Y llegó el premio por mi puesta en bolas. Roberto me compró un auto para mí. Un autito de mierda, pero para lo que yo lo quería bastaba, un 4 L.
La noche en que tuve el auto, me esmeré con él. Estuvimos cogiendo como tres horas sin parar. Tenía que estar agradecida.
Hacia fines de Septiembre una amiga me llamó y me preguntó si quería trabajar. Eso era lo que estaba esperando, al fin.
Le pedí todos los datos y que me dijera de que se trataba. Ella no sabía muy bien cuál era la tarea pero me dio un teléfono de contacto.
Llamé y concerté una cita para el día siguiente.
Me vestí para el infarto, una vestido mini ajustado en las caderas, corpiño, zapatos de taco alto y peinado de peluquería. Quería impresionar pero con tacto.
Las oficinas estaban en el centro, todo muy cuidado y nuevo.
Me atendió la secretaria que me hizo pasar a la oficina del director.
Un tipo joven, de traje de unos 35 años. Me hizo pasar y sentar frente a su escritorio.
Me explicó que se trataba de venta de vinos personalizados. No se vendían en comercios sino en forma personal con entrevistas. Parecían de buena calidad, mendocinos. Yo debía llevar un maletín de cuero que tenía dos botellas y dos copas para hacer la degustación. La idea me pareció original y el tiempo que ocupara lo regulaba yo, ya que el sueldo era a comisión por ventas.
Por supuesto que mi primer cliente fue Juan, que a pesar de que no tomaba alcohol hice que me comprara tres cajas.
Le pedí referentes a él y me dio varios teléfonos para hacer entrevistas.
Y así empecé mi tarea que aunque parezca mentira daba buenos resultados, para mediados de noviembre tenía vendidas mas de 100 cajas.
En una reunión que tuve con el director, en su oficina yo estaba sentada en la silla y él se levantó mientras hablaba. Se puso detrás de mí mientras caminaba por la oficina y sentí que me agarraba por los hombros, me levantó de la silla me dio vuelta hacia él me abrazó y empezó a besarme.
El tipo era bastante buen mozo y si esto podía aumentar mis ingresos, bienvenido.
Nos besamos un rato, el me abrazaba y me acariciaba la espalda y la cola. Yo me apretaba un poco contra él y sentía como la pija se iba poniendo dura.
En un momento me quiso subir la mini pero le pedí que no, que fueramos un poco mas despacio. Lo aceptó sin decir nada, nos besamos un poco mas y nos sentamos de nuevo. Me dijo que le parecía una mina espectacular y que seguramente iba a progresar en el trabajo. Que tenía muy buena presencia y que siguiera así. Como premio me ofreció una lista de personas para visitar que él había seleccionado. Esto era una suerte por que eran seguros compradores.
Me paré, le agradecí y me despedí con un chupón y caricia en la mejilla.
Enseguida me puse a la tarea. Primer cliente el dueño de una constructora importante de zona norte.
Oficinas en el centro, me recibió él un cincuentón muy bien empilchado. Me atendió bárbaro con café y todo. Por supuesto no dejaba de mirarme las piernas y el escote, pero eso ya formaba parte de la estrategia de venta.
Le hice degustar el vino y me compró 50 cajas así nomás, me dijo que venían las fiestas y tenía que hacer regalos. Perfecto un buen cliente.
Con él en particular nos hicimos amigos, hasta me ofreció las llaves de un mono ambiente que tenía a una cuadra para cuando quisiera descansar. El vivía en zona norte, San Isidro por lo que supuse que eso era un bulo.
A los dos días lo llamé para preguntarle si podía ir. Me dijo que sí, que él no pensaba usarlo.
Estaba muy bien puesto, con una cama sofá y todas las comodidades. Prendí el aire acondicionado y en eso sonó el movicom. Era Roberto para decirme que no venía a cenar, no dio mas explicaciones pero supuse que la cena iba a ser Mercedes.
Lo llamé a Juan pero no lo encontré, no podía quedarme con la calentura. Volvió a sonar el movivom y esta vez era Rodolfo, el dueño del departamento. Me preguntó si todavía estaba por ahí, le dije que sí y me dijo que lo esperara.
Llegó enseguida, de traje impecable. Entró me dio un beso en la mejilla y yo le ofrecí café que recién había preparado. Nos pusimos a conversar y a contarnos un poco de la vida de cada uno. Se había sacado el saco para estar mas cómodo. Se notaba que tenía guita, le salía por los poros.
En un momento se levantó, se acercó y me preguntó si podía besarme. Me sorprendió tanta corrección, pero me imaginé que un viejo debía ser así. Yo 25 años y él confesó su edad, 45.
Me levanté de la silla, le pasé los brazos por el cuello y lo empecé a besar yo. Además de un buen cliente era un buen tipo.
Era bastante quedado por lo que decidí tomar la iniciativa. Le metí la lengua bien adentro de la boca chocando con su lengua e incitándolo a que hiciera lo mismo. Le saqué la corbata, le desabroché la camisa y le acaricié el pecho. Le agarré las manos y se las puse en mis caderas para que me acariciara mientras lo seguía besando.
Estaba como un nene, no se atrevía a demasiado mas. Lo senté en el sofá, me arrodillé y empecé a desabrocharle el cinturón. Le abrí la bragueta y metí la mano adentro. El se había reclinado para atrás con la cabeza apoyada en el respaldo del sofá. Le agarré el bulto y lo saqué afuera. Tenía una pija chiquita, ya estaba parada pero así y todo no debía medir mas de 10 centímetros. Le corrí el prepucio, le besé la cabeza, le pasé la lengua y me la metí en la boca. Creo que si hacía un esfuerzo me metía tambien los huevos. El empezó a emitir unos sonidos raros con la garganta, como de placer.
Seguí con lo mío chupando y acariciando con la lengua. Rodolfo no atinaba ni a tocarme, le agarré las manos y las puse en mi nuca, donde entonces sí me acarició la cabeza mientras yo chupaba.
Yo quería saber que sentiría con esa pijita adentro, me retiré un poco, me paré y le pedí que armara la cama. Se levantó, se acomodó un poco el bulto y mientras yo me desvestía abrió la cama.
Yo estaba en tanga y lo desvestí a él. Le terminé de sacar la camisa, le bajé los lienzos y los boxer y lo empujé sobre la cama. Me saqué la tanga y le dejé ver una panorámica de mi cuerpo.
Rodolfo me miraba de arriba abajo extasiado. Debía hacer mucho tiempo que no estaba con una pendeja de mi edad.
Me tiré encima de él y lo besé. Seguí recorriendo con la lengua el cuello, el pecho, me detuve un rato en las tetillas, la panza, el ombligo, la entrepierna y volví al ataque con la pija.
Cuando consideré que estaba al máximo de su erección me senté encima y me la puse adentro. Realmente no sentía absolutamente nada, es más, si quería subir y bajar se me salía de la concha.
Sentada fui subiendo por el pecho de él hasta que le puse mi sexo frente a la cara. Con las dos manos me abrí un poco los labios y le pedí que me chupara. Empezó timidamente con la punta de la lengua y fue aumentando el ritmo y acelerando las embestidas, se notaba que el viejito en esto era bueno y yo iba a aprovecharlo.
La lengua era bastante voluminosa, a lo mejor mas grande que su pene. Me la fue metiendo adentro hasta que con los labios me apretó el clítoris, ahí acabé. Sentía como me bajaba la leche desde adentro y como él la recogía con la lengua y la tragaba. Cuando terminé bajé a hacer lo mío. Le enrosqué el miembro con la lengua y con dos dedos empecé a pajearlo.
Acabó enseguida, no mucho, unos chorritos de leche tímidos que tragué sin problemas. Me separé, volví a subir y lo besé en la boca mientras lo acariciaba. Me agradeció, nunca me habían agradecido una mamada ni una cogida, cosa que me sorprendió.
Estuvimos abrazados un rato mientras me pasaba la mano por todo el cuerpo.
Ya estaba hecho, otro tipo para la lista, esto me estaba gustando demasiado.
Fui al baño a higienizarme y le dije que tenía que seguir trabajando. Antes de despedirme me preguntó que podía hacer por mí, que necesitaba.
Le dije que después ibamos a hablar.
Este huesito estaba siendo muy interesante para alguno de mis planes futuros.
Besos
La noche en que tuve el auto, me esmeré con él. Estuvimos cogiendo como tres horas sin parar. Tenía que estar agradecida.
Hacia fines de Septiembre una amiga me llamó y me preguntó si quería trabajar. Eso era lo que estaba esperando, al fin.
Le pedí todos los datos y que me dijera de que se trataba. Ella no sabía muy bien cuál era la tarea pero me dio un teléfono de contacto.
Llamé y concerté una cita para el día siguiente.
Me vestí para el infarto, una vestido mini ajustado en las caderas, corpiño, zapatos de taco alto y peinado de peluquería. Quería impresionar pero con tacto.
Las oficinas estaban en el centro, todo muy cuidado y nuevo.
Me atendió la secretaria que me hizo pasar a la oficina del director.
Un tipo joven, de traje de unos 35 años. Me hizo pasar y sentar frente a su escritorio.
Me explicó que se trataba de venta de vinos personalizados. No se vendían en comercios sino en forma personal con entrevistas. Parecían de buena calidad, mendocinos. Yo debía llevar un maletín de cuero que tenía dos botellas y dos copas para hacer la degustación. La idea me pareció original y el tiempo que ocupara lo regulaba yo, ya que el sueldo era a comisión por ventas.
Por supuesto que mi primer cliente fue Juan, que a pesar de que no tomaba alcohol hice que me comprara tres cajas.
Le pedí referentes a él y me dio varios teléfonos para hacer entrevistas.
Y así empecé mi tarea que aunque parezca mentira daba buenos resultados, para mediados de noviembre tenía vendidas mas de 100 cajas.
En una reunión que tuve con el director, en su oficina yo estaba sentada en la silla y él se levantó mientras hablaba. Se puso detrás de mí mientras caminaba por la oficina y sentí que me agarraba por los hombros, me levantó de la silla me dio vuelta hacia él me abrazó y empezó a besarme.
El tipo era bastante buen mozo y si esto podía aumentar mis ingresos, bienvenido.
Nos besamos un rato, el me abrazaba y me acariciaba la espalda y la cola. Yo me apretaba un poco contra él y sentía como la pija se iba poniendo dura.
En un momento me quiso subir la mini pero le pedí que no, que fueramos un poco mas despacio. Lo aceptó sin decir nada, nos besamos un poco mas y nos sentamos de nuevo. Me dijo que le parecía una mina espectacular y que seguramente iba a progresar en el trabajo. Que tenía muy buena presencia y que siguiera así. Como premio me ofreció una lista de personas para visitar que él había seleccionado. Esto era una suerte por que eran seguros compradores.
Me paré, le agradecí y me despedí con un chupón y caricia en la mejilla.
Enseguida me puse a la tarea. Primer cliente el dueño de una constructora importante de zona norte.
Oficinas en el centro, me recibió él un cincuentón muy bien empilchado. Me atendió bárbaro con café y todo. Por supuesto no dejaba de mirarme las piernas y el escote, pero eso ya formaba parte de la estrategia de venta.
Le hice degustar el vino y me compró 50 cajas así nomás, me dijo que venían las fiestas y tenía que hacer regalos. Perfecto un buen cliente.
Con él en particular nos hicimos amigos, hasta me ofreció las llaves de un mono ambiente que tenía a una cuadra para cuando quisiera descansar. El vivía en zona norte, San Isidro por lo que supuse que eso era un bulo.
A los dos días lo llamé para preguntarle si podía ir. Me dijo que sí, que él no pensaba usarlo.
Estaba muy bien puesto, con una cama sofá y todas las comodidades. Prendí el aire acondicionado y en eso sonó el movicom. Era Roberto para decirme que no venía a cenar, no dio mas explicaciones pero supuse que la cena iba a ser Mercedes.
Lo llamé a Juan pero no lo encontré, no podía quedarme con la calentura. Volvió a sonar el movivom y esta vez era Rodolfo, el dueño del departamento. Me preguntó si todavía estaba por ahí, le dije que sí y me dijo que lo esperara.
Llegó enseguida, de traje impecable. Entró me dio un beso en la mejilla y yo le ofrecí café que recién había preparado. Nos pusimos a conversar y a contarnos un poco de la vida de cada uno. Se había sacado el saco para estar mas cómodo. Se notaba que tenía guita, le salía por los poros.
En un momento se levantó, se acercó y me preguntó si podía besarme. Me sorprendió tanta corrección, pero me imaginé que un viejo debía ser así. Yo 25 años y él confesó su edad, 45.
Me levanté de la silla, le pasé los brazos por el cuello y lo empecé a besar yo. Además de un buen cliente era un buen tipo.
Era bastante quedado por lo que decidí tomar la iniciativa. Le metí la lengua bien adentro de la boca chocando con su lengua e incitándolo a que hiciera lo mismo. Le saqué la corbata, le desabroché la camisa y le acaricié el pecho. Le agarré las manos y se las puse en mis caderas para que me acariciara mientras lo seguía besando.
Estaba como un nene, no se atrevía a demasiado mas. Lo senté en el sofá, me arrodillé y empecé a desabrocharle el cinturón. Le abrí la bragueta y metí la mano adentro. El se había reclinado para atrás con la cabeza apoyada en el respaldo del sofá. Le agarré el bulto y lo saqué afuera. Tenía una pija chiquita, ya estaba parada pero así y todo no debía medir mas de 10 centímetros. Le corrí el prepucio, le besé la cabeza, le pasé la lengua y me la metí en la boca. Creo que si hacía un esfuerzo me metía tambien los huevos. El empezó a emitir unos sonidos raros con la garganta, como de placer.
Seguí con lo mío chupando y acariciando con la lengua. Rodolfo no atinaba ni a tocarme, le agarré las manos y las puse en mi nuca, donde entonces sí me acarició la cabeza mientras yo chupaba.
Yo quería saber que sentiría con esa pijita adentro, me retiré un poco, me paré y le pedí que armara la cama. Se levantó, se acomodó un poco el bulto y mientras yo me desvestía abrió la cama.
Yo estaba en tanga y lo desvestí a él. Le terminé de sacar la camisa, le bajé los lienzos y los boxer y lo empujé sobre la cama. Me saqué la tanga y le dejé ver una panorámica de mi cuerpo.
Rodolfo me miraba de arriba abajo extasiado. Debía hacer mucho tiempo que no estaba con una pendeja de mi edad.
Me tiré encima de él y lo besé. Seguí recorriendo con la lengua el cuello, el pecho, me detuve un rato en las tetillas, la panza, el ombligo, la entrepierna y volví al ataque con la pija.
Cuando consideré que estaba al máximo de su erección me senté encima y me la puse adentro. Realmente no sentía absolutamente nada, es más, si quería subir y bajar se me salía de la concha.
Sentada fui subiendo por el pecho de él hasta que le puse mi sexo frente a la cara. Con las dos manos me abrí un poco los labios y le pedí que me chupara. Empezó timidamente con la punta de la lengua y fue aumentando el ritmo y acelerando las embestidas, se notaba que el viejito en esto era bueno y yo iba a aprovecharlo.
La lengua era bastante voluminosa, a lo mejor mas grande que su pene. Me la fue metiendo adentro hasta que con los labios me apretó el clítoris, ahí acabé. Sentía como me bajaba la leche desde adentro y como él la recogía con la lengua y la tragaba. Cuando terminé bajé a hacer lo mío. Le enrosqué el miembro con la lengua y con dos dedos empecé a pajearlo.
Acabó enseguida, no mucho, unos chorritos de leche tímidos que tragué sin problemas. Me separé, volví a subir y lo besé en la boca mientras lo acariciaba. Me agradeció, nunca me habían agradecido una mamada ni una cogida, cosa que me sorprendió.
Estuvimos abrazados un rato mientras me pasaba la mano por todo el cuerpo.
Ya estaba hecho, otro tipo para la lista, esto me estaba gustando demasiado.
Fui al baño a higienizarme y le dije que tenía que seguir trabajando. Antes de despedirme me preguntó que podía hacer por mí, que necesitaba.
Le dije que después ibamos a hablar.
Este huesito estaba siendo muy interesante para alguno de mis planes futuros.
Besos
10 comentarios - 12 de 15
Gracias por compartir.
Angie te deja Besos y Lamiditas !!!
La mejor forma de agradecer la buena onda que se recibe es comentando, al menos al que te comenta. Yo comenté tu post, vos comentaste el mío?
Compartamos, comentemos, apoyemos, hagamos cada vez mejor esta maravillosa Comunidad !!!
Usted no habrá comprado, no ???
😀 😀 😀
buen relato,
GRACIAS POR COMPARTIR
La mina una turra, perdone que le diga! Rodolfo parece un amante que supe tener...Sólo que al mio le faltaba la guita y el bulo
Y rescato a Jhonny Castle que lo amoooooooooooooooooooooo y que pobre Rodolfo si se lo encuentra, se muere de la envidia!!