La Pulsera ( Epílogo)

A las 9 sonó el timbre, y su esposo les franqueó la puerta a la banda de la playa.
Verlos juntos la excitó de inmediato. Néstor, Andrés, Ricky y Roberto estaban allí. Los demás no habían podido viajar. Todos se abalanzaron sobre ella para saludarla. La besaron en las mejillas mientras la abrazaban, y en la confusión recibió algunas caricias subidas de tono, que disimuló para que su esposo no sospechara.
- Veo que usas nuestra pulsera, dijo Néstor.
- Si, es muy bonita. Les agradezco el obsequio, dijo
- No, por favor, no agradezcas. Esa pulsera te convierte en parte de nuestro grupo para siempre, y nos ocuparemos siempre de que seas feliz, no podemos olvidar lo comprensiva que fuiste, dijo Andrés, sonriendo y burlándose de mi esposo, aunque el no entendíera.
- Viste querida que buenos muchachos? dijo el cornudo ignorante, sin sospechar nada.
La cena transcurrió sin novedades. Su esposo tomó varias copas de vino que los chicos le servían en forma permanente. Cada vez que iba a la cocina alguno de ellos la acompañaba para ayudarle y aprovechaba la intimidad para magrearla un poco, y recordarle los momentos vividos, sin pasar de allí. Esta situación la tenía caliente y nerviosa. Le costaba disimular frente a su maridito.
- Bueno, y ahora que hacemos? , preguntó uno de los chicos
- Podemos jugar a las cartas, dijo otro,
- Está bien, pero jugamos por parejas y somos cinco ya que Raquel no juega, dijo mi marido
- No hay problemas , armamos las parejas y uno queda de comodín y entra en reemplazo de otro.
- está bien dijo el dueño de casa. Vamos al quincho así tenemos más lugar, y salió para el parque seguido de los jóvenes.
- Yo seré el comodín, dijo Néstor, me quedaré un rato por aquí, a ayudarle a Raquel a levantar la mesa.
- está bien, si te necesitamos te llamamos dijo Andrés, con picardía.
Fueron hasta el quincho. Ella levantaba la mesa e iba y venía hasta la cocina. Néstor la ayudaba y en uno de los viajes, la abrazó, la besó y no la dejó volver a la sala. Sus manos se perdieron bajo su vestido.
- Raquelita, te extrañé mucho, le decía al oído mientras sus manos buscaban su sexo.
- portate bien que pueden vernos, simulaba ella, cuando en realidad estaba deseando que la poseyeran.
El bajó la cremallera de su pantalón y sacó su verga.
- Vamos, arrodillate, le dijo, y ella obediente lo hizo, tomo la lanza y se la engulló.
Estaba en plena fellatio cuando Ricky y Andrés entraron a la cocina.
- pero habeis empezado sin nosotros. que impacientes, dijo Ricky , sacando su verga. Andreś lo imitó y se pusieron uno a cada lado de la hembra arrodillada. Ella tomó una con cada mano y su boca comenzó a ir y venir de una a otra, sin parar.
- No te desesperes zorra, que hoy va a ser una noche larga, dijo Néstor mientras ella lo masturbaba violentamente. Vamos a emborrachar a tu marido y luego te vamos a atender como te mereces, dijo
- Justamente, vinimos a buscar bebida, y no podemos demorarnos dijo Andrés, obligando a la hembra a soltar su verga, y la guardó rápidamente. Ricky lo imitó y ella, con desgano tuvo que dejar que se fueran. Abrieron la nevera tomaron varias cervezas que completarían el vino que el cornudo había tomado y partieron.
Néstor, cuando quedaron solos la hizo levantarse y la sentó sobre la mesada. Metió su mano bajo el vestido y de un tirón le arrancó su tanga que quedo destruida.
- de ahora en más, vas a estar sin bombacha, para que todo sea más facil, le dijo.
Se acercó hasta que sus sexos se tocaron y de un empujón la empaló.
La estaba poseyendo un extraño en su propia cocina, con su esposo a escasos metros. La situación no podía ser más morbosa. Ella envolvió la cintura de su macho con sus piernas y se dejo penetrar libremente. Comenzó así un mete y saca rápido que la elevó al séptimo cielo, y que terminó cuando él enterrándose hasta el fondo se vació con violencia.
- Cuando necesitaba este polvo, mi putita, le dijo el al oído.
- Tanto como yo, animal, le contestó ella.
- Bueno vamos a recomponernos y esperemos los acontecimientos. Ahora ya puedo aguantar una horita sin tener que penetrarte de nuevo, dijo él sonriendo.
Tomaron más bebidas y fueron para el quincho.
El partido transcurría de una manera bastante desordenada por la borrachera que mostraba su esposo y que los demás simulaban tener también. Resultaba evidente que él era el único que tomaba de verdad y los demás disimulaban.
Media hora después ya le costaba tener las cartas en la mano y los ojos abiertos. Los muchachos lo miraban a él y y a ella como buitres al acecho, esperando el momento para atacar.
Unos minutos más tarde, Gustavo dejó caer las cartas y apoyó la cabeza sobre la mesa, quedándose profundamente dormido. Esa fue la señal.
Dos de los chicos lo alzaron y lo recostaron en un sofá que había en el salón, vuelto con la cara hacia la pared. Los otros dos la tomaron de la mano y la llevaron para la casa, sin que ella se resistiera. En el camino la manoseaban y la besaban por turnos. El viaje hasta la casa se hacía por momentos interminable . Una vez allí le pidieron que los guiara al dormitorio, cosa que ella hizo de inmediato.
La subieron sobre la cama y Roberto en uno de los laterales se desnudó, dejando libre su temible verga. Ella gateó sobre la cama como una posesa y comenzó a lamerla y a tratar de engullirla, cosa harto imposible. Ricky, mientras tanto, se desnudó y subiendo a la cama se colocó detrás de ella, levantó el vestido y la ensartó sin miramientos. El empujón casi la hace ahogarse con la verga que estaba tratando de tragar. Le llegó hasta la garganta y dando arcadas tuvo que dejarla un momento.
- No juegues con esta herramienta, dijo Roberto riendo. No es para principiantes, le dijo
Ricky la bombeaba salvajemente y ella de a poco fue tomando el ritmo y pudo ir tragando la verga de Roberto con calma. Pudo acomodar más de la mitad lo cual mereció el elogio de su propietario.
- Nena, ninguna mujer se había comido un pedazo tan grande. Para que la traguen así tengo que buscarme algún travesti. Pero tú eres la reina de las mamadoras, le dijo elogiándola, elogio que ella respondió redoblando sus esfuerzos y tragando un par de centímetros más.
El macho que la poseía, la clavo hasta el fondo y la llenó por completo, Luego de correrse se levantó y se fue. Al minuto, Andrés estaba detrás de ella, ocupando el lugar que el anterior había dejado tan bien lubricado. Pero luego de unos minutos la obligó a cambiar de posición. Se acostó en la cama e hizo que ella se sentara arriba empalándose hasta el fondo. Roberto, atento, recién allí volvió a darle su verga para que continuara el trabajo bucal.
Ahora ella tenía un doble trabajo. Por un lado debía rebotar sobre Andrés para sentirse cogida, y por el otro debía seguir mamando esa verga con la cual soñaba muchas noches. No veía la hora de dedicarse plenamente a ella sola, pero antes tenía que terminar con los otros. Mientras Andreś le metía un dedo en el culo y Roberto le masajeaba las tetas. Con su mano libre comenzó a juguetear con los huevos de Andrés, acelerando su climax y en unos minutos consiguió que él se corriera bestialmente.
Luego de acabar se quedó allí unos minutos mirando desde abajo la mamada que estaba haciendo Raquel. Era realmente de lujo, y cuando su verga se ablandó y salió consiguió levantarse y retirarse.
Por fin, habían quedado solos. Ella con Roberto. Y entre los dos, la verga mas opulenta que ella había visto en su vida. Todas las demás en su vida parecían juguetes de niños. Este era un aparato para recibirse de mujer. Atenderlo debidamente era su graduación como puta olímpica.
Por fin, la dejó y se acostó sobre la cama. Abrió sus piernas y lo invitó a entrar.
Roberto subió a la cama, apuntó su herramienta y empezó a empujar. De inmediato ella elevó sus piernas para facilitar la penetración. Envolvió su cuerpo y lo miró a los ojos.
La excitación en el rostro de él la enloqueció, y de a poco esa serpiente fue desenrollandose en su interior hasta ocupar todos sus espacios.
El la aplastó contra el colchón y la clavó sin miramientos. Cuando empezó a bombear, ella sintió que la reventaban. Era muy grande, pero mordiéndose los labios para no gritar aguanto sus embates uno tras otro.
Afortunadamente el tratamiento bucal lo había sobreexcitado y en lugar de los 15 o 20 minutos de la primera vez, fueron solo 10 minutos de martilleo, antes que acabara.
El semen en su interior fue como un bálsamo que sanaba su inflamación. Su vagina quedó en carne viva e irritada por el visitante. Durante varios días no iba a poder usarla, pero no le importó. No tuvo en cuenta que los demás ya estaban recuperándose y querían su parte. En ese momento se percató que tres hombres desnudos con las vergas en sus manos, masturbándose lentamente estaban esperando que Roberto saliera de su cuerpo.
- No, por favor, después de esta trepanadora, no puedo tolerar nada mas en mi vagina. Me van a matar, por favor, dijo ella notoriamente dolorida.
Si no fueras tan calentona, lo hubieras pensado antes, le dijo Néstor, pero no somos tan malos, no te preocupes. Ponte de costado le ordenó, a lo que ella obedeció.
Néstor se ubicó detrás suyo, y con suficiencia, le apoyó la punta de su verga en el culo.
- Por acá todavía puedes servirnos, hasta que Roberto te visite, dijo comenzando a empujar y entrando despacio en su agujero trasero.
Raquel gemía, gritaba, lloraba mordía la almohada, apretaba las sábanas, y cuando la tuvo adentro sacudía su cabeza como si la hubieran arponeado, lo cual era literalmente cierto.
Cada uno de ellos la poseyó por el culo y se vació dentro de ella. Estaba agotada, se sentía sucia, usada y satisfecha.
Cuando terminaron, la llevaron hasta el baño y la colocaron bajo la ducha, limpiandola con esmero. inclusive alguno de ellos la obligó a hacer alguna fellatio y le acabaron en la boca para completar la noche.
Una vez bañada y recuperada la llevaron nuevamente al dormitorio. La acostaron en la cama de costado y se quedaron mirándola.
-Que miran ? preguntó ella
- Como te va a partir el culo Roberto. Es digno de verse dijo Ricky y Roberto se acostó detrás de ella, le separó las piernas y apuntó a su irritado trasero.
No, por mi madre, me muero, ya basta gemía ella cuando la cabeza comenzó a forzar el esfinter. Si bien su ano estaba expandido por las sesiones previas, la herramienta de Roberto seguía siendo una especie de cuidado.
Trató de resistirse, se movió, quiso levantarse pero los demás muchachos la retuvieron en la cama y facilitaron el empalamiento. Ella lloraba de rabia e impotencia pero la sodomización era inevitable. Sintio que su culo se partía pero nada pudo hacer.
Cuando Roberto acomodó toda su herramienta comenzó a tirar con empujones y retiradas largas. la sacaba casi completa y la volvía a enterrar hasta el fondo. Pasada la furia, el morbo pudo más y ella empezó a acabar como una yegua. Cada estocada a fondo era un orgasmo, siempre el mismo, permanente e inagotable. Afortunadamente, el semen que había recibido en su intestino servía ahora como lubricante, sino la hubiera despedazado semejante tratamiento, y cuando él se vació sintió que se quemaba por dentro, quedando inconsciente.
Despertó a la hora. se sintió dolorida. Apenas podía moverse. No recordaba donde estaba. De a poco fue recobrando la noción de las cosas, y cuando tanteó la cama un cuerpo yacía a su lado. Era su esposo, profundamente borracho y dormido.
Con trabajo se levantó y se dirigió al comedor. No había nadie. Sobre la mesa, había una notita dirigida a su esposo. La abrió y la leyó con curiosidad.
Estimado Gustavo:
Te agradecemos tu invitación y lamentamos no podernos despedir en debida forma.
Tenemos que volver a casa esta misma noche.
Dale saludos a tu esposa y agradécele porque nos atendió toda la noche, haciendo mas de lo que merecíamos, como una verdadera dama que es. Si alguna cosa le molestó, que sepa disculparnos. Lo que pasa es que todavía somos jóvenes y no sabemos comportarnos con gente de vuestra categoría.
Los esperamos el próximo verano para repetir los acontecimientos vividos.
Volvió a la cama y se durmió profundamente.
Al otro día, su esposo despertó y no recordaba nada. Se sintió muy apenado por haberse emborrachado.
- Pero que van a pensar de mí, decía
- No es nada Gustavo ellos entienden, contestaba su esposa para consolarlo.
- Es que no los atendí como se merecían, retrucaba
- No te preocupes que la pasaron bien, decía Raquel
- ¿ Estás segura'
- Pero si mi amor.
- Te agradezco que seas tan buena anfitriona, si no fuera por tí no se que hubiera hecho
- No me agradezcas que el placer ha sido todo mío, dijo ella sin mentir.
Hasta hoy no han vuelto a reunirse con sus amigos. Ella trata de ir siempre a diferentes lugares de vacaciones y no volver a esa playa que le trae tantos recuerdos. Se juró no repetir nunca más lo pasado. Pero a veces, juega con su pulsera y se dice a sí misma que no perjudicó a nadie y que no le quitó a nadie nada que no quisiera. Su esposo estaba feliz, sus relaciones era mejores que nunca en años, y ella se había demostrado a sí misma cuan puta podía ser, si se lo proponía.
Quizás sería una buena idea que su esposo volviera a los partidos de voley, con amigos.

3 comentarios - La Pulsera ( Epílogo)

yosoyelflaco
excelente final de un relato excelente!!!
Ouzel
Que buen Final! +10
ricalu85
jajaja, buenisimo gracias!La Pulsera ( Epílogo)