Me cogí a una gótica en un concierto!

Era un viernes por la noche y estaba emocionado porque iba a un concierto underground de rock en un club local de Galicia. Me encanta la música en vivo y estaba listo para pasar una noche divertida. Cuando llegué al lugar, vi a muchas personas vestidas de negro y con un estilo punk y gótico. Estaba disfrutando de la música y bailando cuando de repente vi a una chica gótica que me dejó sin aliento.
Se llamaba Mara y tenía un aspecto misterioso y sensual. Llevaba un vestido negro ajustado que resaltaba sus curvas, unas medias de encaje que dejaban ver sus muslos y unos botines de tacón que le daban un toque aún más sensual. Su cabello largo y oscuro caía en cascada sobre sus hombros y su maquillaje marcaba sus ojos con un intenso color negro.
Me acerqué a Mara y me presenté con ella, diciéndole que me encantaba su estilo. Ella me sonrió y me dijo que le gustaba mi valentía por estar en un concierto gótico sin ser gótico. Nos pusimos a hablar y descubrimos que teníamos gustos musicales similares. La conexión entre nosotros era instantánea y sentí una atracción intensa hacia ella.
Después de un par de tragos, la tensión sexual entre nosotros era palpable. Nos miramos a los ojos y supe que quería llevármela a algún lugar más privado. Le propuse ir a los baños del bar, y sin dudarlo, Mara aceptó.
Una vez dentro, nos encerramos en uno de los cubículos y comenzamos a besarnos con pasión. Sus labios eran suaves y dulces, mientras sus manos exploraban mi cuerpo con deseo. 
Sin previo aviso, se arrodilló frente a mí y desabrochó mi pantalón con habilidad. Su lengua cálida y juguetona recorrió lentamente mi miembro erecto, haciéndome gemir de placer. Cerré los ojos y me abandoné a la sensación deliciosamente prohibida que ella me ofrecía.
Mara me miró con ojos traviesos y me dijo con voz sensual: -¿Te gusta lo que hago con mi boquita?-.
Asentí con la cabeza, incapaz de articular palabra alguna. Mara siguió con su traviesa tarea, alternando entre suaves lamidas y firmes succiones que me llevaban al borde de la locura. Cada vez más cerca del éxtasis, me aferré a ella con fuerza y dejé que el placer me invadiera por completo. Finalmente, con un gemido largo y profundo, me corrí en su boca. Mara me miró con una sonrisa traviesa y se tragó mi semen. 
Fue entonces cuando Mara se puso de pie y apoyó sus manos contra la puerta, arqueando su espalda de forma provocativa. Mis manos recorrieron sus curvas con desesperación, ansioso por poseerla.
- Hazlo, quiero sentirte dentro de mí- susurró con voz entrecortada, mientras movía sus caderas de forma tentadora.
Sin pensarlo dos veces, la tomé por la cintura y la penetré con fuerza, sintiendo su cuerpo arder de placer. Mara apretaba los labios con fuerza, tratando de contener sus gritos de placer. Sus uñas se clavaban en la puerta mientras yo la embestía con todas mis fuerzas disfrutando de su apretado coño.
- Sí, así, más duro - susurró Mara entre jadeos.
La pasión nos consumía y nos entregamos por completo al momento. Los gemidos se mezclaban con el sonido de la música y el roce de nuestros cuerpos creaba una sinfonía de placer. Mara se movía al ritmo de mis embestidas, buscando el clímax que la llevaría al éxtasis.
- ¿Te gusta así, Mara? - pregunté entre gemidos.
- Sí, sí, no pares - respondió ella, con los ojos cerrados.
El sonido de nuestros cuerpos chocando llenaba el pequeño espacio, mientras nos dejábamos llevar por la pasión desenfrenada que nos consumía. Mara gemía con cada embestida, dejando escapar pequeños jadeos de placer que me incitaban a seguir adelante. 
- Jálame del cabello-, me pidió con voz ronca. No me lo pensé dos veces y agarré su melena oscura, jalándola con fuerza. Ella gritó de placer y se mordió el labio inferior, disfrutando de la sensación de dominación.
Seguí embistiéndola con fuerza, sintiendo cómo nuestras pieles se rozaban y se calentaban con la pasión del momento. Los gemidos y susurros llenaban el pequeño cubículo, creando una atmósfera de deseo y lujuria. Yo estaba tan caliente para ese momento que decidí arriesgarme y hacerle una pregunta atrevida
- ¿Eres una gótica puta, Mara?-
Para mi sorpresa, ella me miró con una sonrisa traviesa en los labios y asintió con la cabeza.
- Sí-, susurró, apoyando sus manos en la puerta para que le diera más duro.
- Dímelo, Mara. Dime que eres una gótica puta- le pedí, deseando escuchar esas palabras de su boca
-Soy una gótica puta-, respondió entre gemidos, obedeciendo mis deseos.
- Otra vez-, le dije, excitado por su sumisión y por el poder que ejercía sobre ella en ese momento.
- Soy una gótica puta- repitió ella, mientras yo comenzaba a acelerar mis embestidas.
- Una última vez, Mara. Dímelo una vez más - le exigí, sintiendo cómo su vagina me apretaba cada vez más.
En ese momento, Mara volteó a verme de forma sensual y respondió entre gemidos -Soy tu gótica puta-
La excitación me invadió por completo tras escuchar eso y ya no pude contenerme más. Le pedí que se arrodillara y que me la volviera a chupar. Sentí cómo su lengua recorría cada centímetro de mi erección, haciendo que gimiera de placer. Sus labios se cerraron alrededor de mí y empecé a mover las caderas, buscando más contacto, más placer. Mara chupó con maestría, llevándome al borde del éxtasis una y otra vez.
Finalmente, no pude contenerme más y exploté en su boca por segunda vez, sintiendo cómo mi cuerpo temblaba con cada oleada de orgasmo. Mara siguió chupando, disfrutando de cada gota de mi semen como si fuera un manjar exquisito.
Nos miramos a los ojos, sonriendo cómplices, satisfechos de la experiencia compartida. Nos arreglamos la ropa y salimos del baño, volviendo al bullicio del concierto como si nada hubiera pasado.

1 comentario - Me cogí a una gótica en un concierto!

chacoamateur
muy bueno pone fotos para conocer a la putona gotica !