Joven descubre placeres por una amiga de sus padres (2)

Nos sentamos el uno la lado del otro, ella apoyada ligeramente sobre mi y empezamos a limpiarnos el uno al otro con unas esponjas que habían por ahí.

Soltó una esponja y empezó a acariciarme el paquete con mucha suavidad. No tardó en notar que ya había alcanzado todo su esplendor y se sentó encima de mí.

Mientras me besaba me cogió a mi hermanito con una mano y se la acercó a la entrada de su rajita. Con un movimiento sutil de cadera se metió el glande dentro. Yo quería responder con otro movimiento y clavársela entera, pero pensé que quería hacerlo más despacio y la dejé hacer a su ritmo.

Empezó con un movimiento lento de caderas, abarcando cada vez un trozo de mi polla más largo. Yo tenía mis manos agarradas a su culo y nos mirábamos fijamente a los ojos.

Estuvimos así un bueno rato, no sabría decir cuanto, ella encima de mí moviéndose despacio y haciendo todo el trabajo mientras yo me limitaba a mirarla a los ojos y besarla de vez en cuando.

Para algunos ese debió ser un polvo aburrido, pero los garantizo que no lo fue. Observar las expresiones de su cara mientras notaba como se movía…, mirarla a los ojos mientras notaba como entraba y salía de su interior fue una sensación mucho más enriquecedora de lo que muchos llegaran jamás a vivir.

Comprendí entonces que para hacerlo de forma especial no hace falta que haya amor. Lo realmente importante es que no sea un hecho anónimo, hacerlo con alguien a quien conoces, y a quien puedes mirar a los ojos mientras le haces el amor y sobretodo cuando notas la explosión de placer en su interior.

Es realmente bonito acabar mirándola a los ojos sin que eso te pueda hacer sentir incómodo y poder fundirte después en un abrazo, quedándote dentro de ella unos instantes, hasta que ya no sea posible por razones obvias.

Nos quedamos abrazados un buen rato hasta que ella se levantó y se dio una ducha al lado mío, haciendo ver que estaba sola. Al salir de la ducha entré yo y mientras yo me duchaba se puso otra vez el camisón blanco y se adecentó el pelo.

Me molestó algo que saliese del baño, dejándome en la ducha sin decir nada. Pero volvió al cabo de un momento con mis calzoncillos en la mano y me dijo:


-“Pontelos y baja a cenar”.

Ya ni me acordaba de la hora que era y la verdad es que estaba muerto de hambre. Cenamos tranquilamente pasta y una ensalada y nos bebimos la botella de cava que había llevado yo y empezamos otra.

Estábamos tomando el café cuando rompí un poco con la conversación estúpida que estábamos manteniendo:


-“¿Te puedo hacer una pregunta?”
-“Ya estamos…”
-“Tranquila, no quiero molestarte. Me la guardo”.

-“No es eso. Me había propuesto no mantener ningún tipo de conversaciones serias contigo para no encariñarnos, pero me apetece hablar de cosas que no sean tan tri***s como de las que llevamos toda la noche hablando, va, pregunta”.

-“No se como preguntarlo. ¿Qué haces conmigo?” .”Joder. Me parece que está claro”.

Suerte que se rió, sino hubiese pensado que era demasiado frívola. No me gusta la gente así, que le da igual todo sin darle importancia a nada. Por suerte continuó hablando:


-“Supongo que te refieres a porqué engaño a mi marido”-esperó a que hiciese algún gesto y continuó-“espero no destrozar la imagen que tengas de mi…que digo, si acabas de hacer el amor conmigo, no creo que te quede ningún respeto por mi…”
-“No digas eso mujer. No te he perdido el respeto. Nada más lejos de la realidad”.

-“Me parece extraño. De todos modos quiero que sepas que es la primera vez que engaño a mi marido. No creo que el pueda decir lo mismo…”
-“¿Tambien te engaña?”
-“A diario”
-“¿Y porque no os divorciáis?”
-“Las cosas son más complicadas de lo que parecen a tu edad…. Pero responderé a tu pregunta. Yo me casé de muy jovencita, con unos veinte años y por aquel entonces mi marido era un apuesto caballero de cuarenta años”.
“La gente dirá que me no estaba enamorada, que solo lo quería por su dinero, pero te aseguro que no es cierto. Lo cierto es que era un galán que enamoraba a todas las mujeres que pasaban por su lado con sus aires de superhombre.” “Jamás he negado que el verlo con tanto dinero me impresionase y que influyera en mi en cierto modo, pero mis sentimientos eran completamente sinceros, como creo que eran los suyos al principio”: “El hecho es que yo me fui haciendo mayor y perdiendo atractivo…”
-“No digas tonterías”.

-“Gracias, pero es así. Él…”
-“Que no digas tonterías mujer, eres preciosa”
-“Gracias de nuevo, también tu eres un caballero, pero no soy la que era con veinte años”.

-“A que me enfado”-dije con una sonrisa.

-“Está bien. Yo sigo estando bien-“tambien ella sonrió halagándose a ella misma”-pero mi marido las sigue prefiriendo de veinte años, lo que significa que lío llevo unos cuernos enormes”.

-“Lo siento”.

-“Al principio yo también, pero ahora me da igual. Reconozco que me ha costado mucho tiempo engañarlo, pero al final lo he hecho y me siento satisfecha”.

-“Me alegro.

-“Creeme, yo también”
-“Y siguiendo con la sinceridad, ¿Qué esperas tu de esto?”
-“¿De que?”
-“Coño, de lo nuestro”.

-“Ahhh, poca cosa, no lo se. Divertirme supongo. Yo me estoy divirtiendo”.

-“Te aseguro que yo también”.

-“Pues eso es lo importante. Más adelante ya veremos. Supongo que tendré bastante con que de vez en cuando nos divirtamos como hemos hecho hoy, y como continuaremos haciendo de aquí un ratito”.

Recuerdo perfectamente su mirada en ese momento. ¿Cómo alguien puede parecer tan dulce y malvada a la vez? No lo se, os lo juro, lo que sé con toda seguridad es que me puse como una moto y empecé a recoger la cocina para volver a lo nuestro.


-“Ya lo hará mañana la chacha. Sígueme”

Nadie dudará, espero, que la seguí como un corderito. Fui detrás de su bamboleante culo hasta su habitación esperando ser sorprendido con algo.

Cuando llegamos a su habitación me echó de un empujón el la cama. Eso empezaba a ser una costumbre y me apetecía mandar un poquito aunque lo de dejarse dominar hasta el momento no me había ido del todo mal.

Fue sexy incluso para poner música. Tenía la esperanza de que me premiase con un estriptease al más puro estilo Kim Basinguer y por su sensual baile al son de la banda sonora de “Molin Rouge” deduje que eso era lo que se proponía hacer. Hubiese sido la leche el gran Joe Cocker, pero el mensaje de la escogida por ella no dejaba lugar a dudas.

Los movimientos superaban de mucho a los de las cuatro tías del video musical. Cuando se giró ofreciéndome todo su culo me volví loco, pero al soltarse el pelo…, fue una especie de visión verla mover la cabeza rítmicamente para liberar todo el pelo. Solo faltaba poderlo ver a cámara lenta como en el capítulo de “friends” (Ross, era tu prima coño).

Se giró y dejó caer el camisón dándome la espalda y cubriéndose los pechos con las manos se dio la vuelta de golpe. Recuerdo que de una manera u otra se tapó los pechos durante un rato, yéndolos descubriendo poco a poco.

Cuando los tenía completamente descubiertos siguió bailando y al rato se volvió a girar para quitarse un tanguita blanco. Se lo quitó muy despacio, agachándose a medida que se lo quitaba, quedándose al final completamente doblada mostrándome todo su culo y su precioso cochito.

Me miraba entre sus piernas sonriendo. Paseó un dedo por toda la raja del culo, y al llegar a su puertecita se lo metió entero de golpe cerrando los ojos.

Fue un show de esos que no se ven ni en “noche de fiesta” que terminó con unos movimientos muy sensuales y ella agarrándose la cabeza con las dos manos.

Al acabar la canción saltó a mi lado y susurrándome me preguntó si me había gustado. No se como podía dudarlo… es más, no creo que lo dudase, solo necesitaba que se lo dijese:


-“Muchísimo, ha sido genial”.

-“Me lo dices tu y me lo confirma esto”-dijo agarrándome a mi hermanito que se había puesto peleón.-“Seguro que esa niñata no te haría nada parecido”.

No se porqué lo había estropeado metiendo a Sonia por el medio. ¡Menudo absurdo instinto de competencia! Ya me tenía y seguía compitiendo… No le hice mucho caso al comentario, pero me sentó mal.

Antes de que continuara la conversación se puso a horcadillas sobre mi vientre y empezó a frotarse, arrastrándose arriba y abajo dejando rastro como si de una babosa se tratase.

Me quité como pude los calzoncillos y me incorporé tirándola y dejándola abierta de piernas y tumbada sobre su espalda. Apoye la punta de mi polla sobre su conchita y cuando estuve a punto de entrar a matar me interrumpió:


-“Por ahí no…, busca otro agujerito”.

I que le vamos a hacer…me vi obligado por su sonrisita a metérsela por detrás. Siempre me había dado muchísimo morbo y no me pude negar.

Empecé empujando suavemente, sin ni siquiera entrar. Luego metí la puntita y fui entrando poco a poco. Tengo que reconocer que al principio me dolía incluso a mi y al juzgar por su cara a ella también.

Con el paso de los segundos fui aumentando el ritmo. Me encantaba la sensación de calor y estrechez que me daba su culito, y eso, mezclado con la imagen de una mujer bellísima gozando. me proporcionaba un enorme placer.


-“Vuelve a correrte dentro”

Básicamente fue una orden, pero la cumplí como buena persona que soy, je je je. Pero lo que no entendí fue que se conformase con eso. Estoy convencido que ella no tuvo un orgasmo ni por asomo, pero se conformó con la excitación de lo vivido. Supongo que estaba acostumbrada a no acabar siempre.

Y eso fue todo por esa noche, nos dormimos completamente desnudos, al principio abrazados, aunque fue durante poco tiempo.

Recuerdo que empecé a soñar que Anna me hacía una mamada de lujo. Yo tumbado y marcándole el ritmo con las manos. El sueño era de esos tan reales que llegas incluso a despertarte del placer que te proporcionan.

Y me desperté. Y al hacerlo noté como si el sueño continuase. Me parecía estar sintiendo aún como me la chupaba. Tanto que instintivamente fui a cogerle la cabeza. Y que coño… su cabeza estaba ahí. Había decidido despertarme con un mamadita y no le iba a quitar la ilusión, así que la dejé hacer.

Cuando acabó, bien, cuando yo acabé hable con ella como pude:


-“¿Que hora es?
-“Son las siete mi amor”.

-“¿Y que haces despierta?”
-“Tengo que ir al despacho. Tengo una reunión importante”.

-“Está bien, ya me visto”
-“No hace falta, solo quería darte los buenos días”.

-“Entonces…”
-“Quédate durmiendo. Cuando llegue la chacha te despertará, siempre hace mucho ruido. Tu déjala hacer. Y cuando quieras te pegas un ducha y te vas, si quieres claro. No me importaría encontrarte en casa cuando vuelva”.

-“¿I no te importa que me vea?”
-“¿Quién? ¿la chacha? No hombre, si tu supieses.

-“Supongo que para cuando llegues me habré ido”.

-“Me parece bien. Ya te llamaré”.

-“Ves, a mi eso también me parece bien”.

Simplemente me dio un besito muy corto y se fue, así de simple.

No tardé mucho en volver a dormirme. Estaba muy cansado del ajetreo de la tarde noche y lo cierto es que no me despertó en ningún momento el ruido sino la luz que entraba por la ventana de la habitación.

Al abrir los ojos me di un susto terrible. Una negra, y no es por ser racista, vestida de uniforme de criada estaba abriendo la ventana.


-“Supongo que usted es la chacha”.

-“Si, y tutéeme por favor que soy muy joven”

Lo cierto es que sí era joven. No debía tener más de veinticinco años y estaba realmente buena. La observé detenidamente de arriba abajo. Tenía unas piernas preciosas y era realmente guapa de cara. Me extrañó que fuera tan guapa, con los rasgos más suaves, menos marcados de lo que las suelen tener las chicas de color que he conocido.


-“Tuteame tu a mi entonces”.

-“Como quieras”.

No tenía el más mínimo acento extranjero. Supuse que se había criado en España y como estaba tan buena quise darle conversación.


-“¿Cómo te llamas?”
-“Maria”
-“Yo soy Arnau”.

-“Pues ahora que nos conocemos le voy a hacer una pregunta. ¿No se da cuenta que de su estado o es que le da igual?
-“¿A que te refieres?
-“A eso”-dijo mirándome el paquete-“no me importa en absoluto, pero me parece extraño”.

Me miré y estaba completamente desnudo, sobre la cama y con mi hermanito pidiendo guerra de nuevo. Aún no se como, pero en vez de avergonzarme y taparme, dije:


-“Pues si a ti no te importa a mi tampoco”.

Nos pusimos a reír y yo me quedé mirando mientras ella trabajaba. Al cabo de un rato de ella estar limpiando la habitación se puso a hablar de nuevo:


-“¿Puedo ser franca? Empieza a molestarme postura desafiante de su…eso”
-“¿Y que quieres que haga?
-“No se. Haz que se tranquilice”.

-“Hay pocas maneras de conseguir eso”.

-“Pues hazlo”.

-“Te sientes violenta de verme así y quieres que me haga una paja delante tuya”
-“Si no quieres no miro”.

-“No mujer, si quieres mirar, mira”

Y empecé a hacerme una paja mirándola a la cara. Ella tenía la vista clavada en mi hermanito y pensé que tendría que insistir muy poco para que me echara una mano, así que la invité.


-“Supongo que no querrás ayudarme”.

-“¿A que?”
-“A que va ser…, con esto”.

-“Claro que si, déjame hacer”.

Y ni corta ni perezosa se sentó en la cama y continuó ella haciéndome la paja. Pero después de lo de esa noche me sabía a poco. Y le pedí más.


-“¿Porqué no te desnudas? Yo estoy desnudo, me parece justo”.

-“A mi también”.

Y se desnudó. Yo estaba en el séptimo cielo. Al quitarse el vestidito vi que no llevaba sujetador y le eché una mano a las tetas. La tenía pequeñitas y realmente duras. Me entretuve manoseándolas un rato hasta que se echó en la cama para poder quitase las bragas. Levantó el culo y empezó a quitárselas.

Solo ver el coño negro y peludo no pude evitar meter la mano y empezar a acariciarlo. Se dejó caer sobre la cama y yo lejos de dejar mis caricias introduje un dedo en su interior.


-“Pensé que íbamos a calmarte a ti, no a sofocarme a mi”.

-“Después de esto no me conformaré con una paja”.

-“Entonces móntame jinete”.

¿Quién se hubiese podido resistir? Yo no. Así que me abalancé sobre ella y entré en su interior. Llevaba un rato bombeando cuando no pude resistir la tentación de probar su conejito, salí de su interior y me deslice por encima de él hasta tener su conchita abierta justo ante mi cara.

Estaba completamente abierta y tenía un aspecto delicioso. Bien moreno alrededor y de un rosadito precioso dentro. No pude esperar más y empecé a lamer. Os aseguro que el placer de estar comiéndome aquello es comparable al de las mamadas de Anna, y encima Maria me dice:


-“Gracias cielo, me moría de ganas de una buena comidita”.

Ya os podéis imaginar como me sentó eso, fue como una inyección de moral y empecé a lamer como un desesperado.

De todos modos, al cabo de un par de minutos decidí volver a empalarla y así lo hice.

Estuve bombeando un buen rato hasta que salí y le eché todo lo poco que me quedaba por encima.

El contraste de mi leche sobre su estomago negro era realmente excitante. Recuerdo que me quedé mirándola un rato hasta que se incorporó, me dio un beso y dijo:


-“Bien hombretón, muy bien. Ahora voy a tener que limpiarme, pero ha valido la pena”.

Me quedé un rato tumbado en la cama hasta que volvió y me fui a la ducha con una sonrisa de oreja a oreja, satisfecho por el trabajo realizado.

La verdad es que me hubiese apetecido quedarme en esa casa hasta el regreso de Anna y volver a disfrutar de una tarde salvaje pero yo tenía padres y si rompía con lo que solía hacer pensarían algo. Quizás pensarían que se trataba se Sonia, pero era pensar mal igualmente y no era lo que deseaba.

Como cuando pasaba la noche en casa de Carlos regresaba relativamente temprano pensé que lo más adecuado era hacer lo mismo ese día, así que a las diez y media ya salía de casa de Anna en dirección a la mía. Mejor no despertar ningún tipo de sospechas.

Al llegar a casa me llevé un sorpresón. Mis padres no estaban y las tres guerreras, es decir, mi hermana, Sonia y Nuria, se habían apoderado del castillo. Estaban tumbadas en las hamacas tomando el sol, con los pechos al aire y bebiéndose unos cubatas.

Me quedé mirándolas desde la ventana de la cocina un rato. Estaban las tres de muerte. La que me pareció más atractiva en ese momento fue Sonia. Sus pezones se veían duros, quizás acababa de salir del agua. Parecían desafiar Newton, y se salían con la suya, vamos si lo hacían.

No podía quedarme así todo el día así que me puse a chillar dentro de casa llamando a mi madre. Sabía de sobras que no estaba, pero supuse que al darse cuenta que yo estaba ahí se cubrirían y no se sentirían violentas si salía a darme un baño con ellas.

Pero no se inmutaron. Estaba seguro que me habían oído. Mi hermana había movido la cabeza instintivamente a ver que veía, por lo que quedaba claro que sabían que yo estaba ahí y como con Maria, si no les importaba a ellas no me iba a importar a mí.

Así que salí sin más. Me puse un bañador y me fui a dar un chapuzón.

No quería darle importancia a su semidesnudez pero fue inevitable y solo salir al jardín tuve que hacer algún comentario:


-“Buenos días a todas”.

-“Buenos días”
-“Os veo bien”-juro que me salió del alma.

-“Yo también te veo bien tete. ¿Que tal has pasado la noche con Carlos?”
-“Bien…muy bien”
-“Me alegro”

Recuerdo que no pude desviar la vista y mirarle fijamente las tetas a mi hermana. Supongo que mi presencia causó que sus pezones me apuntasen desafiantemente. A ambos nos resultaba una situación muy forzada.


-“¿Te gusta lo que ves?

Yo salí de mi trance momentáneo y solo se me ocurrió echarle una suave bronca.


-“No deberíais estar así en casa”.

-“No me has dicho si te gusta lo que ves”.

-“¿Qué vais a decir si llegan papá y mamá?”
-“No vendrán. Hoy comen fuera. ¿Me vas a decir si te gusta o no?”
-“De todos modos, no deberías estar así conmigo por aquí”.

-“Dices que no deberíamos estar así…, pero si hace un momento te comías mis tetas con la mirada”.

Ese comentario tan grosero de mi hermana me obligó a dar media vuelta y tirarme de golpe al agua. Hablando con ella así me parecía que todas sus frases eran puñales lanzados a matar. Había perdido todo el respeto a los lazos familiares.

Estuve un rato solo en agua, nadando, o simplemente flotando, solo y tranquilo hasta que el movimiento del agua de alguien al tirarse me desconcentró de mi empeño de no hacer nada.

Me pusieron una mano en el hombro y cambié de postura para ver quien era. Era mi hermana con toda la cara del mundo de pedir disculpas y empezó a susurrar:


-“Tete, perdona que me ponga así”.

-“No pasa nada, entiendo que las queráis tener morenitas…, pero no me ha gustado como me has hablado”
-“Te estaba pidiendo perdón por eso. No eres nadie para decirme que no enseñe las tetas”.

En ese punto se estaba agarrando de mi cuello estaba realmente cerca mientras ambos pataleábamos en el agua para seguir a flote.


-“De todos modos ya te he dicho que no deberíais estar así delante de mí”.

-“Si lo hacemos por eso”.

-“No te entiendo”.

-“Queremos que te fijes más en Sonia, que le hagas más caso, Ayer no la llamaste tío”.

-“¿Y?”
-“En principio tenía que ser ella la que te las enseñase…, pero nos pidió que nosotras también y si a Nuria no le importó no me iba a importar a mi”

Mi hermana estaba realmente cerca. Según el pataleo me restregaba los pezones y empezaba a ponerme enfermo. Sí, maldita sea, mi hermana.


-“Es que no quiero nada con ella”
-“Bueno, bueno, eso ya lo veremos”.

-“Soys algo malvadas”.

-“Siiii. Eso me recuerda una cosa. No me has dicho si te gustaba lo que veías”.

No pude contestar. Era obvio que sí y no me atrevía a decirlo.


-“¡Uy! Veo que si”- mi hermanito se había puesto peleón y la había tocado por debajo del agua-“No querrás tocarlas ¿verdad?”
-“¿Que dices? Estás loca”.

-“Vamos, se que te mueres de ganas de tocarle las tetas a tu hermanita. No se lo diré a nadie”

Me quedé sin habla y que limité a mirarla a los ojos.


-“A mi no me engañas, esto me dice que quieres tocármelas”-y me agarró. Sí me agarró de ahí.

Yo me aparté de golpe y me fui nadando hacia la otra punta de la piscina. No estaba enfadado, pero eso pensaría mi hermana puesto que me chilló:


-“Perdona tete, no era mi intención…”

Tuve que contestar con un “no pasa nada”. No estaba enfadado, pero eso no se hace, alguien podría volverse loco con esa conducta.

No creo que pasase mucho tiempo hasta que vino Sonia a hablar conmigo. Se que fui estúpido, yo mismo me puse en esa situación. Solo hacía falta quedarme en mi habitación todo el día y me hubiese librado de todos aquellos ataques directos que me estaban propinando las tres guerreras.

Vi como Sonia venía nadando desde la otra punta de la piscina, mirándome a los ojos y con la ya típica sonrisa pícara que empezaba a traerme loco:

También ella se agarró a mi cuello. No creo que fuese necesario porqué estábamos en la parte menos profunda de la piscina donde no cubría ni de casualidad. En realidad el nivel del agua llegaba al ombligo, lo que pasa que al dejar las piernas muertas y flotar te llega al cuello, pero vamos, no hacía falta acercarse tanto y volverme a restregar sus pechos, se habían propuesto volverme loco.


-“Hola Arny”
-“No me gusta que me llames así”

Hizo un pequeño gesto, acercando la cabeza hacia la mía. Supongo que quería besarme, y como yo no hice el mismo gesto se entristeció algo.


-“Eres malo conmigo”.

-“No mujer. Soy más bueno de lo que te crees”.

-“No me llamaste ayer. Estaba convencida que lo harías”.

-“No pude”.

-“Ya, Eres don vago, no haces ni el huevo, pero no tienes tiempo para una llamadita”
-“Sonia, no te pongas así”
-“Sabes que, me da igual. Si no te gusto…”
-“No es eso mujer…”
-“No, no. Si lo entiendo”.

Y diciendo esto me sonrió y me guiño un ojo. Yo pensaba que le estaba dando calabazas y la tía ahí, sonriéndome. ¿Alguien de por aquí entiende a las mujeres?


-“¿Sabes en que nos diferenciamos las mujeres de los hombres?”

Entre que no sabía muy bien por donde iba la pregunta y que su sonrisa me estaba descolocando no respondí.


-“Somos más perseverantes”.continuó.”y si alguien se nos mete entre ceja es nuestro. Estás condenado. Tarde o temprano serás mío”.

Y diciendo esto se acercó a mi dándome un fuerte abrazo que por cortesía devolví. Sentía sus pechos clavándose contra mi. Juro que parecía que me iban a atravesar. Ya he comentado que eran más bien pequeños, pero de una dureza excepcional.

Aún abrazados note como se soltaba de un brazo y lo ponía entre nosotros dos, primero acariciándome el tórax, pero después metió la mano dentro de mi bañado.

No se como podía sentirse tan atraída por mi si continuamente me quedaba embobado.

Lógicamente se encontró con mi hermanito en pie de guerra y empezó a acariciarlo muy lentamente. Después, aunque intenté evitarlo, me lo sacó del bañador y empezó a hacerme una paja que me estaba volviendo loco.

La estaba mirando a los ojos cuando note que se estaba frotando el coño por encima del bañador con mi polla mientras continuaba pageándome. No sabría describir la cara de placer que ponía en ese momento esa mujercita con mi polla entre sus manos.

Yo ya estaba a punto de correrme. Cerré los ojos y con toda la puterío del mundo me soltó. La miré de nuevo y sonriéndome me dijo:


-“Si quieres que lo acabe me lo vas a tener que pedir”.

Y se alejó nadando. Sin más. Mi hermana y Nuria se habían dado cuenta de todo y estaban riendo a carcajadas. Les faltó poco para aplaudirla, pero se conformaron con darle un cachete en el culo antes de que se tumbara.

Siguieron hablando y riendo, supongo que de mi, al menos durante el tiempo en que yo esperaba a que se bajasen los humos por mis tierras profundas. Conseguían hacerme sentir realmente mal, muy incomodo con su compañía, así que salí del agua y me fui a mi habitación.

Me quité el bañador mojado y me tumbé en la cama solo con unos calzoncillos. Se que me puse a escuchar música. Me gustaría decir qué, pero mentiría porque no me acuerdo.

Tal y como estaban las cosas incluso me extrañó que llamasen a la puerta respetando mi intimidad. A esas alturas era toda una sorpresa:


-“Pasa seas quien seas”

Debería haber dicho seáis quienes seáis. Eran las tres con cara de buenas chicas que seguro venían a pedir algo.


-“Tete”.

-“Dime”
-“¿Podrías ponernos el yacusi en marcha, por favor?, se bueno, va”.

-“Siempre me toca ser el bueno”-la verdad es que no me costaba nada pero quería que rogaran un poco y hacer ver que me daba muchísima pereza.

Aunque parezca increíble mi hermana no sabía ni siquiera poner el yacusi en marcha. Se mareaba con los botones. En mi casa a nadie le gustan los botones. Ni tan solo saben programar el video. No creo que sean inútiles, más bien creo que tienen miedo de romper algo si algún día prueban de hacerlo por ellos mismos. Pues bien, que quede claro que los electrodomésticos no se rompen fácilmente. Por teclear el video media hora no se va a romper, ni se va a romper la placa del ordenador si pones tu mismo la nueva memoria Yam…, los electrodomésticos de hoy en día y la electrónica en general están hechos a prueba de idiotas.

Esto no venía a cuento, pero si no lo suelto reviento, volvamos a la historia allí donde la dejamos.


-“Porfa, porfa”-Ver a las tres casi suplicando estuvo bien, realmente bien
-“Está bien. Vamos allá”.

Llegamos al baño de mis padres, el más grande y donde tienen un yacusi que despertaría le envidia de Anna, con lo contenta que estaba ella echándome polvotes en su yacusi.

En este cabían al menos cinco personas, seis apretando. Era de obra, hecho por un paleta y un fontanero a la medida justa que pidieron mis padres. Nunca comprendí porqué lo quisieron tan grande.

Cuando estuvo todo listo y ya se estaba llenando me giré y le dije a mi hermana:


-“Yo os podéis dar un baño”.

-“¿No te quieres quedar con nosotras?”

Diciendo esto empezaron a desabrocharse la parte de arriba de los bikinis que no se para que se las habían puesto.


-“No. Y aquí no se os van a poner morenas”.

-“Es que nos vamos a bañar desnudas”- y se bajaron los bikinis quedándose como dios las trajo al mundo.

-“¿Qué hacéis?
-“¿Me vas a decir que no te gustamos?”-Me sorprendió que Nuria me hablase así.

Me las repasé de arriba abajo. Estaban…buenísimas coño. Aunque no era así, representaba que era la primera vez que las veía completamente desnudas y pensé que no les importaría que las mirase bien miradas. Es más, seguro que les gustó.

Mi hermana se sentó junto a Nuria y Sonia quedó algo apartada. Me quedé mirando un rato mientras subía el nivel del agua e iba mojando primero sus culitos y después sus conchitas. Yo por mi parte supongo que empecé a ponerme peleón otra vez y lo notaron:


-“Pues yo creo que si quieres bañarte con nosotras”- dijo Sonia señalando mi paquete.

-“Tienes razón. Me apunto”.

Fui a meterme en el agua pero mi hermana me frenó. Me quedé quieto delante del yacusi con sus miradas clavadas en mi:


-“Quitate eso para entrar”-logicamente señalaba a mis calzoncillos.

-“No jodas. Me da vergüenza”.

-“Pues no entras”-continuó Nuria-“pero no debes tener vergüenza, ya sabemos que vas bien armado”.

De un ataque de valor me bajé los calzoncillos de un tirón y al levantar la mirada vi que las tres me estaban clavando los ojos en mi verga. Muchos jueguecitos de lesbiana se me morían por pillar una buena polla de vez en cuando.


-“Joder con mi hermanito. Aunque te la había tocado no la había visto y la verdad es que se ve hermosa. ¿Tu que opinas Nuria?”
-“La verdad es que sí. Muy hermosa diría yo. ¿tu que crees Sonia?”

No me importaba nada que estuviesen las tres mirándome y alabando a mi polla, Por mi podían seguir haciendo.


-“Vamos a ver”- dijo Sonia-“hermosa es, pero mucho provecho no le saca”

No me gustó mucho el tono en que lo dijo, pero como me hizo señas para que me sentara a su lado solo pensé que quizás acabaría lo que había dejado a medias en la piscina.

No se si es que al vernos desnudos perdimos nuestras armas, pero lo cierto es que Sonia y yo nos limitamos a mirar a la pared durante un rato. En cambio mi hermana y Nuria empezaron a tocarse sin ningún pudor. Yo estaba como una moto y miré a Sonia que me sonreía.

Le hice un gesto moviendo la cabeza hacia mi pene para que me masturbara y me susurró:


-“Te he dicho en la piscina que si querías que acabara tenias que pedírmelo”.

No se a que vino, pero me entró un sentimiento de rabia y afloró mi orgullo. No iba a pedirle que me hiciese una paja, así que sin más cogí la mano derecha de Nuria y la acerqué a mi polla. Cuando la hubo agarrado la solté y miré fijamente a Sonia como diciendo: “¿Y ahora que?”

Nuria no hizo el más mínimo signo de querer soltarse, es más, empezó a mover la mano lentamente, masturbándome con calma mientras su hermana, Sonia, nos miraba con mucho cabreo e indignación.

Yo empecé a sobarle una teta a Nuria y lo cierto es que ignoré por completo a Sonia. No tardé mucho en correrme y al hacerlo Nuria cogió parte de mi leche y se la llevó a la boca:


-“¡Deliciosa!”

Sonia se levantó y se quedó mirándome mientras mi hermana echaba su mano a mi paquete y rebuscaba restos de mi leche. A mi la verdad es que ya no me extrañó, pero cuando se chupó la mano y exclamó lo mismo que Nuria, Sonia se fue del baño sin secarse ni nada.


-“Se lo estás poniendo muy difícil a mi hermana, ¿no?”
-“Yo que se. Es ella”.

-“Es ella, es ella. ¿A caso no quieres tirártela?”
-“Coño Laura. No te das cuenta que se ha enamorado de mi. No quiero nada con ella”.

-“Que tierno. No quiere romperle el corazón. ¿No crees que es muy tierno Nuria?
-“Mucho. Pero podrías intentar salir con ella para que no estuviera tan triste”.

-“Que conste que está triste porqué has probado mi leche cuando en el fondo la quería ella. Hasta entonces estaba combativa”.

-“Quizás tienes razón. Pero estaba rica”.

-“Si que lo estaba”.

-“Coño Laura que asco. Eres mi hermana”.

-“¿Y que? Tu leche está rica y si me lo pidieses te daría una buena mamada”.

-“Me apunto”-Nuria se apuntaba a un bombardeo
-“Sereis viciosas”-y me levanté y me fui, dejándolas a ellas riendo por los descosidos y tocándose aún durante un rato.

No se si estaba enfadado o triste o preocupado o …, estaba muy raro. No me sentía bien conmigo mismo. Así que en vez de irme a mi habitación fui a dar una vuelta por la casa a ver si me encontraba a Sonia.

La estuve buscando cerca de media hora y no había manera así que me fui a “esconder” en mi habitación, a refugiarme en mi intimidad.

Abrí la puerta y me encontré a Sonia sentada en mi cama. Se había vestido. Llevaba unos tejanos y una camiseta de algodón blanca con algún estampado estúpido sin mucho sentido. La miré y me di cuenta que parecía una niña, con el cabello suelto, sin nada de maquillaje y completamente vestida cambiaba. Parecía una mosquita muerta, y en vez de ponerme más tierno solo consiguió que me pusiese a la defensiva.


-“¿Qué haces aquí?”
-“Perdona, ¿te molesta?”
-“La verdad es que no”.

-“¿Podemos hablar?”
-“¿Y que estamos haciendo?”.

-“Me refiero a hablar sin ponernos bordes ni gallitos”.

-“Sinceramente, no me apetece, creo que la conversación acabará mal”.

-“No seas cobarde”.

-“No soy cobarde. No quiero que acabemos mal”.

-“¿Y porqué vamos a acabar mal? Somos amigos, ¿no?”
-“Por eso mismo”.

-“¿Qué quieres?”
-“¿Qué quieres tu? Yo en principio nada. Me conformaba con la amistad que teníamos hasta el domingo pero te has propuesto volverme loco”.

-“No es eso. Intento…, no se como decirlo…, tenerte”.

-“No te das cuenta que no siento nada por ti. Perdona que sea tan duro, pero es que es cierto. Nos conocemos desde pequeños y te quiero muchísimo, pero no me veo como tu pareja”.

-“¿Porqué no? Nos llevamos muy bien, nos entretenemos con la mismas cosas, reímos mucho juntos…”
-“Eso es amistad, ¿no crees?”
-“No me tomes por tonta. Tienes unas ganas de echarme un polvo que no te aguantas. Eso no se hace con amigos”.

-“Je je, supongo que tienes razón”.

-“Je je. ¿Y que vamos a hacer?”
-“No lo se. La verdad es que no lo se. No quiero que acabemos peleados por esto”.

-“Pues dime exactamente que quieres”.

-“Dimelo tu. Eres tu quien me está buscando”.

-“No se, quiero que me llames, que me des un beso cuando me veas. Quiero Salir a pasear cogidos de la mano…”
-“Vamos, quieres que seamos novios como dios manda”.

-“Pues sí,¿que hay de malo en eso?”.

-“Supongo que nada. Me parece bonito incluso a mi, y si quieras que te sea sincero te diré que algunas de las cosas que has dicho también las quiero yo. No estaría mal salir a pasear los domingos, o ir al cine, o tener alguien siempre esperando tu presencia…y eres la persona adecuada para eso”.

-“Entonces,¿Dónde está el problema?”
-“Que nos tomaríamos la relación de distinta forma, y acabaríamos peleados y perdiendo la amistad”.

-“¿Que quieres decir?”
-“No te lo tomes mal, pero se que me acabarías agobiando y anulando por completo mi vida privada. Me absorberías y no tengo edad para eso”.

-“O sea, que quieres estar conmigo y no das el paso porque piensas que te voy a apartar de tus amigos y tus juergas, joder, de vaya elemento me he ido a enamorar”.

-“Ves lo que te decía, escucha lo que acabas de decir”.

-“Yo no he dicho nada”.

-“¿Cómo que no? Te acabo de oír. Yo no puedo decir que sienta lo mismo. Me parece injusto.

-“Bueno, me parece bien. No te lo puedo reprochar. Pero tengo claro que te gusto mucho, no estarás enamorado pero se que te gusto”.

-“Sí, no lo he negado”.

-“Pues bien, decide si quieres correr el riesgo. Yo soy quien puede perder más y estoy dispuesta”.

-“Y se supone que debo decidirlo ahora”.

-“No hombre no. Que te parece si quedamos el domingo y me cuentas que has decidido”.

-“Me parece bien”.

-“De acuerdo. ¿Te puedo pedir un favor?”
-“Claro”.

-“Aunque no seamos novios, ¿podrías no volver a jugar con mi hermana? Cuando la he visto masturbarte se me han revuelto las tripas. No te lo voy a negar, me he muerto de envidia, tanto que casi rompo a llorar ahí mismo”.

-“Está hecho. Sé que he sido muy cruel y me sabe muy mal”.

Me dio un besito muy corto en los labios, y no me voy a poner a mentir ahora, me gustó mucho, y salió de la habitación. Los cambios de táctica de guerra de esa muchacha acabarían por volverme loco, tan pronto se ponía juguetona como cariñosa. Creo que jamás llegaré a entender a las mujeres.

No tardé mucho en salir tras ella. No es que la persiguiera, pero estaba muerto de hambre y supuse que se quedarían a comer las dos hermanas puesto que mis padres no estaban.

Aunque era la más joven de los cuatro, Sonia era con mucho la que cocinaba mejor. Quizás por eso, o porqué los demás éramos unos comodones, cada vez que estábamos los cuatro solos cocinaba ella. Incluso a menudo se volvía posesiva e intratable y no nos dejaba ayudar, se encerraba y no había manera de saber que se iba a comer ese día.

Pero como por norma estaba para chuparse los dedos nosotros la dejábamos hacer. Incluso debo reconocer que me gustaba ver como se ponía caprichosa en hacer las cosas a su manera y ella solita como si fuese toda una madre de familia. En cuanto a las otras dos, bueno, eran más vagas que yo, por lo que siempre la dejaban hacer. Como mucho se ofrecían a poner la mesa, aunque eso era casi siempre, trabajo del menda.

Mi hermana, Nuria y yo estábamos entablando una especie de competición en ruidos de estómago mientras mirábamos la tele. Sonia llevaba mucho rato encerrada en la cocina. Demasiado para nuestros pobres y jóvenes estómagos que no iban a resistir mucho más cuando una voz liberadora nos llamó a la mesa.

Nos sentamos a la mesa y nos sorprendió con una magnífica bandeja de lasaña. A todos nos gustaba, pero a mi me volvía loco. Sonia se la curraba de arriba abajo, desde la bechamel a la carne. Era una especialista.


-“Tete, a alguien le han preparado su plato preferido…”

Ni siquiera la contesté. Simplemente miré a Sonia y la sonreí. Supongo que no debía tener esa complicidad con ella en la situación en la que nos encontrábamos, pero se lo merecía. Se que puso mucho amor en esa lasaña y lo menos que pude decir fue:


-“Deliciosa”
-“Gracias”

Por un momento todos nos deshicimos en halagos pero lo importante estaba en la mesa y el mejor cumplido que se le puede hacer a un cocinero es dejarle ver como devoras su comida con ansiedad. Y vamos si lo vio. Ella a penas probó bocado. Todos sabíamos que la lasaña no era su comida predilecta, pero a los demás nos encantaba y nos miró satisfecha como devorábamos todo lo que nos había cocinado.

Después de comer mi hermana y Nuria corrieron a bañarse en la piscina, por lo que me vi obligado a recoger la cocina. Hubiese sido un insulto permitir que lo hiciese ella, pero de todos modos me ayudó, como si yo no fuera capaz de hacerlo solito.

Lo peor fue que mientras recogíamos la cocina los roces y las risas estuvieron presentes en todo momento, dándome la impresión en algún momento que ella ya actuaba como si fuésemos una pareja consolidada, y no lo éramos, maldita sea. Me gusta tomar mis propias decisiones.

La tarde pasó sin más con las dos brujas bañándose y Sonia y yo a ratos mirando la tele, a ratos hablando, o simplemente sin hacer nada.

Hubo un momento en que tuve que ausentarme. Estábamos Sonia y yo solos mirando la tele y recibí una llamada. Era Anna que me echaba de menos y por motivos obvios tuve que ir a mi habitación a hablar No se que pensaría Sonia.


-“Si”.

-“Hola rey”.

-“Ahh eres tu”.

-“¡Que efusivo!”
-“Ahá”
-“Estaba siendo irónica”
-“Ahá, no ahora no”.

-“¿Que coño dices?”
-“Bueno, como tu quieras”.

-“Ahh, vale. No puedes hablar. ¿Es eso?”
-“Has dado en el clavo”.

-“¿Estás con tus padres?”
-“No”.

-“¿No estarás con la niñata esa?”
-“Pues sí”
-“Joder. Pero si ella no te da lo que te doy yo”.

-“Ya puedo hablar, estoy en mi cuarto. Y ya lo se, pero es muy buena chica”.

-“Pierdes el tiempo. Ven a pasar la noche a casa”.

-“No puedo. Mis padres sospecharán algo si falto dos noches seguidas”.

-“Claro, como ya vas bien servido”.

-“No es eso mujer…”
-“No que va…, todos los hombres sois iguales”.

-“Que no”
-“María me ha contado lo sucedido”.

-“Mierda”.

-“No pasa nada. Yo me lo he montado con ella varias veces”.

-“¿No decías que no habías engañado nunca a tu marido?”
-“Bueno, no con otro hombre”.

-“Que pillina…”
-“Pues sí. Bueno, entonces te apetece venir mañana por la mañana. No tengo nada que hacer”.

-“La verdad es que si me apetece”.

-“Pues tu mismo, ven cuando quieras. Nos lo pasaremos bien”
-“De eso estoy seguro”.

-“Y si llegas antes de las once nos podremos tirar a María los dos a la vez”.

-“No jodas, ¿querrá?”
-“Por supuesto, a esa le va todo”.

Hablar con ella por teléfono me puso cachondísimo, y aún no habíamos acabado de hablar cuando iba a salir de mi habitación y me encontré a Sonia escuchando. Como acto reflejo dije adiós y colgué asustado:


-“¿Quien era?”- parecía realmente enfadada.

Yo balbuceé un momento hasta que pensé que podía hacerme el disgustado con ella y pasar el arrepentimiento a su bando:


-“¿Qué hacías escuchando?”
-“No me cambies de tema”
-“Si aún no estamos saliendo y ya te comportas así no quiero saber que me harás si algún día salimos”-reconozco que me pasé con el contraataque.

-“Vale, vale. Perdona por favor”-dijo poniendo cara de auténtica tristeza-“A sido un ataque de celos muy feo. Perdóname por favor, no me lo tengas en cuenta”.

Aún y viéndola destrozada y arrepentida tuve el estomago de seguir machacándola:


-“Eso no se hace. No quiero saber nada de quien no es capaz de respetar mi intimidad”
-“Perdóname por favor. Ha sido un impulso estúpido. No volverá a pasar”- estaba casi llorando.

-“No me espíes más”.

-“No lo haré. Lo prometo. Pero sigue pensando en lo nuestro”.

Se hizo el silencio por un breve espacio de tiempo y tubo que preguntar o reventaba:


-“¿Tienes un lío con alguien?”
-“No te importa. Que yo sepa tu no eres ni mi novia ni nada que se le parezca”- creo que fui demasiado duro. Faltó realmente poco para que llorara y se sintió realmente acorralada.

-“Está bien. Quiero que sepas que quiero hacerlo realmente bien. Supongo que debes tener algún lío. ¿Y sabes que te digo? Que no me importa. Si antes del domingo lo terminas y decides estar conmigo y serme fiel estaré contenta. Pero deberás prometerme ser fiel”.

-“El domingo ya hablaremos”.

-“Bueno, tengo bastante fe en eso”.

-¿Tema zanjado?
-“Sí”.

Esa tarde no nos volvimos a dirigir la palabra hasta que se fueron y se despidió de mi. Me pilló por sorpresa y me dio un beso. No osé despreciarlo y la acogí en mis brazos, pero me dijo algo que se me clavó en el alma:


-“Mañana, en la cama con ella piensa en mi”.

Y sin decir nada más se montó en el coche de su hermana y se fueron. Mi hermana lo escuchó todo, así que supuse que me esperaba un buen interrogatorio. Pero no estaba dispuesto a tragármelo en aquel momento.

Por algún motivo que desconozco mi hermana se tragó la curiosidad, al menos por el momento y no me persiguió hasta mi habitación. Siempre se había comportado como una cotilla asquerosa y ese día, que tenía motivos, no lo fue. Supongo que eso, y la difícil situación en la que me encontraba provocaron en mi unas terribles ganas de hablar con ella, de conocer la opinión de una mujer de todo el follón en el que me había metido.

Llamé a su puerta delicadamente y simplemente dijo:


-“Nunca te ha detenido esa puerta. Pasa”

Al entrar en su habitación me la encontré tumbada sobre la cama con una camiseta blanca muy larga que le llegaba hasta las rodillas y con los tobillos cruzados. Estaba leyendo una de esas estúpidas revistas de adolescentes y ni siquiera me miró cuando entré.

No sabía por donde empezar, y me resultaba más difícil aún porqué ni siquiera me miraba. Por suerte el silencio acabó molestándola a ella también y empezó a hablar:


-“Bueno tete, ¿me vas a decir lo que sea que quieras decirme?
-“Es que no se por dónde empezar”.

-“Entonces me pondré cotilla. Si respondes a mis preguntas estarás hablando, y seguro que acierto el tema”.

-“Bueno, ¿Qué quieres saber?”
-“¿Quién es ella?
-“¿Quién es quien?”
-“La tía que se te folla sin que nos lo cuentes. Has roto el pacto”.

-“No te lo puedo decir, por eso no he explicado nada de cómo fue”.

-“Je, je. Ya me imagino quien es”.

-“No creo”.

-“Vamos que no. Tu te estás cepillando a Anna”.

-“Coño Laura. No digas nada o me matan”.

-“Tranquilo. Pero tienes que saber que es peligroso jugar con mujeres casadas”.

-“Lo se. Tranquila”.

-“¿Y como fue?”
-“Uhffff. Genial. Te lo aseguro”.

-“Cuenta, cuenta”.

-“No me resulta agradable contar esto”.

-“No te hagas el estrecho”.

-“Lo cierto es que la primera vez no fue nada del otro mundo. Fue en casa, en mi cuarto de baño…”
-“Joder, que par de huevos tienes…, en casa”
-“Si, pero ya te digo que la primera vez fue muy normalita”.

-“¿Me estás diciendo que te la has tirado varias veces?”
-“Sí, ayer estuvimos toda la tarde haciendo faena”.

-“Je, je. Pobre Sonia, le va a costar competir con eso”.

-“Eso es lo que me preocupa, no se que hacer con ella”.

-“Bueno, hablémoslo. Siéntate”.

Cogí una silla cubierta de ropa y me senté al lado de la cama. Ella se incorporó y dobló las rodillas, por lo que se le subió la camiseta dejando al aire parte de su pocholo.

Yo me la miré poniendo cara rara y ella me increpó:


-“No te vas a acostumbrar nunca a verme así. No pasa nada hermanito. Mira, si quieres me abro de piernas”- dijo esto dejando caer las piernas a los lados de la cama y empezó a jugar con sus pelitos.

-“Me resulta muy difícil hablar en esta situación”.

-“Te pones cachondo, ¿eh?”
-“Pues sí, joder. Y no está bien”.

Le sorprendió mi sinceridad y se cubrió para seguir hablando:


-“¿Que problema tienes con Sonia?”
-“Pues lo que te he dicho. No se que hacer con ella”.

-“Salir”.

-“Es que no se si quiero”.

-“¿Porqué no vas a querer? Está muy buena, es guapa, es simpática y te lo pasas muy bien con ella”
-“Ya, pero es una mujer”.

-“Sí ves eso si lo tiene”-dijo irónicamente-“no se que esperabas”.

-“No es eso coño. Lo que ya me huelo que se tomará la relación muy en serio, me agobiará, nos enfadaremos, lo dejaremos y se acabará la amistad”.

-“Pues deja claro que tipo de relación quieres antes de empezar”.

-“Ya. Y al principio irá bien. Pero luego irá apoderándose de mi vida privada poco a poco y al final me intentará absorber”.

-“Me molesta que tengas razón. Creo que eso va ser exactamente lo que va a pasar”.

-“¿Entonces que hago? Le digo que no”.

-“¿Qué quieres decir con eso?”
-“Que si le digo que no quiero salir con ella”.

-“¿Se te ha declarado?”
-“Sí, más o menos”.

-“Que tierno…, pobrecita. Como le digas que no te mato”.

-“Pero si tu me acabas de decir que…”
-“Nada. Piensa en lo importante. A ti te gusta, quieres estar con ella y por supuesto que te la quieres tirar, y creo que eso no va a suceder si no dices abiertamente que eres su novio”.

-“Esa es otra. ¿Te imaginas a nuestros padres con los suyos celebrando que somos novios? Diciéndonos que vayamos con cuidado, mamá con la cara de tonta mirándome llena de felicidad, joder, vaya numerito”.

-“Je je, tienes razón. Pero pobre chica. Seguro que te quiere mucho”.

-“Ya”.

-“Bueno, pues mi consejo es que salgas con ella. Sería diferente que no te gustase, pero se ve que te trae loquito. No seas cobarde. Y no me pongas esa cara”.

-“La cara no es por ti. Hay algo debajo de toda esta ropa que se me está clavando en la pierna”.

-“Pues sácalo”

Lo cogí y era una enorme polla rosa de plástico.


-“¿Qué es esto? Laurita, Laurita…”
-“Dame. Es mío, tu también te masturbas”.

-“No te lo doy. ¿Qué es eso de que yo también me masturbo?”
-“Te he visto”.

-“Joder, ¿me espías?”
-“Claro, tienes una buena tranca”.

-“Coño Laura, eso no se hace”.

-“Bueno ya. Tampoco se cogen las cosas de los demás”.

-“Anda ten guarra. No me vuelvas a espiar”
-“Bueno, no te enfades”
-“No me enfado. Sabes que nunca me enfado, pero no debes hacer esas cosas”.

-“¿Quieres ver como lo hago yo?
-“¿El que?”
-“Masturbarme”.

-“Coño Laura, para ya”.

-“No seas estrecho”- y diciendo esto empezó a pasearse la poya rosa por la entrada de su chochito.

-“Joder… que hermana tengo. Me voy”.

-“Vale, pero antes mira como entra enterita”.

-“Oye, ¿no te das cuenta que esto no está bien?”
-“No, no vamos a follar juntos. Solo miras como me masturbo”
-“No está bien”.

-“Vale, lo que tu digas. A mi me parece bien y se que a ti te gusta”.

-“No me gusta”.

-“A no, ponte de pie”.

-“¿Para que?”
-“Ponte de pie hombre”-no sabía para que, pero le hice caso.

-“Ya está”
-“Je, je. Dices que no te gusta y te van a reventar los pantalones”.

Me senté de golpe.


-“Eso no significa que esté bien”.

-“Ya lo se. Pero me apetece masturbarme mientras tu también lo haces. Así no te tendré que espiar”.

-“No se”.

-“Venga. Mastúrbate mirándome, me pondrás a cien”-dijo mientras se quitaba la camiseta y se quedaba completamente desnuda.

-“Está bien, pero pobre de ti que intentes algo más”.

Me bajé los pantalones y los calzoncillos y empecé a masturbarme mirándola fijamente, aprendiéndome su cuerpo de memoria.


-“Es que tienes una tranca…, me la comería”.

-“Coño Laura, para ya”.

-“Vale, vale. No digo nada”

Estuvimos un buen rato así y cuando vi que yo estaba a punto de acabar me dijo:


-“¿Me la das?”
-“¿Qué?”
-“Tu leche”-dijo cogiéndome la polla con una mano y poniendo la otra en frente.

-“Te he dicho que ni me tocases”-la increpé mientras se llevaba a la boca su mano sucia y la limpiaba a lametazos.

-“A sido un impulso. Perdona”.

-“Mira, vamos a tener que cortar esto de raíz. Nada más de jueguecitos sexuales”.

Me levanté y me subí los pantalones y me iba a ir cabreado cuando mi hermana me salió con otra de las suyas:


-“Bueno, supongo que no querrás venir”.

-“¿Venir a donde?”
-“A los tres días nudistas”.

-“¿Qué coño es eso?”
-“Papá y mamá se van de viaje mañana hasta el sábado, ¿no?”
-“Sí”.

-“Pues vamos a hacer los tres días nudistas. Nuria, yo y cinco amigas nuestras. Ibas a ser el único hombre invitado…”
-“¿Y Sonia?”
-“Sonia se va con sus padres y los nuestros de viaje. Le hacía ilusión, supongo que por eso te dio tiempo hasta el domingo, como no iba a estar antes le daba igual que lo decidieses”.

-“Y tus amigas…,¿Qué tal están?”
-“Je je. Pillín. Ya te vienen ganas, ¿eh?”
-“Pues sí. De algunas tengo fotos, pero no te las voy enseñar. Prefiero ver tu cara de sorpresa”.

-“Ya empezamos. Bueno, no quiero suplicar”.

-“Eso sí, a las once estate despierto para cuando lleguen”.

-“Vale”-hice una breve pausa y continué-“No puedo”.

-“¿Cómo que no puedes?”
-“He quedado. Intentaré llegar temprano, pero no será seguro antes de las once”
-“¿Con quien has quedado?”
-“¿Con quien va a ser?”
-“¿Con Anna otra vez?”
-“Sí”.

-“Pues te voy a dar un consejo. No dejes que se complique la cosa. Mañana ves si quieres, pero dile que se ha acabado. Puede acabar siendo un marrón”
-“Iba a dejarlo de todos modos si salía con Sonia. Pero me sabe mal, es muy buena mujer”.

-“¡Que dices! Con esa pinta de come hombres…”
-“No, que va. Es ,muy agradable, muy simpática y muy buena mujer. No es tan frívola como parece”.

-“Ojalá todos los hombres fueran como tu…”
-“¿Qué quieres decir?”
-“Que normalmente dejáis verdes a las mujeres que ya os habéis tirado”.

-“Como iba a hacer eso. Es una bellísima persona”.

-“Ya, ¿y que tal folla?”
-“Si yo te contara…”
-“Eso es lo que quiero, detalles”
-“No te los voy a dar. Me voy a mirar la tele”.

-“Y cena bien. Que mañana gastarás muchas energías”

No me sentía muy cómodo paseando por el pasillo con sus carcajadas de fondo pero lo que dijo me hizo sentir bien. ¿Con cuantas mujeres me cruzaría al día siguiente? Con Anna y María seguro e intentaría por todos los medios pillar a Nuria en la fiestecita, aunque para eso tenía tres días.

Eso me recordó a Sonia, que le prometí no tener ningún asunto con su hermana, y pensé en intentar evitarla, aunque prevaleció el sentimiento de: “ojos que no ven, corazón que no siente”. Además, era la tía que estaba más buena de la uni y no iba a permitir que se me escapase por una promesita a alguien con quien, al menos de momento, no me unía ningún tipo de compromiso.

Fue un sacrificio enorme. La juventud no estamos preparados para levantarse a las nueve de la mañana en periodo de vacaciones y mucho menos para encontrarnos la casa llena de gente ajetreada. Por un lado mis padres con las maletas, por otro Laura ayudándolos a coger todo para que se fuesen de una vez y convertirse en dueña y señora de su pequeño imperio. Y aunque el agobio de esos momentos en casa fue grande no consiguieron vencer o borrar la sonrisa que lucía, ansioso por llegar a casa de Anna.

Once minutos de mi casa a casa de Anna. Para mi y mi patético ciclomotor eso representaba un auténtico récord digno de ser recordado. Como no lo fue el recibimiento que tuve en casa de Anna. María abrió la puerta con la ropa de trabajar y podía ver a Anna por el comedor dando vueltas vestida con un traje chaqueta de color claro buscando algo.


-“Buenos días tenga usted. Pase por favor”.

-“No quedamos en que me tutearía”.

-“No se me permite tutear a los amigos de mis señores”.

-“Anna, ¿Qué pasa?”
-“¿Qué quieres decir?”
-“Pues eso, ¿Qué pasa?”
-“Que va a pasar…”
-“¿No habíamos quedado esta mañana?”
-“¿Para que? Da igual. Tengo que irme a trabajar. Tomate un café si quieres.

-“Oye, ¿y de lo nuestro?”
-“¿de lo nuestro? Oye tu estás mal”.

-“Pero ayer y antes de ayer…”
-“Me vas a volver loca…”
-“Pero…”
-“¿El señor se va a tomar el café solo o con leche?”
-“Me voy. No entiendo nada”.

Dije eso y me dirigí a la puerta sin entender nada de lo que ahí pasaba.


-“Lo digo por si te vas a follar a las dos a la vez o Anna que se espere”.

Joder. Había sido toda una broma, poco graciosa, pero una broma al fin y al cabo y no se me pasó la mala leche hasta que María se acercó a mi, me agarró el paquete y le gritó a Anna:


-“Esto está muy mal. Parece inconsciente”.

-“Tendremos que reanimarlo”.

-“Vamos a ello”.

María se agachó, me bajó la cremallera y solo sacarme la polla fuera empezó a mamármela.


-“Necesitaré tu ayuda. Esto esta muy mal”.

Y ahí estaba yo, con cara de tonto mientras las dos me la estaban chupando, cambiándosela de boca y dándose besos la una a la otra. Era quizás mejor mirar que disfrutar de la mamada.


-“Anna, esto ya está resucitado. Debemos aplicarle un buen tratamiento”.

-“Me parece bien. Vamos a la habitación”.

Me ponía muy cachondo que hablasen de mí como si yo no estuviera.

Me llevaron a la habitación cogidas cada una de un brazo. Entre las dos me desnudaron en un momento. Lo hacían tan bien que ni siquiera las ayudé. Eran como mis esclavas. Lo que realmente me extrañó fue ver como Anna se sentó a mirar mientras María se desnudaba.

Ya desnuda me pegó un empujón para que me tumbara. Me quedé mirándola y fui a quejarme por la ausencia de Anna en la cama pero no me dejó. María se sentó encima de mi cara, restregándome su coño por la boca.

Empecé a lamerlo, pero de seguida lo apartó y fue moviéndolo por mi cuerpo, como si quisiese que me impregnase de su olor. Se dio media vuelta, apoyando su espalda contra mi y yo empecé a acariciarla.

Tenía un tacto muy parecido al de Sonia. Todo duro, más pequeño que Anna, pero más duro. Tenía los pechos más pequeños, y tumbada de espalda a penas se notaban, pero los pezones se clavaban en mis manos desafiantes.

Iba a masturbarla cuando ella se incorporó y se quedó sentada sobre mi vientre. Me di cuenta que se iba a meter a mi hermanito bien a dentro, pero no pensaba en el agujero adecuado. Apoyó una mano en la cama para levantar algo el culo, con la otra me cogió la verga y sin más se la clavó.

Ella estaba haciendo todo el trabajo, se movía lentamente sin levantarse, simplemente moviendo las caderas. Yo miré a Anna que parecía estar disfrutando del espectáculo. Supongo que entendió mi mirada como una invitación así que empezó a desnudarse lentamente mientras yo disfrutaba del culo de María.

No creo que fuese por timidez, pero me dio la espalda para desnudarse. Al principio me sorprendió que no se quitase las bragas que además parecían muy raras, pero al darse la vuelta lo entendí. Eran de esas que tienen una polla de plástico enganchadas con lo que cualquier mujer casi se transforma en un hombre en un momento.

Se puso encima de María y empezó a besarla. Entonces entendí a lo que se refería con eso de fallárnosla los dos a la vez. No tardó mucho en meterle ese trozo de plástico dentro sin dejar de besarla.

Aunque disfrutaba tanto del polvote como de la fantástica visión, me molestó sentirme como un simple invitado en aquello. Empecé a pensar que todas las mujeres tienen algo de lesbianas que si bien es cierto que de vez en cuando les apetece una buena polla, se conforman o incluso prefieren a otra mujer como amante.

Me sentía tan solo que pedí cambio. No me entendáis mal, no quería que Anna me diese a mi, simplemente me pedí el chochete de María para mi. No se negaron. María se giró y mirándome a la cara se metió mi polla en su chochete. Anna siguió arriba, aunque esta vez dándole por el culo.

Estando en esa postura no podía dejar de besar a María, y mirando a Anna me di cuenta que ella era quien se sentía algo desplazada ahora, así que grit

7 comentarios - Joven descubre placeres por una amiga de sus padres (2)

rosal1 +1
Muy buena continuacion, quede hipnotizado. Excelente relato. Gracias amigo.
Rerek +1
excelente relato amigo!!
bustamente +1
Excelente relato! Sostengo lo mismo, impecable!
TucanetaS +1
exelente relato hay parte 3?
el_seba_bueno +1
Excelente... Tiene tiempo, pero no lo habia leido y me encanto