Las voces (Segunda Parte)

Para los que no pudieron leer la primera parte acá les dejo el link. Espero que lo disfruten.

http://www.poringa.net/posts/relatos/1105079/Las-Voces_.html

Ahora si. La segunda parte.

Cuarenta y cinco días más estuve en el hospital hasta que me dieron el alta.
De las lesiones provocadas por el choque no quedaban rastros, de los producidos en el hospital, todos los análisis dieron negativos, solo me detectaron clamidia y lo solucionaron rápidamente.
Lo que si me quedó fue siempre el recuerdo de esas voces.
Mi cabeza las tenía presentes constantemente, soñaba con ellas, trataba de ponerle cara a ese placer.
Más de una vez me desperté mojada luego de soñarlas.
Más de una vez me masturbé recordándolas.
Supe después, a medida que pasaban los días, que habían sido tres empleados, dos enfermeros y un guardia, que se habían aprovechado de mí, aprovechando mi estado de inconsciencia.
Supe también que los habían despedido.
Pude volver, al fin, a mi casa y a mi vida.
Me entristeció saber que Sebastián había muerto en el accidente, eso me lo dijeron el último día.
Comencé de a poco con mis rutinas.
Por suerte mis amigos y familiares estuvieron a mi lado y todo se me hizo más ameno.
Pero siempre, cuando me quedaba sola, de noche, volvían las voces.
Se alojaban en mi cabeza y una y otra vez volvían a penetrarme, a tocarme, a humillarme.
Pero una noche mis peores sueños, o quizás mis mejores, se hicieron realidad.
Estaba dormida, profundamente dormida.
Hacía calor, solo tenía una tanga y estaba destapada.

Ahí estaban otra vez, las voces.
Nítidas, elocuentes.
Pero por sobre todo reales, muy reales.
- Ahí está la putita esta
- Mirá que buena está la guacha, me parece que hoy le hago el culo de nuevo
Risas, entre las voces risas.
Mi cuerpo comenzó a encenderse.
Mis tetas se pusieron duras, mi concha empezó a humedecerse, mi cuerpo comenzó a tensarse.
Mi mano derecha sola fue hasta mi concha y empecé a masajear mis labios.
- Mirá que puta que es
- Hija de puta se está pajeando.
- Nos escuchó y se está pajeando.
Mi cabeza decía que si, por esas voces me estaba tocando.
¿Cómo decirle que las extrañaba?
¿cómo decirles que todas las noches me dormía con ellas en mi cabeza?
A punto de llegar a mi primer orgasmo, abrí los ojos, buscando la totalidad del climax.
Pero todo se trastocó.
Aún con los ojos abiertos y consciente, las voces, ahora risas, seguían ahí.
Algo no me cerraba, prendí la luz del velador y giré mi cabeza.
Y ahí, parados en el marco de la puerta, estaban esas tres personas.
Por fin las voces, tenían caras.
Me quedé paralizada.
Eran tres, un señor canosos de unos 45 años, uno morocho, casi pardo de alrededor de 30 y uno mayor, pelado, algo regordete y petiso y de 60 años.
Todos estaban con sus pijas en sus manos, se masturbaban viendome.
-Qué hacen acá?- pregunté asustada.
-Vinimos a visitarte, nos preocupabas, queríamos saber como estabas- y las risas otra vez invadían la habitación.
-Se ve que nos extrañaste, no? No te preocupes acá estamos y ahora nadie puede ayudarte.
Traté de imaginarme como habían llegado ellos hasta mí.
Eran los ex empleados del hospital, que tal vez con alguna complicidad, hayan sacado mis datos de mi historia clínica y aquí estaban.
Mientras trataba de pensar, los tres asaltaron mi cama.
Ya sin pantalones, con sus vergas tiesas, apuntandome a mi.
El más grande de todos me agarró de los hombros y me tiró para abajo.
En un rápido movimiento puso su pija, no muy grande, en mi boca y casi automáticamente acabó.
Me llenó de su leche, agria, empecé a dar arcadas. El comenzó a reirse.
-Viste putita, volvimos para que tengas más, ahora como no tenemos trabajo por tu culpa, tenemos más tiempo libre y podemos volver cuando quieras.
El me hablaba cara a cara, casi pegado a mi, su saliva me pegaba.
Pasó su lengua sobre mi cara y después me escupió.
Mientras esto pasaba, el canoso, jugaba con sus dedos en mi concha ya mojada, hasta tres dedos me metió.
Luego, se mojó la mano, la pasó por la cabeza de su pija y la enderezó hacia mi.
Entró de un tirón.
Mis entrañas otra vez volvieron a arder.
Si bien todo me daba vueltas y me sentía mareada, mi cuerpo dominaba toda la situación, era el que controlaba todas mis sensaciones.
Esa pija dentro mío, entraba y salía con fluidez, el ritmo era cada vez más rápido, varios minutos estuvo así hasta que se paró en seco y sentí como su verga hinchada y latiente me llenaba de leche caliente.
Mi vientre explotaba, me mordía los labios, quería gritar, de dolor, de placer, de sorpresa, pero gritar.
-Que linda que sos putita, que lindo es cogerte- me dijo luego de acabar
-No sabés que bien la pasamos con vos en el hospital esas noches-
Todas las frases terminaban con risas.
Era el turno del tercero, el morocho, el más callado.
Así de espaldas como estaba, subió más mis piernas, escupió mi culo y sin más preámbulos me la puso bien hasta el fondo.
Grité, fue un machetazo que me partió la espalda en dos.
Lo sacó un poco tomo envión y lo volvió a meter con más fuerza.
Volví a gritar y mis lágrimas comenzaros a saltar.
Pero mi cuerpo pudo más y mis manos, sin saber por qué, se aferraron a las nalgas de ese hombre y lo atraía hacia mí.
Clavé mis uñas en ese culo y deseaba esa pija parda en mi culo.
El dolor, me retrotraía, a mis noches al hospital, entre las luces y esas voces.
Mi cuerpo volvía a estar en el aire y mientras era sodomizada por ese morocho mi cuerpo dijo basta.
Mi vientre se incendió y un orgasmo que arrancó en las plantas de mis pies me dobló en dos. Empecé a gritar y con mis manos aferrándose a él, le pedía por favor que no me la saque.
-Mirá como grita la puta, se ve que me extrañaba, no dejo de pensar en tu culo desde aquella noche en el hospital.
-Si negro, cogela como vos sabés, rompele el orto- dijo el viejo
Y el negro obedecía, me seguía taladrando y yo ya no respondía. Solo quería vivir ese momento. Quería esa pija adentro y que no la sacara nunca.
Creo que lo único que sostenía mi cuerpo en ese momento era esa pija.
No se cuanto estuvo dentro mío, pero la hinchazón del momento previo a la explosión me excitó más aun y toda su leche caliente me arrancó otro orgasmo.
Ahora los tres estaban parados al costado de la cama mirándome.
Se reían de mí. Se burlaban.
-Jajajajaja, flor de puta resultaste. Como te gusta la pija.
Yo estaba ahí extasiada, la situación había despertado en mi los recuerdos de esas noches en el hospital, de las luces, de las voces, mis entrañas, sus pijas, el olor a sexo en el aire.
Abrí los ojos, los miré.
-No se vayan, no me dejen sola otra vez- dije con apenas un hilo de voz.
Comenzaron a reirse nuevamente.
El regordete enseguida se subió encima mío y comenzó a cogerme y no paró hasta acabar nuevamente en mi boca.
Se fueron turnando y haciendo todo lo que querían conmigo.
Mi cuerpo volvía a ser de ellos.
El morocho volvió acabar dentro de mi culo y otra vez me lo cogió hasta hacerlo sangrar. El canoso me hizo tragar su leche.
Yo no paraba de retorcerme entre orgasmos y más orgasmos.
Cuando ellos decidieron que ya estaba todo hecho se vistieron y comenzaron a irse.
-No se vayan por favor, no me dejen sola- comencé a gritar
-No se vayan. No se vayan, por favor.
Ellos solo se reian.
-No quiero estar sola, no se vayaaaaaaaan………..
Mis gritos eran muy fuertes, demasiado fuertes.
Terminaron despertándome.
Me miré y todo estaba igual a cuando me había acostado.
Lo único que había cambiado era mi tanga.
Estaba toda mojada.

6 comentarios - Las voces (Segunda Parte)

petzele
Fiona q lujo leerte, mi reverencia y 10 points son tuyos...
Antohott
Muy buena 2da parte. Me alegro de haberte incentivado a que sigas escribiendo.
Fueron puntos.
Mis felicitaciones.!!


Las voces (Segunda Parte)
elchapa89
😬 😬 😬 😬 diossssss!!! como estoy 🤔 🤔 besos
lucaslp
Piba, volviste!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Sos una idola.
Muy buen relato, y eso que no me gustan mucho los de violaciones.
Te dejo los 10 de hoy como incentivo para que sigas escribiendo.
Besos.
calita09
Me encanto, pasa por mi perfil y lee los dos relatos mios.
Quiero e consejo de la mas idola de todas.
Excelente relato. Haces que una se sienta dentro de la historia.
Te dejo 10.
Besos.