Yo soy Matilde, abuela materna de Pedro, y recién cumplí los setenta y cinco años. Por lo cual mi familia me celebró una fiesta de cumpleaños. Lamentablemente no todas mis hijas pudieron asistir, pero la mamá de Pedro lo envió en representación de ella y su esposo, ya que se encontraban fuera del país.
Bueno durante la fiesta Pedro conoció a un montón de parientes, a los, y a las que jamás había visto en su vida, y que seguramente ni tan siquiera sabía que existían. Entre ellos, varias de mis nietas que son sus primas, y a las primas de sus nuevas primas. Razón por lo que disfruté mucho de mí cumpleaños.
Yo me vestí tal cual lo merecía mis 75 años cumplidos. Una musculosa blanca bastante atrevida y escotada, falda engomada y botas altas bucaneras con gran taco también de cuero negro. No es por nada pero a mi edad tengo bastante buen físico por mis años de natación y gym por lo que mis tetas son generosas en tamaño, paraditas y mi culo bastante apetecible para mi edad
Durante toda la fiesta, mi nieto se la pasó bebe que bebe, baila que baila, incluso hasta conmigo, razón por la cual apenas terminó la celebración, le dio un sueño tremendo, y yo misma lo acompañé hasta el dormitorio que le había asignado. Lo que me sorprendió fue justo después de que terminó mi cumpleaños, y después de asegurarme de cerrar las puertas, pasé frente a la habitación donde descansaba mi nieto. Lo que me sorprendió fue verlo durmiendo completamente desnudo, sin tan siquiera una triste sabana cubriendo su cuerpo.
Ni idea tengo, cuanto tiempo ya llevaba dormido, mi nieto Pedrito, cuando no sé porque, no podía sacarme la imagen de su cuerpo desnudo de mi cabeza. Así que pensé en darme una refrescante ducha, pero cuando ya estaba por quitarme mis botas bucaneras me arrepentí. Asi que me quedé vestida como en la fiesta y como quien no quiere la cosa regresé a su habitación, y por un largo rato me le quedé observando.Hasta que no pude más y me provocó comenzar a manoseaba sus testículos. Por lo que él se fue despertando completamente, justo cuando vi que comenzaba a despertarse, aparte de jugar con sus testículos, al ver como se fue parando su pija sin pensarlo dos veces comencé a mamárselo. Aunque Pedrito aún se encontraba medio mareado, cuando comenzó a sentir que le mamaba su pija hermosa, asombrado se me quedó viendo.
Ya en esos instantes, yo le estaba dando una tremenda clase de pete , que la verdad es que no me importó que fuera mi propio nieto.De momento me saqué su parada pija de mi boca, y fue cuando no sé de dónde se me ocurrió decirle, al mismo tiempo prendí la luz de la mesa de noche, que estaba al lado de su cama. "Espero que no te sientas mal, por lo que vamos hacer".
Me saqué toda mi ropa quedándome sólo con las botas bucaneras puestas, entregándome al placer...
Yo misma no lo podía creer que estuviera haciéndole eso a mí nieto, ya estaba yo tan desnuda como lo estaba él, que manteniendo su parada pija a centímetros de mi boca. Yo la verdad es que no me esperaba eso, pero apenas terminé de decirme eso, volvió a ponerme a chuparme su parada pija. Haciendo que yo realmente me olvidase por completo de quien se trataba. Continué chupa que chupa y en cierto momento comencé a colocar mi cuerpo paralelo al suyo, hasta que mi peluda concha se encontró frente a su cara , por lo que no pudo menos que yo también ponerse a chupar mi conchita.
Yo simplemente respondía a todo, lo que él me hacía, ya fuera con su boca, sus manos, o cualquier otra parte de su cuerpo. Dejé de pensar que se trataba de mi propio nieto, el hijo mayor de mi hija, y continué acariciando todo su cuerpo, sin restricción alguna. Pero cuando comenzó enterrarme toda su verga, dentro de mi caliente, bien lubricada y húmeda concha. No podía creer que todo eso estuviera sucediéndome. Pero a medida que más me lo enterraba, yo más movía mis caderas, gimiendo, y suspirando profundamente. El sentir como toda la pija, de mi nieto por completo dentro de mí, me volví loca. Yo no paraba de menear mi cuerpo, y él de meter y sacar toda su sabrosa pija de mi coño, mientras que él genialmente me continuaba diciendo lo sabrosa que se sentía toda mi concha.
Cuando su boca no buscaba la mía, sus manos me proporcionaban tremendo placer, al sentir sus caricias por todo mi cuerpo. Yo no podía creer que me estuviera cojiendo a mi propio nieto. En ciertos momentos, me asaltaban oscuros pensamientos, preguntándome a mí misma, lo que diría su madre, y el resto de la familia si llegaban a enterarse de que yo me había cojido a Pedrito. Pero de la misma manera en que me ponía a pensar en ello, a medida que continuaba dándome pija de la buena, dichos pensamientos desaparecían, pero nuevamente preguntándome a mí misma, qué más podía hacer yo para que mi nieto se sintiera feliz.
Por lo que pude darme cuenta, a medida que él continuaba, enterrándome su pija, una y otra vez dentro de mi peluda concha. Yo no tan solo lo estaba disfrutando y mucho, por cierto. Sino que después de que llegue al orgasmo, sin tan siquiera darle un corto descanso volví a chupar su pija sentía como mi boca, mis labios, y mi lengua sientiendo cómo acababa y me llenaba con su lechita tan caliente y sabrosa
El resto de la noche y gran parte de la madrugada,seguimos disfrutando mutuamente, él de mí, y yo de él, sin complejo alguno. Cuando me desperté, tal y como me encontraba fui a la cocina a prepararle un buen desayuno a mi nieto. Lo sentí cuando llegó a la cocina, donde apenas me vio, me dio un tremendo beso, sin que yo hiciera nada por detenerlo. Luego le serví el desayuno, y apenas cubierta por una vieja bata casera, de manera bien descarada le dije él había sido el mejor regalo que había recibido por mi cumpleaños. Y nuevamente volvimos a tener sexo, pero en el medio de la cocina.
Desde luego que no he confesado nada de esto al señor padre de mi iglesia, y ni se lo he dicho a más nadie, pero cada vez que puedo, por aquello de ser una buena abuela, cuando él viene de visita, se queda uno que otro fin de semana conmigo.
Bueno durante la fiesta Pedro conoció a un montón de parientes, a los, y a las que jamás había visto en su vida, y que seguramente ni tan siquiera sabía que existían. Entre ellos, varias de mis nietas que son sus primas, y a las primas de sus nuevas primas. Razón por lo que disfruté mucho de mí cumpleaños.
Yo me vestí tal cual lo merecía mis 75 años cumplidos. Una musculosa blanca bastante atrevida y escotada, falda engomada y botas altas bucaneras con gran taco también de cuero negro. No es por nada pero a mi edad tengo bastante buen físico por mis años de natación y gym por lo que mis tetas son generosas en tamaño, paraditas y mi culo bastante apetecible para mi edad
Durante toda la fiesta, mi nieto se la pasó bebe que bebe, baila que baila, incluso hasta conmigo, razón por la cual apenas terminó la celebración, le dio un sueño tremendo, y yo misma lo acompañé hasta el dormitorio que le había asignado. Lo que me sorprendió fue justo después de que terminó mi cumpleaños, y después de asegurarme de cerrar las puertas, pasé frente a la habitación donde descansaba mi nieto. Lo que me sorprendió fue verlo durmiendo completamente desnudo, sin tan siquiera una triste sabana cubriendo su cuerpo.
Ni idea tengo, cuanto tiempo ya llevaba dormido, mi nieto Pedrito, cuando no sé porque, no podía sacarme la imagen de su cuerpo desnudo de mi cabeza. Así que pensé en darme una refrescante ducha, pero cuando ya estaba por quitarme mis botas bucaneras me arrepentí. Asi que me quedé vestida como en la fiesta y como quien no quiere la cosa regresé a su habitación, y por un largo rato me le quedé observando.Hasta que no pude más y me provocó comenzar a manoseaba sus testículos. Por lo que él se fue despertando completamente, justo cuando vi que comenzaba a despertarse, aparte de jugar con sus testículos, al ver como se fue parando su pija sin pensarlo dos veces comencé a mamárselo. Aunque Pedrito aún se encontraba medio mareado, cuando comenzó a sentir que le mamaba su pija hermosa, asombrado se me quedó viendo.
Ya en esos instantes, yo le estaba dando una tremenda clase de pete , que la verdad es que no me importó que fuera mi propio nieto.De momento me saqué su parada pija de mi boca, y fue cuando no sé de dónde se me ocurrió decirle, al mismo tiempo prendí la luz de la mesa de noche, que estaba al lado de su cama. "Espero que no te sientas mal, por lo que vamos hacer".
Me saqué toda mi ropa quedándome sólo con las botas bucaneras puestas, entregándome al placer...
Yo misma no lo podía creer que estuviera haciéndole eso a mí nieto, ya estaba yo tan desnuda como lo estaba él, que manteniendo su parada pija a centímetros de mi boca. Yo la verdad es que no me esperaba eso, pero apenas terminé de decirme eso, volvió a ponerme a chuparme su parada pija. Haciendo que yo realmente me olvidase por completo de quien se trataba. Continué chupa que chupa y en cierto momento comencé a colocar mi cuerpo paralelo al suyo, hasta que mi peluda concha se encontró frente a su cara , por lo que no pudo menos que yo también ponerse a chupar mi conchita.
Yo simplemente respondía a todo, lo que él me hacía, ya fuera con su boca, sus manos, o cualquier otra parte de su cuerpo. Dejé de pensar que se trataba de mi propio nieto, el hijo mayor de mi hija, y continué acariciando todo su cuerpo, sin restricción alguna. Pero cuando comenzó enterrarme toda su verga, dentro de mi caliente, bien lubricada y húmeda concha. No podía creer que todo eso estuviera sucediéndome. Pero a medida que más me lo enterraba, yo más movía mis caderas, gimiendo, y suspirando profundamente. El sentir como toda la pija, de mi nieto por completo dentro de mí, me volví loca. Yo no paraba de menear mi cuerpo, y él de meter y sacar toda su sabrosa pija de mi coño, mientras que él genialmente me continuaba diciendo lo sabrosa que se sentía toda mi concha.
Cuando su boca no buscaba la mía, sus manos me proporcionaban tremendo placer, al sentir sus caricias por todo mi cuerpo. Yo no podía creer que me estuviera cojiendo a mi propio nieto. En ciertos momentos, me asaltaban oscuros pensamientos, preguntándome a mí misma, lo que diría su madre, y el resto de la familia si llegaban a enterarse de que yo me había cojido a Pedrito. Pero de la misma manera en que me ponía a pensar en ello, a medida que continuaba dándome pija de la buena, dichos pensamientos desaparecían, pero nuevamente preguntándome a mí misma, qué más podía hacer yo para que mi nieto se sintiera feliz.
Por lo que pude darme cuenta, a medida que él continuaba, enterrándome su pija, una y otra vez dentro de mi peluda concha. Yo no tan solo lo estaba disfrutando y mucho, por cierto. Sino que después de que llegue al orgasmo, sin tan siquiera darle un corto descanso volví a chupar su pija sentía como mi boca, mis labios, y mi lengua sientiendo cómo acababa y me llenaba con su lechita tan caliente y sabrosa
El resto de la noche y gran parte de la madrugada,seguimos disfrutando mutuamente, él de mí, y yo de él, sin complejo alguno. Cuando me desperté, tal y como me encontraba fui a la cocina a prepararle un buen desayuno a mi nieto. Lo sentí cuando llegó a la cocina, donde apenas me vio, me dio un tremendo beso, sin que yo hiciera nada por detenerlo. Luego le serví el desayuno, y apenas cubierta por una vieja bata casera, de manera bien descarada le dije él había sido el mejor regalo que había recibido por mi cumpleaños. Y nuevamente volvimos a tener sexo, pero en el medio de la cocina.
Desde luego que no he confesado nada de esto al señor padre de mi iglesia, y ni se lo he dicho a más nadie, pero cada vez que puedo, por aquello de ser una buena abuela, cuando él viene de visita, se queda uno que otro fin de semana conmigo.
3 comentarios - Mi Nieto y Yo. Una historia de placer inimaginable