Mi padrastro y mi esposa 6


Cuando volví a casa Ruth todavía no había llegado, pensaba que hacer, si decirle algo o no, si blanquear el tema, tenía miedo del resultado, además la excitación, ese deseo morboso que había ido desarrollando por mirar, y que ahora fuera mi esposa la partenaire de Pedro, uf, me incendiaba la cabeza, creo que Pedro sabía que tenía el partido ganado, me conocía lo suficiente, habíamos compartido demasiados momentos en los que yo era su cómplice, su espectador, el que guardaba su secreto frente a mi madre. Ruth estaba de buen humor, estaba más locuaz, mucho más afectuosa, esa noche hicimos el amor y la noté mucho más entregada, más metida en la situación, pensé que quizás podría recuperar algo de lo que se estaba deteriorando. Me dormí casi sonriendo, olvidándome de todo el tema de Pedro.
Estaba en el trabajo, haciendo bromas con mis compañeros, vamos, que me sentía de mejor humor, recibí un mensaje de Pedro.
-Hola… hablé con tu esposa ayer… le dije que tenía que tener otra actitud hacia vos… que era tu esposa… le comenté que me habías venido a ver… preocupado por verla tan distante… le dije que si quería seguir siendo mi amante… tenía que cuidar su matrimonio también… -hijo de puta, pensé, y ella tan dócil, y a partir de ese día tenía ella una actitud diferente hacia mí, lo hacíamos más a menudo, parecía que lo disfrutaba también, además ella había empezado a usar tangas, ropa interior mucho más sexy, ahora se mostraba mucho más, se vestía más sensual, esas formas estaban todo el tiempo más exhibidas, yo pensaba si Pedro sería su único amante o si tendría más amantes en la universidad, mi cabeza era un lio.
Recibí otro mensaje de Pedro, me avisaba que ese fin de semana mi madre viajaba, que pensaba hacer me preguntaba. No le contesté, esa noche, cuando llegó Ruth, le pregunté si no quería ir el sábado al cine, estrenaban un película que estaba buena. Me miró y me dijo
-Ay amor… disculpa… no te avise nada… el sábado salgo con las chicas… hace tanto que no nos vemos… y tanto que no salgo sola… creo que nos va a hacer bien a los dos… vos tendrías que salir más también… seguro después vamos a ir a dormir a la casa de alguna de ellas… -sentí una erección crecer bajo mi pantalón.
Al día siguiente le contesté a Pedro que iba a estar en mi cuarto de adolescente, esperando su llegada, él no me contestó nada.
Me sentí tan raro entrando a la casa de mi adolescencia, fui a mi cuarto de adolescente, mi madre lo había dejado tal cual estaba, fui a la cocina, me preparé algo de comer, tomé bastante cerveza, después me fui a mi cuarto, estuve un rato con el celular y dormité de a ratos, cerca de las siete de la mañana escuché la puerta del departamento, pasaron a la cocina, me pareció que estaban en el living, escuché un suave golpe en la puerta de mi cuarto, abrí despacio, Pedro estaba con una remera y un short, ya se había cambiado, la luz del living apagada, me hizo seña que no hiciera ruido y se fue caminando hacia el cuarto, me ubique en la obscuridad del living, como tantas veces lo había hecho, la puerta del cuarto totalmente abierta, estaba mucho más inquieto que otras veces, el cuerpo me temblaba y no quería para nada correr el riesgo de ser descubierto por mi esposa.
Ella estaba acostada, de costado, la cola hacia afuera, la pierna de arriba recogida, una deliciosa visión de su culazo, una tanga chiquita incrustada, tenía puesto el top con el que había salido todavía puesto, se acercó a la cama y empezó a acariciarle el culo suavemente, ella se acomodó ofreciéndolo un poco más, le empezó a acariciar suavemente su almejita, ella se movía suavemente con las caricias, le volvió a acariciar el culito y le descargó un suave cachetazo, como si fuera una indicación ella se arrodilló, dándole un primer plano de su culazo, su cabeza apoyada en la almohada, le dio un par de suaves cachetazos más, ella movía el culo sensualmente, tomó la tira del tanga y la corrió a un costado, yo estaba muy cerca de la puerta, ella estaba con la cabeza del otro lado, acostada, no podía verme, él se deleitaba con la vista. Ella llevó una mano hacia atrás para apretar el bulto de él que estaba arrodillado en la cama detrás de ella, él libero su pija y ella así de espaldas empezó a pajearlo, no podía dejar de mirar el anillo de matrimonio en su mano, tomó la herramienta y se la metió suavemente gimiendo al sentirla entrar, se incorporó sobre sus antebrazos, di un salto hacia atrás para ocultarme en la obscuridad, ahora la veía de costado desde el living, veía la cara de ella, los ojos entrecerrados, la boca entreabierta, la tomaba de las caderas mientras la cogía, la tanga corrida a un costado, el paró para sacarse la remera y ella empezó a moverse siguiendo con la cogida, siguió siendo ella la que se movía sacándole ahora quejidos a él, la tomó de nuevo de la cintura y volvió a marcar él el ritmo de la cogida, no podía dejar de mirar la alianza de mi esposa en su dedo, con esa mano se acomodó el pelo poniéndolo detrás de su oreja, le daba bien duro, le soltó un par de cachetazos en su culazo que la hicieron gemir.
-Te gusta que te coja en la cama de tu suegra eh…?
-Si me encanta…
Se quedó quieto y ella volvió a marcar el ritmo, la sacó un poco y pude ver como estaba llena de los jugos de ella, le dio un par de golpes con su herramienta y la volvió a meter, ella movía la cadera en círculos, con una mano la tomó fuerte de la nuca, la hizo gemir un montón, llevó la otra mano, era una actitud tan posesiva y a ella le encantaba, volvió a tomarla de la cintura y le descargó un par de sonoros cachetazos en su culazo.
-Mira si te viera tu marido en la cama de su mamá…
-Que perverso sos…
-Te gustaría que te viera así… eh…?
-No se… no se… -y solo gemía más. Seguía dándole de perrito, yo cuando lo hacíamos lo guardaba para el último momento, no aguantaba mucho viendo su culazo en cuatro, acababa enseguida, el seguía dándole bien duro hacía un montón. Ella se salió de él, se acomodó boca arriba en la cama, con la tanga corrida a un costado, se acomodó y la penetró, arrodillado en la cama, ella se bajó sensualmente el top liberando sus pechos, no tenía sujetador, lo miraba con la boca entreabierta, con una mano empezó a pajearse, alternaba entre mirarlo fijo a los ojos y cerrarlos, le dio bien duro, ella seguía pajeandose y me pareció que estaba llegando en un momento, él se agarraba del top ahora, sus tetas al aire, bamboleándose al ritmo de la cogida, la veía tan diferente a cuando estaba conmigo, tan caliente, tan encendida, se sacó el top, que delicia de cuerpo, el volvió a la faena, ella seguía pajeandose mientras él la cogía, sus gemidos aumentaron de nuevo en intensidad, siguió un rato más, se salió de ella y se quedó de pie en la cama, ella se arrodillo delante de él, lo miraba a los ojos, lo pajeo un poco y se la empezó a chupar, sus manos agarradas de los muslos de él, paró un segundo,
-Me encanta tu pija… -le dijo y le escupió la cabecita y siguió chupándola, jamás me lo había hecho de esa manera, siguió chupándola, escupiéndola, gimiendo, empezó a pajearlo y pasarle la lengua por las bolas, lo miraba con cara de puta en celo, que calentón que sentí, dejé de mirar, estaba agitadísimo, cuando volví a mirar, había dejado de chuparlo, lo estaba pajeando, su carita debajo de su herramienta, lo pajeo y cuando acabó su leche salto en su cara, en sus pechos, en su boca, ella lo miraba encendida, caliente, se la volvió a chupar, lo miraba con los ojos bien abiertos, su mejilla llena de la corrida de él, que seguía duro, supuse que habría tomado algo, tuve miedo que ella pudiera salir para limpiarse en el baño y me metí lo más rápido que pude en el cuarto, la escuché pasar hacia el baño.

3 comentarios - Mi padrastro y mi esposa 6

Casadobi2023 +1
Genio capo....me alegras y calentas con tus historias.... van 10
leloir2010 +1
Me parece que fue todo preparado, ella sabe que tu padrastro te conto y eso a ella la calinta mas y vos tambien. Van puntos