piso y se pajearon y le acabaron en la cara, en la boca, en las tetas.

La bañaron en leche!

Tirada así en el piso, se orinó y tuvo otro orgasmo, bañada en leche y sudor.

Y se desmayó.

Todos nos sentamos y la miramos ahí, tirada, respirando agitada, en el charco de su orina, con marcas del maltrato recibido en su piel.

Marcas de dientes, chupones, chirlos en sus tentas, en su cola.

Sus mejillas rojas que parecían fuego.

Su ano dilatado que no dejaba de exudar semen, su vagina abierta goteando.

Ellos se vistieron y se fueron yendo.

Alguno me agradeció por entregarles a la puta.

Otro me dijo que yo tenía a la perra más puta que había conocido.

Y me quedé solo, mirándola, ahí tirada, cogida como a ella le gusta y a mí me vuelve loco!

Adoro a mi nena puta!

2 comentarios - Asado con amigos

yuhyin +1
Y con cada cogida es más putita la sobri