¿Realidad, sueño o delirio?

Fue una noche de esas complicadas. En donde un estado de fiebre me dejo tumbado en la cama. Lo único que  tenia claro esa noche era el dolor de cuerpo y lo débil que me sentía, no tenia noción del tiempo, ni del lugar. Después de un tiempo dando vueltas por el dolor, logro contraer el sueño, pero un leve sonido de la puerta de mi habitación abriéndose me despierta y ahí te veo entrar. Sorprendido y confundido por verte parada al frente de mi, con una voz muy cansada te pregunto
-¿Como entraste?-
 Sin decir una sola palabra entras por completo a la habitación cerrando la puerta al pasar, caminas hacia mi, vestida de enfermera, con el pelo recogido, los labios de un color rojo intenso y con una mirada de preocupación. Te sentaste en la cama, a mi lado, cuando intenté hablarte colocaste tu mano con suavidad en mis labios y me dijiste 
-Shhh, no digas nada, vine a cuidarte-. 
Te inclinaste hacía mi con la intención de sentir la temperatura de mi frente con tus labios, no pude evitar mirar tus pechos, no sé si por el escote o por el corset que llevabas debajo, pero desde mi perspectiva se veian aún más enormes y excitantes, por lo cual no puede evitar tocartelos con la poca fuerza que me quedaba, te sonreíste y me dijiste al oído
-Portate bien-.
Muy, pero muy cerca del oído, excitandome cada vez un poco más. Acariciaste mi mano, la dejaste a un costado y me dijiste
-Estás muy caliente-.
Tomaste un pañuelo que estaba en el cajón de mi mesa de luz, lo humedeciste en el agua que habías traído y lo colaste en mi frente. Al notar que estaba transpirando mucho decidiste sacarme la remera que estaba empapada, volviste a tomar el pañuelo que tenía en la frente, lo humedeciste y lo empezaste a pasar por todo mi cuerpo. No sé si fue la sensación del cambio de temperatura pero eso me empezó a encender, y por alguna razón a vos también, mientras que pasabas el pañuelo húmedo ibas siguiendo el recorrido con besos cada vez más intensos, luego empezaste a pasarme la lengua y finalmente unos leves mordiscos. A esa altura el calor de mi cuerpo no era producto de la fiebre, sino de tus besos. Vos también empezaste a entrar en temperatura. Te soltas el pelo, te acercas a mi boca y empezas a besarme con mucha pasión, mordiendo mi labio inferior, lastimándolo, eso me calienta aún más, haciendome olvidar por completo de mi malestar. Comienzo a acariciar tu cuello, siguiendo por tu espalda y finalmente meto mi mano por debajo de tu falta, levantas tu cadera un poco para facilitar que mi mano entre en contacto con tu tanguita ya empapada, comienzo a pasar mi dedo presionando para mojarte aún más, mientras que nuestras lenguas juegan dentro de nuestras bocas,  no aguanto un segundo más y te corro la tanguita hacia un costado, acaricio los labios de tu conchita mojada, eso me puso loco, empecé a tocar tu clítoris y te comenzaste a mover y a besarme el cuello, siento que te estas mojando mucho más y decido meter mis dedos de a uno, los gemidos no tardaron en salir y tus ojos se prendieron fuego, te mordias los labios, estabas en climax, no tardaste ni un segundo en llevar tu mano por debajo del boxer, me lo agarraste fuerte y me dijiste al oído 
-Mmm que dura que esta tu pija, me encanta- y me empezaste a masturbar... 
Nos tocábamos mientras nos poniamos cada vez más y más calientes, te desabrocho el delantal y me encuentro con un corset negro que resaltaba tus enormes pechos, me quiero levantar para comertelos, pero me empujas y me decís 
-Hoy soy yo la que manda-. Comenzaste a bajar rápidamente,  besando cada centímetro de mi cuerpo, llegas al lugar que  deseabas, me sacas el boxer y empezas a pasar tu lengua por toda mi pija, se nota que lo disfrutas... Primero pasas la lengua por toda mi verga como si fuera un helado, luego empezas a jugar con la cabeza, te lo metes en la boca y le pasas la lengua. Eso me enloquece y de a poco empezas a metértela toda, primero lento y luego rápido, nuevamente lento y rápido, como jugando con mis ganas de acabar, cuando ya decides terminar el juego empezas a hacerlo cada vez más intenso, te miro y veo como lo disfrutas, te escucho gemir mientras lo haces y solo te frenas para decirme 
-Quiero tu lechita-.
 Eso hizo que mi cabeza explotara, no aguanté más y acabé, a pesar de tener toda la boca llena de mi leche no dejaste de chupármela y mi pija se puso aún más dura y grande. Levantaste la mirada y me viste con esa cara de querer que te coja de una vez. No tardaste nada en subirte arriba mío, te levantaste un poco la pollera, corriste la tanguita a un costado y te la metiste entera, tu conchita estaba tan mojada y mi pija tan dura, que no aguantaste y empezaste a moverte rápidamente hacia adelante y atrás cada vez con más intensidad, tus gemidos eran cada vez más fuertes. Te recostaste sobre mi mientras no parabas de moverte, ahí aproveche a sacarte el corset y sentir tus pechos sobre el mío, introduje dos dedos en tu culo y te volviste loca, gemías en mi oído y yo no aguantaba más. En ese momento siento como te quedas sin fuerzas, un último gemido de placer y te desplomaste sobre mi, en ese momento acabé, mi pija bombeba con fuerza, eso te gustaba porque aún cansada te movias. Te quedaste encima mío, con mi pija en tu interior, sin decir una palabra, los dos agotados y transpirados hasta finalmente dormirnos.
Al la mañana al despertarme ya no estabas ahí, no sé si fue un sueño o un delirio, pero al cerrar mis ojos aún siento tu aroma, el contacto de tu piel junto a la mía y tus gemidos de placer dando vueltas por mi cabeza.

1 comentario - ¿Realidad, sueño o delirio?

batelmeish
Delirio.. por mas caliente que estes la pija no se para sivtenes fiebre.
No voy a entrar en detalles tecnicos de medicina pero lamento romper el encanto.