Médico salió con enfermera de cuero y se la cogió bien

Ahora les traigo una de médicos,un par de colegas de la divina Susy Guerrero, amiga de María Teresa y del restode la troupe pelirroja. Resulta que en el centro donde Su trabaja, uno de losdoctores andaba colgado con una de las enfermeras, típicas locuras cuando lostipos laburan tanto y quieren descanso. El médico se la cruzaba en los pasillosdel centro, la invitaba a tomar algo a un bar del lugar, la mujer aceptaba,tanto, que empezaron a tenerse ganas, primero de amor y luego, de cualquiercosa. Tanto, que en un momento ahí, y delante de otros doctores, ambos sebesuquearon la boca de una y largo. La enfermera gustó, y tras despedirse de élpor la jornada se lo comentó a sus compañeras, entre ellas Susy. Todas ledijeron que agarrara viaje de una, que consiguió novio, que esto, lo otro. Perola mujer, rubia, linda, suave, estaba decidida a cosas más fuertes. Al punto deque cuando se quedó sola en su casa, se masturbó terriblemente y lo nombró almédico. Pero eso era recién el comienzo.
 
Chocha del besote del tipo, laenfermera lo buscaba para saludarlo y lo abrazaba demasiado fuerte y cariñosa,más de la cuenta. Y él no se quedaba atrás. La mina enloquecía con el doc, y eltipo con ella. Entonces, un mediodía que se la cruzó, el hombre la encaró, lallevó a su consultorio y re dulce, le ofreció llevarla a cenar y pasar juntos unmomento romántico, a ver qué pasaba. La enfermera dijo sí de una, excitada,porque aunque el tipo no pensaba, ella sí planeaba algo fuerte.
 
Llegó el momento, una noche defresco, y el hombre se vistió muy bien, saco, pantalón, zapatos, perfumefuerte, afeitado, bañado, todo, ansioso por ver si la chica le daba bola. Peronunca pensó lo que vio cuando la pasó a buscar por su casa: la doctora estabavestida con infartante ropa de cuero negra ajustada, tacos altos, muymaquillada y perfumada y con una finísima cartera de cuero, lista para unanoche de algo más que amor. El médico la vio, la besuqueó, se mimaron, él le dijopiropos y cositas algo más atrevidonas por su cuero y la llevó en su auto acenar. Pero ella fue más allá y le pidió una noche más íntima. El tipo, yacaliente, dijo sí, encima semejante potra de cuero, y fueron a un telo nomás. Ytras cena con fiambre y demás, empezaron a besos, mimos, dieron rienda suelta asus ganas sentimentales. Y de lo sentimental, qué: ella lo mimoseó, calentó, sefueron sacando todo, el tipo sintió crecer su pene a saltos, ella se lo vio yamasijó hasta que le creció terrible salchichón, la mujer le bailoteó, besótodo y al fin, mientras él era quitado de su calzón, la enfermera se quitó sufinísima bombacha blanca.
 
Y ahí, el tipo se enfureció y sedesquitó con ella, dándole su salchichonazo por la vagina de la doctora, quegimió de placer como loca. Los dos estaban que volaban de calentura, chochos decumplir su deseo: él revolcándose con furia, ella entregada total,  calientes con sus perfumes, ropa, cena ydemás, especialmente ella. Y ni hablar cuando el médico explotó al carajo mal y eyaculó monstruoso semen en la vagina de la enfermera, que largó tremendoflujo, un orgasmo de aquéllos. Y el médico la siguió reventoneando, dándoleduro por cola, haciéndola gritar de enorme placer y llenándola de semen. Yluego, semen en la boca, ella tragó, le obsequió sus perfectas tetas, él se lasbañó de semen, se chuparon y toquetearon todo, él le puso sus dedos en susorificios,ella lo hizo masturbarse, semen, chupó, y al final, él la remató porvagina, cola y ambas vías. Los doctores se enzarzaron de alienada forma arribadel colchón del telo, pegando gemidos, gritos, risotadas, puteadas y jadeos delinmenso placer. Y sí, el cuero calienta. Las mujeres también. Y una enfermerademasiado sexy, ni hablar, te sube la temperatura.
 

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