Las apariencias engañan ( 1ra. parte)

- Pablo, tenés que acomodar tu dormitorio, porque viene la tía a quedarse una temporada, y se va a quedar aquí, tu vas a acomodarte en la pieza de servicio.
De esta manera me despertó mi madre una mañana. Menuda noticia.
Raquel mi tía, hacía años que no la veía en persona. Si he visto fotos a través del tiempo. Tiene 10 años menos que mi madre, o sea que debe estar en los 40, pensé. Cabello castaño, delgada, con anteojos, muy elegante, por lo que recuerdo.
Al otro día llegó ella, con su auto, un mediano japonés muy bonito y bastante nuevo. Mi madre la recibió con mucho cariño, mi padre también, y fue muy atenta con todos incluso conmigo.
La acompañamos con sus maletas a la habitación.
- Mira Raquel, te quedarás aquí. Esta es la habitación de Pablo, así que disculpa el desorden que pueda haber.
- Pero no Luisi, no es justo que le quites la habitación a Pablito.
- No hay problemas, tía, dije con amabilidad.
- Bueno, eres un sol sobrino, te agradezco, pero cuando necesites algo ven a buscarlo sin ningún problema, por favor.
Una sonrisa cálida acompañó su frase y me resultó muy simpática y hasta atractiva. En verdad no era muy parecida a mi madre. Se había casado alguna vez, pero las cosas no funcionaron. Me pareció recordar que comentaron que el marido le metía los cuernos. La verdad que al verla tan modosita y recatada, comprendía un poco al marido. Debió aburrirse de manera insoportable.
Los días pasaron tranquilamente. Raquel iba y venía por la casa, escuchaba música, leía, y se comunicaba por mensaje con sus amigas de su ciudad. Todo normal y previsible.
Un día llegué a mi casa y comencé a cambiarme para salir esa noche. Mis padres tenían una cena que iba a prolongarse hasta tarde, y mi tía había decidido no acompañarlos y quedarse en casa a ver televisión. En ese momento los tres habían ido de compras.
Me bañé y luego a la hora de vestirme, tuve que ir a mi antigua habitación a buscar algunas cosas. Cuando estaba reuniendo lo que necesitaba, en el cajón de la mesa de luz, encontré su celular. Sin querer, lo tomé y abrí los mensajes, encontrando los intercambios que tenía con sus amigas, y me quedé helado.
Una de ellas le preguntaba como la estaba pasando, y ella le contestó que estaba haciendo vida familiar. La amiga le preguntaba que tal era su familia, y ella le contaba que su hermana era muy atenta y buena con ella, que el esposo era una muy buena persona y que quería mucho a su mujer, y que su sobrino era muy atento y educado.
- ¿ Cuantos años tiene?
- 20 mas o menos
- ¿ Y que tal está?
- Vamos, que es mi sobrino, contestó mi tía.
- Pero no el mío, así que cuenta, le insistió.
- Pues es atractivo y además tiene el físico de un muchacho de 20 años que hace deportes.
- O sea que está para partirlo.
- Pero no seas degenerada.
- ¿ Y tú como te aguantas sin hacer nada? Preguntó otra.
- No tengo problemas. Por suerte mañana se van todos, así que podré salir por las mías a ver que se presenta.
- Espero que tengas suerte, y si no siempre tendrás a tu sobrino a tiro de piedra.
- Son unas degeneradas. Además saben que no soy capaz de lanzarme.
- Si, ya sabemos que te gusta que te obliguen a gozar.
- Son muy malas y retorcidas.
Dejé el teléfono donde estaba y salí rápidamente.
Estaba sorprendido.
No me imaginaba a mi tía teniendo esos diálogos. Yo me hubiera imaginado que hablaría con las amigas de modas, de programas de televisión, o de religión. Pero no era el caso.
Luego quedé intrigado por su plan de salir esa noche.¿ Qué pensaba hacer? Tenía que descubrir cual era su verdadera vida. Y sobre todo, como era eso de que tenían que obligarla.
Me comuniqué con Richard, un amigo que tenía auto, y le dije que tenía que hacerme un favor. Al principio se negó diciendo que hacía mucho que no echaba un polvo y esa noche pensaba ponerse al día.
- Mira Richard, es que necesito seguir a una persona que vive en este mismo edificio ( mentí para no decirle que era mi tía) . Es una madurita que me gusta y necesito saber que es lo que le gusta.
- Pero Pablo, ¿tiene que ser esta noche?
- Por favor Richard. Es imprescindible.
Por fin, pude convencerlo, a regañadientes, que dejara sus planes para hacerme de chofer.
Cuando mis padres salieron, yo también me despedí y esperé en la esquina a Richard. Cuando llegó subí y nos quedamos estacionados. Escuchamos música mientras esperaba que saliera el auto de mi tía. Por fin, una hora después vi su auto salir de la cochera, y le indiqué a Richard que siguiera el auto.
Recorrimos todo el centro de la ciudad a marcha lenta, en medio de muchos autos, hasta que por fin, se detuvo en un bar bastante elegante. Nosotros no podíamos entrar por que me reconocería, así que estacionamos enfrente dispuestos a esperar.
Cuando se abrió la puerta del auto, casi se me para el corazón. Una blusa ajustada, con varios botones desabrochados, donde asomaba el nacimiento de sus tetas, una pollera corta que apenas le tapaba los glúteos y que marcaba todas sus apetecibles curvas, y calzada con un par de zapatos de taco aguja bien altos, que estilizaban aún mas su figura.
- Mamita, te entiendo Pablito. Es una verdadera zorra. Que polvo que tiene, es increíble, dijo mi amigo sin poder evitar el comentario. Claro que el no sabía que era mi tía, pero en verdad, tenía razón. Era una verdadera milf digna de una porno de categoría.
Entró al bar y estuvo allí un largo rato. Por fin salió acompañada por un muchacho un poco mas grande que yo, pero seguramente no superaba los 25 años. Todo un semental, la verdad. Conversaron un rato en la calle, se veía que ella negaba con la cabeza, hasta que por fin el la tomó del brazo y la obligó a subir al auto de mi tía. En el interín, dos muchachos salieron del lugar. Seguían con atención lo que ocurría. Eran mas jovenes que el anterior, pero claramente se notaba que estaban con el que había subido al auto de mi tía. Por fin, el auto arrancó y el acompañante le hizo un gesto a sus amigos, que rápidamente subieron a otro auto que estaba ahí cerca. Las luces del auto de mi tía se alejaban cuando el otro auto comenzó a seguirlos. Yo le indiqué a mi amigo que también los siguiera.
Claramente se dirigían al parque de la ciudad.
- Mira Pablo, me parece que la lleva al matadero. ( Con ese nombre conocíamos el lugar donde iban las parejas a fajarse por las noches, ya que había muy poca luz y miradas indiscretas.) No dije nada pero tuve claro que eso era lo que estaba pasando.
Llegamos a un lugar donde no había ningún otro auto, y allí estacionó mi tía. Detrás de ella estacionó el otro auto con los dos jóvenes y nosotros paramos al costado, detrás de unos arbustos que evitaban que nos vieran, pero desde donde podíamos observar todo. Bajamos del auto sin hacer ruido y nos ubicamos detrás de los arbustos. Yo encendí mi celular para grabar lo que allí pasara.
Dentro del auto de mi tía, el muchacho comenzó a tratar de besarla y acariciarla, y mi tía se negaba y se resistía, aunque era evidente que esa resistencia era mas formal que real. Cuando el joven consiguió apoderarse de su boca, lentamente la oposición de mi tía se fue reduciendo rápidamente.
Mi tía respondía a cada avance del macho.
- Que polvo que tienes, perra, que polvo. Y hoy te vas a dar el gusto, te lo aseguro, le decía mientras sus manos terminaban de desabrochar la blusa y descubrían dos hermosas tetas sin soutien.
Sabía que no traías nada, puta, dijo mientras su boca se adueñaba de uno de sus pezones. Mi tía tiraba su cabeza hacia atrás, para facilitar la succión. Los jovencitos del auto estaban pegados al parabrisas, con sus ojos abiertos para no perder detalle. Y cuando miré a Richard, veo que está totalmente sacado y empalmado. El bulto en su pantalón no deja lugar a dudas.
El macho metió su mano bajo la pollera de mi tía, y sin darle tiempo a nada, de un tirón le arrancó la tanga, levantándola para mostrásela a sus amigos y rápidamente la arrojó al asiento posterior, mientras se adueñaba de su boca, evitando que se quejara. De inmediato, fue evidente que su mano tomó posesión de su sexo, comenzando a acariciarlo suavemente. Mi tía, que abrazaba al macho, buscó su bulto con una de sus manos, y cuando lo encontró comenzó a acariciarlo por encima de la ropa.
- Vamos al asiento trasero que estaremos más cómodos, e hizo que pasara entre las butacas aprovechando para magrearle bien el culo. Luego pasó el. Una vez ubicados los dos, el la siguió magreando por completo, recorriendo su cara, su cuello, sus tetas y su sexo, con sus manos y su boca. Cuando su lengua entró en su sexo, mi tía gimió de placer y en cuestión de minutos tuvo un orgasmo fabuloso.
- Hmmm, estabas realmente necesitada, zorrita, no?
- Nnno, tu me estás forzando. Yo soy una mujer decente, sabes? Y no me gusta que me llames zorrita, dijo sin intentar ni escaparse ni parar lo que estaba pasando.
- Bueno, ya es hora de que muestres lo que tu lengua puede hacer, le dijo sentándose cómodamente en la butaca.
Mi tía se negó, alegando que no era ninguna ramera, que no iba a hacer eso. El joven se desabrochó su cinturón y abrió su bragueta. Se bajó los pantalones y se sacó las zapatillas y el pantalón quedando solo con su slip abultado y su remera. Mi tía seguía negando con la cabeza, pero a la vez seguía acariciando ese pedazo que era todo para ella. El macho jugueteaba con sus tetas.
Lentamente tomó su cabeza y la llevó hacia abajo. Su cara de placer indicó claramente que mi tía había comenzado su fellatio.
En ese momento, los jovencitos del otro auto aparecieron a los costados del auto de mi tía. Ella no se percató de la cercanía, o tal vez no le importó.
El macho se tiró para atrás, y colocó sus manos detrás de su cabeza. Estaba disfrutando como un rey.
- Que placer, mamita, que placer. Sigue, sigue, vamos, tragatela toda que tu puedes, vamos, vamos, la incitaba, y mi tía se esmeraba la mar de bien.
Los jovencitos subieron a los asientos de adelante del auto, sin perder detalle de lo que pasaba. Estaban en silencio, por miedo a que mi tía se diera cuenta y se detuviera, pero la verdad que de la manera que estaba lanzada, nada podía pararla.
Por fin, el macho la tomó, e hizo que se acostara sobre el asiento, ubicándose entre sus piernas. Apuntó su verga y la acompañó hasta que abrió los labios de la vagina de mi tía.
- No, espera, no abuses de mí, no te aproveches. Soy una mujer respetable y tu un degenerado.
El macho se dejó caer, adueñándose de su boca, mientras la clavaba y mi tía levantaba las piernas y lo envolvía para conseguir que la penetración fuera lo mas profunda posible. Cuando la clavó hasta el fondo, se quedó unos segundos allí, y luego comenzó a serrucharla con ganas.
- Que pedazo de perra, dijo uno de los jovencitos que no aguantó mas y habló.
- Está que se parte, dale masa, dale masa, alentaba el otro.
Luego de un rato de tirar así, el macho la sacó entre los gemidos de mi tía que quería que la siguieran follando. La hizo poner en cuatro y en esa posición la montó hasta el fondo, haciendo que ahora mi tía gimiera al sentirse llena por completo.
- Te gusta perrita?, le preguntaba el macho mientras la bombeaba.
- Me estás violando, hijo de puta, me estás violando.
- Mira putita, mis amiguitos están muy excitados.
Mi tía, con los ojos nublados de placer los miró a los dos y no dijo nada.
El macho le hizo un gesto a uno de ellos, que se bajó del auto y rápidamente se desnudó, ubicándose en la puerta abierta del lado de la cabeza de mi tía. Desde allí avanzó hasta colocar su verga, frente a la cara de mi tía, y comenzó a embarrarle el rostro con su líquido seminal. Mi tía trataba de esquivarla y por fin, no aguantó mas, y abriendo su boca se la tragó entera comenzando a chuparla con ganas.
- Ahhhhhhh, que placer, que placer, dijo el jovencito al sentir esa fellatio.
La escena era bizarra y muy excitante. El otro jovencito que quedaba también se desnudó. Estaba claro que los tres habían acordado en pasar por la piedra a esta puta que habían encontrado.
Mi tía estaba llegando a un nuevo orgasmo y en la desesperación del clímax chupó esa verga con tanta fuerza que el muchachito se corrió en su boca haciendo que se tragara todos sus mocos.
- ¡¡¡ Me acabó la muy puta!!!! Traga, traga, traga, decía mientras empujaba hacia adelante con cada chorro que salía de sus entrañas. Y mi tía tragaba y tragaba mientras acababa nuevamente.
Por fin, el muchacho la sacó de la boca de mi tía y cayó al suelo agotado. El orgasmo que había tenido había sido bestial. Quedó boqueando como pez fuera del agua. En ese momento, el macho que la estaba empalando se afirmó y metiéndose hasta el fondo comenzó a vaciarse. Retrocedía y volvía a entrar hasta el fondo mientras soltaba cada chorro, y mi tía que todavía estaba acabando prolongaba su orgasmo al sentir ese líquido caliente que la quemaba por dentro.
- ¿ La sientes puta? ¿ Te quema bien?
. No me llenes, no me llenes.
El otro joven reaccionó.
- ¿ Pero te la tiraste sin condón?
- Por supuesto, tenía que sentirla a pelo a esta zorra.
- Con el polvo que le echaste tendrá suerte si no la preñas, dijo riendo.
- Pues ese será su problema, dijo el macho terminando de vaciarse. Se levantó y mi tía quedó despatarrada sobre el asiento.
- Es tu turno, le dijo al otro muchachito, el cual sin esperar, se arrojó sobre mi tía y de una la clavó hasta el fondo, comenzando a bombearla con desesperación. Mi tía solo atinó a abrazarlo y rodearlo con sus piernas, sin abrir los ojos, todavía tratando de recuperarse de su orgasmo interminable. Por suerte para ella, el jovencito estaba muy caliente. No pasaron mas de 5 minutos cuando se corrió dentro de ella y quedo agotado sobre ella.
Los tres jovenes se vistieron bromeando sobre la manera en que se habían beneficiado a mi tía, subieron al auto y se fueron rápidamente.
Mi tía quedó acostada sobre el asiento. De su vagina comenzó a salir el semen que se había tragado .
- No se tú, pero yo no aguanto mas. No me voy de aquí sin echarle un polvo a esta vieja, dijo mi amigo mientras se desnudaba. Lo miré y no dije nada. No podía decirle que era mi tía, y entonces lo dejé que siguiera. Por primera vez vi desnudo a Richard y realmente tenía una verga descomunal. Se acercó al auto mientras su herramienta se balanceaba. La tomó de las piernas y la acercó a la puerta del auto. Mi tía seguía con los ojos cerrados, sin oponerse. Tal vez pensaba que era uno de los jovenes que ya la había follado que venía por mas. Como sea, Richard la acomodó en el borde del asiento y de parado fuera del auto, apuntó su verga y le metió la cabeza, que al estar tan lubricada entró sin problemas. Mi tía gimió. Pero cuando comenzó a meter el resto de la anaconda, mi tía debió sentir que algo raro estaba pasando, abrió los ojos, y se encontró siendo empalada por un total desconocido.
- ¿ Quién eres? Preguntó tratando de retirarse.
- El que te va a enseñar a tragarte una verga de verdad, dijo mientras se la clavaba hasta el fondo.
Mi tía aulló de dolor.
Richard cayó hacia adelante para taparle la boca con la suya, mientras comenzaba lentamente a serrucharla.
Luego de unos minutos, le liberó la boca y mi tía no dijo nada.
- Así me gusta, disfruta que va a pasar mucho tiempo antes que otro martillo neumático como éste te perfore. Y comenzó a acelerar sus arremetidas. La sacudía como una muñeca. Sus manos magreaban sus tetas y pellizcaban sus pezones. La estaba disfrutando como si fuera una puta de esquina, y la verdad que mi tía no era mucho mas que eso para él.
Por fin, mi tía se entregó totalmente. Cuando la tuvo sometida, desenfundó y la dio vuelta, poniéndola en cuatro patas, para volver a clavarla hasta el fondo, mientras uno de sus dedos, aprovechando el semen que había corrido por su entrepierna, comenzó a perforar su culo, provocando espasmos de placer en la hembra.
- No, quita ese dedo, no, no, haaaa, no no me lo metas allí, no, decía mientras ya no era uno sino dos los dedos que la estaban perforando.
- Te voy a encular, preciosa, te voy a encular, le decía al oído.
- No, me va a doler, me va a doler.
- Vamos puta,¿ cuantas veces te han hecho el culo?
- Varias, pero la tuya es muy grande, me vas a romper.
- Te la voy a poner hasta los huevos, te voy a bombear y te voy a regar. Mi semen te va a salir por la boca te lo puedo jurar, le decía, provocando en ella una desesperación de agonía. Estaba realmente muy caliente y fuera de control. El hijo de puta de mi amigo la iba a encular, ya no había vuelta atrás.
Y así fue. Luego de un rato la sacó y apuntó a su agujero trasero. Empujó despacio y la acomodó.
- Ahora tu te irás tragando lo que quieras, yo no me moveré, le dijo mostrando mucha experiencia y que claramente ese no era el primer culo que perforaba.
Mi tía comenzó a retroceder y a avanzar tragándose un pedazo de verga para detenerse cuando sentía dolor. Volvía a retirarse y una vez mas retrocedía empalándose, para volver a frenar cuando le dolía. Pero de a poco, se la fue tragando, hasta que por fin sus cuerpos se chocaron.
- Ya esta putita, ya está. Ahora, en un ratito, cuando estés lista, voy a empezar a cogerte hasta correrme.
Se quedaron allí unos minutos. Mi tía se apoyó en sus codos para hacer que la penetración fuera mas directa, y Richard mientras tanto le acariciaba las tetas. Para ese momento, yo ya había sacado mi verga y mientras filmaba con una mano me la estaba cascando con la otra con ganas. La escena era demasiado para mirarla friamente.
Por fin, mi tía dio vuelta su cabeza y lo miró.
- Me estás forzando. Ni se te ocurra bombearme, le dijo, abriendo la puerta para que las arremetidas comenzaran. Y Richard no se hizo desear. Lentamente comenzó a retirarse y volver a entrar, primero suavemente, luego con mas velocidad, y estuvieron así tirando varios minutos, hasta que se hizo evidente que ya no iba a poder aguantar mucho tiempo.
- Espera, espera, le dijo mi tía, haciendo que mi amigo se detuviera.
Retrocedió y se empaló por completo.
Cuando estuvo toda adentro, mi tía metió su mano entre sus piernas y comenzó a juguetear con sus pelotas, y mi amigo comenzó a gemir desesperado. Trató de moverse, pero ella se aferró de sus huevos y no lo dejó. Siguió acariciándolo haciendo que se descontrolara.
- Me voy, me voy, dijo Richard sollozando de placer, se recostó sobre su cuerpo y comenzó a vaciarse dentro del culo de mi tía. En ese momento comencé a escupir semen como un poseso.
Su peso y hizo que mi tía cediera su apoyo y quedaron los dos uno encima del otro, mientras Richard se seguía vaciando, vaciando y vaciando. Por fin, salió del cuerpo de ella. Su verga se veía morcillona. La alzó por la cintura haciendo que se sentara en el asiento con sus dos piernas para afuera, y en esa posición le metió su verga en la boca. Mi tía chupó un rato, hasta que tuvo que dejarla salir porque estaba creciendo rapidamente.
Llevó un buen rato hasta que por fin mi amigo le echó los mocos a mi tía en la boca, para luego rociarle la cara, el cuello y las tetas, dejándola totalmente pringada. Por fin, la besó en la boca, se vistió y volvió a nuestro auto. Subimos de prisa y partimos raudamente.
- Que bárbaro, Pablito, es toda una zorra. La vas a pasar la mar de bien con esta perra.
- Pero si no quiere saber nada conmigo, dije sin aclarar nuestro parentesco.
- No seas tonto, con lo que sabes de ella, no podrá negarse a que te la beneficies cuando quieras. Solo es cuestión de un suave chantaje, me dijo. Y comprendí que tenía razón. Y además tenía todo grabado.

1 comentario - Las apariencias engañan ( 1ra. parte)

kramalo
muy bueno..!! agarrala a oscuras en tu casa, tapale la boca, y se la mandás a guardar de una....suerte.