De más está decir que dormimos juntos. Fue una noche tranquila. Miramos una película y él se durmióa la mitad. A la mañana nos levantamos de buen humor. Era un domingo hermoso y me propuso salir a trotar y hacer ejercicio después del desayuno. A mí siempre me gustó el ejercicio al aire libre, así que me encantó su propuesta.
Hicimos una parada para hacer estiramientos en un parque. Todo iba bien hasta que le pedí ayuda para estirar los muslos. Levanté un pie y lo apoyé a un costado de su cuerpo para que me lo sujetara. Mientras me sostenía con una mano, me apretaba el muslo con la otra. Un escalofrío de placer me recorrió la espalda.
- Mmmm... ahhh... que buenas manos tenés papi!
- Que bueno que te guste. Porque me encanta masajear tus piernas!
Su pulgar rozó mi entrepierna varias veces. Estaba jugando conmigo. Me hice la tonta y jugué con él.
- Ay. Justo esa área me molesta ahora...
- Acá?
Su pulgar presionó mis labios por sobre la calza que llevaba. Cuando salgo a correr no uso ropa interior, por lo que pude sentir muy bien su poderoso dedo.
- Ahí... Mmmhh...
Miré disimuladamente su bulto. Ya se le había puesto dura. Me calenté.
- Esperá que se me desató un cordón.
Me agaché para fingir atármelo y apoyé mi culo en su garrote.
- Tamy!
- Que pasa ahí? Tranquilo que acá no hay nadie y además estamos lejos de casa, nadie nos reconocería.
- Puede que tengas razón, pero no corresponde hacer algo así en un parque.
- Por qué? Es ilegal oficial?
- Es muy ilegal...
- Entonces si hago esto me lleva presa?
Manoseé su paquete por fuera del pantalón. La tenía dura.
- Bueno, no. Por eso no.
Metí mi mano por debajo de su short y apreté esa verga divina.
- Y si hago esto?
- Bueno, tampoco. Pero porque hoy estoy de civil. Manosear a un oficial sí es grave... uhmm...
Lo estaba masturbando lentamente. Él no perdió tiempo y me apretó una teta. Verlo disfrutar de mis caricias me ponía cachonda. Lo obligué a sentarse en el pasto entre unos arbustos. Había poca gente caminando en los alrededores, la mayoría estaría aún almorzando. Nos besábamos apasionadamente mientras yo sacaba su pija afuera y me la metía en la boca en un segundo. No tuvo tiempo de quejarse y yo ya me había dado cuenta lo mucho que le gustaba que se la chupe. Sé muy bien que soy buena petera, me lo han dicho otros hombres además de papá. Por lo que, volviendo a aquella tarde, sabía como volverlo loco.
Comencé lamiendo y salivando mucho la punta y luego el tronco. Abrí grande la boca y me meti un buen pedazo. Sus gemidos no se hicieron esperar.
- Uff... Tamy... por favor...
- Que pasa papi? Te gusta como te la chupo?
- Me encanta!
Acarició mi cara y me guió de la nuca para que se la tragara más. Casí me ahogaba con su vergón, pero me estaba mojando muchísimo. No aguantaba más. Quería montarlo ahí mismo pero no quería dejar de comérsela. Así que me saqué la calza y me senté en su cara para hacer un 69. Fue complicado, ya que él es bastante alto para mí, pero me las ingenié para mantener nuestros sexos en la boca del otro. Dios, que lengua hábil! Me hizo acabar en nada. Temblé y me sacudi mojándole la cara.
De golpe, me levantó de las nalgas.
- No aguanto más! Te quiero coger!
- Sí, sí. Sólo dejame acomodarme...
- No. Vamos a casa. Acá nos ven en cualquier momento.
- Ok, tenés razón. A veces me sale gemir fuerte.
- Me encanta oírte gemir!
Con la calentura a tope nos fuimos al auto. En el camino no dejé de masturbarlo despacio. Quería tenerlo duro todo el tiempo.
En cuanto llegamos a casa, entramos comiéndonos a besos y desnudándonos. Corrí a "nuestra" cama y me puse en cuatro. Él me nalgueó, me lamió la concha un poco más y me ensartó.
- Aaahhh! Siii paaapiiii!
- Aaah... Sos deliciosa en todo sentido, mi amorrr! No voy a aguantar mucho!
- No lo hagas! Quiero que acabes!
Dos minutos después me llenaba el útero de semen. Amo la sensación de calor que produce ser llenada de leche.
Se retiró pero me detuvo en seco.
- Esperá. Quedate así. Tengo una sorpresita.
Fue a la mesa de luz y sacó un dildo de látex. Parecía su pija, aunque más larga y menos gruesa.
- Vamos a jugar un poquito más...
- Ay, papi... que me vas a hacer?
- Algo que te va a gustar...
Me metió el juguete de golpe y empezó con un mete-saca impiadoso. Su semen era un lubricante excelente y el contraste entre las dos pijas me generaba un placer un tanto morboso. Me imaginé a mi padre dejando que otro hombre me coja bajo su mirada perversa. Acabé muy fuerte en segundos.
- Aaah aaahh... AAAAAAAHHHH!
Se detuvo y sacó el coso ese para dejarme respirar y recuperarme. Me acosté boca arriba y enseguida sentí su boca en mi cuello. De ahí pasó a lamerme los pezones. Me besaba toda. Era una sensación muy agradable después de semejante orgasmo.
Luego de unos minutos de caricias, me dijo:
- No terminamos mi amor. Levantá las piernas y agarrate de las rodillas.
No comprendí bien que quería, pero confiaba plenamente en él, así que hice todo lo que me dijo. Cuando apuntó el dildo a la entrada de mi culo entendí y me reí.
- Papi travieso! Querés jugar con mi colita?
- Claro bebé. Voy a abrirte este culito divino!
- Este culito ya se abrió antes. No es el primer juguete que va a entrar!
- Ah bueno! Pero que hija tan juguetona tengo!
- De tal palo, tal astilla... Héctor!
Sonrió y empezó a hacer presión con la punta del dildo en mi culo. No se sentía igual a cuando yo lo hacía pero no era una sensación desagradable para nada. Cuando el glande entró solté un gemido.
- Aaahhh...
- Te duele?
- No. Pero me sorprendió. Movelo un poco más.
- Necesito más lubricante...
- Y de donde lo vas a sacaaaaarr?
Me metió dos dedos en la concha y los revolvió buscando restos de semen. Buscó bastante y luego lo esparció por el tronco de la verga artificial. Eso me excitó mucho, haciendo que mi culo se abriera más, lo que permitió que entrara más.
Cuando tenía más de la mitad adentro, papá se dió por satisfecho y empezó a hacer movimientos. Metía y sacaba despacio el juguete, mientras tocaba mi concha con dos dedos. Fue aumentando el ritmo de ambas manos conforme aumentaban mis gemidos.
- Voy bien o es muy fuerte para vos?
- No... aah... ya tuve... mmm... más fuerte...
- No parás de sorprenderme... y de calentarme. Se me está parando otra vez...
- Y vos me calentás a mí, papi. Me vas a meter tu pija en el culo? Porque la quiero probar!
Eso terminó de ponerle dura la pija. Me sacó el dildo, yo me puse en cuatro y levanté la cola.
- Dale papi. Cogeme el culo!
- Ya mi amor!
La punta de su pija mostraba aun una gota de leche. Se la apretó para sacar un poquito más y la apoyó en mi ano. No se entretuvo mucho, ya estaba dilatada así que metió la cabeza de una vez.
- Aaaahh!
La sensación fue totalmente nueva. Nunca había tenido algo tan grueso en mi culo. Sentía el dolor de mi interior estirándose y el placer de una pija en el culo. La necesitaba más adentro.
- Ufff... que culito más apretado tenés, hija! Estás bien?
- Uhhmm... Sí... Metela un poco más...
Lo que siguió fue una agonía lenta de sentir como su pija me abría toda, centímetro a centímetro. No se por donde iba cuando lo detuve.
- Hasta ahí por favor! No puedo soportar más!
- Está bien Tamy. No te preocupes. Vamos despacio.
Se retiró lentamente hasta la punta. Creí que la sacaría. Error. Inmediatamente la metió hasta el mismo punto.
- AAAH! Papi!
- Te lastimé, mi amor?
- No, pero me dio... Aaay!
Otro pijazo corto y veloz.
- Aay!
Otro.
- Ay!
Otro.
- Ahh... Aahhh!
Otros dos más.
- Ayy... sí papiiii!
Ahí ya no se detuvo. Me cogía con ganas pero si lastimarme. Su pija gruesa me rompía por dentro, pero su habilidad convertía en placer el dolor rápidamente. No me clavaba hasta el fondo, pero lo que entraba y salía cada vez más rápido, era más que suficiente para romperme el culo.
- Ay mi amor... Te voy a acabar en tu culito hermoso.
- Llenámelo papiiii!
- Aaaahhh... Siiii...
- Aaahh quemaaaa!
Quedamos exhaustos. Tirados en la cama, yo sobre su pecho.
- Mañana vuelvo a entrar en servicio.
- Ya sé pa... ya sé...
Fin de la parte 4
Como siempre, se agradecen puntos y comentarios! A uds no les cuesta nada y a mi me ayuda a seguir y mejorar!
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