La Riojana 4

Faltaban para las 7 am y debía partir a Vinchina, así que me fui a la cabaña de Estela donde estaba la cocina principal para desayunar, Carolina dormía como tronco, como siempre media desnuda sobre la cama tenía la mitad de su cuerpo a la vista, sus hermosas piernas, blancas y delicadas eran coronadas por una preciosa cola, esta vez sin bombacha, permitían ver una parte de su coño depilado.

Cuando estaba terminando mi desayuno apareció Carolina, radiante, con una sonrisa maravillosa y sus ojos preciosos me miraban, me saludo desde lejos y se acercó a sentarse a mi lado. Vestía una polera cortita de esas que dejan ver el ombligo y unos short de mezclilla muy cortos. No llevaba corpiño y no tuve que imaginar mucho para adivinar que tampoco llevaba bombacha. Me tomé otro café con ella y conversamos un rato, cosas triviales.

Carolina había salido del cole hace dos años, no tenía grandes pretensiones de estudiar, vivía en Guandacol un pueblito al sur-poniente de Villa Unión, tenía pocos amigos, y en su casa las cosas no marchaban bien, su madre y padre la presionaban para que se fuera a estudiar a ciudad de La Rioja, cosa que a ella no le interesaba, prefería aprender en el Hostal con su tía y quizás trabajar en alguno de los hoteles de la ciudad que tenía mucha afluencia de turistas extranjeros.

Carolina tiene el pelo rubio hasta el hombro, piel blanca con pecas, muy delgada de no más de 1,6 m, de pechos pequeños pero paraditos, sus caderas angostas escondían unas nalguitas paraditas y duras. Tenía una mirada tierna, más bien callada, pensé que era muy tímida pero en realidad es muy introvertida, no toca temas de conversación, más bien prefiere que le pregunten.

Acostumbraba pasar sus días en la piscina, leyendo o jugando con sus primas y primos. En los días tan largos del verano y por el calor, la mayoría del tiempo pasaba encerrada, y en las tardes salían a recorrer el pueblo en moto, utilizaba una pequeña moto scooter para movilizarse, bueno en varias ciudades es el medio de transporte preferido.

No tenía novio, si había varios chicos que la invitaban a salir, pero que como eran conocidos de su familia no le llamaba la atención, así que prefería salir con sus amigas de su misma edad. Pensé si con una me caliento, como será tener varias chicas de su edad chapoteando en la piscina, por lo menos podré recrear la vista un rato.

Luego de tomar el café me dispuse a salir a ver mis temas, pero ella me detuvo para preguntar si me podía acompañar, la pregunta me hizo dudar, salir sólo con una chica en un lugar que no conozco, gente que no conozco, me dio un hormigueo en la espalda, sin embargo también pensaba en la lindura de la chica y porque no salir acompañado el día se haría muy corto, y quizás me podría ayudar hacer mi visita más rápido. Cuando le dije que sí, dio un brinco y se metió rápido al dormitorio, tomo un poco de ropa la metió en una mochila, su móvil, lentes de sol y un sombrero.

Salimos a eso de las 8:00 del Hostal, pasamos a cargar combustible y comprar agua, partimos rumbo a Vinchina, en el camino Carolina me conversó todo el camino, contando los nombres de los lugares, los apellidos de las personas que vivían allí, me decía esa es la casa del ingeniero, esa otra esa la casa del doctor, y así llegamos a Vinchina a eso de las 10:30, pase a la delegación de policía para consultar por el propietario de un predio en Alto Jagüe, luego de más de una hora consultando logramos ubicar al hijo del dueño, que nos indicó que su padre estaba en Alto Jagüe al lado de la casa de los Guarda Parques de Laguna Brava, distante a una hora de Vinchina por la ruta 76. Las indicaciones eran tan vagas que dude en acudir al lugar, pensé en devolvernos a Villa Unión y volver en la noche, pero en eso Carolina me dijo que ella conocía el camino, que sabía dónde estaban los guardas parques, y que era fácil llegar.

Partimos rumbo a Alto Jagüe, el camino indicaba ingresar por una serranía atravesada por un pequeño río, cruzamos el río con tracción 4x4 y apenas salimos Carolina me pidió que nos estacionáramos a un costado para una “parada técnica”. Se alejó de la camioneta detrás de unos arbustos y luego de unos minutos me llamó para que viera algo, uff pensé que me llamaba para limpiarle el coñito o algo, jajaja, la polla se me puso como piedra y al caminar hacia ella la vi a unos 15 metros, había una figura hecha con piedras de colores, un letrero decía “Estrella Diaguita” y ella se paró en medio para que tomara fotos, ella coqueta se puso en varias posiciones y lugares, yo embobado por su fragilidad y sensualidad.

Seguimos el viaje por un camino muy angosto, muy sinuoso, por un lado la ladera de la montaña de roca casi colgantes y del otro el acantilado del río, el camino en paralelo al río serpenteaba cortando las montañas. Luego de media hora volvimos a parar para ver un milagro de la naturaleza, al pasar por el camino no se ve, pero de frente uno puede apreciar “La Pirámide de Vinchina”, la perfección de la naturaleza es impresionante, un triángulo isósceles perfectamente cortado por la naturaleza, que con forma de pirámide deja a todos boca abierta, luego de las fotos pertinentes y con mi modelo ya más desinhibida seguimos la ruta.

A eso de la una de la tarde entramos a Alto Jagüe, el calor era infernal, el polvo volaba por todos lados, me habría encantado haber llevado una polera y short como andaba vestida Carolina, pero los jeans que llevaba eran quemantes. La calle principal estaba muy erosionada, de seguro cuando llovía el agua la utilizaba como río, ya que se veían en sus bordes el corte del agua, las casas siempre en alto, de barro y bajas, todo de color tierra. Carolina me indico donde estaba la oficina del guarda parque, ahí pregunte por Don Cirilo, tras la oscuridad de la habitación apareció un señor de unos 65 años, de barriga prominente, sonrisa abundante, y dientes escasos. Luego de conversar más de una hora con él, llegamos a un acuerdo para la venta de un predio en Villa Unión, nuestro proyecto era generar una zona de plantación piloto de Olivos de 100 hectáreas, y empezar con un predio era lo primordial. Luego de firmar algunos documentos y acordar su visita a La Rioja para formalizar la venta nos regresamos.

El calor era desesperante, a pesar del aire acondicionado y de beber mucha agua Carolina estaba roja como tomate, en una de las tantas curvas del camino decidí parar y por un camino de huella acercarnos a refrescarnos en el río, el camino no tenía tránsito, en todo el día no habíamos visto más de 5 autos. Me saque los zapatos y metí los pies al agua, estaba muy fresco así, a la sombra claro, porque a sol uno sentía que nos derretíamos. Carolina de short se metió al río, bueno decir río era mucho, tenía unos 20 metros de ancho y no más de 15 centímetros de agua en algunos lugares, pero refrescaba de maravilla. Jugaba en la arena, corría para todos lados como los hacen los niños, estaba en eso cuando se tropezó y cayó al agua, pensé que se había golpeado pero todo era risas, estaba boca arriba en medio del agua que no tenía más de 10 centímetros de profundidad, ahí se quedó un buen rato, riéndose de mí, que yo sólo podía poner los pies en el agua en cambio ella hacia angelitos en el agua. No pude dejar de notar que su polera estaba empapada, y sus senos se notaban claramente, era una delicia ver su cuerpo claramente marcado por el agua, y aún más sus pequeños pezones de a poco se endurecieron por el agua, apuntaban al cielo como añorando su libertad, mi erección fue inevitable, sus pantalones cortos también estaban mojados y realzaban sus largas piernas. De seguro ella sabía que la estaba mirando, pues de vez en cuando se tomaba los pechos como para “estrujar el agua”, sus pezones se traslucían a través de la polera blanca, me miraba y sonreía, de seguro sabía que ya me tenía caliente, así siguió un buen rato, chapoteando.

Se levantó del agua y sus ropas votaban el agua a borbotones, sus senos se veían con mayor claridad, se me acerco directamente, yo estaba sentado al borde del río, los pies en el agua, Carolina me miraba con sus ojos coquetos, reía y caminaba, se burlaba de mí, me decía que yo me veía que estaba muy caliente por el calor, yo pensé que era por ella, o se refería a ambas motivos, se paró frente a mí, y me dice que ella tiene un remedio para secarse rápido y para refrescarme. La quede mirando con cara de interrogación, ella avanzó y se sentó a ahorcajadas encima de mis piernas, su hermoso culo quedo encima de mi paquete y me abrazo, estaba fría, sus brazos rodeaban mi cabeza, su cabello mojado me cubría el rostro, y miles de gotas empezaron a mojar mi ropa, sentí sus senos duros frente a los míos, me apretaba fuerte y me decía que se sentía muy rico así, que pronto se me pasaría el calor y ella se secaría, mis manos la tenía tomada de la cintura, su piel estaba helada, como piel de gallina, sólo atiné a rodear sus nalgas con mis manos, sus pequeños pantalones me dejaban tocar el inicio de cada nalga.

Alejo un poco su cara de mi cabeza y me miro a los ojos y me pregunto si me gustaba su forma de refrescarme, o mejor dicho ella quería que mi calor la calentara rápido, tenía frío, y volvió abrazarme fuerte, esta vez movió un poco sus caderas y claramente su subía aún más encima de mi paquete. De seguro ella había notado lo excitado que estaba, pero no me atrevía ir más allá, así que me quede ahí esperando que ella tomara la iniciativa, la “afirmaba” de su cola dura y deliciosa, y ella apoyaba sus brazos en mi hombro y movía muy despacio sus caderas, sentía mi polla golpear en mi jeans con un dolorcillo contenido por la excitación, poco a poco aumentó su movimiento y sentí su aliento en mi cuello, rozaba sus labios en mi oreja, su lengua daba pequeñas lamidas que ya no me podía aguantar quieto, la tenía firme de sus caderas, apretándola contra mi polla, sus gemidos aumentaron de volumen y por fin me envalentoné, subí una de mis manos y roce uno de sus senos con el pulgar, la respuesta fue inmediata, se movió hacia mi mano, con ello logre tomar el seno completo, duro, suavemente roce su pezón y su movimiento de cadera aumentó, hasta que apreté su dura tetita y retorcí su duro pezón, ella enloqueció, su boca buscó la mía y me beso, en realidad me comió los labios, su dulce boca era una delicia, su lengua imparable buscaba la mía, mis manos no dejaban de recorrer su espalda, apretar su culo y apretar sus tetas.

No aguantaba más del dolor de tener la polla dentro del jeans, sus caderas daban embestidas a mi polla y se retorcía encima, subí mis manos y le saque la polera, que delicia de tetitas duras que no dude en besar, lamer y comer sus pezones, ella me ayudaba subiendo para que me quedaran a la altura de la boca. Chupaba y lamía suavemente, la chica me tenía tan excitado que varias veces estuve a punto de eyacular dentro del pantalón, ella tomó cada botón de mi camisa y lo desabrocho mirándome a los ojos, me tenía muy caliente, yo miraba sus tetas subir y bajar por lo agitada de su respiración, no le costó nada sacarme la camisa, así como tampoco me costó levantar su cola y sacarle el pantalón corto, como me imaginaba, andaba sin bombacha, sus labios vaginales estaban abiertos y muy mojados, no dude un segundo en acercar mi boca, le comí el coño delicioso, mi lengua recorrió su pequeño clítoris y logre meterle la lengua. Se retorcía y gemía, sus caderas empujaban hacia mi cara para que se lo comiera todo, mis manos se hicieron pocas para soltar mi jean y liberar mi polla, que una vez libre palpitaba, Carolina se dio cuenta que ya la tenía libre y con sus pequeñas manos la tomo entre ambas y agachando su cabeza se dio a la tarea de lamerla, estuve a punto de correrme, tuve que hacer milagros para pensar en otra cosa, de lo contrario me habría corrido en su boca, me lamía la cabeza y apretaba el tronco con sus manos, que subían y bajaban como si estuviera en su coño.

La tome de las caderas y la atraje para sentarla sobre la polla, ella se dio cuenta de inmediato de mis intenciones con lo que apuro su llegada, puse la polla en la entrada de su coñito, y al igual que con mi pulgar en la piscina (ver La Riojana 3) la deje que ella hiciera la pega, me dio un beso muy apasionado y bajo un poco sus caderas, cosa que logre meter la cabeza en su caliente y apretado coñito, ella tembló entera, siguió besándome y subió y bajo de nuevo, entro otro poco, sentía la tensión de sus músculos vaginales apretando la cabeza, sus senos duros me rosaban mi pecho calentándome aún más, con mis manos la baje un poco más, ya con la mitad dentro Carolina se puso tensa, sus brazos y piernas se pusieron duras y temblaba, me abrazo con fuerza y se dejó caer, la penetre hasta el fondo, un gemido ahogado salió de su garganta y temblaba entera, sus ojos cerrados, sus cara desencajada mostraban que estaba teniendo un orgasmo que finalizó reclinando su cabeza hacia atrás, su cuerpo laxo logré afirmarla con mis brazos rodeando su espalda, mi polla palpitaba a mil y sus ojos se abrieron de a poco, me sonrió, ya con su rostro otra vez con cara de niña mala empezó a subir y bajar despacio, me miraba, y siguió haciéndolo cada vez más rápido, hasta que mis gemidos anunciaron que estaba a punto de correrme, la tome de la cintura con fuerza y la subía hasta casi sacar mi polla y la volvía a metérsela con fuerza hasta el fondo, ya me faltaba poco para eyacular, mi respiración hacía evidente que el desenlace está por llegar. Carolina me empezó hablar pero no entendía nada, estaba tan caliente y excitado que sólo quería eyacular dentro y llenarla de leche, y me seguía hablando hasta que me di cuenta que me pedía que no eyaculara dentro de su vagina, sino que lo hiciera en su boca.

A duras penas acepte sacarla, la probabilidad de dejarla embarazada me convenció, así que con mi verga palpitante y envuelta en sus fluidos ella se la llevo a la boca, caliente, húmeda, chupaba, lamía y mordía suavemente, se notaba que sabía cómo hacerlo y que le gustaba, no demoré en volver a estar excitado de nuevo pero esta vez su boca estaba lista para recibir mi regalo, su boca seguía chupando y mi piernas y brazos se tensaron, tme su cabeza y la empuje con fuerza para que mi polla entera completa en su boca, con un gruñido eyaculé, que maravilla eyacular y que la chupen bien, al eyacular se trapico un poco pero siguió, que delicia de boca tienes le decía, chupo todo lo que salió y después de ello siguió lamiendo mi polla, mi respiración volvió a la normalidad, ella chupo hasta que mi polla quedó lacia, subió hasta mi boca y nos besamos, fue un beso muy lindo, La Riojana era lo más esquicito que había comido alguna vez.

El ruido del río y los pájaros nos trajeron de nuevo a la realidad de calor, Carolina se metió al río de nuevo, y luego se puso ropa seca, de regreso en la camioneta se fue durmiendo apoyando su cabeza en mi pierna…

Seguirá.

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