Trabajos sexuales. Cap 4

Bueeno, aquí les dejo el siguiente

—¿Cómo que estoy despedida? Estás en un error. No puede ser así.
—Baja la voz —pidió mi patrón, arrodillándose ante mí y mirándome con esos ojitos de súplica que tanto le conocía —. Esa es la condición con tal de que sigamos trabajando. No puedo hacer nada.
—Iré a hablar con él.
—Se ha ido. Lo mejor será no molestarlo. Está de muy mal humor, Ashley. Es el alcalde. ¡El alcalde! ¿lo entiendes?
Me temblaba todo el cuerpo y me ardía la cara de la rabia contenida. No podía perder mi empleo. No ahora cuando Lilith y yo teníamos tantos planes por cumplir.
—¿No hay alguna manera… de que siga trabajando aquí? Necesito el dinero.
—Lo siento. No me voy a arriesgar a que un día llegue de la nada y te vea. Es peligroso. Sé que lo entiendes, Ashley. Por favor, vete.
—¿Eso es todo? Un vete nada más. Oye… no puedes hacer eso —ahora me escocían los ojos por las ganas de llorar. No podía creer lo que estaba sucediendo pero no era lo correcto. ¿Qué se supone que haría sin el trabajo? ¿trabajar de actriz porno en la empresa de mi primo? Ni de loca iba a tomar esa opción. No iba a considerarla en lo absoluto.
—Vete, Ashley, por favor. Te llamaré. Trataré de buscarte algún otro empleo, pero por el momento, vete.
Con lágrimas en los ojos, más furiosa que triste, agarré mi ropa, me vestí lo más rápido que pude y me fui al auto. No pude manejar, sino que me quedé un momento con la mente en blanco, digiriendo lo que acababa de suceder y cómo le iba a decir a Lilith que había perdido el empleo. De repente menear mi culo y comer pollas ya no era mala idea.
Mi hermana no tendría por qué saberlo. Se lo iba a ocultar. Tenía que hallar una solución de inmediato. Encendí la marcha y fui a comprar varias solicitudes de empleo para llenar mientras me daba el gusto de comerme una hamburguesa con papas y soda. Realmente no tenía muchos datos que poner, y ni loca iba a mencionar mi trabajo como bailarina en mis referencias. No me quedó más remedio que poner a algunos de conocidos como si fueran mis jefes de empresas fantasmas, inventar unos cuantos datos por aquí y por allá y dejar todo a la suerte.
Fui a varias compañías a prestar mis servicios: dos restaurantes, un centro comercial, una tienda de lencería y dos puestos de secretaria. En todos dijeron que me llamarían, pero que no era la única que había llenado la solicitud. Además en todos estos sitios me encontré con personas que lucían más serias y profesionales que yo. Mujeres bien peinadas de apariencia decente mientras que yo estaba con una minifalda y una blusa un tanto escotada.
Después de dejar todas las solicitudes consideré en volver al club y rogar para que me devolvieran el empleo, pero una gota de orgullo y dignidad, la última que me quedaba, me lo impidió. Le llamé a Lilith para decirle que la vería en casa y que tuviera cuidado a la hora de regresar.
Así pues me dormí durante toda la tarde. Me sentía triste, deprimida, con la moral baja y sin un buen concepto de mí misma por tener tan poco que ofrecerle al resto del mundo. Tenía un bonito cuerpo pero al parecer a las personas ya no les importaba tanto.
El sonido del teléfono fue lo que me despertó. Contesté y para agradable sorpresa se trataba del empleo en el puesto de lencería. Me preguntaron si podría ir a una entrevista para mañana y les dije que sí, y que estaba infinitamente agradecida con ellos. Respiré profundamente para tranquilizarme y comencé a ver una pequeña luz de esperanza brillando al final del túnel.
Me metí a la ducha y al salir, Lilith estaba entrando a la casa.
—¿Todo bien, hermana?
—Sí, de maravilla —exclamé y le di un tierno besito en la mejilla —¿Y tú?
—Sí. Me voy a alistar para ir a la fiesta con mis amigos.
—¿Quieres que te prepare algo de cenar?
—No te preocupes.
Me fui a mi dormitorio a leer para intentar distraerme de toda la basura que había sido mi día. Lilith entró poco después. Vestía para su fiesta unos ajustados jeans a la cadera que mostraban el coqueto hilito de su tanga, y una blusa de manga larga con un escote un tanto sutil pero sensual.
—¿Tienes condones, Ashley?
—¿Vas a coger? — le pregunté con una sonrisa picarona. Ella se encogió de hombros.
—Ese es mi regalo. El rico pene de Mario —puso cara de quinceañera —. Me lo ha estado proponiendo por semanas y la verdad me le he resistido pero… ay, no aguanto. Quiero coger.
Me reí. Lo decía con tanta fragilidad como una niñita pidiendo una golosina.
—Ve en el cajón de allí.
Buscó entre mis cosas y luego se giró hacia mí mientras se amarraba el pelo. Tenía el condón en su boquita, como si fuera un paquete de goma de mascar. Verla así, aparentando ser tierna y angelical hizo que me sintiera un tanto atraída hacia ella. Fruncí las cejas, molesta por mi propio pensamiento y volví la vista a mi libro.
—¿Te pasa algo, Ashley? —preguntó acercándose a gatas en la cama. Pude ver su bonito sujetador de encaje rojo cubriendo sus formadas tetitas. Tragué saliva.
—Nada. Que te diviertas.
—Sí. ¿Me llevas?
—Claro. Andando.
La llevé hasta la casa de su amigo que estaba dando la fiesta en su honor. Habían varios coches estacionados en la calle y se oía el sonido apagado de la música. Lilith me miró.
—¿Cómo luzco? Me van a dar mi premio ¡jeje!
—Usa el condón, Lilith —le advertí. Ella se rió y me dio un tierno besito en la frente.
—Nos vemos.
Y diciendo esto salió del coche. Los hilos de su tanguita la hacían lucir coqueta, inocente y depravada al mismo tiempo.
Volví a la casa y me recosté a descansar. Había sido un día raro y cansado, con mucha carga emocional para mí.
No me desperté hasta el día siguiente, y lo primero en lo que pensé fue en Lilith. Me dirigí a su cuarto para ver si estaba allí y gracias al Cielo que sí. Vestía unos cacheteros a modo de pijama y no traía sujetador, de tal forma que sus tetas sonrosadas estaban a la vista. Sus piernas eran exquisitas, de piel nacarada y se le marcaba la estrecha rajita de su coño.
Suspiré y recordé todas las veces que la había visto desnuda. Prácticamente había sido toda la vida, desde que éramos niñas mamá solía bañarnos juntas y siempre nos inculcó un amor máximo la una por la otra. Mi hermana era la persona más amada para mí y la más importante. Haría todo por ella. Me senté en la cama y le moví el hombro. Ella se despertó aletargada.
—¿Qué hora es?
—Las once de la mañana, Lilith.
—Ah… me quedé dormida. ¿Me pasas mi camiseta?
Se la di y ella se la colocó. Bostezó sonoramente y luego se recargó en mí.
—Me duele el culito —dijo con voz de niña —. Probé el sexo anal, o al menos lo intenté y me dolió.
—Ay, Lilith. No estabas lista.
—No, pero lo volveré a intentar a penas pueda. ¿qué hay para desayunar?
Le di un beso en la cabeza y la llevé a la ducha para que se diera un baño. Antes de salir la miré por encima del hombro, y vi que sus nalgas tenían algunas marcas de mordiscos. Reí para mis adentros. Al menos eran señales de que la muy cabrona había disfrutado de su regalo de cumpleaños. Fue en ese momento que me recordé de la entrevista en la tienda de lencería. Miré el reloj. Se supone que debería de estar allí a las ocho. Cerré los ojos con frustración y me recargué en la puerta del baño pensando en qué carajos iba a hacer con mi vida.
Más tarde, mientras mi adorada hermanita acababa sus tareas, recibí la llamada de Daniel, mi patrón. Decía que finalmente me había encontrado un empleo en un bar cercano al club y que fuera a su casa para conocer los detalles. Sin embargo que nos fuéramos a ver en su casa sólo podía significar sexo para él.

Dejé a Lilith a cargo de todo y me fui a verle. Nada más llegar, toqué el timbre y entré con la llave que él me había dado para casos de emergencia.
—¿Daniel? ¡¿Daniel?!
—¡En la ducha!

Genial, pensé con ironía. Subí por las escaleras y entré a su cuarto de baño. Como ya me lo esperaba, él estaba bajo la regadera, con su pene semierecto y una sonrisa en su cara. Yo doblé una media sonrisa y recordé que a pesar de que me había despedido, era mi amigo y yo necesitaba con urgencia un poco de sexo para variar. Le hice una señal de que lo esperaba en su dormitorio y me fui primero. Me quité los zapatos al entrar y me abrí la blusa para que se me viera el sujetador. Daniel llegó poco después. Seguía desnudo, pero seco.
—Ven aquí —le dije y él se recostó en la cama.

Yo me incliné para darle un besito en la boca. Me dije a mí misma que no sólo iba a tener sexo con él, sino que me iba a desquitar un poco por haberme metido en el lío con el alcalde. Me desabroché el sujetador y me di un masaje en las tetas mientras tomaba su miembro con mi boca y comenzaba probarlo con mi lengua. Le daba pequeños besitos primero, y hundía mi cara en él para oler el aroma a jabón. Me encantaban los hombres aseados. Me volvían locas las pollas con buen sabor. Me relamí los labios. Tomé su pene de la base y chupé de él con mucha suavidad. Sentirlo creer dentro de mi boca terminó por encenderme por dentro, por hacer que me chorrera de jugos y no tardé mucho tiempo en quitarme la falda y la tanga para él. Lo hice con unos sexis pasos de baile, y a continuación me monté a horcajadas.

—Deja que te la meta sólo un poco ¿sí?
—Está bien, está bien —le dije suavemente, recorriendo su pecho con mis dedos y dándole jugosos besos en la boca. Llevé una mano hasta su entrepierna y sin despegarme de su boca, tomé su verga y la dirigí a la entrada de mi coño, que ya ansiaba devorar un buen trozo de carne. Al principio me costó un poco meterlo porque el pene de Daniel era más grueso que largo, pero al final no tardó mucho y sentí cómo las paredes de mi vagina se dilataban y mis jugos le mojaban la polla. Un escalofrío me recorrió de inmediato y un poco de dolor hizo que yo jadeara.
—Está tan caliente dentro de ti —dijo Daniel, pasándole la lengua a mis pezones mientras empezaba a pujar dentro de mí.

—Y tu polla me presiona tan rico… siento como mi conchita de la esta apretando —gemí cuando él movió sus caderas para zamparla por completo. Puso sus manos en mi cintura y empezó a bombear con tanta fuerza que el placer se transformó en un dolor tan rico que me arrancaba gemidos y me obligaba a cubrir mi boca.
—No lo hagas. Gime, perrita. Gime por favor.

Si eso quería él, lo iba a hacer. Me llevé las manos a las tetas y las empujé para poder meterme uno de mis pezones a la boca. Lo mordí, lo chupé con fuerza como si quisiera extraerle un poco de leche y luego lamí toda la punta hasta provocarme a mí misma un nuevo nivel de excitación.
Permanecimos en esa pose durante un rato, hasta que Daniel se cansó de penetrarme así y me pidió que ahora yo me recostara en la cama. Al hacerlo, él se encargó de separarme las piernas, tomar mi coño y hundirme la polla hasta el fondo. Grité, complacida. Puse mis tobillos en sus hombros para que me tuviera lo más abierta posible y seguí llevándome mis pezones a la boca para jugar con ellos. Evitaba mirarlo a los ojos, y en su lugar veía al techo y me concentraba en sentir las embestidas de Daniel.

—Quiero que la chupes embarrada de tus jugos.
—Ven aquí, cabrón —le pedí con urgencia y él se acercó de tal forma que mi cabeza quedó entre sus rodillas. Puse una almohada debajo de mi cabeza y dirigí su pene directo a mi boca. Sólo tuve que abrir grande y recibir con la lengua. Él empezó a embestida, a cogerme por la boca con mucha delicadeza. Se deleitaba viendo como su polla entraba y salía de mí.
Mientras yo jugaba con sus huevos, grandes y pesados, y los estrujaba y metía un dedito entre ellos para producirle un gran placer. Más bien le dio un poco de dolor porque me pidió que no lo hiciera.
—No aguantas nada —le dije. Agarré su pene y lo dirigí a mis labios a un ritmo muy suave. Tanteé la punta con mi lengua y cuando él captó el ritmo que yo quería, le deje metérmela con suavidad.
—¡muérdeme el puto pene!

Me reí y lo hice. Mordí con un poco de fuerza y luego me metí sus testículos a la boca para deleitarlos con le lengua, embarrarlos con tanta saliva que ya se deslizaban solos dentro de mi boca. Hacía esto cuando una poderosa descarga de leche salió y me bañó toda la cara. Me relajé y disfruté de los chorros de líquido caliente que se me metían por la nariz y me embarraban los ojos.
Cuando la descarga terminó, me limpié cuidadosamente con una servilleta y me amodorré a su lado. Me dolía la mandíbula, pero que me follaran por la boca era una de las prácticas que más me gustaban.

—¿Qué trabajo tienes para mí?
—Es en un bar, a dos cuadras del club. Ve si lo deseas. Ya verás que te gustará.
—Bueno, iré en seguida.
Me vestí aunque él me pidió que no lo hiciera y que me quedara un rato más. Le di un besito muy mojado en su rica polla y me alisté para salir.
Conduje de regreso al club y desvié dos calles más. Conocía el bar. Algunos de sus clientes iban al club para vernos. Entré y me dirigí a la barra donde el dueño estaba limpiando los vasos.
—Vine por el empleo que Daniel me comentó.
—¿Tú? ¿Empleo aquí?
—Sí. ¿Él no le mencionó nada?
—Ah, sí. Ya recuerdo. ¿sabes cocinar?
—Este… sí —mentí. De hecho no era muy buena.
—Pues serás ayudante de cocina. Ahora ve y vuelve a las ocho de la noche.
—¡Será todo un placer! ¡Muchas gracias!
Las cosas definitivamente comenzaban a mejorar.

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Comenten chicos, jaja cambio sus puntos por comentarios, es que son los que mas me animan a seguir escribiendoles, o mas bien, publicándolos, porque siento que esta historia no está siendo bien recibida y no sé por qué.

6 comentarios - Trabajos sexuales. Cap 4

Declan1971 +1
Ha sido magnífico, me encanta esta historia, como estabas con Daniel, como te gustaba que te follase la boca, maravilloso, hay van mis +5, no te doy más porque no tengo ahora, no porque no quiera.
hammer30
Jaja la boca también cuenta xD, nada mas rico, un saludos y gracias por tu comentario n.n
Declan1971
@hammer30 Totalmente de acuerdo contigo que la boca cuenta, a mi me encanta los trabajos bucales.
pablooo_2 +1
Muy bueno!!

Y también fue inesperada la cogida con Daniel... pero no se pq imagino q algo aún debe pasar con Lilith... no? 😉
hammer30 +1
Jaja si leiste mis hijas y yo y hermanios sin tabu, la mas fragil y delicada siepre se la emfiestan al final xD la cogida de Lilith será épica
gadielcomingsoon +1
Que cosa de locos, me tenes la paja fácil. No puedo leer uno de tus relatos sin acabarme todo. No puedo esperar por verla cogiendo com la hermana
hammer30
jajaja, con calma con calma,
saliudos! gracias por contestar n.n
nahuel40 +1
hermosa historia como siempre! como vos de rica! 🙂 +10
puppy_style
Me encanta el rumbo que tiene el relato, la historia es mucho mas rica en comparación a relatos anteriores y nonpierde los momentos de sexo bien detallado. En el cap. Anterior terminé de leer quiero saber cómo seguía la historia jajajaja