Drogada y mojada 3

Parte 3

Bueno. Qué os parece vuestra profesora de biología? – Preguntó Marcos entre risas.
– Dios. Qué buena está¡¡¡¡ Totalmente depilada, como me gusta.y su culito¡¡¡ Joder¡¡¡ Qué
culo tiene la maestra y su coño.... No podía imaginar que no tuviera pelo debajo. Me parecía
demasiado modosita. – Respondío Kevin.
– Ponla de tal forma que la podamos ver bien. Tú tócale el coño.
– Dejadme en paz¡¡ Hijos de puta¡¡ Qué vais a hacer? – Gritaba mi mente aunque mi boca no
emitía sonido alguno.
– Sabéis que está consciente aunque inmóvil. Daría lo que fuera lo que está pensando ahora.
El joven colocó mi pierna derecha sobre su hombro, eso dejó mi sexo totalmente abierto y a la vista
de los tres jóvenes.. Comenzó a tocar mis piernas aunque enseguida se centró en mi sexo. Podía sentir el aliento de los tres, ya que los otros jóvenes se habían acercado para obtener un primer
plano. Mi cuerpo reaccionaba positivamente, en contra de mi mente, que no deseaba ser tocada,
pero que al estar mis músculos totalmente relajados, empezaba a disfrutarlo ya que no podía
tensionarlo ni experimentar una sensación negativa.
Dios¡¡¡ Qué coño más bonito¡¡¡ Qué suave es¡¡¡¡ Isabel. Quiero que sepa usted que de
momento le voy a tocar por todos lados, pero sólo será el preámbulo para que después le
meta otra cosa más gorda y que le gustará más.
No podía soportarlo. Era humillante y notaba mi respiración acelerada, y también la de mi alumno,
hasta que escuché algo que ya sabía, pero terminó de hundirme.
– Tiene un coño precioso. Es el más bonito que he visto nunca y sobre todo es de nuestra
profesora y el de la madre de Borja. Te acuerdas el cabreo que se pilló cuando le dije que le
echaría a su madre mil polvos? – Comentó riendo.
– Claro que me acuerdo. Cómo protegía a su madre el idiota......Dios. Se está mojando la
profesora. Lo está disfrutando. Jajajaja
– Borja sabía que esos chicos decían groserías de mi y no me dijo nada. Pobrecito¡¡¡ Lo que
tiene que haber sufrido. – Pensé.
No. No lo estaba disfrutando, o tal vez si. Mi mente, cuando se relajaba de la situación, sentía lo que
me hacía. Era agradable, no resultaba violento y lo hacía con sumo cuidado, disfrutando de cada
segundo. Comenzó a pasar su dedo por mi vagina, recorriendo mi clítoris de arriba a abajo. Estaba
totalmente expuesta y abierta invitaba a meter su dedo. Podía sentir su respiración, casi tan agitada
como la mía, aunque por distintos motivos.
Cambió la posición, situando la pierna izquierda ahora por encima de su hombro. Llegaba
perfectamente a tocarme con las dos manos, y sus dedos pasaban de mis labios a mi vagina,
mientras que me introducía el otro dedo en el ano.
Quería gritar, sólo deseaba ser oída, pero lejos de mostrar disconformidad, mi cuerpo parecía
agradecido de cómo me tocaba. Kevin me giró y siguió con sus tocamientos por detrás.

– Creo que va a quedar la película estupendamente. – Comentó Marcos.-- Kevin. Ha llegado
el momento que la estrenes, pero ya sabes, no quiero que te corras dentro.
– Nooo. No quiero que metáis nada. Hijos de puta¡¡¡¡ – Grité hacia mí misma.
Eljoven empezó a besarme. Estaba casi en posición fetal y sin llegar a abrirme las piernas. Quedó
desnudo de cintura para abajo, y sin mediar reacción metió su miembro en mi. Supe que era
enorme. Empezó a penetrarme sin consideración. Después decidió abrir más mis piernas para seguir
con su sesión de sexo. Me manejaba a su antojo, sin poder hacer nada para impedírselo. Mi vagina,
abierta y mojada, junto a la suavidad con la que lo hacía, en contra de lo violento que parecía el
carácter del muchacho, conseguían, muy a mi pesar, que me excitase.

Me situó en varias posiciones, siempre para que sus amigo y el director pudieran verme ,y sacar las
mejores fotos, según iban comentado entre ellos. A veces estaban muy pegados, más las cámaras
que ellos. Entre los dos me colocaron encima de él, a horcajadas y volvió a penetrarme. Estuvo
como dos o tres minutos. Al final, decidió que deseaba terminar en el sofá, donde podrían sacar
mejores fotos. Le notaba muy caliente, y reconozco, que yo también llegaba a estarlo, aunque
deseaba que parasen.
Continuó en el sofá. Seguía erecto a pesar de haber parado unos minutos.. No sabía que más me
esperaba, pero sólo siguió, más activo. Deseaba que terminase, pero también que no terminase
nunca. Después pensaba en lo cabrones que eran, con las cámaras, en haberme drogado y en
violarme. Kevin entraba y salía, pero sus gemidos, sus gestos y sobre todo su miembro, me hacían
saber que terminaría. Sólo deseaba en ese momento que se acordase de la orden de Marcos, y no
culminase dentro de mi, ya que no tomaba ningún anticonceptivo.
Mi vientre se llenó de semen. Una cantidad enorme que agradecí que no hubiera llegado a mi útero.
El joven se levantó, trajo una esponja y una toalla y limpió mi cuerpo, dejándome tumbada en el
sofá, mientras Roberto y el director, traían una bolsa llena de ropa, y entre risas, comentaban lo que
mejor me sentaría. La sacaron sin cuidado. Parecía ropa de mercadillo, ropa barata que yo no usaba.
Vestidos, camisetas, tops, faldas, bragas y sujetadores, y otra bolsa con baratijas de bisutería. No
entendía nada.
Marcos dijo que ahora era su turno, y sería él quien elegiría. Eligió un vestido jaspeado, gris y unas
bragas y sujetador que me quedaba grande, Entre los tres me vistieron y me llevaron a un sofá.
Ahora era Kevin quien tomó la cámara de vídeo, mientras Roberto continuó con la de fotos.
Quedé en posición fetal, con mi cabeza apoyada en el regazo del pantalón de mi jefe. Subió un poco
mi falda para que quedase por encima de la rodilla, mesó mi pelo y de inmediato procedió a
desabrochar los botones superiores del vestido. Bajó el sujetador sin dificultad, que como ya he
dicho, era demasiado grande para mi. Todo se centraba en que quedase bien el vídeo y la sesión
fotográfica.
Abrió el vestido hasta mi cintura y sacó mis pechos al aire. Subió la parte baja hasta los muslos.
Siguió subiendo hasta dejarlo por la cintura, separó mis piernas y comenzó a tocar el tanga por
delante. Todo muy suave, comentando lo que iba sintiendo, lo suave de mi piel, lo bien que me
sentaba la ropa que había comprado y lo guapa que era. Me quitó las bragas y pidió a los alumnos
que no perdieran detalle. Siguió con los tocamientos por encima de mi sexo, igual que lo había
hecho Kevin anteriormente. De nuevo mi cuerpo empezó a reaccionar positivamente, algo que me
indignaba.
– Qué imagen tan explícita. Me gusta¡¡¡ No deja lugar a la imaginación. – Dijo refiriéndose a
mi coño totalmente abierto y expuesto. No sé que me gusta más, si sus tetas, su cara, su
coño, sus piernas.........
Pedía, como si fuese telépata, que parase, pero lejos de ello, cada vez lo hacía con mayor intesidad.
Dejó mi coño para centrarse en mis pechos y que sus amigos pudieran fotografiarlo una vez más.

Me dio la vuelta y me colocó de rodillas. Mi vestido cayó hasta mis caderas y comenzó a
penetrarme vaginalmente, pero por detrás. También lo hacía suave, y de nuevo, me gustó. No podía
entenderme a mi misma. Su pene también era enorme, igual que el de Kevin, y mucho mayor que
los dos hombres con quienes había estado hasta entonces. Un amor de juventud y sobre todo, mi
marido.
– Mirad como se le queda el coño. – Dijo refiriéndose a lo dilatado que lo tenía.
Continuó con la penetración pero paró y entre los tres me colocaron encima de él, continuando con
su sesión. Mi cuerpo caía de lleno sobre su miembro, lo que hacía que llegase hasta mis entrañas.
Agarraba mis nalgas y me subía y bajaba a su antojo. No pude aguantar más y llegué al orgasmo.
– Joder. Está mojada la rubia. Cómo me gusta. De las tres veces que he hecho esto, es la
primera vez que la tía se me pone cachonda. - Comentó Marcos.
Era humillante, pero también era cierto. Estaba excitada y no podía evitarlo. Cómo podía sentir
placer al ser violada? Y era la primera a la que le pasaba? Esto si me parecía terrible.
No podía dar crédito a aquello. Eso me relajó y pude escuchar los click de la cámara, y las
conversaciones obscenas de los tres jóvenes.
– Joder con la profesora. Está salidísima. Me encanta su culo.
Todos se habían dado cuenta que había tenido el orgasmo. Supongo que por mi respiración, o por
algún movimiento reflejo. Marcos siguió a lo suyo, ya que aún no había terminado.
Me volvió a colocar. Ahora como estaba al principio, en posición fetal, sólo que él se situó detrás y
volvió a penetrarme. Mi maltrecho vestido se había engurruñado tanto por arriba, como por abajo, a
la altura de mi cintura. Marcos se esforzaba en moverme, para que la penetración fuese más visible
a las cámaras.
– Ahora voy a probar su culo. Llevo pensando en él desde que compré el colegio y la conocí.
– Mi culo? Qué dices, cabrón? Nooooo – Todo dicho en mi mente.
No me movió, tan sólo cogió uno de los cachetes del culete y lo separó, dejando mi ano separado.
No podía soportarlo. Aquello no. No me gustaba el sexo anal, y apenas lo había practicado tres o
cuatro veces en mi vida.
Intenté gritar pero no podía, tan sólo creo que se entrecortó mi respiración unos segundos por el
dolor, pero enseguida paró. Separó mis piernas, dejando de nuevo al descubierto mi sexo, y..... mi
ano.
Empezó a penetrarme. Sentía dolor pero no tanto como debería, dado el tamaño de su pene.. Supuse
que la sodomización sería el final, pero tras tres o cuatro minutos paró y volvió a colocarme tal y
como estaba al principio. A su regazo y a la altura de su pene. Separó mi barbilla y llevó su
miembro dentro de mi boca.
– Vamos Isabel. Demuestra lo buena que eres haciendo esto. Pensaba correrme en tu culo,
pero lo voy a hacer en tu boca.
– Me gustan sus tetas en esa posición. Mira qué duros tiene lo pezones¡¡¡¡¡
Mi boca estaba llena por su miembro, manejándome a su antojo para que la felación fuera como él
deseaba. Para ese momento ya le notaba extremadamente caliente, por lo que sabía que era cuestión
de segundos que se corriese.
Si hubiera tenido fuerzas creo que le habría capado de un mordisco, pero sabía bien lo que hacía y
cómo estaba yo. Estaba a punto de llegar, sólo quería que no lo hiciera en mi boca, pero de nuevo,
mis deseos salieron perdiendo con los suyos. Marcos la llenó de semen, cayendo éste entre mis
labios ante el regocijo, las risas y comentarios de los tres.
– Cómo chupa la “jodía” . Es la leche¡¡¡¡ Sobre todo es guapísima. No aparenta para nada la
edad que tiene. Su cuerpo perfecto. Es pequeñita pero matona. – Comentó Marcos. – Por
cierto, por qué no comemos algo rápido y seguimos?
Me dejaron sobre una mesa, con la mano tapando mi sexo, como si estuviera masturbándome,
mientras los dos alumnos fueron a la cocina y dieron cuenta en pocos minutos de unos sandwiches
que ya tenían preparados y el anfitrión dio la opción a los dos alumnos que eligieran la ropa que me
iban a poner, y también que se cambiaran ellos para que no pareciese que era el mismo día.
Eligieron una camiseta de tirantes con rayas azules y una falda, muy corta, color beige. No me
pusieron sujetador, y si un pequeño tanga color blanco. Entre los tres me vistieron y me sentaron en
una silla. Aún tenían en la mesa los cafés de sobremesa que estaban tomando.
Todos me decían que tenía unas bonitas piernas, pero salvo en la playa, rara vez llevaba falda, y
mucho menos tan cortas como aquella, que apenas cubría mis bragas.
Llevaba ya bastante tiempo allí, aunque no sabría cuantificarlo. Estaba en una silla, junto a mis dos
alumnos, Kevin y Roberto. Marcos les dio vía libre. Se notaba que eran jóvenes, porque de
inmediato me levantaron la camiseta por encima de mis pechos y Roberto hizo que abriese la boca y
metiese sin miramientos, su pene dentro. Kevin también sacó su miembro y comenzó a masturbarse,
ya también, con el pene erecto, aún habiendo tenido ya un orgasmo minutos antes. Empezaron a
turnarse, y fue el otro entonces quien llevó también mi boca a su verga.
– Chupe mi polla, Isabel. Que se la he metido antes, pero no por la boca.
– Guarda respeto, que es tu profesora y te está escuchando. – Interrumpió Marcos entre risas.
De nuevo un pene llenó mi boca. Apenas podía respirar por la nariz
Roberto tocaba mis pechos hasta que Marcos le dijo que quitara la mesa. Supuse, sin equivocarme,
que me tumbarían encima de ella. Entre los dos me levantaron y me dejaron sobre ella. Ambos
estaban vestidos, pero con sus falos fuera, yo con los pechos descubiertos y una corta falda que
apena me cubría las bragas.
Me desabrocharon los tres botones de la minifalda y levantó ligeramente mi cuerpo para que su
compañero pudiera sacarla. Kevin sacó la camiseta, dejándome encima de la mesa con el pequeño
tanga, pero no tenían paciencia y apenas dos segundos después, Roberto me había dejado de nuevo,
totalmente desnuda, y su compañero, a pesar de haberlo hecho ya, volvió a pasar sus manos por mi
cuerpo.
Roberto levantó mi pierna izquierda, colocándola por encima de su hombro y me penetró
vaginalmente mientras Kevin lo hacía oralmente. Jamás había estado con dos hombres a la vez,
pero aquello era obligado. Aún pensaba en que había tenido un orgasmo y era algo que no podía
comprender.
Todo lo rápidos que habían sido al desnudarme, ahora eran más lentos y suaves en el sexo conmigo.
El estar en la mesa me hacía sentir las embestidas que mi cuerpo transmitía de uno a otro. Marcos
colocó la cámara de vídeo fija, y cogió la cámara de fotos.
Roberto se desnudó, bajó mi pierna izquierda y levantó la derecha. Kevin, que se había desnudado
de cintura para abajo, comenzó a tocarme, hasta el punto que mientras era follada por él, el otro
acariciaba mi sexo, lo que de nuevo, hizo que me excitase.
En circunstancias normales, mi cuerpo rechazaría a aquellos hombres pero la droga hacía que
estuviese relajada, y aunque quisiera hacerlo, tan sólo era un deseo que no llegaba a mis músculos.
No me dolía nada, a pesar de que mi cuerpo a veces estaba colocado de manera forzada.
– Está buena la profe, y se ha vuelto a mojar. Creo que le encanta estar con nosotros.
– Menuda zorra es la “rubia”. Seguro que estaba deseando que nos la follásemos y no se
atrevía a proponerlo. – Respondió Kevin entre risas.
– Chicos. Portaos bien que os está escuchando. La vais a ofender. – Respondió irónicamente
Marcos.
Claro que me ofendían, y mucho. Pero quizá los comentarios eran lo de menos, hacían que me
sintiera peor, aunque también más deseada.
– Kevin. Te acuerdas cuando nos dio la clase de la reproducción y decíamos que nos
encantaría reproducirnos con ella? No sé si nos escuchó, pero nos expulsó de clase.
– Jajajaja. Es verdad. Y que nos gustaría ser bebé para chuparle las tetas, y mira. Ahora
estamos cumpliendo todos nuestros deseos.
Recordé esas clases. Los eché por las risas, que alteraban la clase, aunque hasta hoy no sabía a qué
se referían. Pensé en que eran malos chicos. Ninguna buena persona haría lo que hoy estaban
haciendo tanto ellos, como el director del colegio.
– Vamos a bajarla y la dejamos sobre la silla, así se lo hacemos por detrás.
De nuevo temí que me fueran a sodomizar, pero no fue así. Siguió penetrándome vaginalmente
mientras que su compañero me obligaba a continuar con la felación. No duró mucho, ya que Marcos
dijo que me situaran en el suelo que tuvieran la relación conmigo frente a la cámara. Eso quedaría
mucho más excitante para el visionado que harían el día siguiente por la noche.
Marcos volvió a dejar fija la cámara de vídeo con el trípode mirando hacia los tres. Se sentaron en
el suelo y a mi me tumbaron. Siguieron haciendo lo mismo sólo que ahora mi cuerpo quedaba más
expuesto a las imágenes. Kevin no paraba de acariciar mis pechos y ahora Roberto tocaba también
mi clítoris lo que hacía que me excitase más.

Me cambiaron de orientación, sólo para poder observarme mejor posteriormente. Notaba que estaba
empapada y oía el chapoteo que producía la penetración de Roberto. Sabía que íbamos a llegar de
nuevo al orgasmo, los tres y me incluía. Kevin sacó su pene de mi boca, para mi suerte y comenzó a
masturbarse mientras tocaba mis pechos, a sabiendas que terminaría pronto. Lo peor, fue que
Roberto sacó su miembro y comenzó a refregar su pene por mi vagina, lo que provocó que me
estremeciera y de nuevo, muy a mi pesar, tuviera un orgasmo, casi a la vez que él llenaba, con
menos volumen que su compañero, mi vientre de semen.
Me cambiaron de orientación, sólo para poder observarme mejor posteriormente. Notaba que estaba
empapada y oía el chapoteo que producía la penetración de Roberto. Sabía que íbamos a llegar de
nuevo al orgasmo, los tres y me incluía. Kevin sacó su pene de mi boca, para mi suerte y comenzó a
masturbarse mientras tocaba mis pechos, a sabiendas que terminaría pronto. Lo peor, fue que
Roberto sacó su miembro y comenzó a refregar su pene por mi vagina, lo que provocó que me
estremeciera y de nuevo, muy a mi pesar, tuviera un orgasmo, casi a la vez que él llenaba, con
menos volumen que su compañero, mi vientre de semen.
Pensé que ya había terminado, pero no era así. Marcos les dijo que iban a hacer el montaje para que
no hablase. No sabía a qué se refería, pero pronto lo supe. Me levantaron, y me dejaron sobre una
pequeña mesa, con las piernas abiertas, y decidieron hacer algunas fotos. Después empezaron a
traer conjuntos de ropa, con complementos para hacer unas sesiones.
Supe lo que se proponían. Me vistieron con un vestido amarillo, mientras que Roberto me besaba,
me lo subía y me lo quitaba, hasta dejarme con unas bragas semitransparentes.
Lo siguiente fue ponerme un vestido rojo bastante corto con un tanga rojo. El objetivo era a veces,
con trucos, parecer que estaba consciente. Kevin me besaba, subía el vestido hasta dejarme con el
tanga al descubierto.
Conseguían que mi cabeza y mis manos parecieran vivas y apoyadas de forma intencionada en
algún lugar, donde relajada, besaba o me encontraba en situaciones eróticas con alguno de lso
chicos.
Volvió Kevin de nuevo, que me sentó sobre él con una camiseta blanca, besándome hasta que me
sacó los pechos.
Roberto siguió. Ahora llevaba un camisón rosa y lo mismo. En la cama, besándonos, o eso parecía
hasta que dejaba mis pechos al aire y los tocaba.
Lo siguiente fue una falda corta y un traje sobre el sofá
Lo último fue una falda vaquera, en otro sofá, con una camiseta de rayas.
– Alicia. Sé que lo que te viene ahora a la cabeza es denunciarnos pero te diré algo para que te
olvides de la idea. Has firmado un papel recibiendo un dinero que diremos que era para
mantener una orgía. Hemos hecho montajes en los que pareces que estás feliz con estos
chicos. Diremos que han sido en días distintos. Si lo denuncias sólo te echarás mierda a ti
misma. Ahora llamaré a Alicia para que esté contigo cuando te despiertes.
Llegó Alicia y quedamos solas las dos sin responder a la despedida. Alicia comenzó a hablarme con
mucha serenidad.
– Adiós chicas. Isabel... Ha sido un placer, y nunca mejor dicho. Me llevo tu ropa de recuerdo.
Ponte cualquiera de las que he dejado. En realidad llévate toda si quieres.
Cuando cerró la puerta Isabel me habló con condescendencia mientras iba recuperando el
movimiento.
– Isabel. Sé que ahora mismo estarás indignada y tienes motivos para estarlo. Te han
humillado, usado y además tienen fotos que te comprometen, pero no puedes denunciarlo.
Te habrá explicado Marcos las consecuencias. Ya sabes que si esto saliese a la luz tu vida
sería un infierno. Serías una profesora madura que ha abusado de unos alumnos y ha
cobrado por participar en una orgía. Además, te diré que yo ya sufrí lo mismo que tú. La
primera vez fueron mi jefe, Marcos y su padre. Al parecer fue un regalo de cumpleaños.
Después utilizaron las fotos para chantajearme, y tener un encuentro con dos amigos de
Marcos, que también lo eran de mi hijo Carlos.
– Va a haber más veces? – Pregunté temerosa
– No lo sé. Después de la segunda, me ascendieron y cambiaron de empresa, también de
Marcos y me chantajeó con dos subordinados míos. Al final intervino mi hijo. Fue horrible.
 Afortunadamente me hizo ponerme una máscara y
no supo que era yo.
– Con tu hijo? Dios mío¡¡¡¡ Es un monstruo¡¡¡
– Y al final una última con mi hijo y él. También llevé la máscara. Carlos nunca supo que era
yo.  En cualquier caso, creo que no tiene intención de volver a estar contigo, y lo bueno, es que cuando hace esto, económicamente
saldrás beneficiada, no te extrañe que seas a corto plazo la directora del centro. Te voy a dar
mi tarjeta y si quieres que hablemos algún día, llámame. Dúchate y vístete Ahora te llevaré a
casa en tu coche. A mi me trajo esta mañana Marcos y luego me dejó uno de sus coches.
Me duché. Alicia me ayudó a retocarme. Nos dimos un fuerte abrazo y me dejó en casa.

Fin


Gracias -Agos y Egle por el relato

1 comentario - Drogada y mojada 3