EL novio de Alina un encuentro morboso con varios hombre

EL novio de Alina un encuentro morboso con varios hombre
Llevaba algunas semanas que todos sus amantes le habían fallado, ya fuera porque se acercaban fiestas y tenían que estar con la familia, cosa lógica, o porque este invierno loco hacía mella en la salud. La cosa es que Alina tenía como único consuelo a Manuel y sus juguetes. A su novio lo tenía molido y no ganaba para pilas.
-          ¡Hola cielo!- Se oyó en la entrada. Ruido de dejar las zapatillas, el abrigo, sus trastos en la habitación de la entrada. - “Ja soc aquí”, que hay de ñamñam
-          ¿Qué tal cariño?- Respondió Alina con una voz graciosa- En la cocina, ven que lo estoy haciendo ahora.
-          Pues un día regular, cansado- Iba diciendo mientras andaba por el pasillo hasta el comedor.
Entró en la cocina y ella no pudo ver el primer contacto pero se lo imaginaba.
-          ¡Coño! – Una pausa- ¡Como te salte algo te vas a achicharrar!
Alina se partía de risa. Un besito en la mejilla mientras movía las lentejas echándoles pimentón de la Vera, y un azote en su culo desnudo. Se giró para ver a su novio y agarrándose del delantal, lo único que llevaba puesto, lo agitó para adelante con cara de obviedad “¿Ves? Llevo esto mendrugo" Decían sus ojos.
Manuel cogió una cerveza y se la abrió. Se apoyó en la nevera.
-          ¿Y esta recepción? ¿Dónde dejaste a la peque?
-          Con mi madre, sabía que volvías pronto y…bueno, nos entendemos.
Alina aflojó el fuego y se acercó a besarlo. Un beso apasionado, refrescante y sabroso. Buscó su mano para que la acariciase el culo, y ella le masajeaba el paquete.
-          ¡Se te van a pegar las lentejas, cachonda!
-          Necesitan cocerse un rato, ven…
Quería que la follase en la cocina, le daba morbo estar ocupada haciendo algo y que le estuvieran dando rabo; pero la cara de Manuel era de puro agotamiento. Lo llevó de la mano al sofá, lo hizo sentarse, le abrió la bragueta y sacó la polla que estaba medianamente dura. Tras pajearla unos instantes se la echó a la boca.
-          ¡Joder cielo! ¡Me tienes seco! ¿Otra vez? ¡Ya estuvimos follando toda la noche, esta mañana también…llevo unos días que ni cuando estabas embarazada…. me duelen los cojones!- Dio un buche a la cerveza y la dejó en la mesita disfrutando de la mamada
Alina, con los mofletes rojos del calentón y los ojos entrecerrados estaba ignorando por completo lo que le decía. “Me importa un carajo” Pensó. Sorbió el glande haciéndole gemir y se la sacó de la boca meneándola con la mano. Sin mucho decoro se lamió la mano y la metió por debajo del delantal para humedecer el exterior de su coño, que por dentro ardía y ya estaba bien lubricado, y poco a poco se sentó encima de la polla quedando de rodillas en el sofá.
-          Ummm….- Gimió metiéndosela lentamente hasta el fondo.- ¿Es que no te gusta?
-          Claro que si cielo- Dijo Manuel, caliente y resignado, metiendo las manos por los costados del delantal para agarrarle las tetas. Alina le cabalgaba lentamente con su cara más viciosa
-          ¿No te estarás follando a “Laurita”?- Puso voz de pito para nombrarla y le besó. Al casi sacársela pudo mover el coño con frenesí estimulando el glande.- Te quiero solo para mí, resérvate
-          ¡Qué va! Está de vacaciones.
Alina volvió a cabalgarlo con normalidad, esta vez sobándose el clítoris. No tenía mucho tiempo antes de que las lentejas pasaran a mejor vida y había echado chorizo y morcilla por valor de medio piso, necesitaba correrse ya. Manuel estaba más predispuesto, acompañaba su movimiento cogido a las caderas. Al poco Alina ya estaba que no podía más.
-          ¿Ya mejor cielo? Yo estoy casi…- Le dijo. Normalmente cuando iban acompasados sus respiraciones estaban a la par y se corrían juntos, pero ella notó un ligero relax en los movimientos y jadeos de su novio.
-          Me…me…me queda un poco aún, amor…- Respondió entre botes de su novia.- No me puedes tener follando todo el día…
Paró de cabalgarlo metiéndosela hasta el fondo. Manuel la miró asustado, por si se había enfadado, y respiró aliviado al ver que seguía con cara de zorra.
Ella le dio un piquito, le acarició la cara pasando los dedos húmedos y apestando a coño por la nariz. Se desabrochó el delantal dejando sueltas sus tetas, apuntándole a los ojos. Llevó una mano al coño y se acarició el clítoris, la otra atrás, sobándole los huevos apretujados entre sus glúteos
-          Esta polla es mía- Dijo apretándole los cojones y haciendo que cerrase los ojos de dolor y placer. Se movía adelante y atrás penetrándose rápidamente- Lloriquea todo lo que te dé la gana pero si mami te dice que la folles, la follas, estés cansado, durmiendo o lo que sea; y si te digo que te corras, te corres.
-          Eres la más puta del planeta- Replicó Manuel con fuerzas y vigor renovados. La cogió del culo y la levantó con gran esfuerzo llevándola a horcajadas hasta la pared de en frente. Un golpe seco al empotrarla y la empezó a follar con furia.- ¿Así quieres?
-          Sí….oh…dame más….- Se cogió a su cuello con sólo un brazo para poder frotarse rápidamente el clítoris. Él le mordía el cuello y la besaba
Volvía a sentir que iban a la par y que estaban en el mismo nivel de excitación. “Si es que a los machos hay que ponerlos en su sitio de vez en cuando sino se aplatanan” Pensó al volver a tener a su hombre follándola como Dios manda. Golpes y jadeos de ambos se oían por la estancia unos minutos intensos. Alina abrió mucho la boca con el orgasmo; Manuel le mordía el labio inferior clavándosela hasta el fondo un par de veces más. Ambos estallaron con un fuerte orgasmo que los dejó estáticos.
La soltó al suelo de nuevo. Alina buscó en el bolsillo del pantalón de su novio un paquete de pañuelos que usó para asearse; él, hecho mierdas y con visible dolor de espalda, se fue medio sonriendo a la habitación a ducharse y cambiarse de ropa. Recordó las lentejas y corrió a verlas. “Uff…unos minutos más…” Dijo despegando del fondo con el cucharón las que se habían quedado ociosas de bailar en el caldo.
-          El problema es que te buscas casados- Dijo Manuel cuando acabaron de comer, ya vestidos con ropa cómoda, viendo la tele, después de que Alina le dijera que lo sentía pero que estaba con muchas ganas y le faltaban hombres.- Tira de tinder o algo.
-          Los solteros no me van. Vete a saber qué tienen. Y si al menos fueran buenas folladas estaría un tiempo saciada….
-          Gracias por la parte que me toca- Replicó Manuel indignado
Alina le besó cariñosamente, no quería ofenderlo y malinterpretó sus palabras. Bueno, malinterpretarlas tampoco, era un hecho, pero de todos los machos que la habían follado él era con diferencia el mejor. No se refería al placer en sí, sino a la sesión. Midió sus palabras con suma cautela
-          No es eso cielo- Volvió a besarlo- Tú eres el “fucker number one”, y hasta con Seve al cabo de un rato necesito otra descarga...¿O no vengo bien folladita del trabajo por su tranca de burro y busco a mi papi para que me monte?- Otro besito haciéndole ver el caso
-          Pues necesitas otro amante fijo
-          ¡Qué va! ¡Son estas putas fiestas que me los ocupan a todos! Normalmente tengo hasta que agendármelos, pero llega Navidad y me falta gente. Lo que necesito es una buena dosis de “amor” que cubra hasta volver a la normalidad- Le vino la inspiración y el recuerdo de algunos tríos esporádicos que acabaron en noche de lujuria y el estar unos días sin una necesidad acuciante de sexo.
-          ¿Y si te busco algo “divertido” para este fin de semana?- Dijo Manuel visiblemente emocionado por la idea. Alina echó números; aún tendría que tirar de su novio el resto de semana pero si era una buena sesión lo mismo ya volvían a estar activos algunos de sus amantes para cuando necesitara, porque entre medias tendría la regla y son los únicos días que no le apetece en absoluto.
“Como qué” Le preguntó Alina. “Tú déjame a mí….sólo dime condiciones” Le respondió él. Con quien se liase debía ser guapete y sobretodo sano. Debía tener la certeza de que estaba sano, manías suyas inculcadas por su oficio.
Los siguientes días Manuel estuvo bastante ocupado con el ordenador y dándole placer cuando lo necesitaba y su hija dormía. Una mañana antes de irse al trabajo le vino con un par de folios.
-          Anda, tú qué sabes…- Se los entregó, era un análisis completo de sangre-  ¿Qué hay que mirar aquí para saber si no está “bichado”?
Alina interpretó los resultados, buscando los parámetros de las enfermedades, enseñándole a su novio lo que debía mirar.
-          ¿Este es el que me estás fichando?- Preguntó con sorna, cachonda por la idea de un nuevo juguete
-          Tu a lo tuyo, ya verás…- Respondió volviéndose a la habitación del ordenador
Alina anduvo bien caliente todo el día por la idea. En el trabajo no podía concentrarse. “Qué me habrá preparado…” Pensaba. “Pizza, peli y polla…”
Al salir del trabajo se encontró con su novio que la había venido a buscar en coche.
-          ¡Qué sorpresa! ¿Saliste antes?
-          Sí, ya dejé a la niña con tus padres y nos vamos a cenar- Le dijo cuándo abría la puerta.- ¡No, no! Ponte detrás y cámbiate
Alina obedeció, le gustaba la intriga. “Será uno nuevo, habrá quedado en algún sitio” Se decía desvistiéndose ante la mirada curiosa de algún transeúnte que la vio casi desnuda al parar en un paso de cebra forcejeando con la ropa que llevaba. Abrió la bolsa donde el inepto de su chico había puesto el conjunto hecho un ovillo y arrugándolo.
-          ¿Esto me tengo que poner para cenar? ¡Se me ve todo!- Era su “vestiputa” más atrevido, que consistía en un babydoll de red de malla de manga corta y acabado en falda negra. Iba conjuntado con unas braguitas sexy también negras de tela fina, casi transparente, y un abrigo fino largo de lana gris para cubrirse.
-          Tú póntelo. No te preocupes, está todo planeado
Se acabó de desnudar por la ronda litoral con el coche en marcha, y se vistió con el modelito lo más rápido que pudo. Manuel se salió de la carretera parando al lado de un Mcdonald’s y pidió un par de menús. “Qué festín más lujoso”
Callejeó un rato corto y aparcaron. Ella pasó adelante sin preguntar, y él le entregó su hamburguesa y bebida diciéndole “no te manches”. Manuel miraba el reloj del coche a menudo entre bocado y bocado. Lo bueno de la comida rápida es eso, que es rápida, y en nada salieron del coche y anduvieron escasos metros hasta un aparta-hotel por horas, uno que raro en ella no había visitado. Como de costumbre esperó alejada de su hombre que trataba con el recepcionista y apuntó algo en un papel. Manuel escribió por el móvil y caminaron hasta la habitación en el mismo rellano.
Sólo el olor a incienso y puterío la puso más cachonda de lo que estaba. Los nervios los tenía a flor de piel; ¿Qué se iba a encontrar dentro? A nadie. “Qué decepción” Pensó al no ver un alma, sólo la cama gigante, un aseo y algo parecido a un escritorio minúsculo.
-          ¿No te gusta?- Preguntó Manuel quitándose la chaqueta y poniéndola en el escritorio.
-          Hombre…sí, pero…. ¿estaremos sólo nosotros?
-          ¿Esperabas a alguien más?- Primero subió el termostato, se le acercó, le quitó el abrigo y la besó. Acto seguido se echó en la cama y encendió el televisor.
Era una cama redonda inmensa, al menos hacía tres metros de diámetro, con una sábana rosa fucsia chillón de seda. Manuel sacó el teléfono, empezaron a entrar mensajes y él los respondía. El “pi-pi…pi-pi” continuo del móvil era lo único que la hacía guardar un atisbo de esperanza en que esa noche no fuera un simple folleteo en pareja. En el último mensaje Manuel saltó rápido de la cama y la hizo levantarse de su cómodo asiento al borde de la misma. Sacó de su bolsillo una venda negra de seda.
-          Ven- Le dijo poniéndose a su espalda y vendándole los ojos.- ¿Estas lista?
-          Sí.- Respondió con firmeza acorde a lo duro de sus pezones.
Oscuridad. Todos sus sentidos se agudizaron. Escuchaba una voz en el rellano, pasos. Oyó a su novio caminar hacia la puerta antes de que unos nudillos la golpeasen y abriera. “Tsss” Es lo último que oyó.
Pasos, muchos pasos. Movimiento alrededor suyo, ropa cayendo al suelo, ropa apiñada donde su abrigo. “Que esté bueno por Dios…que esté bueno” Suplicaba mordiéndose el labio y con el coño ya empapado.
Un beso en el cuello la despertó de la ensoñación. Caricias en los hombros. Las manos pasaron rápidamente a sus tetas apretujándolas. Notaba el calor de un cuerpo desnudo tras suyo; el olor no era el de Manuel, ni sus manos, bastante más grandes. Notó un bulto en el culo, echó la mano atrás y agarró una polla de buen tamaño. “Sí, esto sí…” Se decía agitándola. Se giró para agarrarla bien, quería comérsela cuanto antes, pero antes de agacharse notó otras manos acariciarle las nalgas. “¿Manuel?” Se preguntó.
Agitaba la polla con brío. No pudo reprimirse y se agachó a chupar polla. “Mmmm…que rica” Se dijo al meterse el capullo en la boca. Chupaba con ansia, se metía todo lo que podía antes de que le entrasen arcadas. Hacía calor, mucho calor, empezaba a transpirar de la temperatura, el morbo y los nervios.
Una mano se coló por el cuello hasta tocarle una teta. Otra por el otro lado se aventuró desde abajo del vestido pellizcándole el pezón. Por detrás dos manos le acariciaban las nalgas y besaban cerca de las bragas. “¡Qué delicia!”
Cayó en la cuenta de que había más manos de las que dos hombres podían tener, por manazas que fueran. Sus tetas bien amasadas, con ganas. Alina seguía mamando, le agarraron la cabeza para que lo hiciera más lento y profundo. De repente la teta izquierda se liberó y por el mismo lado notó una polla rozarle la mejilla. En un instante soltó la que se estaba comiendo para coger ésta, que tampoco era la de Manuel. Lo corroboró chupándola también.
Ya ni pensaba, había perdido la cuenta y poco le importaba. Se detuvieron un instante para subirse a la cama. Ella se quedó de rodillas al borde y los otros hombres se pusieron delante y al lado. Tenía una polla en cada mano, una de ellas metida hasta el gaznate cuando los besos de sus nalgas llegaron a la entrepierna y la lamían por encima de la tela. No tardó en notar la lengua colándose por un lado hasta su húmedo coño haciéndola gemir.
-          Ummm…sí…oh…- Se sacaba la polla de la boca para respirar y gemir agitando ambas adelante y atrás con rapidez. Volvió a chupar la de delante.
Oyó ruido a su derecha cuando dejaron de cogerle esa teta. Instintivamente soltó la que chupaba para echar la mano al lado palpando el vacío hasta dar con unas piernas. A tientas fue ascendiendo. “Unos huevos” Se dijo palpándolos. Siguió el camino hasta sustituir la mano que agitaba aquella polla, midiéndola al subir y bajar la piel. “También es grande” Se dijo echándose la nueva a la boca. Ambas tetas volvieron a ser manoseadas esta vez desde el cuello.
La lengua dejó de comerle el coño. Sus bragas se apartaron más y un dedo se coló en su interior mientras ella alternaba el comer y pajear las tres pollas que tenía a mano. “Vamos cariño, métemela que estoy a cien” Pensó al notar los dedos ascender hasta el borde de las bragas y empezar a tirar
-          No se las quites- Oyó a su novio a la distancia, descubriendo que eran cuatro hombres los que estaban disfrutando de su cuerpo, ninguno Manuel- Le gusta con ropa
Volvió el silencio. Cuando chupaba una polla su propietario le cogía la cabeza para acompañar los movimientos. Empezó a oír ruidos de gusto y palabras malsonantes.
”Oh…mmm…chupa…que buena… sigue puta” Sentía alrededor susurrando con varios tonos de voz.
Dos dedos en su coño la follaban con rapidez. Estaba tan caliente que llevó una mano a la venda pero antes de quitársela la voz de Manuel la detuvo. “No, déjatela”
-          ¡Quiero polla!- Suplicó y de nuevo se lio a comer el rabo de delante, la más grande de las tres que había catado y a la que más dedicaba su boca.
Detrás dejaron de comerle el coño y darle dedo para notar el calor de algo más grande en su entrada, y poco a poco se fue introduciendo empujándola tanto que perdió el equilibrio, quedándose apoyada con el brazo derecho  en la cama, comiendo y pajeando sólo al de delante y a su izquierda. “Ufff…joder…es grande…mmm…qué gusto…” Pensaba al notarla entrar hasta los cojones ayudando la penetración cogido de sus caderas. El de su derecha también se puso delante para no perder ocasión de que se la chupase.
Pam, pam, pam. Con una cadencia lenta y uniforme la penetraban hasta que se oía el golpetazo al chocar cuerpo con cuerpo. A cada embestida la polla que chupaba se colaba hasta la garganta, soltando ruidos guturales.
-          Dale fuerte, que le gusta- Volvió a oír la voz de su novio, esta vez a sus espaldas
-          ¿Seguro?- Preguntó una voz con acento francés.
No oyó respuesta. El que tomaría por “el Francés” se lo tomó como una carta de libertad; empezó a clavársela lo más rápido que podía.
-          ¡Am…am…oh…sí…así…oh…más!- Gemía ella disfrutando como una loca. Cayó de bruces en la cama ignorando la mamada, y más por movimiento automático que por ganas pajeaba al de su izquierda.- ¡oh, qué polla!- Seguía diciendo. Era grande, más que la de sus amantes pero menos que la de su jefe, aun así la estaba dejando a caldo y dándole muchísimo placer. Echó la mano al coño para acabarse con el clítoris.
De frotar la cara en la cama parte de la venda se bajó y pudo vislumbrar las piernas blanquecinas del hombre al que pajeaba. También su polla, no muy grande pero gordita y circuncidada. También vio de refilón pasando por detrás de él otra polla, ésta bastante curvada hacia arriba, muy clarita, tanto que se le veían las venas y el capullo enrojecido destacaba. Más pasos a su espalda. No dejaba de oír susurros del que la follaba, “Zoccola” Le decía. Ni idea de que era, pero bonito, por el tono que susurraba la palabra, no era.
Otra mano le acarició el culo entre las dos del Francés. Le quedaba poco para correrse cuando lo oyó hablar con Manuel sin entender nada de lo que se decían de tanta sangre que le palpitaba en los oídos. Paró de golpe, un movimiento rápido encima de la cama y por lo poco que podía ver estaba invitando cordialmente al que pajeaba a que se apartase.
Vio las piernas negras como la noche y un rabo aún más negro. Una mano le cogió la cara y ella se incorporó lo suficiente para chupar aquel bendito trozo de carne negro y rosado con sabor a coño. Le entraba poco pero disfrutó de aquella polla en la boca, agitada por la mano de su propietario.
-          Abre la boca bonita- Le pidió el Francés cuando notó que otro hombre ocupaba su lugar en el coño, metiéndosela de una estocada después de apartarle las bragas
Estaba tan cerda que se dejó llevar por el morbo abriendo la boca y sacando la lengua para recibir lo que le quería dar ese negro masturbándose con furia y apoyando en la lengua su capullo. Con los movimientos causados por las penetraciones, más suaves que las del Francés, lamía el frenillo.
Primero un chorro en la cara, cerca de la venda, caliente y espeso; otro más cerca de la nariz y después varios borbotones el mismo líquido resbalaron por su lengua con un sabor repugnante pero que, en la situación en que se encontraba, le dio hasta gusto. “Oh…mon Dieu” llegó a oír mientras se corría en la boca, usando la lengua como trapo refregando la punta del capullo para limpiarla. Le agradeció la follada tan buena que le había dado haciendo algo que detestaba; cerrar la boca y tragárselo. Seguramente ya más en sí mismo ese negro observó que Alina tenía parte de un ojo descubierto y el muy cabrón volvió a colocar bien la venda cegándola de nuevo. “Así me lo pagas….”
Una vez liquidado el Francés, se centró en su propio placer. La estaban follando bien. Desde un costado le tocaban la teta, y volvía a tener dos pollas a disposición de su boca. Puesta a cuatro patas alternó las chupadas a medida que le ofrecían rabo, llegando incluso a tener los dos capullos juntos.  “Espera” Oyó y el de más a su izquierda se apartó. Más o menos intuía sus movimientos y posición, se estaba colando debajo por un lado, invertido, haciendo con ella lo que vulgarmente se llama sesenta y nueve. Así por fin alguien se dignaba a estimular su clítoris con vehemencia, y ella dispuso de una polla a la que poder chupar sin dejarse el cuello y la espalda. Del mismo modo pudo descansar dejándose caer sobre él.
“¡Joder! ¡Ya podrían follarme a la vez que me lo comen!” Pensaba al perder el placer de la penetración en mor de una buena chupada de coño. “Aunque lo hace muy bien el cabrón”. Se añadió a sí misma metiéndosela bien adentro y sorbiendo, chupando rápidamente al notar la lengua centrada en su hinchado clítoris. Llegado casi el clímax, el hombre no tenía que moverse, Alina estaba tan excitada que le frotaba el coño en la lengua y no al revés.
No pudo reprimirse, se irguió frotándole su gran y mojado coño en la cara. Él intentaba levantarla un poco para poder lamer mejor y respirar pero ésta estaba tan cachonda que no le dejaba, sólo le pasaba el coño por la cara y a mayores, lo seguía pajeando mientras aullaba de placer.
-          ¡Oh!… ¡sí!… ¡toma coño!… ¡Chupa más!... ¡Cómetelo! – Le decía derramando sus flujos en la boca del “Comecoños”
Lo pajeaba tan fuerte y rápido que en los últimos estertores de su orgasmo notó cómo la polla le resbalaba en la mano y se pringaba de semen. Acabó de ordeñarla hasta que no salía nada más de ella.
Se relajó. El Comecoños que tenía debajo la empujó a un lado para salirse haciendo que rodase boca arriba. Notaba el frescor de sus bragas empapadas de saliva y flujo pero rápidamente un hombre se le puso encima frotando su polla ahí. Le metió ambas manos por los costados para tocarle las tetas a placer.
Alina no quería perder el calentón tras ese buen orgasmo, por lo que incitó a que la follara apartándose a un lado las bragas y notando carne con carne. Dejó las tetas para levantarle las piernas y de un movimiento certero la penetró.
La follaba con rapidez. Se le notaba que tenía ganas de cogerla por banda y darle polla. “Más, más, sigue” Le susurraba. Estaba a mil, extrañamente no perdió excitación ni placer, sus piernas se levantaban lo que podía sin ni siquiera pensarlo.
Antes de caer en la cuenta de los actos que la impulsaban a moverse tan instintivamente, notó movimiento al lado de su cabeza, unas manos le acariciaron la cara y la invitaron a comer polla que, con una mano, se llevó a la boca. Él, agradecido, le sacó los brazos de las mangas y bajó el babydoll hasta descubrir las tetas que sobó y sobó largo rato. De vez en cuando las dejaba de lado para bajar la mano a su coño que no paraba de ser penetrado y le frotaba en círculos el clítoris.
-          No pares….- Suplicó la tercera vez que le tocó abajo, a punto de correrse de nuevo.- Más rápido…- Y siguió chupando la polla del “Morcillas”, como pensó que podía identificarlo por lo gordita que era su polla
Fue una instrucción ambigua que iba dirigido al dedo juguetón del Morcillas, pero la polla del “Curvas”, el que faltaba por descarte, también se la tomó al pie de la letra. Levantó las piernas para que la penetrase más profundo.
-          ¡Ahhhh! ¡Ya! ¡Me corro!- Chilló sacándosela de la boca y temblando de placer hasta que cayó rendida del chute de endorfinas. “¡Qué rápido me he corrido!” Pensó. La mano del Morcillas volvió a las tetas, pellizcándole los pezones y amasándolas como pan antes de hornear.
El Curvas siguió unos instantes dándolo todo lo más rápido que pudo. “oh…oh…mmm...brrr…” Parecía un perrillo jodiéndola
“¡Eh!” Oyó que exclamaba Manuel a un lado de la cama y se detuvo como un resorte saliéndose de ella. “Ya, ya” Respondió él, masturbándose lo más rápido que podía y derramándose encima de las bragas y estómago.
El Morcillas de rodillas se desplazó unos centímetros más cerca de Alina, que aún jadeaba del orgasmo. Antes de llevar la otra mano también a las tetas la agarró de la cabeza y levantó la cara hasta que los labios de la chica tocaron sus huevos.
Alina los lamió y se metió uno en la boca sorbiendo suavemente.
-          Oh, sí, así putita.- Le oyó decir amasándole más fuerte las tetas.
“¿Esto te gusta eh? Pues espera” Se dijo Alina pícara, ya saciada de placer y centrada en darlo. Su lengua pasaba de los huevos al perineo, y de ahí al ano, escrupulosamente limpio, y volviendo el camino hasta los testículos; todo esto con el añadido de una paja que ni las putas mejor pagadas harían.
-          ¡Qué tetas tienes puta!- Le dijo- Te….te…te las voy a…te las voy a llenar de leche- tartamudeó corriéndose en ellas y restregando el semen al manosearlas.
Alina sonrió aliviada y satisfecha al quitarse de encima el Morcillas. “Me he cardado a cuatro machos” Como si hubiera sido un hito.
-          Cariño, puedes quitarte la venda- Le dijo su novio.
Fue al primero que vio delante suyo, aún vestido pero con la polla en la mano y aguantando un pitillo encendido con la otra.
Miró a su izquierda. Cuatro hombres bien formados, con cuerpos atléticos, altos, fuertes, tres blancos y un negro. El negro, su Francés, tenía de nuevo la polla dura como un garrote. Los demás estaban ya algo flácidos, hasta pequeña la del Comecoños, que se limpiaba con una toallita la polla y estómago. El Morcillas andaba pidiendo tabaco a los que habían acabado antes que él y Manuel le dijo que podía coger uno de su bolsito-bandolera.
-          Estás echa un asco- Le dijo cuándo se quitaba la venda. Cierto era; tenía semen a un lado de la cara, en las tetas y en las bragas.- ¿Qué os ha parecido? – Les preguntó.
El Morcillas levantó el pulgar. Curvas y Comecoños asintieron con la cabeza sonriendo y el Francés aún la miraba impasible. Alina se levantó de la cama y se sacó las bragas y el babydoll a la vez, usándolo de trapo para limpiarse las tetas. Se le acercó sin dejar de mirarla con deseo.
-          ¿Quieres más?- Alina asintió a la pregunta de su novio- ¿qué te gustaría ahora?
Alina le susurró al oído y mostró los atributos, especialmente al Francés. Quería que la follaran como quisieran y sin corte ni tabús. Manuel se les acercó y les dijo cuatro cosas, ella sólo oyó del Francés “Dentro”, que él le decía algo de “asco” mirando a los otros y que los demás negaban
Sonriendo, polla en mano, se le acercó, apartó de un puntapié el babydoll y las bragas y cogiendo el cuerpo desnudo de Alina se la calzó ahorcajadas por el culo dejándola encima de la mesita contra la pared y de un movimiento certero empezó a penetrar su empapado coño.
-          ¿Quieres correrte de nuevo?- Preguntó Alina con voz melodiosa y caliente antes de cerrar los ojos cuando se la hubo clavado entera.
-          Sí, pero esta vez, bien “zoccola”
“Dios, ¡Qué burro!” Pensaba con los ojos cerrados, mordiéndose el labio con fuerza y clavándole las uñas en la espalda. “¡Y qué espalda por Dios!” Empezó bastante lento pero en un instante aceleró tanto que parecía un martillo neumático. Ni con los dedos la habían jodido tan rápido. No sentía el placer global de un orgasmo, pero sí un intenso ardor placentero en el coño y, sobretodo, morbo; La estaba jodiendo bien jodida, como le gustaba, sin cariño, sin miramientos.
-          ¡Ah! ¡Así! ¡Oh! ¡Dios!-Chillaba, y él aprovechaba para comerle la boca- ¡Sigue! ¡Sigue!
Pueden verse mil películas porno con actos similares, donde hombres follan a la mujer de mil posturas y durante horas, pero lo cierto era que a Alina la estuvo jodiendo aquel negro no más de cinco minutos, y mal contados, aunque para ella fuera una eternidad, una maravillosa eternidad. “¡Dios, mi coño!” Sentía que se lo estaba reventando, ya no notaba ni entrar ni salir su gran polla.
Hasta que se la metió tan adentro y tan de golpe, tan fuerte, que los ojos casi se le salen de las órbitas. La volvió a sacar y a meter rápidamente alguna vez más y notó cómo se relajaba su fuerte espalda. Sin perder fuerza en los brazos la separó de la pared que bien podría haberse partido y la llevó a la cama, donde con suavidad la posó y se salió de su interior. Alina jadeaba al mismo ritmo que su coño palpitaba volviendo a sentirlo como un órgano al que podía controlar. Se quedó mirando a su Francés. “Hijo de puta, ¡Qué bien follas!”
Él también estaba agotado, pero sonriente. De su rabo aún caía alguna gota de semen al suelo. En la mesita había una caja de pañuelos que no tardó en asaltar rompiendo la parte superior para sacar uno y limpiársela. Se giró y haciendo el gesto de que cargaba peso le insinuó a Manuel que…le sobraban unos kilos. Él se rio a carcajadas sin dejar de pajearse.
-          Me toca- Soltó el Morcillas dando unos pasitos hasta el borde de la cama. Alina cogió el cojín y se lo puso en la nuca y se abrió de piernas frotándose el clítoris. “Me da igual quién sea, pero que no pare la fiesta”
-          ¡Eh! – lo detuvo del brazo el Comecoños- ¡Tú has sido el último!
-          Tío, no jodas- Le enseñó el rabo morcillón y duro.- Estoy a mil, no tardaré lo prometo
No esperó respuesta. Se soltó del brazo, se colocó entre las piernas de Alina, bajó como pudo la polla y se la metió echándose encima. Ella le recibió cruzando las piernas en su trasero y dejando que la jodiera a placer, aguantando la postura con los brazos estirados y apoyados en la cama.
-          ¡Toma! ¡Toma!- Le decía soltándose alguna vez de un brazo para magrearla- ¡Qué tetas tienes, jodida!
-          ¡Oh, sí! ¡Fóllame! ¡Fóllame!- Repetía ella como un mantra, más por el morbo que por el placer, ya que entre flujo, semen y lo dilatado que se lo había dejado el Francés la polla de Morcillas por gorda que fuera entraba y salía sin problemas.
Comecoños ya estaba a la cola esperando su turno meneándosela. Curvas fue más listo y se subió a la cama acercándole el rabo hasta que Alina se lo cogió y empezó a subir y bajar la piel con cada penetración. Miraba al Comecoños a ver si se animaba pero no quería perder su posición.
Fiel a su promesa, el Morcillas no tardó en correrse. Alina estaba muy cachonda, llevaba rato sin orgasmo y las folladas consecutivas la habían puesto a mil haciéndola sentir como una puta, cosa que le encantaba. Al salirse de ella se metió la polla del Curvas en la boca y chupó golosa, y esperó que Comecoños fuera más comprensible. Lo animó abriéndose el coño con el índice y el anular y frotándose el clítoris con el corazón, recogiendo lo que salía de su interior para darse más placer.
Comecoños se le acercó e hizo lo mismo que el anterior; tumbarse encima de ella buscando la entrada con la mano moviendo la polla y cuando la encontró, se la clavó de una estocada. “Estos tíos no tienen miramientos” Pensó con morbo metiéndose la polla de Curvas hasta la garganta y babeándola.
Comecoños sería un buen fichaje de amante; Estaba bueno, rondaría los cuarenta y pocos. Iba bien afeitado, pelo de tres dedos negro y liso, alborotado y muy cool. Fuerte y tatuado en brazos y pecho hasta el cuello. Aparte mantenía bien el ritmo, a caballo entre “yo vengo a follarte, me das igual” y “venga, voy a ser bueno con ella”. Las mujeres lo entenderán….
La metía a buen ritmo, marcando las penetraciones, intentando frotar lo máximo el pubis contra su clítoris. No calzaba mala polla pero a Alina la había seducido con la lengua, que veía bastante rato fuera de la boca. Ella chupaba y pajeaba al Curvas, y le miraba con morbo, le decía con los ojos “Sigue campeón, lo haces de puta madre”.
La hizo girarse y ponerse de costado. Así podía pajear y chupar mejor al Curvas y las penetraciones le daban un punto placentero. Pero el gol se lo llevó al notar la mano que tenía en las tetas bajar por el estómago hasta el coño y frotarle el clítoris.
-          ¡Oh! ¡Sí! ¡Cabrón, qué gusto!- No pudo evitar decir al sentir que le dedicaban algo de tiempo. Echó la rodilla arriba para que la tocase mejor y él, acentuado el morbo por los resultados de sus actos, la jodió con fuerza y una sonrisa en la cara.- ¡Dios, no pares!- Suplicó ya solo pajeando al Curvas.
Estalló en un sonoro y mojado orgasmo que la dejó temblando como si tuviera una conmoción cerebral. Comecoños aún le masajeaba el clítoris y la follaba; de ser su novio habría parado, no le gustaba estar en ese estado mucho rato, le incomodaban los estertores y tembleques. Pero siguió y al final logró controlarse. Él por su lado siguió disfrutándola unos minutos, luego se salió de ella haciéndole señas al Curvas y subiéndose a la cama para ponerle la polla en la cara.
El Curvas se bajó de la cama, el Francés y el Morcillas volvían a estar duros observando con atención. Manuel se había sentado a su lado, pajeándose lentamente y mirándola con morbo.
-          ¿Te lo estás pasando bien?- Le preguntó su novio
-          Sí- Una pequeña mueca al sentir otra polla entrándole.- ¡Ammmm!-Gimió retorciéndose en la cama buscando polla con la mano sin pensar, con los ojos cerrados. “¿Qué me está pasando?”
Tenía la polla bastante curvada hacia arriba, nunca la habían follado con un rabo así. Se movía convulsa.
Aparte de su novio, que sabía follarla exactamente a su gusto, lo común era que las pollas que la jodían fueran de un tamaño y forma “normal” por así decirlo. Su mejor amante, su jefe Severino, tenía una polla tan grande que le frotaba muy adentro y le daba un placer continuo similar al orgasmo y por eso le enloquecía follar con él. Los demás requerían casi siempre de estimulación del clítoris. Pero aquella polla, aunque no fuera muy grande, le estaba dando un placer similar al de cuando se acariciaba el clítoris desde los labios. Ahora puede explicarlo al analizarlo, pero en aquel momento sólo notaba el placer de una buena follada con el añadido de que le mimaran en clítoris suavemente al compás de la penetración, como si le dieran palmaditas cada vez que la polla se colaba, queriendo únicamente que continuase más y más rápido, moviéndose por instinto para que la polla siguiera frotando la pared frontal del interior de su coño. No se dio ni cuenta de que estaba cogiéndose de las piernas y apuntando con los pies al techo. Los otros tres se pusieron al lado de su cabeza y le ofrecían las pollas, que comía con glotonería
El Curvas seguía dándole polla levantándola más aún si cabe empujándola de las piernas.
-          ¡Sigue! ¡Sigue cabrón que me corro!- Decía- ¡La hostia, más!
Y cuando notó que su coño palpitaba y ella gritaba de placer el hombre jadeó dándole los últimos empujones. “¡Coño! ¡Que me ha acabado con la polla!” Y cayó en la cuenta que otro orgasmo anterior probablemente se lo proporcionase la polla del Curvas y no los dedos del Morcillas. “Será feucho, pero sería también buen fichaje”. Miró relajada y sonriente a su novio cuando el Curvas dejaba en reposo sus piernas. “Puto cornudo, sabes follar pero se te da mejor elegir a quién me folla…”
Curvas se salió de ella y se tumbó. Alina se le puso encima, quería seguir disfrutándolo y lo cabalgó un rato más comiendo los rabos del Francés y Comecoños. Morcillas se quedó detrás tocándole el culo y metiendo un dedo. Cuando quiso meter el segundo Alina se sacó la polla de la boca para decirle que mejor no. “Con la hamburguesa vete a saber cómo acabaría la cosa…”. Así que dejó de darle dedo para sentarse y pajearse mirando la penetración a pocos centímetros. Aprovechó una vez que se salió la polla del Curvas para meter la suya, y así estuvieron ambos alternando quién la jodía. Se unió al tándem el Francés apartando al Morcillas. “Oh, sí…ummm”. Gimió alto, irguiéndose lo que pudo y machacándosela al Comecoños, que no dejaba de amasar sus tetas.
-          ¡Me voy a correr!- Decía el Curvas bien agarrado a su culo, esperando que ella lo moviera para poder penetrarla y descargar
Alina intentó pensar aunque no le fue fácil en su estado de excitación. Calculó más o menos cómo estaban de cachondos sus amantes. Obviamente Comecoños era el que distaba más del orgasmo y le dedicó una mamada de campeonato. Agarró la polla del Francés y le instó a que la follase y así hizo. Ella por su parte frotaba su bajo vientre contra el Curvas, para que no perdiese morbo. Por cómo la había follado, lo rápido que se corría y su aspecto, intuyó que Morcillas era el más obseso y cachondo y que se las apañaría bien solo. Aun así después de que el Francés ya no necesitase de su mano para joderla, le dedicó unas caricias a su rabo rechoncho. Miró a Manuel, ya desnudo y pajeándose muy lento; sabía que también estaba al límite.
El Francés cogió velocidad. “También está a punto”. Miró a los ojos a Comecoños metiéndose sólo el capullo en la boca y dándole vueltas con la legua, observando su cara con los ojos cerrados mirando al techo al borde de partirse el cuello de lo erguido que estaba. “Poquito…poquito”. Curvas no paraba de frotar su polla debajo y le comía las tetas cuando Comecoños las soltaba diciendo “Qué tetas mi madre, qué tetas”
-          ¡Mierda!- Exclamó al notar que la polla del Morcillas empezaba a soltar líquido pre seminal
Se giró hacia él saliéndose del Francés y de encima del Curvas, pausando la paja para controlar la corrida. Se puso echó en la cama boca arriba con las piernas abiertas mirándolo a los ojos, le dio un par de lamidas y siguió pajeándolo.
Los cuatro la rodearon. Manuel intentó unirse pero le hizo la señal de alto con la mano y lo dejó cascándosela.
Pasaba de polla en polla chupando. Pajeaba dos rabos y se comía un tercero, atenta a los signos que le enviaban de su estado. De vez en cuando al que no podía hacer disfrutar se le ocurría ponerse entre sus piernas y meterle el dedo pajeándose o follarla un poco pero si notaba que se iba a correr le acariciaba el mentón y sacaba la lengua para decirle que quería comérsela.
-          Quiero leche- Dijo sensualmente y como si apretase un botón todos aceleraron la marcha.
El primero en correrse fue Morcillas. Se la estaba comiendo y esta vez ni abrió la boca para recibir lo que le estaba ordeñando, cayendo por su mejilla y cuello. Comecoños la hizo girar la cabeza tirando del pelo y con los ojos cerrados también se derramó en su cara, cerca de la nariz y frente. El Curvas quiso en las tetas frotando su capullo contra el pezón. El Francés le sacó la polla del coño y frotándola con el pubis se derramó en los pelos.
Se sentía muy sucia y guarra, en físico y mental. Bien podría ser la escena final de una película porno de no ser por los siete u ocho kilos que le sobran, sus varices, su coño con pelos aunque bien adecentado, su pelo rizado ya algo canoso y descuidado. Pero le daba igual. Manuel se coló entre los hombres.
-          ¡Joder cariño! ¡Vaya polvo!
-          Quedas tu….- Le susurró
-          Si por favor- Casi no movía la polla para no correrse- date una ducha y déjame ya que no puedo más.
-          No- Como un cangrejo se movió haciendo que quedase entre sus piernas.- fóllame así.
Dudó unos instantes. No es que le hubieran dejado litros de semen en el cuerpo pero debía verse bastante sucia, al menos goterones tenía por todos lados.
-          Quiero que me joda mi macho con las corridas de los que me acaban de follar- Le faltó decir para animarlo.
Manuel se le costó encima. No tuvo problemas para meterla entre lo lubricada que estaba y lo dura que él la tenía. Se besaron.
-          Sabes a polla cariño- Le susurró. Ella hizo que la abrazase, notando su repugnancia al quedar los cuerpos tan unidos.
La jodía como sólo un maestro de su cuerpo podría; como conocía su estado de excitación le daba polla lo más rápido que podía y masajeaba con suavidad el hinchado y ya dolorido clítoris, usando el semen del Francés para lubricar más.
Parecían dos serpientes enroscadas, abrazados con fuerza. Llegó el orgasmo de Alina, estirando mucho el cuello y él mordiéndoselo
-          ¡Fóllame! ¡Sí! ¡Dame tu leche cabrón!- Gritaba cuando se corrieron al unísono.
Manuel descargó tanto semen en su coño que al relajarse y salirse la polla, aún abrazados, notaba cómo se escurría por el muslo hasta la cama. Cuando recobraron fuerzas quedaron ambos tendidos boca arriba, riendo y jadeando ajenos a los cuatro mirones.
Llevaban cerca de dos horas entre pitos y flautas dándole al tema. Alina estaba agotada y apestaba a sudor y semen. Se incorporó con algo de vergüenza y dijo que se iba a la ducha. Mientras buscaba atuendo para cambiarse, los chicos ya habían dado por finalizada la sesión y se iban vistiendo unos en silencio, otros charlando. Oyó a Comecoños hablar del transporte público que iba a usar con el Francés; El Curvas y Morcillas hablaban con Manuel, imaginó que sobre cómo se lo habían pasado.
Antes de entrar a la ducha se despidió, dudando si darles besos con la cara llena de semen. El Francés dejó la charla y le quitó de dudas alargándole la mano y diciéndole con su acento que había sido un placer y que si quería repetir que le llamase. Como un corrillo los otros tres hicieron lo mismo, se sentía como en una reunión de trabajo finalizada, asintiendo con una sonrisa y mintiendo al decir que sí, que se tenía que repetir.
Casi se duerme en la ducha. Al salir Manuel ya estaba vestido.
-          ¿Te ha gustado?
-          Ha sido…diferente.
-          Espero que hayas quedado saciada. Me costó horrores encontrar “candidatos”.- Dijo remarcando la palabra, dándole el bolso y abriendo la puerta
-          Te voy a contratar de secretario. Ganarías más que donde estás y harías mejor trabajo.
Salieron riéndose a carcajadas. Manuel saludó desde la lejanía al recepcionista que por el corrillo de hombres entendió que había sido una fiesta agradable, guiñándoles el ojo agitando también la mano en el aire.

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