Descubriéndome - Soy tu creación (Episodio 2.7) 2da parte

Descubriendome - Soy tu creación (Episodio 2.7) 1ra Parte


Entre recuerdo y recuerdo el té se me acabó y sólo me percaté de ello cuando al intentar beber de la taza me di cuenta que ya no quedaba más ni en esta ni en la tetera. Volví nuevamente a la cocina y puse la pava eléctrica para calentar agua.

El sol estaba intenso y presagiaba un día realmente hermoso. Eran ahora cerca de las 8 y media de la mañana y no había señales de Juan. Sigilosamente me asomé al dormitorio y confirmé que no se levantaría por un buen rato pues estaba profundamente dormido y roncaba intensamente. Volví a la cocina, me preparé una nueva tetera y regresé al balcón a navegar por mi memoria.

La historia vivida con Claudia en los años de Universidad pasaron también por mi cabeza, pero ahora me intrigaba un poco qué había sucedido con este intento de sexo grupal con su marido. Intento infructuoso por mi negativa. Había estado molesta con la situación en su momento, pero ahora realmente me intrigaba. Claudia no me había vuelto a llamar ni para preguntarme como estaba ni para darme explicaciones. Por alguna razón no estaba molesta con Claudia y creo que era porque esa experiencia me hizo recordar las hermosas vivencias de mi juventud. No recuerdo si llegué a enamorarme de Claudia, pero nuestra relación lésbica llegó un poco más allá del sexo. Aquella relación nunca entorpeció nuestras historias y relaciones heterosexuales. Muchas veces canalizábamos a través de nuestros encuentros la necesidad de descargar los problemas, ya sean familiares, de la universidad o con nuestros novios. Muchas veces simplemente nos besábamos y dormíamos desnudas sin siquiera propinarnos más que unas caricias. Nuestras charlas eran eternas y éramos confidentes la una con la otra. Y si bien la vida nos fue llevando por diferentes caminos y separando un poco, continuábamos siendo muy buenas amigas y confiándonos nuestros miedos, alegrías, tristezas y todo aquello que la vida nos deparaba.

Al parecer el pensar en ella provocó una de esas curiosas casualidades. El teléfono vibró y emitió un pitido. Un mensaje había entrado, era Claudia.

Clau: "Hola hermosa! Cmo tas?"

Yo: "To'bien. Desayunando y pensando en Vos. Vos cmo stas?"

Clau: "Bien. Org cena en casa sta noche. Vienen?"

Yo: "No sé. Tengo que preg a Juan. Está durmiendo"

Clau: "Dale. Avisame así organizo. Bye"

Parece que para Clau lo de ayer nunca sucedió. ¿Será que no sabe cómo pedir perdón? Tenía sentimientos encontrados. Por un lado quería tener la oportunidad de conversar con ella sobre lo sucedido, pero por el otro dudaba mucho que la situación de una cena con Eric y Juan sea el momento adecuado. De todas maneras no quería ser yo quien decidiera no ir y opté por preguntarle a Juan. Consideré que sería mejor tener como excusa que Juan no quería ir a cenar por algún motivo y conociéndolo sabía que sería muy probable que esa fuera su respuesta.



Quedé sorprendida. No esperaba que Juan aceptara la invitación, sin embargo aceptó de inmediato y se entusiasmó con tener una cena con ellos. Inmediatamente comenzó a buscar algún vino tinto que pudiésemos llevar para no llegar con las manos vacías a la casa de Claudia. Ninguno de los que teníamos en casa le gustó y decidió ir a una vinoteca cercana a buscar un vino que esté a la altura de las circunstancias. Para mí era simplemente una cena más y a la cual no tenía muchas ganas de asistir, pero no tenía alternativas. Cuando Juan salió en busca del vino aproveché para mensajear a Clau y confirmarle que iríamos a la cena. La respuesta fue concreta: "Genial! Los esperamos. La vamos a pasar muuuy bien!!!" Su respuesta me generó más dudas que certezas, pero ya no había marcha atrás. Faltaban todavía algunas horas y era mejor aprovechar para bañarme, secarme y plancharme el cabello, cambiarme y maquillarme. Juan podía tardar media hora como dos o tres y dependía de que tan decidido esté para elegir un vino. Fui al baño y abrí la ducha para que el agua corriera un poco hasta salir caliente y se llenara de vapor el baño. Minutos después, con el baño lleno de vapor, decidí que lo mejor sería tomarme un baño de inmersión. Levanté el pistón del grifo que sirve para cerrar el paso de agua a la ducha y abrir el paso a la salida inferior. Busqué en el cajón de mi mesa de luz mis auriculares pequeños y mi pequeño iPod shuffle y volví rápidamente; derramé un poco de sales de baño y ya con el agua lista me quité la salida de baño de raso rojo y me deslicé lentamente dentro de la tina para que mi cuerpo se aclimatara. El agua estaba deliciosa, hacía tiempo que no disfrutaba de un baño de inmersión con sales. Lentamente fui enjabonando mi cuerpo y en la paz de mi soledad me fui sumergiendo en mis pensamientos. Mientras con el jabón recorría mi cuerpo mis pensamientos hurgaban mis recuerdos más nuevos: aquel extraño sueño y todo lo que disparó emocionalmente en mí, mi primer encuentro con Tony en su departamento aún sin terminar; esa extraña pero fascinante noche que viví con Tony en su casa; la tarde con Claudia reescribiendo una historia de nuestra juventud y el intento fallido de ella y Eric queriendo formar un trío. los recuerdos bombardeaban mi cabeza y explotaban en un sinfín de sensaciones que se manifestaban en mi cuerpo y en mi mente como ráfagas eléctricas. Cuando me di cuenta tenía en mi mano izquierda uno de mis pechos y con mis dedos pulgar e índice en pinza pellizcaba mi pezón y lo estiraba como queriendo arrancarlo de mi pecho; mi mano derecha en cambio había descendido con el jabón, el cual frotaba con vigor sobre mi clítoris. Los recuerdos lentamente se fueron transformando en fantasías, pues mi cerebro comenzó a darle nuevas formas y contextos a las imágenes. En ellas me vi a mi misma sometiéndome en aquel sueño; pude verme también dándole placer a un Tony sumiso que se encontraba atado de pies y manos en aquel cuarto en su casa; era yo también quien saboreaba con fruición junto con Claudia el miembro de Eric, y en esa misma escena, instantes después, cabalgaba sobre aquel falo mientras con Claudia nos prodigábamos el más delicioso beso francés. Todo eso me fue llevando lentamente al punto máximo de la autosatisfacción. Estaba en mi propio mundo. mantenía los ojos cerrados y no tenía referencia del mundo exterior. Pude percibir un instante antes como una oleada de calor me invadiría el cuerpo y levanté en ese instante mi pelvis, jugando con los músculos de mi sexo, ejerciendo tensión en la zona para hacer de ese momento un instante aún más intenso. El orgasmo llegó sin sorpresa, pero con una intensidad inusitada. Toda la energía liberada en ese instante se canalizó no sólo con los movimientos espasmódicos de mi cuerpo sino también con la liberación de una bocanada sonora de placer. Tuve un orgasmo muy intenso y mi gemido se debe haber escuchado en todo el edificio, aún con mis auriculares puestos y la música sonando a un buen volumen pude percibir la intensidad de mi gemido. Cuando abrí los ojos descubrí que tenía un espectador. Juan había regresado y estaba parado frente al lavabo con los pantalones y su ropa interior a la altura de sus tobillos y su pija totalmente erecta en una mano. Lo miré a los ojos y luego bajé la mirada a su miembro. Sin darme tiempo a reaccionar se acercó rápidamente a mí, tan rápido como los pantalones en sus tobillos lo permitían, y me acercó ese trozo de carne a la boca. Pude sentir con mis labios y mi lengua la textura suave de su glande. Levanté una de mis manos con tanta torpeza que enganché el cable del auricular y eso provocó que mi iPod se sumergiera súbitamente en el agua. Un instante después la música se había ido por completo, aunque eso poco me importó. Tome finalmente con mi mano el tronco del pene y rítmicamente acompañé los movimientos de mi boca con un vaivén. La ausencia de música en mis oídos me permitió escuchar los gemidos de Juan. Eso me activó nuevamente mi libido y comencé a planificar los siguientes movimientos como un acto reflejo. Me vi sentada sobre esa verga cabalgándola como una verdadera amazona, sometiéndolo a Juan a mis deseos sexuales. Pero mis planes fueron tan breves como su aguante. De repente sentí cómo un chorro de un cálido y espeso líquido golpeaba contra mi garganta. Juan no se aguantó y se estaba viniendo en mi boca sin avisar. Él sabía que eso me disgustaba pero nunca logré que cambie su actitud. De todas formas hoy no me molestó tanto, no se si era que me había acostumbrado o porque yo ya me había autosatisfecho y este era apenas un plus. Me tragué hasta la última gota de su semen y recién liberé de mis fauces a ese pene cuando perdió su rigidez. Acto seguido Juan se agachó para recoger su pantalón y su boxer y los volvió a levantar hasta su cintura. Luego salió del baño haciendo un comentario pelotudo sobre el muy buen vino que había comprado a un excelente precio. En fin... hombres.

En el camino hacia la casa de Claudia y Eric hablamos de cosas triviales: la inseguridad, el último escándalo de un famoso actor y hasta de política, pero sólo eso. Los 45 minutos que demoramos en llegar se pasaron rápidamente.

CONTINUARÁ...

2 comentarios - Descubriéndome - Soy tu creación (Episodio 2.7) 2da parte

exiliado39
ufffffffffffffffffff nena terrible +1
FranMartinelli +1
TENDRIAS QUE DEJAR ESPACIOS, LLEGA UN MOMENTO QUE NO DAN GANAS DE LEER MAS! SALUDOS!