Los peores amantes: Capítulo XIII

Capítulo XIII: Siempre tuyo, siempre mía, siempre nuestros
 
Todo parecía marchar bien con Bea, aunque cada vez ambos estábamos más involucrados y la realidad que eso no era nada bueno. De a poco empezaron a haber algunas rispideces motivos de celos que fueron apareciendo, lo cual hace todo más difícil, había ciertos reclamos, incluso de mi hacia ella por verla más seguido –yo tenía mucho más flexibilidad para hacerme de tiempo para ir a verla– ella me empezó a reclamar por algunas cuestiones de mi relación, ella teniendo una vida también. La verdad que cada vez se ponía un poco peor la cosa, pero era vernos… nos gustaba tanto cómo cogíamos que eso justificaba soportarnos –por decirlo de alguna manera– y les puedo asegurar que con creces.
 
En fin, la cuestión es que hubo un punto donde ya nos pudrió a ambos, nos encantaba coger pero todo lo bueno tiene lo malo, era pelear y pelear hasta el momento de vernos, luego lo mismo, estábamos sumergidos en un bucle del que no podíamos salir, hasta que al fin nos decidimos.
 
- No podemos seguir así –comencé diciéndole en ese mensaje.
- Así cómo?
- Así, peleando constantemente, es todo pelea lo nuestro.
- Y porque me decís a mi nada más! –se la notaba irritada.
- No te digo a vos, es por ambos, pero lo hablamos personalmente mañana.
- Que me vas a cortar?
- Yo no te dije eso, dije que lo tenemos que hablar en persona.
- Ok. Hasta mañana.
 
Al día siguiente como siempre la paso a buscar y mientras manejaba hablábamos. Podría relatarles la conversación pero no tiene sentido, no es lo que ustedes quieren leer. Pero ya todo medio mala onda en el auto ella se da cuenta de que encaro para el telo.
 
- Que es lo que vamos a hacer? Te das cuenta que ya no la pasamos bien hablando como antes? Es más lo que estamos peleando que lo que estamos bien.
- Y para que estás yendo al telo? No era que íbamos a hablar?
- Si, ya lo sé, pero no podemos ahora a plena tarde sentarnos en un café para hablar de esto, y hace un frío de cagar y encima llueve… Pero sino decime para donde voy y listo –le apunte con cara medio de culo.
- Ok, hace como quieras, al pedo vas a gastar plata.
 
Ya entramos a la habitación, pero esta vez no había caricias, ni besos, ni chirlos, ni nada. Ella fue para el que ya era su lugar en la cama, quito sus anillos y pulseras como siempre. Se sentía raro y triste el ambiente.
 
- Para hablar te quitas todo? Tenes ganas de algo más me parece –le dije en tono de broma.
- No, no tengo ganas de nada más, fue costumbre, no lo pensé siquiera –ni bien estaba diciendo esto volvía a colocarse sus cosas.
- Bueno, tampoco para que lo tomes así, te estaba jodiendo, no seas tan dramática.
- No soy dramática, si queres que cortemos lo decís y listo, no me des vueltas –me apuro, quería ver mi reacción.
- Bueno, dale, ya que no queres buscarle una solución y todo tiene que ser blanco o negro, entonces sí, dejemos esto acá. Yo puedo cambiar el hecho de reclamarte vernos más, entiendo tus complicaciones, y si bien tengo ganas de cogerte más, listo, me lo banco, nos vemos cuando vos podes y listo, pero vos tenes que frenar con tus celos y tus planteos –le solté el rollo y que ella finalmente diga que va a hacer.
- No sé si puedo cortar los celos, yo siento mucho por vos, y no es fácil, no puedo no quererte para mí sola.
- Pero vos no estás sola tampoco!
- Ya lo sé Federico! Te pensas que soy boluda? Pero no puedo no sentir celos igual! Te pensas que me gusta estar así?
- Bueno, entonces mejor dejemos acá, así no te complicas vos, no me complico yo y las cosas se terminan bien.
- Para vos es así de fácil? Listo, ya está? Acá no pasó nada? –dijo indignada.
- Que fácil? Quién te dijo que para mí no es nada? No escuchaste nada de lo que dije no?
 
No fue más que eso que ella se paró de la cama y se encerró en el baño. Listo pensé yo, se pudrió todo. No se escuchaba más que silencio del otro lado de la puerta hasta que al rato una canilla que se abrió. Se me ocurrió que pudo estar llorando y se lavaba la cara.
 
- Estás bien? –sí, pregunta boluda dirán, yo también lo pensé, pero no tenía más que decir que eso.
 
No hubo respuesta del otro lado. Enseguida se abre la puerta.
 
- Sacate todo, si vamos a cortar, hagamos una buena despedida –dijo en tono de orden la morocha ya asomando y saliendo totalmente desnuda.
 
Yo me quede algo perplejo, estaba entre la fascinación de su cuerpo, la excitación, y vale decir también, algo descolocado por el tono voz autoritario con el que se expresó. Pero que voy a decir? Ya verla así desnuda y decidida hizo que se me pare la pija en un santiamén. Sin siquiera desatarme los cordones, tironeé de las zapatillas, me quite el jean y bóxer al mismo tiempo así como buzo y remera, ya no sentía ni frío, todo el calor se me vino al cuerpo. Ella no perdió tiempo de nada, ni bien me quite el pantalón y levante mis brazos para quitarme las prendas superiores me empujó a la cama sentándome de prepo y se tragó hasta el fondo la pija.
 
- Que te pasa? Andas con ganas? –llegue a decirle.
 
Le dio un par de lamidas, la escupió con algo de violencia o más bien bronca y levantándose me metió tres dedos en mi boca.
 
- Chupalos bien, no hables –y ni bien me los saca me termina de empujar del pecho para que quede totalmente recostado– No vamos a andar perdiendo tiempo, cogemos y nos vamos, así se termina todo de una vez.
 
Se llevó sus dedos chupados a la concha y se los paso con algo de frenesí, sumado a que me dejo la pija con bastante saliva colocó sus piernas a mis lados y se sentó de golpe clavándose con toda la fuerza ella misma.
 
- Cogeme bien forro, dale… Aprovecha que es la última, dale! –me decía con cara de mala, incluso intentaba poner cara de desinteresada, como demostrando que ella me estaba haciendo un favor.
- Alguna vez no te cogí bien? Vos sos la que me está cogiendo, dale, cógeme, o no sabes hacerlo? Dale, mostrame como coge una buena putita.
 
Ella se transformó, puso sus dos manos sobre mi pecho y empezó a moverse adelante y atrás con fuerza, su cara mostraba únicamente bronca fingida, cada vez que tiraba el culo para atrás lo hacía con más fuerza, con más brusquedad y su rostro reflejaba eso.
 
- Ahh… Así? Queres que te muestre como coge una puta como yo? –me decía desafiante.
- Mostrame, dale, que tenes para mí? Solo eso?
- No te lo mereces… –me quería castigar y se seguía moviendo lento adelante y más rápido y con cada vez más fuerza hacia atrás– Ya no vas a tener nada más mío… Aprovecha esto por última vez.
- Entonces cógeme, dale, move el culo…
 
Ella tomo una de sus tetas con su mano, envolviéndola y se inclinó hacia adelante, dándome la teta en la boca, ni bien puse un labio sobre su pezón me la sacó.
 
- Queres teta?
- Dame, poneme tu teta en la boca –la tome de la espalda para traerla hacia mí, pero agarró de mis muñecas y las aprisionó en el colchón, me impidió poder tomar esas tetas hermosas.
- Para qué queres? Si ya no las vas a chupar más, para que las queres chupar ahora… acostumbrate.
 
No me banque que me diga eso, la agarre fuerte de la cola, incluso dejándola totalmente abierta con las manos –por el espejo se veía claramente mi verga entrando en su concha y todo su ojete al descubierto, la levante un poco y con un fuerte movimiento de mi cintura le empecé a dar fuertes bombeos que hicieron que su cuerpo se tire adelante venciendo sus brazos y cayendo sobre mí.
 
- Ah! Ah! Ah! Ah! Si! Ah! Ah! Así! –decía sacudida por la cogida.
- Si? Así te gusta? Así que no me vas a dar tus tetas?
- Ah! Ah! No! Ya no… No te las… –Se cortaba aguantando los pijasos– mereces!
- No? Entonces vos no tenes pija tampoco… –le saque la pija y la tire a un costado de la cama.
- Que haces? Porque me sacás así! La puta que te parió! No me podes sacar así!
- Y vos no me vas a decir a mi si me merezco o no tus tetas… Queres que te coja?
- Cogeme forro! No me jodas!
- Queres que te coja? Si o no?
- Si, cógeme.
- Entonces dame tus tetas, sino no te doy pija.
 
Enseguida se volvió a montar sobre la pija y sin chistar acerco sus tetas a mi boca, era obvio que todo era parte de un juego, pero ambos queríamos mandar sobre el otro, y cada uno usaba las armas que tenía a mano para hacer daño.
 
- Mmmm… Así… Como me gusta tu pija la puta madre… –decía ya con tono de alivio.
- Y a mí comerte las tetas… –le decía acercando mis dedos cada vez más al centro de su culo.
- Comelas, aprovechalas… Pero saca tus dedos de ahí… no te abuses… –dijo haciendo la mueca característica en su mejilla.
- Hago uso y abuso… –lleve mi dedo a su boca– chúpalo que va para tu culito, chúpalo bien… –le dije mientras mi otra mano ya jugaba con el jugo de su concha y la entrada de su culo.
 
A ella casi que se le ponen los ojos en blanco, le encanta ese juego. Empezó a chupar de a poco mi dedo y buscó con su lengua y un movimiento preciso y maravilloso agregar un dedo más, cuando los tuvo ambos, me empezó a coger con más fuerza, haciendo presión cada vez más con su clítoris contra mi pubis, necesitaba más fricción, la calentura la tomo y no podía dejarla de lado. Su lengua y sus labios se ocuparon de dejar empapados ambos dedos, pero no se quedó solo con eso, con su mejor cara de puta y quitando lentamente los dedos de la boca y mostrando su lengua como los recorría, dejo caer desde su boca un hilo de baba que cayo justo sobre mi boca para que saboree también. Su mano guio a la mía llevándola detrás de su cuerpo y ubicando mis dedos ensalivados justo en la entrada de su hermoso culo y luego presionó.
 
- Esto queres? Es lo único que vas a tener, disfrutalo, porque no vas a tener más –me dijo despacito al oído y solita metió mis dedos en su cola y paso su lengua sobre mis labios, como lamiendolos– Ahhh… ahora cógeme… Ahhhh… Mmmmmm…
 
Cambió su faceta de puta ruda, su actitud dio un giro completo y ahora se dedicó a cogerme de forma más calmada, haciéndome el amor, sus movimientos pasaron de ser agresivos a lentos y pasionales, sus besos eran la mejor expresión de deseo que pudiera existir.
 
- Te gusta así? Te gusta tenerme toda cogida? –decía muy excitada.
- Todo me gusta, siempre me gusto…
- Ahhh… cógeme entonces… Así amor… Haceme sentir todo… –su respiración cada vez se aceleraba más y la fricción de nuestros cuerpos era mayor, su peso recaía más sobre mí.
- Sentí lo duro que me pones… Sentí lo que me provocas… –le decía entre besos y tirando de su pelo para alzar su cabeza y comerle el cuello.
- Aaaaaayyyyy… Sí… Mmmm… Me gusta… Dame más! Cogeme Fede… Seguí… –era visible como aumento su calentura y yo también lo notaba en el calor de su concha.
- Donde queres la leche amor… Tu último regalo mi vida… Dónde? –yo estaba ya muy cargado, tenía muchas ganas de acabar.
- Adentro, lléname! La quiero adentro…
- Podes? Se puede hoy? –pregunte porque si bien estaba caliente no quería mandarme ninguna cagada.
- Si, si hoy no me viene ya mañana como mucho… hoy podes… quiero sentirla amor… Ahhhh… Ayyy… –ella sintió como se me hinchó la pija al saber que podía llenarla y más se calentó.
- Ya no aguanto amor, te acabo, sentime mi vida… –le largué yo porque ya no podía más realmente.
- Aaaauuuu… Sí… Juntos amor! Así! Te acabo mi amor!!! Te amo!!! Así!!! No pares! Quiero sentirte… –empezó a contraer su concha y su cola, mis dedos dentro le marcaban un ritmo que ni ella ni yo tampoco podíamos resistir sin explotar.
- Toma amor, toma la leche… Aahhhhh…
- Ahhhh siiiiii… Ahhhh… Mmmmmm…
 
Nuestros cuerpos se tuvieron que detener por lo tensos que quedaron, mis dedos seguían dentro y mi pija se salió sola luego de un rato cuando perdió la erección. Ambos seguíamos agitados y creo que los dos nos cuidamos de no ser cariñosos como habitualmente lo éramos al terminar un polvo, los besos no se hicieron presentes.
 
- Despedidas así dan gusto no? –le dije riéndome.
- Si! Jajaja, si sabía cortábamos antes! –se reía posando su cara entre mi hombro y mi cuello.
- Un buen cierre para una buena aventura.
- Tal cual… –y empecé a sentir besos en el cuello.
 
Pasamos un rato largo así tendidos casi sin movernos, como que ni ella ni yo queríamos tomar la voz cantante para dar todo por resuelto o para decir, listo, seguimos firmes en la decisión de alejarnos. En realidad, ni queríamos alejarnos, nos gustaba demasiado coger, pero cuando nos vimos nuevamente a los ojos y en silencio, ambos entendimos que así no se podía estar.
 
- Nos conocimos tarde no? –pregunto Bea.
- Quizás, o quizás no, nos conocimos pero ya sin valor para cambiar las cosas… No sé…
- Que lástima… –y se quedó pensativa.
- Que lástima porque?
- Por todo, no sé, hoy se me ocurren muchas cosas, y que en definitiva, así sigamos, tampoco vamos a poder disfrutar juntos, solo eso.
- Si, pero ya lo sabíamos de antemano, no nos engañamos con eso –incline mi cabeza para mirarla a los ojos.
- Ya sé, no te estoy pidiendo que te separes ni yo creo que me podría separar ahora. Pero con todo lo que siento por vos, no puedo evitar no pensar como sería…
- Pienso igual, no sos a la única que le pasa.
- Ya se Fede, yo sé que sentís por mí lo mismo que yo siento por vos. No pasa nada, no hay reclamos ni nada, solo son cosas que uno inevitablemente piensa, pese a no estar dispuesta a cambiar nada.
 
Dijo esto y nos volvimos a quedar en silencio, como aprovechando el último rato juntos. Sí, ya sé, a nadie le puede interesar esto en una historia que debería ser solo de sexo, pero la historia es la historia, los hechos son los hechos y no contarlos es no hacerle honor a una gran aventura. Ambos entendimos que era momento de levantarnos para ducharnos e irnos.
 
- Viste? Te podes quedar tranquilo que no vas a ser papá –dijo dándome señales para que vea mi pija– O me rompiste o me vino jajajaja.
- Bueno, yo siempre confié en vos, no me equivoqué… jajaja, a parte no creo que quieras justo ahora que te haga un pibe, no? –le dije riéndome.
- No ahora ni en pedo! En otra circunstancia un hijo tuyo me encantaría, pero no en esta jajaja
 
El clima por suerte estaba algo más distendido, me dijo que ella se bañaba primero, yo más allá del enchastre que tenía no me opuse así que me quede un rato en la cama esperando que ella salga. Al rato entre también a bañarme, ella ya se estaba cambiando, la veía porque yo me entre a bañar y ella dejo la puerta abierta al salir. Ella también me miraba a mí, se ponía las calzas de una manera muy sugestiva, a propósito seguramente, dejaba ver bien como la tela acariciaba esa cola hermosa que tiene mientras la subía y como quedaba formada una vez puesta, era tremendo.
 
Yo estaba acomodándome en el baño, aún sin vestirme siquiera, terminando de secarme que ella también entra y se empieza a maquillar, arreglar su pelo y demás cosas de mujeres.
 
- La pasaste bien? –me pregunta Bea.
- Si, como siempre, vos?
- Obvio, me hiciste acabar lindo, no esperaba menos de vos… –se gira a mi lado y pegándose a mí me besa con fuerza– Te vas a olvidar de mi entonces?
- No dije que me iba a olvidar –y vuelvo a besarla.
 
Ella se trenzó y empezó a comerme la boca mal –o bien mejor dicho– sus brazos me rodearon el cuello y me empujó por completo sobre la mesada del baño. Se empezó a frotar contra mí, sus suspiros no tardaron en llegar, se da vuelta y apoya el culo sobre mi pija que aún estaba dormida pero a punto de despertar. Tomando mis manos las lleva a su pecho, quería que la tome por las tetas y empieza a mover el culo apretando cada vez más, hasta que apenas separándose un poco de costado toma mi pija con su mano y empieza a tocarme desde los huevos hasta el culo con sus dedos. Mi calentura fue de cero a cien en un segundo, ella sabía cómo hacerlo. Giró su cara para encontrar mi boca y así nos quedamos, tocándonos y besándonos.
 
- Me vas a extrañar pajero?
- Tenes alguna duda putita? –le respondí y la presione más contra mí.
- Te vas a acordar de estas cogidas entonces? O te vas a buscar otra puta?
- Nunca te busque y nos encontramos, no ando buscando putas, me conoces… –ella se ahogó en un beso que pareció eterno.
- Mmmm… Yo te voy a extrañar forrito… Voy a extrañar esta pija y cómo me coge…
- Yo a vos putita, como este culo no hay otro… –quite una mano de una teta y la baje a su concha por debajo de la calza.
- Aaahahh… Siiiii… Vos de mí no te vas a olvidar fácil sabes? –dijo eso mientras se bajaba solita la calza y la tanga al mismo tiempo quedando mi verga encastrada directamente en medio de su cola.
- No? Porque estás tan segura? Decime?
- Porque nadie te va a coger como yo –automáticamente con la mano que me pajeaba apunto mi verga a su culo sin siquiera lubricarlo e hizo presión, estaba algo sacada la muy puta.
- Así te la bancas? –le dije y siento más presión aún y de golpe entra la cabeza haciéndome sentir la sequedad de la zona.
- Ah! Que pija la puta madre! –se retira apenas, se agacha a escupirme la pija y rápidamente se da vuelta otra vez para apoyar la pija en la entrada de su culo– Ahhh si, ahora mejor –y se la mete de golpe otra vez, quedándose quieta.
- No era que no me lo merecía? Que paso? –la apure.
- Con tus dedos me dejaste con ganas, y si va a ser la última, mejor hagámosla completa!
- Queres despedirte con todo no?
- Obvio, vos de esto no te vas a olvidar nunca, de mí no te vas a olvidar… así no me cojas más, este culo va a ser el mejor de tu vida.
 
Ella así parada como estaba empezó de a poco a hamacarse, sus piernas estaban plantadas firmes y sus manos se agarraron de la mesada, a mis lados. Empezó a acelerar la cogida, ella estaba decidida a cogerme como nunca, a reventarme la pija a culazos si era necesario.
 
- Ahhhh! Te gusta mi culo? Decime! Te gusta cogerme el culo?
- Si, me vuelve loco este culo putita, pero te lo estas cogiendo vos… Te gusta rompértelo así? –le retruque.
- Ayyy si! Con vos todo me gusta… No te vas a coger nunca más un culo así, vas a ver… –quería manipularme, claro.
- Más puta que vos no hay, porque te pensas que me gustas tanto? Cogeme, move ese culo hermoso que tenes… Rompetelo…
- Ah! Ahhh! Si, así! –decía ella y chocaba cada vez más fuerte contra mi abdomen– Decime cuanto te gusta!
- Shhhh… cállate –le dije y le pegue un buen chirlo que hacía rato no le daba– Callate y cógeme, mostrame como usas este culito… Si no queres que me olvide cógeme bien…
 
Esto la sacó a ella, llevo una mano a su concha que necesitaba atención y se frotaba el clítoris, no quería meterese los dedos para no mancharse, pero al menos se daba placer mientras mi verga entraba y salía de su culo. En un momento sus piernas se estaban venciendo y me pego dos o tres culazos que ella misma sintió fuerte y salió de golpe, dejándome ver como tenía el culo abierto. La di vuelta rápido y la apoye contra la mesada y le empecé a chupar el culo. Era irresistible y ya que era la última vez, lo iba a aprovechar bien.
 
- La conchita no, que te puedo manchar –me dice como avisándome para que no se la chupe.
- Te queres ir con el culo roto putita –plaf!! Sonó un chirlo mientras volvía al ataque de ese manjar.
- Seee… Quiero sentir tu leche una vez más… Cogeme, dale…
 
Yo no quise ni responder, me dedique a chupar y lamer ese hermoso y rico ojete, ya que iba a ser la última, como ella dijo, mejor hacerla bien, me iba a dedicar a disfrutarlo la mayor cantidad de tiempo posible. Me pare detrás de ella y empecé a pasarle la pija de abajo arriba, haciendo que todo el culo sienta el largo y ancho de mi verga, ella se inclinó quedando más sobre la pequeña mesada, ofreciéndose más y apenas separe un poco con mis manos sus nalgas su orificio se ofrecía totalmente dilatado, brilloso y deseoso de más. Le mande una buena cantidad de saliva a la pija y fue directo sin escalas hasta el fondo.
 
- Ayyyyyy siiiii… Asiiiii… Dame más! –gritó ella tirando la cabeza hacia atrás al sentir como entró de golpe.
- Te gusta? Te gusta que te coja el culo fuerte?
- Si, la cola si, cógeme, rómpeme la cola –dijo y apoyo una mano en el espejo como para frenar su cuerpo de las embestidas.
- Vení acá putita… –la agarre del pelo y la lleve hasta la cama.
 
Ella inmediatamente se posicionó en cuatro, tirando su culo atrás ofreciéndolo totalmente entregado, le pase la lengua varias veces, como dije, verlo así era muy tentador.
 
- Acostate –le dije acompañándola con mis manos para ponerla en el lugar que yo quería.
- Cogeme amor, dame, quiero… –se resistía pero iba poniéndose donde le indicaba.
- Queres que te siga cogiendo?
- Siiiii… Mucho… No quiero que pares… –lo decía con un tono muy trola.
- La conchita o la colita? Donde la queres –ella ya acostada y yo me estaba sentado encima de sus piernas justo debajo de su cola y empecé a frotarle el glande sin hacer fuerza– sale jugo de la pija mi vida…
- Ufffff… no me digas eso que me dan ganas de tomar la leche! Pero la quiero en la cola, la conchita ya la usaste y te va a manchar seguro… dame en la cola la leche mi amor… una vez más…
 
Desde mi posición deje caer un buen hilo de baba hasta justo el centro de su cola y la punta de la pija, frote un poco para humedecer un poco más la zona y ya con más delicadeza, no por cuidar nada, sino para disfrutarlo lentamente, empecé a metérsela muy de a poco, observando por última vez como ese culito tan hermoso, ese que vi esa mañana hace ya varios años atrás y que como bien dije al principio de toda esta historia, parecía haber sido esculpido por Miguel Angel, se estaba comiendo nada más y nada menos que mi pija, y no solo eso, sino que lo hacía con gusto, lo gozaba.
 
- Dame amor! Dame! Cogeme fuerte! –me reclamó.
- Shhhh… Yo te lo cojo como quiero… y ahora lo quiero disfrutar así…
- Mmmmmm… –decía mientras intentaba levantar la cola como para que un poco más de pija entre, pero mi peso encima casi se lo impedía– pero un poquito más, dame amor…
- Sos una putita viciosa… –le di solo en parte lo que quería, se la mande casi toda pero luego fueron movimientos lentos.
- Aaahhh siiii, así me gusta… toda mi vida… Te gusta mi culo? –apoyo sus codos, arqueó su espalda y su cabeza levantada como cada vez que la tenía totalmente enterrada en la cola.
- Sabes que sí, sabes lo que siempre me provocó esta colita…
- Ya no te la vas a coger más… La vas a extrañar? Decime.
- Si, mucho… –me provocó acelerar un poco más la cogida.
- Entonces cógeme, aprovéchalo, te vas a arrepentir de no cogerla más… aprovecha forro… rómpeme bien el culo –de golpe se puso violenta la morocha– ninguna te va a dar lo que yo te di…
- Shhh… cállate putita, no te hagas la inocente, flor de puta resultaste… –me incline hacia adelante y tape su boca con mi mano para que no hable más y por la posición en que quede, la cogía desde arriba. Casi saliendo del todo, la penetraba más violentamente hasta enterrarla toda, ella sentía fuerte las estocadas.
- Mmmm… Mmmmm… –solo se le podía escuchar ya que no le sacaba la mano de la boca.
- Tantos años buscándote, queriéndote coger y te hacías la estrellita? Mira cómo estás con el culo roto y lleno de pija ahora… Tanto tiempo perdiste al pedo… –le decía con la misma violencia que ella me hablo antes.
- Mmmm… Mmmm… –intento zafarse de mi mano un poco– Ahh! Si! Así! Me encanta que me cogas así! Mmmmm –volvió a escucharse porque nuevamente le tape la boca.
 
La calentura que me generaba su actitud y claramente estar comiéndome semejante cola, hacía que aguantar fuera bastante difícil, pero yo quería más, no quería acabar aún. También ayudaba que la morocha se la bancaba muy bien por la cola, podía estar un rato largo dándole que no solo no se quejaba, pedía más. Para contener un poco esas ganas de llenarle el culo de leche, afloje con los movimientos, me volví a sentar en sus piernas y abriéndole el culo con las manos saque la pija… Era un poema.
 
- Ahhhhh… Mmmmm… No salgas porfi… –me dice con voz algo más calma.
- No se termina mi vida… todavía hay más… –y meti un poco solo la cabeza.
- Ammmm… Si… más? Mucho más?
- Si, te voy a coger tanto que no se te va a cerrar por un buen tiempo… así vos no te olvidas de mí tampoco…
- Yo no me quiero olvidar de vos, ni de vos, ni de nuestros momentos… –dijo con voz tierna, amorosa diría.
 
Me recosté de costado a su lado y la traje a ella para que también quede de costado con su espalda en mi pecho, el brazo que deje por debajo de su cuerpo alcanzaba tanto sus tetas como su cara, y con mi otro brazo tome la pierna que tenía arriba y la arquee para que quede sobre la mía. Escupí mi mano para lubricarme la verga, pase mi mano por su lengua para humedecer también con esa saliva el culo y fui penetrándola, ella empujaba también para que la penetración sea completa.
 
- Me gustas mucho… Mmmm… –decía con sus ojos cerrados– Ojala te des cuenta.
- Lo sé amor… Y vos a mí, y yo sé que te das cuenta… –le devolví sinceramente.
 
Cambiando mis manos, con la que tenía debajo de su cuerpo fui a acariciar su clítoris, quería sentir ese botoncito hermoso una vez más, o en realidad, una última vez. Ella posó su mano encima de la mía, acompañaba los movimientos tanto de la mano, como su pelvis hacía también el acompañamiento del vaivén de la cogida… era lenta, su cara se dio vuelta buscando mi boca y mi mano derecha tomo fuerte pero delicadamente su pecho. Nos fundimos en un hermoso beso, intenso y profundo, que decía todo y mezclaba todas las sensaciones.
 
- No importa lo que pase –dijo separándose de mi un instante– con el tiempo te vas a dar cuenta que ambos tenemos la punta del hilo rojo, yo sé que sos vos, y siempre vamos a estar unidos.
- Porq… –me interrumpió otra vez besándome y me di cuenta que no quería que yo diga algo.
- Shh… no hables, no quiero que nos arrepintamos de nada… haceme el amor Fede, así… Haceme sentir como me hiciste sentir siempre… una vez más porfa, te amo, gracias por hacerme tan feliz –lo decía con voz entrecortada y sus ojos brillosos.
 
Nos volvimos a besar, pero no solo a besar, como cada vez que en lugar de coger hacíamos el amor, nos hicimos uno, éramos solo un cuerpo físico, éramos dos en uno. La respiración coordinada, nuestras manos unidas en su vientre, nuestros cuerpos pegados y nuestros sexos totalmente enganchados. Era nuestro último orgasmo juntos, nuestra última función, acordamos bajar juntos y unidos el telón de esta historia.
 
El orgasmo de ambos sin dudas fue el más silencioso de nuestros encuentros, pero el que más expreso de todos nuestros momentos, al fin y al cabo, las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma.

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