Re-escritura. Nuestro primer DES-encuentro.

Esto es un experimento. Una re-escritura de un texto de @tfy01, que es una mujer que escribe como los dioses y que me dió por volver a escribir la historia desde el punto de vista del otro personaje.
el texto original es éste:
http://www.poringa.net/posts/relatos/2879460/Nuestro-Primer-DES--encuentro.html
espero les guste el experimento.


Fueron meses extraños, de acercarme para alejar, de querer pero sentir que no podía. De extrañar eso que no tenía. Todo empezó con un chat, una conversación virtual, una foto, una caricia lejana. Sentía que ella me podía alejar de la rutina desde lejos...
Verla en la pantalla era la luz semanal que me daba energía para seguir. Mis cosas estaban "bien". Casa, auto, pareja, familia. Todo bien, pero sin electricidad. Sentía la sangre aletargada bajo la piel. Internet era mi lugar de escape, y fue allí donde la encontré.
Verla hasta casi tocarla. Escucharla hasta quedar ciego. Nos mostrábamos, nos reíamos, nos cojiamos a la distancia. Ya a esa altura había visto cada parte de su cuerpo. Aguardaba ansioso, ansiaba, necesitaba su contacto, su piel, su aroma, su respiración.
Habíamos hablado del teatro un par de veces. Esas cosas que surgen de casualidad hizo que mi mujer me invitara esa noche a verlo allá lejos. Era un viaje, pero acepté teniendo la alocada idea de poder, quizás, cruzármela.
Hablamos unas veces en esos días pero no nos dijimos nada.
El viaje se me hizo interminable. Las peleas constantes me estaban haciendo caer en un pozo muy profundo del que solo ella me sacaba con su sonrisa y sus tetas.
El hotel, la entrada, la cola para entrar, el pochoclo. Todo fue un problema esa noche.
El primer acto pasó, y yo con mi mente en cualquier lado. Al terminar le dije que me sentía un poco mal del estómago y que iba al baño. Ella miraba obsesivamente el teléfono. No me dió mucha bola. Salí.
La cola del baño era interminable, pero mejor que intentar encontrar un tema de conversación.
Hasta que la vi.
Tuve que mirar varias veces.
Era ella? Podía ser? Dude de mis sentidos que me gritaban que la besara.
Bajé la vista. No era posible. Ella pasó a mi lado.
Si, no podía estar equivocado y no podía dejar pasar esa situación. Puse el teléfono en silencio y la seguí al patio trasero. Ella fumaba.
- Hola.- dije con la carga de los nervios que me carcomían.
Dió vuelta 180 grados y me vió. Sentí su mirada en mis labios, después subió hasta mis ojos.
Nos besamos.
Fue un beso apasionado y desesperado. Ansioso y caliente, húmedo y desenfrenado. La sentí vibrar entre mis brazos. Me hizo vibrar entre los suyos. Al despegarnos me hizo tres o cuatro preguntas juntas y obvias. Qué haces aca? Viniste? Como estás? Estás solo?.
No pude responder a ninguna de ellas.
Un sonido interrumpió nuestro limbo. Llamaban a que entrara el público para ver la segunda entrada.
La volví a besar. A los segundos nadie había a nuestro alrededor.
Me tomó de la mano y me guió al baño de mujeres. Estaba desierto. Nos metimos en el primero y cerramos la puerta.
A partir de ese momento todo se volvió confusión y lujuria.
Nos besamos acalorados. Queríamos saciar en un solo beso tanta calentura acumulada. Su boca era la deseada. Su piel era tan suave como la imaginaba. Su aroma mucho mejor. Embriagador.
Le saqué el pañuelo que tenía anudado al cuello y comencé a besarlo. Ella tiró la cabeza hacia atrás sintiendome desearla. Mis manos la recorrían sin pudores. Sus tetas, su panza, debajo de la falda, sus piernas. Quería su concha, la deseaba. No podía pensar en otra cosa que estar dentro suyo. Le abrí la blusa y me encontré con sus preciosas tetas. Las lamí, las chupé, las disfruté como las había imaginado miles de veces. Sus pezones rosados y enormes eran mi manjar mas preciado.
La hice dar vuelta y le bajé la bombacha. Frente a mi estaba su culo. Hermoso, carnoso, suculento. Hundí mi boca entre sus nalgas y fuí buscando con la lengua hasta encontrar el clítoris. Su concha estaba deseosa y húmeda. Ella me recibía con calentura moviendose al compás de mi lengua con las manos apoyadas contra la pared. Le abrí las nalgas para poder explorarla mejor. Ella gemía hasta casi gritar. Tuve miedo de que alguien nos escuchara, lo que me hizo calentar aún más y chuparla aún más fuerte. Me paré detrás de ella y le apoyé el bulto en el culo. Besándola en la nuca la sentía apretarse contra mi. Se dió vuelta. Me ofreció las tetas, las volví a chupar y bajé por su panza hasta llegar al clítoris. La lamì desenfrenado allí mismo, ella parada con la espalda contra la pared, yo arrodillado, agradecièndole al dios que anida entre sus piernas por ese momento de calentura hermoso. Acabó en mi boca y bebí sus jugos con satisfacción.
Me paré y la besé. Sentí que estábamos juntos finalmente.
Empezó ella a bajar en ese momento. Besándome y lamiéndome a su paso hasta llegar a la pija. Sentía que explotaba de ganas de estar dentro suyo. Su boca era el paraiso esperado. La agarré de la nuca y empecé a guiarla suavemente hasta metérsela entera. Estábamos en llamas.
Le saqué la pija de la boca y le dije que la quería cojer.
Me empujó para que me sentara en el inodoro. Se dió vuelta y empezó a buscar algo en su cartera. Su ojete quedó frente a mi cara. Empecé a masajearlo y desearlo. Ella se movía caliente mientras seguía con su búsqueda. Hasta que encontró el forro. Me lo puso y me montó con un ansia indómita de meter toda mi humanidad dentro suyo. Nos cojimos con apuro y ansias. Con el placer brotándonos desde adentro. Con los cachetes de su culo entre mis manos sentí como volvía a acabar. Siguió moviéndose unos segundos hasta que acabé en un prolongado orgasmo.
Reimos un poco nerviosos mirándonos sin poder creerlo. Me saqué el forro, lo tiré al inodoro.
Asomándonos por la puerta vimos que no había nadie. Nos besamos por última vez y nos separamos.
No sabía qué hacer. Tenía cuatro llamadas perdidas en el teléfono.
Me metí en el baño de hombres sin entender demasiado qué había pasado. Me lavé lo mejor que pude y recordé el cigarrillo. En el kiosco del lugar compre un paquete y fumé dos seguidos. Al volver a mi asiento, mi mujer estaba nerviosa y no entendía qué había pasado. Sintió el olor sobre mi y dijo.
- Será posible que no puedas dejar ese vicio?
- No.- le respondí secamente ya planificando el próximo encuentro.

4 comentarios - Re-escritura. Nuestro primer DES-encuentro.

Pervberto
Una idea genial, magníficamente resuelta.
paspadohastalos
Una especie de homenaje a una gran escritora de relatos @tfy01
tfy01
SOS UN GENIO!! HERMOSO!