[Fan-Fiction] Moria Casan

Estoy teniendo un mal fin de semana y quería poner un relato de humor, de esos que no son tan bien recibidos, y creo que termine con un relato triste, la ironía.
En la semana de mejor ánimo, voy a hacer todos los que me vienen pidiendo que medio los tengo por la mitad, uno bien romántico y meloso de Lali y Tini, Mica y Nicole compartiendo a su hombre, y Mariana con su nuevo hobby, maltratar famosas, pero como sea disfruten este por ahora, comenten, voten, pongan a favoritos o simplemente búsquenme para charlar un rato que estoy miserablemente solo y con ganas de hablar de lo que sea. Disfruten.


[Fan-Fiction] Moria Casan

Gonzalito “Pirincho” Gutierres, oriundo de Entre Rios, había ganado ese sobrenombre por su emblemática cabellera siempre despeinada y parada. El menor de 8 hermanos, criados por su humilde madre costurera, después que su padre hubiera fallecido en un accidente en el cual un yunque le había caído en la cabeza. Evento lamentable que provoco tanto a Gonzalito, como a sus hermanos que jamás pudieran volver a disfrutar de las caricaturas de la misma forma. La baja estatura de Gonzalito era bien compensada por sus piernas veloces y fuertes, las cuales le otorgaron una prometedora carrera en el futbol argentino, llevándolo eventualmente a las inferiores de Racing Club en Buenos Aires. Un mundo completamente diferente para él.

- Acá, si queres triunfar, no es solo saber correr, tenes que trabajar en tu persona, en tu nombre, ¿entendes?
Le decía Ricardo “Matafuego” Buenaventura, el manager de Gonzalito que había ganado ese sobrenombre por un muy confuso hecho ocurrido en la década de los ochenta en las playas de Las Toninas, con una mano apoyada en la espalda del joven. Despacio lo hacía entrar en un camarín, donde dos mujeres los esperaban junto a una silla, rodado de elementos de maquillaje y peluquería.
- La gente te tiene que conocer, tiene que saber de vos, quien sos, de donde venís, todas esas boludeces.
Hizo que Gonzalito se sentara, y las mujeres comenzaban a trabajar en él.
- Cuídenme en el pelo chicas, esa es nuestra marca registrada.
Dijo riéndose, mientras elevaba los brazos, señalando un gran cartel imaginario, luego se dio vuelta y salió del lugar.

Toda la situación había sido en extremo rara, incluso algo incomoda. Jamás había estado en un estudio de televisión, era muy grande, lleno de personas y luces. Aquella extraña y mayor mujer, demasiada maquillada pensó el, haciéndole todo tipo de preguntas personales, obligándolo a comer cosas raras. Había sido toda una experiencia única y que esperaba no tener que repetir.

- Estuviste perfecto campeón, con ese pelito parado y carita de pendejo, no quedo ni una sola bombacha seca.
Ricardo lo había rodeado con el brazo, casi abrazándolo, mientras caminaban por el estudio.
- Mira lo que sos esas turras por dios.
Dijo, mientras se detenían a unos metros de un par de bailarinas del programa, jóvenes, lindas, y vestidas casi en ropa interior
- Sabes, yo a tu edad… una masacre habría sido eso, una brocheta hubiera hecho con todas esas hijas de puta.
Se quedaron frente a aquel espectáculo en silencio por unos momentos.
- Pero bueno, tu día todavía no termino campeón.
Dijo de pronto Ricardo, mientras, todavía abrazado a él, retomaban la caminata.
- Mira, es fácil, esto es un pedido de bien arriba, un favorcito podría decirse, vos haces esto ahora, y nos anotamos unos porotitos para el futuro.
Quedaron los dos parados frente a la puerta cerrada de un camarín.
- Vos entras, haces lo tuyo, ya sabes, le das una alegría o dos y listo, yo te espero, y después tranca los dos nos vamos a tomar unos vinos y listo.
Le dio un par de palmadas en la espalda y se alejó. Cuando Gonzalito finalmente abrió la puerta, la vio a Moria allí esperándolo.

Gonzalito no tenía demasiada experiencia sexual, aunque reconocía que, desde su llegada a Buenos Aires, se había puesto al día. De todas formas, creía entender lo suficiente como para saber que aquello se sentía raro. Moria se encontraba arrodillada frente a él, y su miembro se encontraba completamente dentro de la boca de ella. Era mucho menos húmeda y cálida que otras mujeres, pero reconoció también que la forma en que la lengua se movía, así como la succión que ejercía era algo impresionante, y definitivamente excitante. Luego ella, completamente desnuda se arrojó boca arriba sobre la cama, Gonzalito se recostó sobre ella. Todo su cuerpo se sentía algo extraño, áspero y duro. Mientras la besaba, le acariciaba los pechos, eran grandes y se sentían como rocas. Fue bajando con sus besos hasta terminar con su cabeza en la entrepierna de ella. Introdujo sus dedos dentro del sexo, se sentía mucho más apretada de lo que él pensó, y apenas húmeda. Respiro profundo e introdujo su lengua, comenzó a lamerlo y llenarlo de saliva lo más que pudo, y a lo más profundo que llegara.
- Ay por dios pendejo.
La escuchaba suspirar a ella, mientras que cada vez con sus manos le había tomado la nuca. Cuando finalmente sintió que estaba lo suficientemente dilatada y mojada, se sentó en la cama y se puso un preservativo, luego se volvió a recostar sobre ella, y despacio la fue penetrando. A pesar de todo su trabajo, le costó un poco meterla completa dentro de ella. Moria había cerrado sus ojos, su boca levemente abierta no dejaba de gemir, sus brazos estirados y sus manos aferradas fuertemente a la cama, sus piernas bastante separadas y prácticamente elevadas en el aire. Aquella mujer era extraña y definitivamente poco atractiva pensó Gonzalito, pero por alguna razón lo excitaba mucho.
- Espera, espera.
La escucho de pronto decir a ella, mientras con sus manos lo empujaba un poco para que se levantara.
- Sácate el forro.
Gonzalito se quedó quieto, medio preocupado ante aquel pedido.
- Quiero que me acabes adentro, quédate tranquilo, soy vieja, no pasa nada.
Se quitó el preservativo, y volvió a colocarse sobre Moria y a los movimientos rápidos.
- ¡Ay si, cuando hace que no me cogían así por dios! ¡Acábame bien adentro, quiero sentir tu leche pendejo!
Gonzalito comenzó a sentir como acababa dentro de ella, llenándola más con cada movimiento frenético que hacía, ella no paraba de gemir. Finalmente, los cuerpos quedaron rendidos, transpirados y quietos, uno sobre el otro.
- Gracias.
Se murmuraron mutuamente al oído casi a la vez. Había sido toda una experiencia única y que esperaba poder repetir.

3 comentarios - [Fan-Fiction] Moria Casan

moriarojo +2
Entre x q amo a Moria y me quede con ganas de más . ... muy floja esta en el relato.
andres22334
Es cierto, lo postie porque quería subir algún relato, pero acepto que no es lo mejor, quería escribir algo completamente diferente, pero salió esto, el ánimo le ganó a inspiración supongo
moriarojo
Creo entenderlo,es el momento,lo sentis lo escribis y va surgiendo el relato... En mi caso lo escribiria desde el lado de LA ONE!!!
granate67
Van 10+, no es lde los mejores que escribiste pero esta bueno, hacete uno con Moria y la hija SofiaGala
maestro